Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Corre! por NeilDArcPridh

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

14 de enero de 2008

Camino sin rumbo, sin saber a dónde la senda que recorro me llevará.

Lo hago porque necesito estar ahí, porque sin mí, morirá. Soy la única persona que está a su lado, la única en la que él puede confiar, aunque no lo sabe. Jamás me atrevería a hacerte daño, nunca en la vida.

Temo mucho por ti. Siento que, algún día, estos brazos no tendrán la fuerza para cargar el peso que conlleva defenderte del mal que nos asecha, de las terribles cosas que alrededor nuestro intentan destruirnos, lastimarnos. Mas no me importa perder la vida, si así puedo salvar la tuya.

Esta vez no grité, simplemente desperté. Aquellas pesadillas, ¿querrán decirme algo? ¿Por qué estoy teniendo estos oscuros y extraños sueños así de repente?

Para nada las cosas en mi vida van bien, cualquier que sepa cómo la paso en soledad lo sabe. Tengo problemas, claro que sí, no está bien sentirse mal todo el tiempo. No está bien llorar la mayoría de las noches en la oscuridad. No está bien torturarse con un sentimiento que debería traerte alegría.

¿Es que acaso el amor es una tortura?

Realmente lo es, estoy seguro que todas las personas que aman de verdad, sufren. Es inevitable estar pensando en el ser amado todo el tiempo, querer cuidarlo y estar seguro de que siempre estará bien. Pero los seres humanos somos cambiantes, extraños, ridículos, estúpidos, insaciables. ¿Cómo poder hacer a alguien completamente feliz? Es imposible, mientras sea así, la persona que te ama sufrirá.

Dudo ser el único que piensa así, aunque muchos dirán que estoy siendo negativo, porque mi amor no es correspondido y estoy sufriendo; pero no es así. Intento ser lo más realista posible, o dime: ¿Siempre estás feliz con tu persona amada? ¿Acaso no sufres cuando el sufre? ¿No te duele no saber cómo solucionar sus problemas? ¿No lloras cuando pasa mucho tiempo sin que sepas algo de él? ¿No te desespera verlo enojado o frustrado? ¡Anda, presúmeme que tu relación es perfecta y no sufres, miéntete a ti mismo!

Insisto… el amor es sufrir, es un hecho. Es hermoso el sentimiento, mas equiparable a la felicidad absoluta, no. El amar conlleva también mucho dolor, y con ello, el verdadero sentido de querer de verdad a alguien. Sin importar qué tanto sufras, estarás ahí para esa persona especial. Esa es la única verdad que me pega a este sentimiento, a mi actual vida.

De nada sirve ya negarlo: amo a Gin, sufro por ello y siento una felicidad inmensa por ello. Eso nadie lo va a cambiar.

Otra cosa por la que de verdad debería estar preocupado es del hecho de que estamos ya en el último semestre de la preparatoria. He decidido salir con Zirumi al campus de la universidad donde estudiaremos. Allí nos darían información sobre el examen de admisión y todos los detalles de la carrera que queremos estudiar.

— Me parece increíble que desees estudiar sistemas, como yo.

— No es por eso, mi padre quiere que estudie algo de ingeniería. No me pagará otra carrera.

— ¡Que patán!, yo que tú me ponía a trabajar y estudiaba psicología, como me dijiste el año pasado.

— Je je je, ojalá tuviera el valor para hacerlo, Nate — ambos íbamos caminando, observando cómo muchos alumnos de preparatoria iban a pedir información como nosotros. Todo esto me trajo un pensamiento: «Pronto estaré lejos de Gin». Tan pronto este semestre acabe, tendremos nuestra graduación, y con ella, estudiaremos en distintas facultades. Algunas muy alejadas de las otras, posiblemente nuestra amistad se tense hasta que se rompa, perdiéndose para siempre.

Las amistades que tengo ahora pienso conservarlas por siempre, no me rendiré en seguir teniendo a cada una de mis amigas a mi lado, de eso no hay duda alguna. Mas no puedo obligar a nadie a seguir hablándome, lo más seguro es que pierda a muchas en el camino. Aun así, no me rendiré e intentaré que todos sigamos siendo amigos.

