Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Corre! por NeilDArcPridh

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

9 de febrero de 2009

No importa qué tanto avance, siempre hay alguien más fuerte, con más ira dentro de su corazón, con más determinación a asesinarme. Las sombras se dispersan en la larga vereda qué recorro. Puedo ver a la distancia la luz que lo rodea, justo al final del largo camino, así como también se distinguen una gran cantidad de aberraciones dispuestas a acabar con él.

Debo llegar a tiempo, debo salvarlo. Jamás me perdonaré si no puedo hacerlo, es por lo que estoy aquí, mi razón de ser, de existir. Sujeté con fuerza la empuñadura y salté lo más alto que pude, a la par que las criaturas volteaban a verme, con sus brillantes ojos purpuras y azules, gruñendo al unísono tan pronto se percataron de mi presencia.

La sangre fue derramada, el suelo se cubrió de ella por doquier, el trabajo había sido terminado. Yací en el suelo, casi desfigurado, viendo al gran astro que iluminaba el sitio, acompañado de una gigantesca tristeza.

«No puedo hacerlo», pensé, escuchando cómo horridos pasos iban cada vez más cerca de mí.

Desperté bruscamente una vez más, como no lo había hecho en ya muchísimo tiempo. Aquellas pesadillas aún no se detienen, son una horrible tortura que parece me acompañará siempre, junto al amor que siento por Gin.

Días, semanas y meses han pasado desde que comencé a salir con Gin. Y ahora que estamos en un nuevo semestre, nuestros horarios son muy similares, exceptuando una clase que el lleva ya muy tarde, hasta casi anochecer. Ya a estas «alturas del partido», no me da pena esperarlo solo ahí donde siempre, al lado de ese gran árbol. Gin sabe que me gusta irme con él y aunque me ha pedido que me vaya ese día que sale tarde, yo me niego hacerlo. Él se extraña un poco, mas no dice nada, le parece normal que desee irme con él, aunque deba esperarlo cuatro horas para ello.

Eso levantaría muchas sospechas, obviamente; pero no es así, ya que no me quedo todo el tiempo ahí solo, varios amigos van a verme o a veces me pasó a la facultad de ciencias Matemáticas y Físicas, donde juego cartas con otros amigos que he ido haciendo a lo largo del anterior y este semestre. Inclusive, en «arqui», también me he encontrado con gente, como Neiko: una chica un año mayor que yo que estaba en la misma preparatoria. Ella me caía muy bien, aunque de repente era medio acosadora. Me dijeron que yo le gustaba, pero nunca se me confesó. Hace poco le conté lo de Gin y salió su lado «Yaoi» de su corazón, ayudándome día a día para acercarme a Gin, según ella.

— ¡Tonto! Estoy segura de que Gin ya siente algo por ti.

— Es muy osado estar así de segura. Y no lo creo del todo, Neiko. Simplemente se me hace demasiado bello para ser cierto. Sé que ya somos muy buenos amigos, pero creo que es todo.

— Recién me enteré de esto y ¿sabes? Estoy en desacuerdo contigo. Cuando no estás cerca, Gin se la pasa hablando de ti y de cosas que hacen juntos.

— Me parece que exageran, y pues sí, somos mejores amigos y él no tiene novia. Todo lo que hace, lo hace conmigo. Es totalmente normal que sólo hable de mí.

— Increíble… ¿En verdad has perdido toda esperanza, Nate? — preguntó otra amiga que estuvo conmigo en el grupo 5. Ella se llama Izume y es pequeña, delgadita y muy bien persona. Como todos, conoce a Gin de la preparatoria y nunca tuvo una relación muy amena con él, pero se llevan bien. Nosotros nos la pasábamos haciendo historias en el salón de clases, sobre todo en física; nunca pusimos atención, siempre estábamos dibujando un pequeño comic que comenzó como un diminuto chiste y se convirtió en una increíble historia llena de aventuras, romance y de más cosas.

— No es eso, Izu; pero no me quiero hacer ilusiones. No antes de tiempo, al menos.

— ¡Ay, Nate! Yo creo que deberías decirle que eres gay.

