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Crepúsculos por Juuri Kiryu

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Notas del capitulo:

Pues sigo viva (?) y con junto con la noticia que a nadie le importa, traigo otro one shot AU~ 

Para variar. 

Crepúsculos

 

Las placas de Jason relucían sobre su pecho, meciéndose apenas con el ritmo de sus movimientos. A Dick le gustaban esas placas, verlas sobre el pecho de su hermano era un recordatorio constante de lo peligroso que era. De hecho, siempre podía recordar esa primera noche de Jason en la mansión.

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Dick bajó las escaleras corriendo, en respuesta al llamado de su padre, con un pijama de Superman puesto. Alfred lo había mandado a bañar antes de que llegase Bruce. Los tres habituaban cenar juntos, y a decir verdad bajaba porque pensó que para eso estaba siendo llamado con tanta impaciencia. Bruce a veces llegaba molesto del trabajo, y parecía relajarse con las cenas familiares. Pero en lugar de eso se encontró con un niño sentado en la enorme sala. Era un tanto más pequeño que él, se veía sucio y pequeño en el rincón del enorme sofá negro de la familia.

 

Tenía la cara hundida entre sus rodillas y pudo sentir un fuerte proveniente de él, metálico y denso. Olía a sangre, según su intuición, y eso le preocupó aunque no le sorprendió. No con la situación que todos enfrentaban en esos días. El niño no decía nada y mantenía sus piernas pegadas al pecho. Era como cuando Bruce lo encontró esa noche en el Haley.

 

— Dick —  llamó Bruce desde el vestíbulo, atrayendo su atención —  Este niño es Jason. Kate lo recuperó hoy en una redada. —  el azul profundo de los ojos de Bruce refulgieron preocupados y el acróbata no pudo evitar imitarlo, viendo al niño cubierto con sangre seca. —  Cuídalo hasta que Alfred y yo regresemos — dijo poniéndose la gabardina limpia que su mayordomo le ofrecía y comenzó a caminar hacia la salida

 

El inglés se veía tan sólido como un muro de concreto tras Bruce, y aun así la mirada que les dirigió fue cálida y amorosa.

 

— La cena está lista, señorito Dick. Por favor dele un plato caliente y ropa limpia. —  ordenó gentilmente el abuelo y se detuvo debajo de la puerta — Y amo Dick… — dijo mirándolo por encima de su hombro —  Sea cuidadoso con él.

 

Bruce apresuró a Alfred desde fuera, y escuchó el sistema de seguridad activarse.

 

Richard respiró hondo, y murmuró:

 

—  Vuelvan pronto. — torció su gesto en una sonrisa más amable, de esas que le gustaba ver a Bruce luego de una larga reunión. —  Eres Jason, ¿verdad? — confirmó, inclinándose para buscar su mirada.

 

El niño seguía en la misma posición que tenía cuando había llegado, y Dick pudo ver un pantalón sucio, raído y un par de tallas más grandes de las que debía usar Jason. Lo mismo era con la camiseta enorme de segunda mano y manchada con sangre seca.

 

No es que importará, la ropa de Dick antes de vivir con Bruce era igual. Sus padres se esforzaban y procuraban darle cuanto podían, pero estando en el circo, con una paga inconstante a veces tenían que escatimar. Aún así era obvio que Dick no estaba en un peso saludable.

 

Unos ojos grandes, en un punto entre azul y verde se asomaron huraños y preciosos. Dick sintió un fuerte palpitar en su corazón, y sonrió. Al menos hizo que el chico le prestara atención.

 

— Soy Dick… —  se presentó, señalandose a si mismo —  ¿Tienes hambre? — preguntó sin retirar sus ojos de las gemas aguamarinas. Podía ver la desconfianza, y entendió cuando vio asomarse el brillo de unas placas metálicas sobre el pecho de Jason. El rostro del niño estaba cubierto de costras de sangre, y estaba un poco magullado.

 

Su mente hizo clic y entendió lo que había pasado. Era un crepúsculo. Dick le tendió su mano, y lo llamó de nuevo. Gracias a Dios parecía estar bien.

 

—  Jason, está bien. Nadie aquí va a hacerte daño. —  aseguró sin desviar la mirada.

 

El jovencito miró la mano del mayor acercó la suya lentamente, sintiendo un hormigueo recorrerlo cuando tocó esas manos suaves.

 

Y una mierda, pensó Jason mientras avanzaba y planeaba como escapar de allí.