Poco después, Zirumi y yo regresamos a la preparatoria, donde llevamos nuestras clases normales hasta la salida. Ya en la noche, decidí esperar a Zirumi afuera de la preparatoria, donde me encontré casualmente a Agis y a Gin, platicando. Vi la oportunidad perfecta para entablar conversación con ambos, me parecía que mi amigo estaba poniéndome un puente para poder intercambiar unas palabras con el hombre al que amo.

— ¡Hey Nate, nunca me mostraste el personaje al que dicen que te pareces!

— Lo iba a hacer la semana siguiente, en la que quedaste conmigo para esperar a Deby y a Zirumi juntos; pero no fuiste.

— Ja ja ja, sí te vi solillo; pero como estabas leyendo, mejor no te molesté — ese fue un golpe bajo, pero que no se haga el tonto. Pudo aun así ir… seguramente leer un «manga» es más importante qué platicar con un amigo… maldito ridículo.

— Por cierto, Nate. ¿Ya viste el nuevo «anime» qué te pasé?

— ¡Ah, sí! Está genial, muchas gracias bato — Agis siempre me recomienda muy buenos «animes». Aunque soy más de leer «mangas», el «anime» que me pasa él siempre está súper genial.

¡«Achis»! ¿A poco a ti también te gustan esas cosas, Agis?

— Sí, «dude». Neta, hay algunos que están «con madre».

— A mí me gusta mucho uno de ninjas. Tiene mucha acción y los poderes están geniales — aclaré a Gin, quien obviamente cree que la animación oriental es nada más para niños, cuando en verdad no lo es.

— Ja ja ja, ¿hablas de «Vaduro», Nate? ¿El ninja en el mameluco naranja?

— Sí, Agis. El mismo. Está chido en verdad, debes admitirlo.

— Neta, sí está «mamalón». Sólo que me molesta que siempre andan en «guaraches», me dan ganas de pisarles los pies con mis botas.

— Ja ja ja, eres un tonto.

— ¿De qué trata en sí esa serie? — Gin de repente interrumpió la discusión entre Agis y yo, interesado por el tema. Increíblemente, veía algo de entusiasmo en él por ver lo apasionados que somos por el «anime». Ahí vi una posibilidad de incluirlo en nuestro mundo, aunque sea un poco. Tal vez es lo que necesito para acercarme a él y nunca lo noté, teniéndolo enfrente.

— Trata de un chico que intenta ser el mejor ninja de su pueblo. Tiene muchas aventuras muy interesantes y conoce a muchos enemigos con increíbles poderes. Hay muchas batallas asombrosas y habilidades súper geniales, como la de un sujeto que puede crear figuras con arcilla que explotan cuando dice: «¡Katsu!»

— ¿Cats?

— No, «Katsu». Se escribe K-A-T-S-U, pero se prenuncia «Kats».

— ¿Cátsup?  Ja ja ja.

— Je je je, muy buena esa Gin — ambos comenzaron a reírse de ese pequeño chiste que había hecho el tonto de Gin. Aunque no me pareció gracioso, el sólo ver la sonrisa de Gin, creó una en mi rostro, haciéndome participe de sus risas.

— Pues deja checarlo, vamos a darle una oportunidad a los ninjas.

— ¿E-en serio? ¡Genial!, vas a ver que te va a gustar. En verdad, ¡está muy genial!

— Pues a ver qué — justo al declarar eso, llegó la novia de Gin, quien lo saludó y pronto ambos se fueron del lugar. Yo sólo pude ver cómo los dos se retiraban, tomados de la mano.

— Nate, te estoy hablando.

— ¡Oh!, perdón Agis. ¿Qué pasó?

— ¿Qué tanto estabas viendo que te quedaste embobado?

— Nada en especial, sólo me quedé pensando en unas cosas.

— Ya, está bien. Nanis ya por fin salió, vámonos — mi querido amigo notó algo extraño. Creo que por eso Nanis supo que yo soy gay… sí soy muy obvio al momento de ver a Gin, supongo que el amor se me escapa por los ojos.