— ¿Cómo puedes decir eso? ¡Estás loca, Neiko! ¿Cómo demonios se supone que le diré algo así? — no podía creer lo que me está pidiendo mi amiga. Aunque, en realidad, no sé qué demonios pensar sobre eso. Gin y yo casi no hablamos de mujeres, siempre las conversaciones son sobre videojuegos, anime y tonterías que pasan en la facultad. Además de pasatiempos y otras situaciones o cosas del pasado; esto es porque quiero darle a entender que no me gustan las chicas, mi idea o plan es que él sea quien me pregunte por eso directamente.

— Indiscutiblemente, uno de estos días te preguntará sobre eso, o quién sabe.

— Odiaría que nunca sucediera, mas no tengo la más mínima idea de cuándo sería oportuno decirle yo o cuándo él lo hará, Izu. Lo único que sé, es que quiero que pase pronto.

— No entendí ¿Qué cosa quieres que pase pronto? — preguntó mi amigo Gin, llegando por detrás de nosotros.

— Nada en especial, ja ja ja. ¿Cuánto llevas ahí?

— Acabo de llegar, escuché sólo eso último. ¿Qué tanto esperas, Nate? ¿A Mary?

— ¿Mary? — preguntaron Neiko e Izume al mismo tiempo, volteando a verme extrañadas.

— No es nada, ¡vámonos ya, Gin! Tengo mucha hambre.

— ¿Quieres comer aquí o en tu casa? — me dio a elegir mi amigo. Aquella pregunta la dijo justo en el momento que me paré de donde estaba sentado, ahí cerca del gran árbol de «arqui», poniéndome a su lado con mi mochila ya sobre mi hombro derecho.

— Pues, honestamente, sí tengo ganas de comer aquí.

— Vamos, entonces. ¿Ustedes vienen? — preguntó Gin a Izume y Neiko, quienes deberían de haber rechazado la propuesta.

— Yo no, tengo clase de criminología en unos minutos, los acompaño de camino hasta la cafetería y de ahí me voy a mi facultad — Izume respondió lo que quería escuchar. A parte, no era mentira lo que decía, la facultad de Criminología y Derecho se encuentra al lado ésta, opuesta a FIEM.

— Yo sí voy con ustedes — respondió Neiko, haciendo que Izume y yo volteáramos a verla con un coraje de los mil demonios. Gin sólo rio y comenzó a caminar hacia nuestro destino, siendo seguido por los tres.

Ya estando enfrente de la cafetería, Izume se despidió amablemente, deseándome suerte, mientras que Neiko entró con nosotros a la cafetería para comer a nuestro lado. Honestamente, no me molesta del todo que nuestra amiga esté aquí. Es divertido platicar entre los tres, pero no he tenido un momento cien por ciento a solas con Gin desde hace una semana y eso me molesta un poco.

— Ustedes tienen mucha comida, no es justo. Yo muy apenas me completé este «sándwich».

— Son los beneficios de que tu mejor amigo juegue en americano.

— Ja ja ja, «puto», deberías ayudarme con tarea de vez en cuando.

— Sí lo hago, mamón. Te estuve ayudando a tallar la madera balsa la otra vez. Y todavía te pusiste bien exigente, porque querías que tu «mesita» quedara bien.

— Pues sí, «puñetas». Era el primer proyecto del año, no la quería cagar.

— Ya chicos, tranquilos. Mejor coman y ya — amo llevarme así ya con Gin, siempre discutimos amistosamente, mientras se burla de mí constantemente y yo lo golpeo un poco o lo empujo. Ésta es la mejor época de mi vida sin dudas, me he ganado un gran amigo. Desgraciadamente, lo amo demasiado, suficiente como para querer algo más que una amistad y tengo miedo de que eso destruya lo que tenemos ya construido.

Decirle a Agis y Kaleb que soy homosexual fue fácil y reconfortante, pues no me gustan en lo absoluto. Me agradó mucho cómo ambos comenzaron a tratarme ya como lo que soy. No me mal interpreten, no es que me dieron un trato «especial», sino que ya no me preguntaron por mujeres como si me gustaran. Ahora hacemos chistes sanos con nuestra sexualidad y puedo decirles con toda libertad si alguien me gusta o cómo van las cosas con quien amo, Gin.

Me encantaría tener esa conexión con este último, pode decirle que soy homosexual y continuar con lo que tenemos. Sé que no me va a odiar o algo por el estilo, tiene muchos amigos gay aquí en arquitectura y jamás ha dicho que le molestan o algo; muy por el contrario, se lleva genial con ellos y siempre anda fastidiándolos, haciéndoles bromas o cosas así. Me fascinaría poder compartir con él esa confianza.

