Yugi y Yami decidieron ir por un helado, el día estaba soleado y la oleada de calor era intensa, al llegar a la heladería Yugi pidió un barquillo de fresa, mientras que Yami uno de chocolate.
Se sentaron en una mesa y la tortura del oji-carmin comenzó, el menor comía lentamente su helado, lo lamia de arriba abajo, con movimientos circulares, para finalmente meterlo a su boca y dejar escapar curiosos sonidos que dejaban volar la imaginación. Luego sacaba el helado de su boca y pasaba su lengua por sus labios donde quedaban restos del postre.
Intentó terminar su helado lo más rápido posible y no ver a Yugi, después decidieron dirigirse a un balneario, el calor no cesaba y ellos no querían encerrarse en casa. Pagaron las entradas y entraron a los vestidores, pasados unos minutos Yami ya se encontraba en la piscina hasta que tuvo que tragar duro.
Yugi vestía un pequeño y ajustado short rojo que acentuaba su piel blanca, tomó impulso y de un clavado se sumergió, al salir del agua su cabello se movió de una manera bastante sexy, sus ojos cerrados y las pequeñas gotas que se deslizaban por su cuerpo no ayudaban a calmar a Yami.
Intentó nadar un poco para calmarse, lo cual funcionó, estuvieron hay por un par de horas hasta que decidieron que era hora de volver a casa, se cambiaron y empezaron a caminar. El clima había refrescado un poco y el calor no era tan sofocante. Al llegar se fueron directamente a su habitación, ya que, a pesar de que Yugi ya no tenía pesadillas se acostumbró a estar entre los brazos de su novio, y a este le reconfortaba sentir el cuerpo de su hikari (estar con el, no en otro sentido pervertidos)
Yami estaba listo para dormir cuando sintió como alguien lo tiraba en la cama, pudo reconocer a Yugi, iba a preguntar el porqué de su acción hasta que notó su mirada decepcionada.
-¿Yugi?
-...
-¿Aibou?
-Yami, ¿no te gusto?
-¿Eh?
-Tu me ayudaste la otra vez, y quería devolverte el favor, intenté que te fijaras en mi todo el día pero no te diste cuenta ¿acaso no te atraigo?
Así que por eso Yugi se había comportado así, saber que quería llamar su atención lo llenó de ternura y felicidad, le dedico una caricia en la mejilla con las yemas de los dedos.
-Aibou, claro que me atraes, solo que no quería asustarte o hacerte sentir obligado, te respeto y esperare el tiempo que sea necesario.
La mirada del tricolor cambio a una de felicidad, se sonrojo y se acerco a sus labios dándole un pequeño beso que el oji-carmín se encargó de aumentar, sus lenguas se entrelazaban formando una erótica danza. Yugi dirijo sus manos al pantalón de el mayor el cual empezó a desabrochar. Yami lo dejo hacer.
Bajo su pijama junto a sus boxers y con timidez empezó a tocar el gran miembro, era un vaivén lento y suave, Yami empezó a soltar pequeños suspiros, con un poco más de confianza Yugi aumentó el ritmo.
-Ah
Los suspiros se convirtieron en gemidos, el ritmo en su miembro era frenético, hasta que con un grito Yami derramó su esencia en la mano de Yugi, este, imitando al mayor llevo su mano a su boca y probó la esencia de su faraón, era un sabor agridulce, pero no sabía mal. Después de eso y que Yami se limpiara ambos se dedicaron a dormir.
Tengo que agregar unas cuantas palabras, bueno, en unos minutos subiré otro capítulo y otra historia, espero disfruten estos capítulos.