Tanto Nanis como Agis están muy emocionados por terminar el semestre; por otro lado, yo estoy muriéndome de los nervios. Quiero seguir viendo a Gin, para eso, debo hacerme su amigo, acercarme a él; pero nuestros mundos son tan diferentes y él tiene otras prioridades. Obviamente, atenderme no está dentro de ellas, por obvias razones.

Llegando a la casa, sólo pude pensar en qué haría si ya no vuelvo a ver a Gin. Lo tengo en «Messenger» y en «Fotolog»… pero no es lo mismo que verlo, que hablar con él, sentir su aroma cerca y su tener la dicha de su compañía, aunque sea unos momentos. Todo eso en menos de seis meses lo perderé.

¿Debería confesarle lo que siento?

Creo que la mayoría de mis amigos confesarán su amor una vez que sea la graduación. Aprovecharán ese momento emotivo para decirles a las personas que quieren lo mucho que guardaron ese sentimiento durante todo este tiempo. Mas no lo sé, yo soy homosexual y Gin es «hetero»… podría pasar algo realmente escandaloso durante esa importante fecha, dejándome en ridículo para lo que me resta de vida.

Aunque creo que antes de confesarle mi amor a Gin, debería decirle sobre esto a las personas que más quiero. No sé cómo lo haré, pero creo que sé cómo empezar.

— Soy Bisexual — mala idea, ¿uh?

— No es cierto… — me decía Yushi, otra de mis amigas que aún no he presentado. Ella se enoja por muchas cosas y es tan agresiva como Kahilo, pero no tanto. Yushi también dibuja bastante bien, aunque casi nadie lo sabe, porque lo oculta a todos. Le da mucha pena que vean su trabajo. En ese aspecto es muy tierna, y en otras ocasiones, cuando se lo propone. Recuerdo muchas veces donde ella se enojó de la nada conmigo, pero al día siguiente, siempre se disculpaba, pues no es nada rencorosa. Yo creo que lo que más me agrada de Yushi es que es muy directa en lo que hace y dice. Atrevida es una mejor descripción a su personalidad.

— ¿Es «neta», Nate?

— Sí, lo siento si no es lo que esperaban de mí, Ninta. Pero es la verdad. Quería decírselos, porque son lo mejor que me ha pasado en la vida, en verdad las quiero.

— Nosotras también, no te preocupes, siempre seremos tus amigas. Yo te quiero sin importar que te gusten los hombres o no — me respondía con mucho cariño Soriko, otra de mis amigas que tanto aprecio. Soriko es muy… ¿«emo»? Siempre se ve medio triste cuando está sola, pero en realidad es muy alegre y siempre le gusta molestar a Yushi. Soriko es quien mejor me trata de todas, es súper amable siempre y, aunque a veces es indiferente, puedo notar que es de buen corazón. Siempre intenta ser misteriosa y se la pasa quejándose de todo.

— Pues yo no te creo. No puede ser que lo seas.

— ¡Ay!, ¿acaso te molesta, Yushi?

— No… pues… me da igual; pero no creo que Nate sea bisexual o gay, no lo parece.

— No caigas en estereotipos, en el «yaoi» no todos los hombres gay se ven afeminados. Tal vez Nate no de la pinta, pero pensándolo bien, sí hay muchas cosas que te pueden decir que no es completamente heterosexual.

— ¿A qué te refieres Jiro?

— Muy simple, Ryuu. Nate es cariñoso, le gusta mucho abrazarnos, es llevado con nosotras e inspira confianza entre las chicas. Un heterosexual jamás haría eso.

— Entiendo, pero es bisexual. Aún le gustan las mujeres, ¿no, Nate?

— Este… sí, un poco. No sé, según yo sí, pero no estoy muy seguro de ello. Ósea, sí me he enamorado de chicas, pero en estos momentos no me he sentido atraído por una — esa fue la mentira más grande que he dicho en todo lo que tengo de vida.

Una vez que acepté que soy homosexual, me di cuenta de que toda mi vida lo he sido. Desde que tengo uso de razón, nunca me llamó la atención para nada una niña ni una mujer, siempre las vi sin una pizca de morbo. Por otro lado, los hombres siempre tuvieron algo, había en ellos algún tipo de misterio que me encantaba. Verlos en acción, salvando, coqueteando, siendo poderosos y confiados, además de atrevidos; amaba en verdad el concepto y cuando entré a la secundaria, no puedo negar que ver el cuerpo de los chicos hacía que tragara saliva. No se me «alborotaba la hormona» ni mucho menos, pero si deseaba echarles un vistazo.

