-Dolor, deseperación, odio, Hambre, envidia...Todo ello nos ha llevado acá. El dinero, en la actulidad, es quien mueve las riendas del mundo; dependiendo de la cantidad de su transacción, su uso y su tenencia puedes ser tan poderoso, como ampliamente débil. No tardé mucho en darme cuenta que esa era la forma de sobrevivir; si era fuerte y volvía fuerte a los de mi alrededor podría sobrevivir dignamente.
No eres el primero, tampoco serás el último. Somos del bajo mundo, pero también estamos presentes en el primer mundo; somos muy leales pues cualquier deshonra es pagada con la muerte. ¿Entiendes?
-Eh...¿Si?- le tembló la voz-Exactamente...¿Qué hacen? Digo, ¿roban? ¿venden drogas?
-Eso ya es muy trillado en este mundo. Muchas organizaciones lo hacen, pues el índice de ser atrapado es bajo- sonrío- somos excelente en el tráfico, usualmente, de personas. De cualquier índole y a cualquier comprador, este casino simplemente es una fachada.
Naruto se asustó. Hacerle daño a alguien no era algo que él deseara. Por más horrible que tenía su vida, tenía sus valores bien claros.
-Claro, tu no tienes material para ser él que hace sino al que le hacen- explicó el hombre mientras se acercaba a Naruto. Todas sus alarmas se prendieron- No lo malinterpretes, aun, eres un cara linda por el sector. Si trabajas para nosotros, quiero que atiendas este lugar, como un simple secretario de nuestras actividades. Contigo, las sospechas bajarían, pero el número de clientes aumentaría.
Naruto observó a Sai.
-He hecho trabajos parciales acá de mensajero entre el vendedor y el comprador- sonrío- pagan bien. Pronto, querré escalar en la piramide y vivr acá del todo. Puedes ocupar el trabajo que hacía, si te quieres ir después pues ha sido algo temporal ya que solo serás un mensajero y atenderás algunas mesas del casino, nada más- suspiró- te conozco, sé que no eres un chismoso, por eso te recomendé. Además, sé que no tienes deseos de morir, por ende, si terminas el trabajo acá serás una tumba si no quieres vivir en una.
Naruto se erizó. ¿En qué locura acaba de meterlo Sai? Él no era un criminal. Miro de nuevo al hombre, que al parecer tenía varios circulos en sus ojos. Miro a Sai, miro al lugarl. Rodeado de más personas, pronto se dio cuenta que no tenía escapatoria.
Bueno...Él no le haría daño a nadie...¿Verdad? Digo, podía ser un mesero y darle los mensajes a la gente. Sencillo, ¿cierto? Solo sería por un tiempo, reuniría el dinero para pagarse un estudio. Luego, cuando se graduara, buscaría trabajo en lo que estudio y dejaría el lugar.
Un plan perfecto ¿no lo creen?
Asintió, dando a entender que aceptaba la oferta.
Así fue como en menos de seis meses ya era conocido como el Kyuubi dentro del casino. Todo aquel que deseaba hacer negocios, simplemente lo contactaban a él dentro del lugar.
Vivía bien allí.
Aunque, no había logrado susperar su adicción al medicamento, si había logrado pagar una carrera como asistente de guardia de cocina. Sí, era en la misma universidad prestigiosa donde fue rechazado; pues estos últimos tenían un programa técnico para, en sus palabras, "ser más accequibles a todo el mundo". Bueno, igual la carrera era muy cara, pero cabía entre sus posibilidades, contando que solo debía pagarla y ya.
Tomo otras tres pepas. Le encantaba el medicamento, porque lograba suprimir su verdadero yo, esa personalidad que era una molestia para todas las personas.
En una semana, empezaría a estudiar.
Del tiempo que estaba allí, nunca conoció a nadie más que al de los ojos con muchos circulos, apodado "Pain". Había visto varias veces a diferentes personajes, que estaba seguro estaban involucrados en el negocio, pero no conocía ni sus nombres. Jamás habían pasado palabra.
También, se había dado cuenta que en el casino, varios meseros, cocineros, repartidores y demás no tenían idea del negocio. La mitad si, la otra mitad no. Así se mantenía el control de la lealtad y la capacidad de ocultar el negocio a la luz de los ojos de los inocentes.
Era perfecto.
Sin embargo, conociendo todo eso, aun no sabía cómo funcionaba realmente el negocio.
El daba el mensaje de que había un cliente potencial el cual decía simplemente una cantidad de dinero y escogía una letra del abecedario. Cuando le decían eso, daba ese mensaje a Pain, el cual hacía una pequeña revisión, antes de decirle si había disponible algo en esa letra y por esa cantidad, si no lo había daba opciones. Y si el dinero era muy poco, mandaba a despachar al sujeto. Usualmente, bajo la fachada de que hizo trampa en el casino. De eso se encargaba en seguida los guardias de seguridad, en orden de evitar escandalos.
¿Cómo la gente que iba por esas cosas sabía exactamente que debía preguntar por él?
Bueno, no lo sabía.
Su orden es que si alguien lo decía "Kyuubi mi mensaje es..." tenía que cumplir su trabajo y ya.
Suspiró mientras salía de la tienda. Acabab de comprar un cuaderno, unso esféros y una maleta. Al ser un técnico, solo debía estudiar 4 días a la semana, de 7:00 a.m a 12:00 p.m., el resto de la tarde estaría en el casino.
Al ser confiable, Pain aceptó sin ningún reproche que accediera al estudio. Después de todo, su trabajo se mantenía bajo el contrato de temporal.
Aunque, Sai si se adentró tanto en el negocio, supo de eso por Pain, no supo hasta donde, pero si no lo volvió a ver rondado por ahí. A lo mejor y había subido a un puesto más interesante.
Sonrió.
Por fin sería un estudiante de una universidad.