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Jason descansaba en el sofá de Dick, con el torso desnudo y sus pantalones medio abiertos, Dick lo miraba desde su diván, con la camiseta de Red Hood puesta, y solo unos boxer puestos. Tenía entre sus manos una taza de chocolate caliente, mientras que en la mesita de centro había una taza de té oscuro, importado y raro que Jason compraba desde que Alfred le había pegado esa manía. Jason había florecido fuerte y hermoso bajo la protección de Bruce, y lejos de ser el pequeño crepúsculo que era cuando llegó a la mansión, ahora era un hombre letal, uno de los mejores perros del mundo.

 

Como siempre, Jason había empujado sus límites hasta la inconsciencia. No es que no tuviera una buena razón, la tenía. Jason era dureza pura con un relleno suave y amable. Tal vez eso era lo que más enfadaba a Richard cuando lo veía así.

 

Su hermano menor se acercaba a los 25 años, su vida útil estaba acabando. Jason le había prometido que él no moriría como los demás crepúsculos. Él no sería otro perro del montón, Richard también se lo había prometido.

 

Pero la vida de los crepúsculos era corta. Cuando la guerra de Unificación había ocurrido, la pequeña esperanza de vida los soldados había parecido un precio aceptable. Nadie esperaba que los efectos del celebrer fueran a transmitirse a los descendientes de estos soldados, al igual que la dependencia hacia la droga.

 

Jason gruñó perezosamente, sintiendo la garganta y los labios secos. Su vista tenía esa sensación arenosa que una paliza física le dejaba. Los ojos aguamarina, tan eléctricos como ellos mismos se fijaron en la sensual figura de su hermano. Le dolía todo el cuerpo así que apenas hizo un esfuerzo por moverse. Pero estiró su mano para pedirle a Dick que se acercara. El aroma a colonia y chocolate era fuerte, lo que hizo que Jason se sintiera más cómodo.

 

— Hey… — saludó Dick poniéndose de pie y regalándole una vista excitante a su hermanito. Las piernas firmes y ligeramente bronceadas se movieron en su dirección, y el crepúsculo sonrió de lado. — Nos diste un buen susto.

 

Amaba a Dick. Amaba la forma en que lo miraba, tan diferente al resto del mundo. Porque Jason era él crepúsculo más peligroso que quedaba con vida, pero aún así Richard le dedicaba la misma mirada que le daba a sus hermanos menores, simples humanos.

 

O esa manera en la que se movía hacia él sin miedo. Ese contoneo de caderas tan sutil, así como la forma en que se tensaban sus piernas con cada movimiento.

 

Pero definitivamente amaba como esos ojitos azules no se despegaban de los suyos. Esos que en esa noche lo hicieron sentir seguro, y le dieron una razón de verdad para seguir.

 

Tomó la mano del mayor y la apretó suavemente, porque aún sí Dick no era un humano normal tampoco tenía la resistencia de un clase A. El mayor que intentaba lucir enojado con él. Lo sabía porque tenía esa expresión que intentaba no ceder a la necesidad de ambos por besarse. Al final no podían evitarlo, no cuando habían estado tan cerca de…

 

Jason apretó los dientes. Esa era la razón por la cual necesitaba resistir. Porque aunque ya había cumplido los veinticinco años y su cuerpo comenzaba a demostrar las consecuencias del uso del celebrer, Jason seguía superando los pronósticos de los médicos que Bruce contrataba para mantenerlo con vida.

 

— Birdie… Estas hablando demasiado. — dijo cansado, y se rio entre dientes.

 

Tiró del cuerpo de su amante y lo hizo caer sobre él, gimiendo y dándose cuenta de que aún estaba bastante adolorido.

 

Richard chilló molesto y renegó, pero no se movió por temor a hacerle daño.

 

— ¡Escúchame cuando te hablo! — reclamó con un puchero, y suspiró cansado. — Me diste un susto de muerte, idiota. — Hundió sus dedos en el cabello del crepúsculo y gruñó, desesperado aunque también besó su pecho, en donde descansaban sus placas.

 

— Perdón. Pero no podía dejar que los lastimaran a ti o a los enanos. — respondió acariciando la deliciosa curva de su cintura.

 

Dick alzó la mirada y se mordió el labio, mirándolo con reproche.

 

— ¡Pero no tenías que ponerte hasta el culo de celebrer! — exclamó finalmente, dándole un golpecito en la frente. — Tú, maldito desconsiderado. Sabes bien que ahora más que nunca debes evitarlo. Y nosotros estábamos bien. No seremos crepúsculos como tú, pero Dios santo… No vuelvas a intervenir así.

