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One-shot PAUSADA por Kurayami chan

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Yugi estaba contento, Yami y el ya habían dado uno de los primeros pasos en su intimidad, le alegraba saber que no le era indiferente a su amado.

 

Yami había ido al trabajo, el ya había terminado el suyo y para no aburrirse decidió dar un paseo por la plaza, el clima era fresco y el calor ya no era tan sofocante, el tricolor iba distraído hasta que un puesto de revistas llamó su atención, era una buena oportunidad para saber si había salido el nuevo tomo de su revista favorita, por lo que se dirijo a el.

 

Después de unos minutos de búsqueda no encontró nada, estaba a punto de retirarse cuando una revista en particular llamó su atención, en la portada se podían ver a dos chicos besándose por lo que intuyo que era una revista homosexual, sin saber exactamente porqué la compró y regresó a su casa.

 

Se dirijo a su habitación y empezó a ver la revista, en las primeras páginas se podían apreciar a algunos chicos besándose, anuncios y demás, algunas fotos era muy bonitas o tiernas, siguió pasando las hojas y las cosas empezaron a calentarse.

 

Besos de lengua, chicos con ropa muy sexy y masturbación fue lo que vio, su cara empezó a enrojecer pero un extraño impulso lo animaba a seguir viendo, hasta que se topo con cierta imagen. En ella se podía apreciar a un chico acostado boca arriba completamente desnudo, y sobre el otro chico igualmente desnudo, lo curioso era la cara que tenía el uke y que el seme penetraba al chico.

 

Sin notarlo Yugi dirijo su mano a su miembro ya despierto y empezó a acariciarlo, seguía pasando las páginas y el frote se hizo más constante, no pudo soportarlo y se desabrocho los pantalones, sacó su miembro y empezó a acariciarlo en toda su extensión, pero aún no era suficiente.

Una idea llegó a su cabeza, le causó mucha vergüenza pero no estaba completamente en su juicio, se desnudo y acostó boca arriba, se ensalivo dos dedos y abrió las piernas, dirigió su mano a su entrada y empezó a acariciarla al rededor.

 

Empezó a soltar ligeros gemidos, cuando se canso de su tanteo metió un dedo, grito por la acción, aunque dolió al principio con el tiempo empezó a sentir placer. Era una sensación tan diferente a lo que había sentido antes, tocar su miembro le generaba placer pero no se comparaba a lo que estaba sintiendo. Su otra mano comenzó a acariciar su cuerpo, deteniéndose en sus pezones, los cuales comenzó a pellizcar, eso provocó nuevos gemidos más fuertes. 

 

 

 

-Yugi ya llegue.

 

A Yami le extraño no escuchar nada, normalmente su novio lo recibía con un "bienvenido" y corría a darle un pequeño beso, dejo su chaqueta en el perchero y subió a la planta alta, conforme se acercaba escuchaba unos extraños sonidos, llegó al cuarto de Yugi y abrió la puerta.

 

Lo que sus ojos le mostraron fue a un jadeante Yugi penetrándose a sí mismo con sus dedos, era la imagen más erótica que había visto, al instante se puso duro y sus ojos brillaron en lujuria. Se acerco a Yugi y sorpresivamente lo tomo de las muñecas y las puso sobre su cabeza.

 

-¡YAMI!

 

Yugi estaba asustado y avergonzado, no había escuchado cuando llegó y que precisamente el lo viera en ese momento lo aterro ¿que pensaría Yami de él? abrió la boca para intentar de excusarse pero la siguiente acción del mayor lo sorprendió.

 

Yami aprovecho que Yugi habría la boca para besarlo y meter su lengua, recorría su cavidad con pasión y avidez, el menor pronto correspondió su beso, sus lenguas se enlazaron en una erótica danza.

 

Mientras se besaban el faraón dirijo una de sus manos a la entrada de Yugi y sin aviso metió uno de sus dedos, el oji-amatista se sorprendió por la acción e instintivamente intento retroceder, pero antes de que lo hiciera Yami intensificó más el beso y con su mano libre lo apresó de su cintura. Pasada la sorpresa Yugi se dejó hacer.

 

-Ah ¡ah!

 

En cuanto tuvo su boca libre empezó a soltar fuertes gemidos, tanto era el placer que no noto como su novio introducía un segundo dedo, los metía y sacaba simulando envestidas. Yugi queriendo hacer que Yami también disfrutara llevo su mano hasta el pantalón del contrario donde se introdujo dentro de los boxers y empezó un frenético sube y baja.

 

Yugi soltaba alaridos de placer, la sensación era indescriptible, después de unos minutos ambos se corrieron, el menor con un grito y Yami con un gruñido, se limpiaron y se acostaron dispuestos a descansar un poco, se dieron un perezoso beso y cerraron los ojos.


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