Son tantas cosas que ganaré si le digo, pero el miedo de que algo raro suceda sigue ahí.

«¿Y si descubre que todo este tiempo me gustó?», me preguntaba cada vez que esa idea pasaba por mi cabeza, al mismo tiempo que lo observaba sin que se diera cuenta, sintiendo un terrible hueco en el pecho, un terror horroroso que me tortura a diario.

No tengo idea de qué hacer. Me gustaría hablar con Brandon sobre lo ocurrido y que me diera una solución al problema. Desgraciadamente, hace mucho que lo borré de mi cuenta, ya no puedo contactarlo de ninguna manera, excepto por correo electrónico. ¡Eso es!

— ¡Hey, Nate. Te estoy hablando! — decía una y otra vez Neiko, pasando su palma derecha abierta por enfrente de mi cara para distraerme de lo que veía o pensaba.

— ¿Eh? ¿Qué pasó?

— Te dije que no estaba poniendo atención. Así es este «wey», de repente se pierde en sus cosas.

— Sí, perdón bato, si a veces te dejé hablando solo.

— No, de hecho veo cómo se la aplicas a los demás, jamás me ha pasado a mí.

— Bueno, no es como que me dejes. Te la pasas hostigándome.

— Como te gusta, «puto». Ja ja ja — honestamente, sí Gin. Me fascina que me hostigues, se me hace lindo que me estés jodiendo día y noche. Lejos de enojarme, me hace muy feliz.

— ¡Pendejo, ya ponte a tragar! Luego te quejas de que se te enfrió la comida… menso.

— Yo ya me acabé mi «sándwich» y ustedes ni a mitad van.

— Agarra de ambos, si quieres.

— Gracias, Gin — al decir esto, los dos compartimos nuestra comida con la chica, quien gustosa empezó a quitarnos hasta que los tres terminamos finalmente de comer.

Nos fuimos ya todos a la parada del autobús y abordamos para casa. Gin y Neiko se bajan donde mismo e incluso ella puede tomar el mismo camión que él, pues la deja también cerca de su casa. Por ello, le gusta acompañarnos en el viaje, aunque algo me decía que le metía ideas raras a Gin en la cabeza al momento de ir solos… o peor. Se podría estar enamorando de mi amigo.

Ellos pasan mucho tiempo juntos, porque están en la misma facultad; pero no creo que sea el caso. Neiko es mi amiga y dudo que pueda enamorarse de un chico, sabiendo que su amigo, yo, lo ama desde hace ya más de dos años atrás.

Llegué a mi casa y rápidamente escribí un correo para Brandon. Deseaba saber su opinión, así que fui muy breve en lo que quería decirle.

El correo fue el siguiente:

«Hola Brandon, ¿Cómo estás?

Espero que muy bien, yo me la he pasado de maravilla estos últimos meses. Después de graduarme, Gin y yo nos hicimos muy buenos amigos gracias a que nuestras facultades son vecinas. ¿Increíble, verdad?
Todos los días nos vemos y la pasamos fenomenal, ya lo puedo considerar un gran amigo mío. Siempre me divierto gracias a su compañía y caluroso afecto agresivo. Sin embargo, cómo tú comprenderás, tengo un pequeño problema con ello. Sé que es totalmente egoísta e interesado pedirte ayuda después de todo este tiempo que no nos hemos hablado.
Siendo honesto… no quería estorbar entre Erick y tú, sentía que me iba a estar metiendo y no deseaba generarte problemas con tu chavo, menos por lo que habíamos vivido y por el hecho que, en verdad, aún me gustas bastantísimo. Eres un chico súper guapo y mega lindo, siempre me supiste guiar muy bien cuando estaba en la preparatoria y sé que ahora podrás hacerlo de nuevo. En verdad, necesito a alguien con una gran sabiduría como la tuya, Brandon, porque no sé qué hacer con el “secreto” que tengo oculto: mi sexualidad. ¿Crees que debería decirle a Gin que soy gay?
No tengo idea de cómo lo vaya a tomar, él tiene muchos amigos gay en “arqui”, posiblemente le de igual, mas no lo sé.
Si tú estuvieras en mi posición y aún tuvieras esperanzas de que algo especial pase, ¿qué harías? Porque el problema es que siento que lo mío con Gin puede suceder. Él es muy cariñoso y me da mi lugar de una manera que jamás lo había hecho con ninguna otra persona, el mismo me lo ha dicho. Siento que en verdad las cosas podrían funcionar, tal vez Gin si sea gay o por lo menos Bisexual.
Yo no sé qué onda, en verdad tengo miedo.