 

— Sí, ya lo sé. — dijo Jason y ambos sabían que era una mentira piadosa. Que sin importar la situación solo se detendría hasta que Dick se lo ordenara expresamente.

 

Y Dick nunca lo haría.

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El pequeño Jason asintió en respuesta a la pregunta.

 

No sabía porque esa persona tan hermosa se preocupaba por él o por lo que quisiera. Nunca había recibido una palmadita en la espalda como la que Bruce, el dueño de esa mansión le había dado, ni tampoco alguien lo había cargado en sus brazos como a un niño pequeño, tal como hizo el viejo.

 

Tomó la mano contraria y caminó torpemente detrás del niño más grande, desconfiando un poco pero recordando que no tenía a dónde más ir. Su padre mismo lo había metido en ese lugar después de todo.

 

— Aún es un niño pero puede serle útil, Jefe. — aseguró Willis a Roman.

 

No importó cuando llorara, y le dijera a su padre que no quería quedarse allí. Que quería ir a casa, con mamá; aunque eso significara que tuviera que ocultarse durante sus peleas o cargar a su madre hasta el sofá cuando necesitaba una dosis.

 

El celebrer cada vez era más difícil de conseguir, Jason lo sabía bien porque él se ocupaba de su propia medicación desde hacía un tiempo. La doctora Leslie era buena, y distribuía lo que podía entre los niños sin padres de Gotham. Jason contaba como uno, según ella.

 

Pero su padre ya estaba harto de él, y eso le parecía de lo más injusto. Incluso en su mente infantil él sabía bien que si las cosas fueran como su padre quería, él no estaría allí mucho tiempo.

 

Vender a un crepúsculo no era ilegal, así como tampoco vender sus servicios. Pero de ahí a hacerlo con su propio hijo… A Jason lo enfermaba.  

 

Luego de un año con Roman, no extrañaba a Willis y sentía un poco de pena por su madre, pero Sheila nunca dejaría al hombre.

 

Y ahí estaba, abandonado por su antiguo empleador, siguiendo a un niño mimado que era el primero en preguntarle algo tan estúpido y sencillo como qué si tenía hambre.

 

Jason quería llorar, y al mismo tiempo se negaba a ilusionarse.

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— ¡Carajo! ¡Ya te lo dije, idiota! Estoy bien. — protestó Jason cuando Dick lo empujó de vuelta. Había intentado salir junto con Nightwing cuando los Titanes llamaron. Dick no era el único humano de ese equipo raro de crepúsculos, también estaba Harper pero eso no lo dejaba estar tranquilo. No cuando dos de las personas que más quería podían estar en peligro.

 

Él sabía, sabía que no tenía que preocuparse. Estaban con Donna, una clase s que era incluso más fuerte que él, igual que Garth. Ni hablar del bocafloja de Wallace, pero él tenía que estar allí para calmarse. El equipo ya lo había terminado por asimilar luego de unos años.

 

El crepúsculo de la familia Wayne pasaba tanto tiempo con ellos que algunos pensaban que era un Titán.

 

Cosa ridícula, pensó Jason, pero que se le va a hacer.

 

— Estoy bien. — lo imitó Dick enfurruñado, sin su uniforme y con unos pantalones de chándal. — Estoy bien, dices pero casi te tropiezas al salir. Donna dice que nos llamará si algo ocurre. Pero por favor…

 

Y Jason sonrió. Porque eso significaba que se quedarían en casa. Tiró del cuerpo de su hermano y lo colocó entre sus piernas, acariciando para hundir su nariz en el cuello de su hermano. Aspiró hondo, y se llenó de la esencia de Dick, gruñendo como un animal huraño.

 

— Está bien, bonito. — murmuró Jason, apretando las caderas del mayor mientras robaba un poca más de Dick. Aún así eran solo unos segundos más, Jason era ambicioso, y quería tomar cuanto pudiera antes de dejarlo. — Déjame estar así un poco más, pajarito.

 

Richard se rió, resignado y acarició el cabello oscuro de Jason, llenándose también del olor a cuero, pólvora y cigarrillos que distinguía al necio de su amante. Su corazón se estrujó al pensar en lo cerca que estaba de perderlo.

 

Después de todo, estaban corriendo con tiempo prestado. No les vendría mal pasarlo así, por lo que les restaba juntos.

Notas finales:

Bueno, es un UA del manga Gangsta. Si algo no quedó claro, siéntanse libres de avisar.

Lo retomaré en algún drabble posterior.

Besos. 


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