Siempre fui homosexual, pero de alguna manera lo reprimí, porque vivo en medio de una sociedad machista, donde la mayoría rechaza la idea de que dos hombres o dos mujeres puedan amarse mutuamente. No estoy muy letrado en qué tanto han avanzado nuestras leyes para proteger a la gente homosexual como yo, pero al menos tengo en cuenta de que es peligroso vivirlo totalmente expuesto. He visto casos de asesinatos por homofobia y eso me da muchísimo miedo.

— Bueno, y dinos: ¿Te gusta algún chico?

— ¡Qué pregunta tan tonta, Ninta!, claro que le gusta alguien. Por eso la confesión.

— Lo dices cómo si lo supieras, Kuychi.

— De hecho, ya le había dicho a Kuychi desde el semestre pasado. Perdón si tardé con ustedes, pero quiero que entiendan que estoy saliendo del «closet» apenas. Jamás había contado esto a alguien.

— Eso quiere decir que tengo razón, ¿de quién se trata y por qué te gusta?

— Pues… verán… se llama Gin y no sólo me gusta, estoy enamorado de él.

— ¿Enamorado?, ¿tanto así?

— ¿Te sorprende mucho, Jiro?

— Pues sí, para enamorarse lleva tiempo y mucho trato, Ninta. No te puedes «enamorar» así nada más. Creo que estás «flechado», solamente. Necesitas conocerlo más a fondo para sentir amor de verdad, pequeño Nate.

— ¿Y tú qué sabes de eso, Jiro?

— Más de lo qué imaginas, Kahilo.

— Por cierto, Kahilo. Ya sé qué dibujo quiero.

— ¡Ah, genial! Dime.

— Dibújanos a Gin y a mí… besándonos — al decir esto, todas gritaron como locas, haciendo que la preparatoria entera volteara a vernos. Olvidé decir que esto está sucediendo en martes, durante el receso, sólo ha pasado un día desde la última vez que hablé con Agis y Gin sobre «Vaduro». Decidí reunir sólo a las chicas en una parte de nuestro pequeño pasillo «otaku» para hacer la confesión. Parecía una buena idea, hasta que esto sucedió.

— ¿E-e-estás seguro de que es lo qué quieres?

— S-sí. ¿Crees poder hacerlo?

— P-por supuesto p-puedo dibujarlo, pero no sé… qué pena hacer algo así. Digo, se me hace súper tierno, conozco a Gin y todo, y pues… no sé… ¡ARG!

— La entiendo, es difícil dibujar una escena así. Le estás pidiendo mucho.

— ¡Oh!, no tenía idea. Mejor no, Kahilo.

— ¿De qué hablas, Yushi? ¡Claro que puedo y lo haré! Mañana te entrego el dibujo… o un poco después… sí mis padres ven que estoy haciendo algo así, no sólo destruirán el trabajo, me van a dar una regañada de antología. Te cobraré extra.

— No importa, todas te ayudaremos a pagarlo si es necesario.

— ¡Hey!, a mí no me incluyas Soriko.

— ¡Calmada, Jiro! No le voy a cobrar la millonada, sólo veinte pesos más.

— Lo puedo pagar yo solo, no se apuren chicas.

— Has vuelto este trabajo algo complicado, Natesito.

— Perdón en verdad — una vez hecho esto, las actividades del día volvieron casi a la normalidad, pues note que sólo una persona no había dicho nada al respecto, una de la que ya he hablado antes.

Al final del día, me encontré con Agis y Zirumi para ir a la parada del camión, platicando de lo ocurrido en el transcurso del día. No fue muy complaciente hacerlo, en verdad el ambiente estaba muy tenso, algo raro sucedía y no me estaba agradando.

— ¿Todo bien, «dude»?

— ¿Eh?, sí. ¿Por qué preguntas?

— Andas ido, amigo…

— Perdón, Nanis. Agis. Ando algo distraído, es todo.

— Ya casi llegamos a donde se tienen que bajar ustedes y no has dicho una sola palabra, ¿Qué te acongoja?