Por favor, ayúdame.

Te mando un saludo y un fuerte abrazo, Nate».

Básicamente le dije sólo lo importante… creo.  Envié el correo con algo de miedo y me puse a ver videos en «OurTube», una página donde puedes ver todo tipo de tonterías que la gente sube.

Al paso de una media hora, Brandon contestó el correo electrónico con muy pocas palabras. Éste decía:

«¿En verdad lo quieres para que sea tu novio o sólo quieres coger con él? ».

Seré honesto, me sentí insultado por ello; pero necesitaba el consejo de Brandon, tal vez está enojado, porque lo bloqueé y le dejé de hablar. Simplemente le contesté con esto:

«Ya te lo había dicho, jamás he pensado de sexo con Gin. Yo honestamente sólo quiero una relación amorosa con él. Lo que suceda luego se lo dejo al Nate del futuro, ahorita mi fantasía más grande con él es ir tomados de la mano por ahí y que me bese».

Brandon no tardó nada en contestarme, parecía que había captado el mensaje, pues me envió lo siguiente:

«Ja ja ja, ok. Perdóname Nate, ando algo tomado. Pues dile… de una vez que se vaya haciendo a la idea de quién eres. Si sabe que eres gay y se acerca todavía más a ti, posiblemente sí le gustes. Inclusive, si notas que quiere pasar tiempo a solas contigo, sin nadie más, sin dudas está detrás de ti. Pero, si le dices y lo notas distante o igual, pero con más confianza hacia ti, lo más seguro es que sea “hetero” y ni tiene idea de lo que sientes por él.

Dile y veamos qué pasa. Ya son muy amigos, no te dejará de hablar ni de “pedo”.

Sobres, ahí me cuentas y desbloquéame, ridículo… Erick me dejó ayer».

No podía creer lo que me había contado, claro que haré lo que me dijo; pero deseaba hablar con él para saber qué había pasado con su ex novio.

Me conecté muy rápido a «Messenger» y platicamos sobre lo ocurrido. Él comenzó a explicarme que Erick le estaba poniendo el cuerno con otro sujeto que conoció en su trabajo, y este mismo, al ser descubierto, discutió con Brandon como si el reclamo de su novio fuera el problema.

Básicamente, lo cortó porque no lo dejaba tener sexo con otros hombres, cuando ellos habían quedado en tener una relación tradicional, sin amoríos, ni nada por el estilo. Me enferma la gente que pone el cuerno y esas cosas, no puedo creer que a alguien tan bueno como Brandon le haya pasado algo así de terrible. Recuerdo que una vez me contó que su primer novio lo había dejado por una chica, porque él era muy joven y no podía ir todos los días a su casa a tener sexo con él. ¡Qué tontería! ¿Qué clase de idiotas se encuentra mi amigo siempre?

También me había dicho que su relación más larga fue de cuatro años y que su ex novio, al cual amaba con todo el corazón, lo había dejado porque él quería tener más novios y deseaba ser libre un rato para poder acostarse con quien quisiera, pues cuando conoció a Brandon, él era de closet y nunca había tenido una relación con otro hombre. Fue mi amigo quien lo ayudó a salir y lo llevó con sus conocidos a lugares donde había más gente gay. Todo esto para que pudiera ser libremente homosexual sin problemas. El detalle es que terminó dejándolo por una vida de ese tipo.

Mi amigo ya había sufrido lo suficiente, en verdad le han tocado sólo patanes toda su vida; mas él decía que tampoco fue el novio perfecto en todas las ocasiones, que las cosas habían salido mal muchas veces. Tanto así, que se había salido de control en muchas de éstas, haciendo berrinches, gritándole a todos y comportándose muy agresivo, sin jamás lastimar de verdad a alguien. Brandon dijo que una vez le dio una cachetada no intencional a su novio de cuatro años; al parecer, sí estaba enojado y la dirigió a él para asustarlo, pero lo alcanzó. No fue con fuerza, más sí se escuchó el golpe y fue en una plaza comercial, donde muchos vieron lo sucedido.

A mi amigo le dio mucha vergüenza, quería disculpase; pero su ex estaba furioso. Por suerte, se le pasó con el tiempo, después de que Brandon casi se hincara para que lo perdonara.

Eso y mucho más, mi amigo había pasado y aún no se rendía en encontrar una persona que en verdad le quisiera, alguien que lo hiciera feliz para toda la vida. Así como yo no estoy dispuesto «a tirar la toalla» con Gin. Lucharé por lo que siento, hasta que él mismo me ponga un alto y me diga: «No me ames». Ese será el día en el que ya deje de intentar acercarlo a mí como algo más.

Pasó la noche, estando yo decidido de que era tiempo de decirle a Gin que soy homosexual. No sería nada fácil, pero estoy determinado a hacerlo. Es parte de la aceptación que debe haber para que más delante pueda acercarse a mí como una pareja. Si no sabe que soy gay y pasa algo, tomará la excusa de que sólo estábamos experimentando o algo así. Bueno, eso creo yo.

Según mi «plan malévolo», esperaría a que los dos nos quedáramos solos este miércoles, porque es el día en donde nuestros demás amigos salen temprano. Nadie se queda a esperar a Gin más que yo, y salgo a la misma hora que él. Así que hice mi día normal y al salir de mi facultad, acercándome hasta el gran árbol donde siempre espero a mi amigo, vi que Neiko estaba sentada dibujando, esperándonos.

— Neiko… ¿Qué haces aquí tan tarde? Tú saliste hace cuatro horas.

— ¿Ah, sí? ¡Qué rápido pasa el tiempo! Pues disque iba a ver un taller hace tres horas y lo cancelaron. Y como ya me había quedado, pues mejor los esperé.

— Tres horas…

— Sí, que buena amiga soy, ¿no? — no, no lo eres. Te quiero mucho, Neiko, con toda mi alma; pero hoy no  tenías que haberte quedado. No deseaba contarle a Gin sobre mi sexualidad el día de hoy ya, definitivamente no. Mi amiga hará las cosas mucho más incomodas y obviamente no podría hacer ya nada al respecto de eso.

— ¡Hey!, hola. ¡Chinga! ¿Por qué estás cagado, «wey»?

— ¿Eh? A que te refieres, chaparro — cuando me molestaba algo de Gin, le decía «chaparro» para fastidiarlo. Se me hacía raro que me preguntara eso justo cuando llegó a donde estábamos Neiko y yo, más que lo notara desde lejos.

— Tienes una cara de perro que no puedes con ella.

— No es nada, vámonos ya a la «chingada».

— ¡«Madres», cálmate carnal!

— Perdón…

— ¡Ah, de hecho! No me iré con ustedes hoy, tengo que comprar unas cosas en el centro. Acompáñenme al metro por favor.

— ¿Para eso nos esperaste?

— No sólo para eso, Gin. Ocupo su opinión sobre la ropa que estoy diseñando. Se lo iba a mostrar a Nate, pero cómo está mal humorado, mejor decidí no molestarlo.

— ¡Hey, no! Yo quiero ver — dije a Neiko, acercándome a ella, abrazándola con una enorme sonrisa en el rostro.

— ¡Chinga!, ¿Qué tú no estabas «cagado»?

— Les dije que no era nada, ja ja ja — por más obvio que pareciera, ya estaba más qué feliz. Mi plan seguía en pie, aunque tendría que decirle las cosas a Gin en un lugar diferente a donde estábamos, pero por mi está bien.

Acompañamos a Neiko hasta el metro, y de ahí comenzamos a caminar para la parada del autobús. En eso, le saqué plática a Gin que desvié estratégicamente en mujeres y relaciones sentimentales, esperando a que me hiciera la pregunta obvia.

— ¿Y qué onda con Mary? ¿No las has visto o sí?

— No, no lo he hecho; pero sabes, quería hablarte sobre eso, Gin.

— ¿En serio? ¿Qué pasó?

— Pues… Mary no existe…

— ¿Ah, no?

— No y de hecho… — respiré hondo, vi al frente y dejé que la brisa acariciara mi rostro. El gélido viento de ese día me dio las fuerzas que necesitaba. Dejé unos pocos momentos de silencio, en donde las hojas de los arboles revolotearon y la soledad que nos rodeaba me fortalecía para voltear a mi amigo, deteniéndome. Cuando Gin se adelantó unos pasos, volteó y me vio extrañado, se lo dije — la verdad es que soy homosexual, me gustan los hombres.