— Sólo estaba muy metido en mis pensamientos, en verdad. A veces me pasa.

— ¡Ah, sí! A este «man» le gusta ponerse a pensar sólo de repente, adelantándose y separándose del grupo. Da la impresión de que está enojado o triste, pero en realidad quiere meterse en sus ideas.

— Así es, tú sí me comprendes.

— Pues, no hagas eso. Me asustas.

— Sí, nos vemos Nanis.

— ¡Sobres, Nanis! Te veo mañana en clase.

— Nos vemos — nos bajamos Agis y yo del transporte, sin dejar de pensar en una sola cosa: «¿Debería decirle a Agis, a Kaleb y a Josue que soy homosexual? ». No tengo idea, ellos son hombres, posiblemente se dejen de juntar conmigo si lo hago. Pueden pensar que estoy intentando seducirlos o algo así, lo cual se me hace una tontería. Están muy guapos, pero jamás andaría con ellos. No gracias. Los veo como mi familia, mas no sé si ellos puedan entender eso.

— Nate, qué bueno que llegaste. Ve al cementerio que está en esta dirección. Iré tan pronto como me sea posible — Al llegar a casa, Sarah me recibió con un papel que tenía escrita la ubicación de algún campo santo en otro municipio, lejos de donde vivimos. No entendía qué pasaba, la vi muy alterada y preocupada, estando recorriendo nuestro hogar de arriba abajo, haciendo diversas cosas apresurada.

— Espera, ¡cálmate ya! ¿Qué está pasando?

— El padre de Josue murió hoy — un increíble hueco se creó en mi estómago. Sentí cómo si mi corazón se detuviera por un instante. Una de las personas que más odio en el mundo había muerto. Deseaba sonreír, en verdad que sí, pues aquel hombre había maltratado a mi amigo de una manera horrible, tanto física como psicológicamente; pero aun así, Josue lo amaba.

Josue, debe estar destrozado.

— ¿Dónde está Josue?

— Está en el cementerio, enterrándolo. Sabes que su padre no tenía aquí amigos ni familia, está solo. Regresé para recoger unos papeles que ocuparemos en la funeraria, además de otros que podrán hacer que Josue atraviese la frontera a ver a sus abuelos y comentarles lo ocurrido. Yo iré con él, así que te quedarás solo unos días en la casa. Igual, le dije a Beto que estarías solo. Él estará al pendiente de ti por si ocupas algo extra, ¿ok?

— Okay…

— ¡Rápido, vete ya! Recuerda que está solo.

— Sí, me iré en taxi tan pronto me ponga ropa oscura.

— Él se fue así como estaba vestido, ¿crees que importa cómo vayas?

— ¿Eh? ¡Perdón, ya me voy! — salí corriendo de mi casa tan pronto como pude a tomar un taxi. Me di cuenta de que en el papel con la dirección viene enrollado un billete de doscientos pesos para pagar el transporte. Rápidamente, encontré un taxi conducido por un chico muy apuesto, él se paró para cuando se lo indiqué en la calle. Una vez que se estacionó enfrente de mí, inmediatamente me subí al auto y especifiqué a dónde debía de ir.

— ¿Todo bien? Veo que estás volteando mucho a verme, ¿te doy miedo o qué?

— N-no… para nada. Sólo estoy preocupado por mi amigo.

— Son casi las nueve de la noche, ¿estás seguro que el cementerio sigue abierto?

— No lo sé — me dio mucha pena que el taxista me preguntara eso, jamás había visto a uno tan joven, y menos tan apuesto como él. Se nota que tiene apenas unos veinte años, se ve muy amable y a la moda. ¿Por qué está trabajando de chofer? ¿Estará haciendo esto para pagar sus estudios?

— Sigues viéndome, ¿tengo algo en la cara o qué?

— No…

— ¿O te gusté?, ¡eh! Ja ja ja ja.

Esa fue la pregunta más incómoda que me han hecho en toda mi vida. ¿En verdad me gusta este sujeto? Tal vez Jiro tenga razón, no estoy enamorado de Gin, es sólo que me gusta mucho. A decir verdad, este hombre me da un aire a aquel joven, pues es del mismo color de piel, lleva el cabello parecido al de Gin y se viste de la misma forma. Esa debe ser la razón por la cual este chico me atrae.