— ¿Ah? Sí, ya sé.

— ¿Eh?

— Pues sí, yo te conozco bien. Era obvio — las palabras desinteresadas de mi amigo, más que ofenderme, me impresionaron. No sabía qué creer, pues posiblemente alguien le dijo o él notó que nunca observo a las mujeres «buenas» que pasan a nuestro lado… o no sé. Sólo entiendo que ya lo sabía y no tiene ningún problema con ello. Ya tenía conocimiento de mis preferencias y nunca se ha alejado de mí; al contrario, siempre ha estado conmigo.

— Ok, pues espero no tengas problemas con ello.

— Sabes que no. Tengo muchos compañeros gay en «arqui», además de otros tipos que ya conocía por medio de otros lugares. Tú no te preocupes, yo no tengo «pedos» con los gay de ningún tipo. Siempre vas a ser mi camarada, aunque te guste por detrás.

— ¡Imbécil! — Gin es un tarado de primera, pero no puedo negar que sus palabras fueron muy lindas. Lo que viví este día fue algo muy liberador en todo sentido. Ya, a partir de este momento, las cosas fueron más sencillas para mí. Pude convivir día a día con Gin, siendo totalmente abierto a mi sexualidad, pasándola bien con mi camarada y con mis demás amistades, con quienes fui saliendo del armario poco a poco. Ya lo sabía Gin, los demás no me importan ahora.

Conté lo ocurrido a mis amigas, quienes se volvieron locas con la historia. Ya comenzaban a alucinar otras cosas que ni al caso, así como yo también comencé a inventar que Gin y yo nos íbamos solos a comer a restaurantes o tonterías así. Todo realmente inocente, pues a como todo iba construyéndose, en mi también se iba formando una enorme esperanza de que en verdad, si le decía a Gin que lo amaba, el pudiera corresponderme.

Pasó un mes y todo parecía ir sobre ruedas. En la escuela me estaba yendo genial, comencé a conocer a muchas personas y mi tiempo con Gin se extendía cada vez más, tuve muchas veces la oportunidad de verlo en fines de semana, pues ya nos veíamos fuera del horario de la escuela.

Llegaba a mi casa y sólo podía pensar en él, en todo lo bueno que ha pasado durante este poco tiempo. Sufrí dos años para esto, para alcanzar una felicidad que me llena el corazón con tan poco. Valió toda la pena del mundo esperar, en verdad que sí.

Las cosas continuaron su rumbo, todo parecía ir con normalidad cada día. Las noches eran tranquilas y calladas, los días alegres y repletos de la compañía de la persona que amo. Ya no estoy solo, ahora Gin está conmigo. Nos prometimos que siempre estaríamos el uno para el otro y espero así lo sea siempre.

Con el paso del tiempo, me di cuenta de algo. Yibi y las demás tenían razón, yo no estaba enamorado de Gin. Lo admito, estaba muy obsesionado con él, con su forma de ser, con su sonrisa y su apariencia; pero no conocía bien a la persona que está detrás del hombre estúpido que conocí, él que dejó a Ann por Deby, aquel que me prometió volver y nunca lo hizo, el mismo que me ignoraba siempre que podía.

No, ese no es Gin. Él en verdad es un hombre maravilloso y genuinamente bueno. No lo digo porque lo ame, sino porque en verdad he visto su calidez, madurez y buen sentido de la empatía. Es la persona más buena que he conocido hasta el momento. Sí, es muy duro consigo mismo, y a veces no sabe tener tacto con las personas; pero hace lo posible para ayudarte y te tiende la mano hasta el final. Es un gran amigo, un excelente hermano y un inigualable ser humano.

Me enamoré de Gin de verdad, pues ya no sentía deseo por el hombre, sino sólo su felicidad. De alguna manera, antes verlo sonreír me hacía feliz, saber que está bien era lo único que necesitaba; pero me mentía, porque me dolía verlo lejos de mí, ignorándome. Ahora que estoy cerca, inclusive cuando habla de chicas y le veo sonreír, yo igual me siento pleno por ello.

Es por eso que me llegó una idea loca a la mente. Quiero que Gin sepa lo que siento, para que me rechace y así, poder construir una amistad sin este amor que tengo adentro, volviéndonos para siempre sólo amigos.