— N-n-no, nada que ver.

— ¿En serio?, ¡buu! Yo creo que eres un muchacho muy atractivo, ¿Qué edad tienes?

— ¿Eh?, pues… este… dieciséis…

— No manches, estás bien chavito. Yo tengo veinticuatro, te gano por ocho años.

— ¿Es en serio?, te ves mucho más joven.

— ¡Hey, gracias! Ya me andas echando piropos, ¡pícaro!

— Lo siento, pero no soy gay.

— ¿Ah, no? No tienes por qué mentirme, no le voy a decir a nadie. En serio, aquí estás seguro conmigo — no quise decir nada, estaba muy nervioso. No conozco al sujeto, ha sido muy bueno conmigo y todo; pero y si me hace daño, se nota que es mucho más fuerte que yo y estamos pasando por una zona algo desierta y oscura.

— Yo…

— Perdón, salir de «closet» no es fácil. No debí presionarte. A mí también me costó mucho, pero con el tiempo me acostumbre a decirlo como si nada.

— ¿En serio?

— Sí, con el tiempo tomas valor y se vuelve más fácil.

— Tú en verdad no te ves nada gay.

— Ja ja ja, ¿lo crees? Mis amigos dicen que soy súper obvio, no sé ya qué creer.

— Supongo… sí soy gay. Perdón por intentar ocultarlo.

— No pasa nada, yo también me pasé en decirte cosas muy atrevidas.

— No, no, no. Fuiste muy lindo, sólo que… nunca nadie me había dicho algo así.

— ¿En serio?

— Sí, ni siquiera las chicas.

— ¿Estás seguro? Yo creo que estás guapísimo, si fueras mayor de edad, ya estuviera pidiéndote salir conmigo. «Neta», te me haces súper lindísimo. Tienes una labios espectaculares, te juro que estoy muriéndome en estos momentos por detener el taxi y besarte — eso hizo que mi corazón se acelerara demasiado. Comencé a sudar como loco, no tengo la más mínima idea de qué hacer ante esta situación.

Jamás he besado a nadie, ¿debería hacerlo? Él es mayor que yo, mucho más, y el mismo ha dicho que no aceptaría nada, porque soy menor de edad. Pero y si sólo es un beso, mi primer beso… ¿Qué hago? Le digo que sí a este hombre cuyo nombre no conozco o me despisto.

 — Ahora sí me pasé, ¿no? Parezco un acosador de menores, ¡qué pena!

— ¿P-puedo recostarme en tu hombro…?

— Claro, amigo — siento algo muy especial por Gin, pero jamás me había pasado esto. Son cosas que sólo deben ocurrir en las películas, series, «mangas» y libros; pero hoy me di cuenta de que en verdad pueden volverse realidad. No puedo besarlo, no estoy listo; pero si quiero sentir el cariño de otro hombre, deseo saber si es lo que tanto anhelo.

Tan pronto aceptó, me acerqué lo más que pude a su asiento, pues yo estoy de copiloto. Él levantó su brazo y me rodeó con él, abrazándome y permitiéndome que me acurrucara en su pectoral. Sus brazos son más grandes de lo que había percibido y su aroma es muy fresco. Todo su cuerpo es muy cálido, me atreví a acariciar su estómago un poco por encima de su playera de algodón.

Cerré los ojos. La comodidad es increíble. Tanto así, que estuve a punto de quedarme dormido entre los brazos de este hombre, que respiraba muy profundamente al tenerme cerca.

— ¿Te estoy incomodando?

— ¿Estás loco?, es la mejor experiencia que he tenido en mi vida.

— ¿En serio?

— Sí, en serio… me gustas mucho, niño. Me encantaría que fueras de mi edad, te trataría como rey si tuviéramos una cita.

— Gracias, eres muy lindo conmigo y ni siquiera me conoces… no sé qué decir, en verdad.

— No digas nada, disfruta el momento, porque ya casi llegamos — eso hice, disfruté del momento hasta que por fin llegamos al cementerio. Por un momento olvidé que Josue estaba ahí, solo, en medio de una pequeña lluvia que había comenzado a caer en el sitio.