Será difícil hacerlo, pero puedo lograrlo, porque quiero que el amigo que me he ganado esté para siempre junto a mí. En estos últimos tres años, la vida me ha enseñado que al ser gay, quienes más importan son tus amigos. Nadie más. Las personas que te aceptan por quien eres y te ayudan, las que no te juzgan, son lo más importante y el mayor tesoro que la vida nos da. Gin es eso y todo lo que necesito para ser feliz.

Es jueves, el único día en el cual Gin sale extremadamente tarde. Yo me encuentro en el mismo lugar de siempre, viendo al horizonte, apreciando el extenso cielo verde que cubre todo nuestro mundo, repleto éste con bellas nubes blancas que se pasean en nuestro firmamento. El astro padre comenzó a esconderse en la fina línea del oriente, iluminando con su luz azulada sus alrededores, tiñendo la atmosfera arriba de nosotros de colores purpuras y «aquas» que se pierden a la distancia.

El pasto naranja comenzó a moverse suavemente debido al frio viento que dejan los últimos días de invierno, los cuervos rojos vuelan alborotados por el venir de la noche y mi rostro sólo podía observar las hojas anaranjadas que del gran árbol comenzaban apenas a brotar. Sin dudas, la primavera está cerca ya, podía sentirse en el aire.

Los atardeceres son hermosos, me fascina apreciarlos todos los días si me es posible. La luz tenue qué cubre todo de morado es increíblemente bella, no hay nada en este mundo que se le comparé a este espectáculo nocturno: al crepúsculo. Poder observar cómo los colores fríos de nuestra estrella principal cubre todo el paisaje, es un regalo de la naturaleza para la humanidad.

— Este atardecer está genial, ¿no lo crees? — volteé a ver a Gin, quien apreciaba las ultimas luces del día conmigo.

— Sí, lo sé. Se ve maravilloso en verdad. Me gusta mucho ver como el Keu se esconde o cómo brota del oeste en la madrugada.

— A mí me gustaría pintarlo alguna vez y captar toda su belleza con los increíbles colores fríos que despliega para formar la noche.

— Lo sé. ¿Lo has notado? Ya casi no hay hojas celestes, ya los arboles están recobrando su color naranja. Primavera está cerca.

— Así es. Este año se ha adelantado un poco, mas no me extraña. ¡Vámonos, porque se puede hacer más tarde!

— Claro, andando — antes de irme, miré por última vez cómo el Keu, nuestro astro padre, la estrella azul que ilumina nuestro mundo y los demás planetas de nuestro sistema «Kuelar», se terminaba de esconder entre las grandes sierras que hay a lo lejos.

Recuerdo haber leído que los astrólogos dicen que el tamaño del Keu es increíblemente gigantesco, y que nuestro mundo tuvo la suerte de estar a la distancia apropiada de él para poder generar vida. Debería tenerle miedo, pero es tan hermoso que sólo me nace admirarle.

Gin y yo nos fuimos retirando, planeaba llevarlo a otro lugar más solitario para confesármele, pero entonces nuevamente apareció.

— Neiko, ¿Qué haces aquí tan tarde?

— Nada, estuve en un taller. ¿Ya se van?

— Sí, de hecho, ya nos estábamos yendo.

— ¡Ah!, genial. ¡Vámonos! — una vez más, mi amiga está arruinando los planes de mi declaración de amor. Todo estaba saliendo tan bien que en verdad me molesté mucho; mas esta vez me tranquilicé, no quería que Gin me viera enojado. Sólo seguí detrás de ellos, viendo el oscuro cielo verdoso que tengo por encima, observando las pocas estrellas que la luz mercurial de la ciudad nos permite ver.

Ya estando en el camión, Gin y yo nos sentamos juntos, teniendo a Neiko detrás. Yo deseaba con todas mis fuerzas decirle a mi amigo lo que siento, ya no podía guardármelo ni un segundo más. Miré los alrededores y vi el camión vacío, sólo estábamos: el chofer, otras tres personas hasta el frente y nosotros hasta atrás.

— Gin, debo decirte algo…

— ¿Eh? Nate, ¿Qué vas a hacer? — preguntó Neiko asustada. Ella sabe perfectamente lo que estoy a punto de decir.

— ¿Qué pasó, Nate?