Al llegar, recordé que Sarah dijo que vendría, por lo cual tuve que pedirle al taxista que se retirara.

— Aquí está el dinero, gracias.

— De nada, ¿vas a querer que te lleve de regreso a ti y a tu amigo?

— No gracias…

— Es tu novio, ¿verdad?

— No, no, no… nada que ver… es sólo un amigo. Es que mi hermana pasará por nosotros, ella tiene auto.

— Ya veo — el hombre torció la boca, es obvio que no quiere irse así nada más. Algo más desea y no sé qué hacer al respecto, yo también deseo algo más —. ¿Tienes correo electrónico?

— Sí, es mi nombre completo básicamente… «Nate_Raysky@Coldmail.com».

— Por favor, anótalo aquí para no tener problemas — el hombre me dio un pedazo de papel y una pluma para poder poner mi correo electrónico, bajando de su vehículo. Luego se la regresé, rosando sus dedos con los míos delicadamente —. Bien, te mandaré un correo, Nate.

— Si, gracias… Disculpa, ¿Cómo te llamas?

— Yo, Brandon Quiroga. ¡Mucho gusto!

— El gusto es mío — yo le di la mano y él la sostuvo para hacer un cordial saludo; pero entonces, me empujó hacia él y me abrazó fuerte. Yo le regresé el abrazo y al poco tiempo, me soltó para subir de nuevo al taxi.

— Nos vemos, suerte — sonreí a la par de Brandon, viendo cómo se iba en su taxi, recordando que mi amigo me necesita.

Corrí lo más rápido que pude, gritando el nombre de mi amigo. El cementerio está a media luz, la lluvia comenzó a aumentar y no se ve una sola alma cerca. Hasta que por fin di con él.

Josue se encuentra parado enfrente de la tumba de su padre, viendo el ataúd que hay adentro, aún sin enterrar. Me acerqué a él corriendo, pero ya estando cerca, comencé a caminar. Me sentí terriblemente egoísta por haber tardado, pues prácticamente me la pasé de zorro con un taxista, el cual hizo algo de tiempo rodeando por colonias para poder estar más tiempo conmigo. Me di cuenta de ello y no dije nada.

— Josue, cuanto lo siento… No… no sé siquiera qué debo decir.

— No digas ya nada — respondió mi amigo con la voz más fría que he escuchado en mi vida —. No hay nada qué decir que no hayas dicho ya…

— Sí — me acerqué a él y lo abracé por detrás, recargando mi frente en su hombro derecho, pensando en todo el dolor que él debe estar sufriendo —. Se acabó, ya se acabó, Josue.

— No, apenas empieza. Ahora soy libre totalmente de ser quien deseo. Ya no está la única persona que me dijo toda mi vida que soy un asesino y una desgracia. Ya por fin todo terminó.

— Sí, amigo. Ya estás…

— Nate, te amo — Josue me interrumpió y volteó a verme cuando dijo eso, quitando mis manos de su cuerpo, llorando en conjunto con la lluvia que recorría sus ya mojadas mejillas, mezclándose con sus lágrimas, haciendo imposible distinguirlas. No podía creer lo que escuchaba, ¿Josue es gay? —. Sé que suena muy apresurado, debí haberlo hecho hace mucho, pero no había encontrado el momento… — yo no puedo comprender lo que pasa, estoy anonadado por la situación. El agua golpea mi cuerpo en medio de un cementerio, junto al cuerpo sin vida de la persona que más odiaba, teniendo que escuchar la confesión de Josue —. Por favor… di algo, Nate.

— No… no entiendo por qué dices eso.

— De qué hablas…

— Yo no soy gay, no puedo corresponderte. Lo siento…

— Pero… yo te amo. Sé que es algo difícil, pero créeme, tú también eres homosexual como yo, lo he notado a lo largo de los años y yo…

— ¡No!, yo no soy así. No sé por qué piensas eso, a mí no me gustan los hombres…

— Nate… piénsalo un…

— ¡QUÉ NO! — en ese momento, hice la cosa más estúpida que pude haber hecho: le di una cachetada a mi amigo. Me di cuenta muy tarde de lo que pasó, lastimé a una de las personas que más quiero y lo hice por miedo. Brandon se dio cuenta, Josue se dio cuenta; si sigo así, algo malo puede ocurrir, algo terrible. No quería aceptar que soy muy obvio, que Gin puede darse cuenta de lo que soy. Por ello, hice lo que hice, lo negué e intenté hacerle ver eso a alguien que me ama.