— Estoy enamorado de ti — mi amigo no dijo nada, Neiko se recargó en el respaldo de su asiento con sus manos cubriendo su boca, asustada por lo que había soltado al aire —. Sé que es muy repentino y todo, pero desde la primera vez que te vi en el salón de clases, el primer día que fuimos al grupo 16, quedé totalmente impregnado de tu persona. Al principio no sabía lo que sentía, jamás había experimentado una cosa parecida; pero con el tiempo me di cuenta de que me gustabas demasiado. Viví con ello, tenía mucho miedo de confesar cualquier cosa, me sentí excluido, porque no quería ser gay. Me odie, porque estaba eligiendo amar a alguien que no conocía y me volvía loco cada día que te veía lejos de mí. Jamás odié a Ann, de hecho, me hacía muy feliz verte con ella, porque era buena… cosa que no puedo decir de Deby. Debes saber que siempre quise que fuéramos amigos, mas no podía acercarme a ti, nunca tuve el valor de hacerlo. Ahora que estamos juntos, me doy cuenta de la buena persona que eres, de lo fantástico que Gin es, y fue eso lo que en verdad encendió algo en mi corazón. Un fuego que nunca había sido encendido. Una llama cálida que me hace amarte con toda mi alma. Gin Crestfall… yo, Nate Raysky, te amo con todo mi corazón.

Hubo un minuto de silencio. Lo único que se escuchaba era el motor del camión y cómo todo éste transporte iba saltando por los bordes del camino. Gin me vio directo a los ojos todo este tiempo, sorprendido desde un inicio, abriendo de repente un poco los labios, intentando decir algo que pudiera contrarrestar todo lo que dije y las lágrimas que derramé al hacerlo.

— Gracias, en verdad. Me alegra que sientas cosas tan hermosas por mí, pero sabes que no soy gay. No puedo corresponderte, Nate. Mas no quiero perderte como amigo, nunca. Necesito que me ayudes con esto. Seamos sólo amigos, por favor — no pude evitar abrazarlo, feliz de que esto haya ocurrido. Mi amigo me dio unas cuantas palmadas en la espalda para que me tranquilizara, a la par que me tomaba de los hombros y me ayudaba a limpiarme las lágrimas.

— Perdón si te mentí todo este tiempo.

— No pasa nada, está bien. Aún no puedo creer que te lo hayas guardado tanto tiempo, pero no hay problema. Lo importante es que estamos juntos y ya lo soltaste, ¿ok?

— Está bien…

— Neiko y yo nos vamos a bajar ya, ¿puedes irte solo?

— Sí…

— Prométeme que llegando me mandarás un mensaje por «Libro de Rostros».

— Te lo prometo.

— Te quiero, amigo. No cambies, por favor. Nos vemos — Gin se fue y Neiko detrás de él. Ambos se despidieron de mí y yo me quedé ahí solo, sonriendo de la felicidad y paz que me había causado haber hecho eso. No cabe en mi toda la emoción y libertad que ahora tengo en mi corazón.

A partir de ahora, todo será mejor, podré por fin acabar con las malas cosas que han venido torturándome todo este tiempo para darle paso a lo mejor del mundo: Una verdadera amistad.

Llegué a mi casa y prendí mi computadora. Las cosas están más qué perfectas para poder escribir lo que siento, además de que debo avisar a Gin que estoy bien. Le escribí a mi amigo:

«Gin, ya llegué. Estoy bien.

Gracias por ser una persona increíble y por aceptarme como soy. En verdad, espero que siempre seas igual de bueno y gentil como hoy lo fuiste conmigo.

Gracias».

Una vez hecho esto, Gin me contestó más tranquilo. Me dijo que está más que alegre de que fuera sincero con él y que me esperaba mañana a la salida para ir a comer como siempre.

Ya hecho esto, comencé a escribir.

«Te amo Gin. Mi corazón late por ti con una fuerza increíble; con ella, podría destruir todo lo que nos rodea y crear un mundo nuevo, perfecto para nosotros. Ahora seremos amigos por siempre y eso nada, ni nadie, lo va a cambiar. Gracias por estar a mi lado. Gracias por ser bueno conmigo. Muchísimas gracias por aceptar lo que siento por ti y no molestarte por ello, de verdad es lo que necesitaba. Si tú me quieres, amigo, no hay nada más que me importe».


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).