— ¡Idiota! — Josue me golpeé el estómago con su puño y se me fue encima, ambos comenzamos a forcejear en el lodo, peleando, revolcándonos ahí donde estábamos —. ¡TODO LO QUE HE HECHO HA SIDO POR TI, ME ALEJÉ DE MI PADRE PORQUE DIJISTE QUE ERA LO MEJOR. VIVÍ EN TU CASA PORQUE DIJISTE QUE ME QUERÍAS VER BIEN. ¿POR QUÉ ERES ASÍ CONMIGO, NATE? — gritaba Josue, golpeándome, al mismo tiempo que yo le regresaba las agresiones como podía, pues él está encima de mí. Al final, logré empujarlo lejos de mí, donde se sostuvo con ambas manos, viendo hacia abajo, llorando incontrolablemente.

— No puedes obligarme a quererte — nadie puede —. Yo te quiero como a un amigo y ya — esa es la verdad —. Pero ya no quiero verte, ¡me das asco! — una vez más, mentí, a la par que me largaba del lugar caminando, dejando a mi amigo ahí solo.

Cuando salí del cementerio vi a Kaleb y a Sarah entrar, a quienes quité de mi camino al pasar a su lado, dejándolos allí también sin decirles nada. Ambos inmediatamente se fueron a buscar a Josue, mientras yo me perdí en la lluvia, en la oscuridad de la calle.

Usé mi dinero y lo que me sobró del billete de doscientos para llegar a mi casa, listo para dormir y olvidar todo.

A la mañana siguiente, me encontré solo en casa. Sarah me dejó una nota con dinero que rezaba lo siguiente: «Josue y yo ya nos fuimos. Espero que con eso puedas sobrevivir estos días, Beto tiene más dinero como quiera. No sé qué pasó entre tú y Josue, pero quiero que sepas que eres un imbécil y te odio. Cuídate, hermano».

Lo merezco, en verdad que sí.

En unos días, Kahilo me entregó en la salida el dibujo que tanto quería. Ambos nos alejamos un poco de toda la preparatoria, para que ella pudiera darme su trabajo sin que los demás lo vieran. Yo tenía ya varios días sin expresar felicidad, tristeza, enojo o cualquier otra cosa, fui un zombi todo ese rato. Kahilo lo notó y supongo que por eso se apresuró en terminar el trabajo. A nadie le comenté lo que pasó con Josue, ni siquiera Agis o a Zirumi, quienes son en quien más confío.

— Tardé en hacerlo porque no sabía cómo representar la escena y aquí lo tienes. Espero te guste — me explicó Kahilo, entregándome el dibujo. Es bellísimo, estamos los dos juntos, tomando yo a Gin por la cintura, poniendo él sus brazos en mi pecho; pero hay un detalle, pues no nos estamos besando, los personajes se encuentran a punto de. Eso me molestó, pero no dije nada, sólo agradecí porque en verdad está hermoso el dibujo y es justo lo que quería, a excepción de ese detalle tan importante. Kahilo dijo que no dibujo el beso, porque se le hacía más dramático dejarlo así, más «tierno», usando sus palabras. Aunque confieso que pensé que así lo hizo porque en verdad hay algo más detrás, posiblemente a ella le desagrade un poco algo así, un beso entre hombres.

 Kahilo se fue, yo me quedé ahí, viendo el dibujo atentamente, pensando…

«Yo no merezco tener esto», me dije a mi mismo en mi mente.

Porque la verdad, soy un asco.

Tomé mi computadora ya estando en casa, poniendo el dibujo a mi lado, observándolo mientras gotas llenas de tristeza inundaban mi rostro.

«Jamás creí que llegaría el día en el cual me vería al espejo y pensaría en lo idiota que soy. He lastimado tanto a alguien que quiero, quien aprecio. Todo para mantener en secreto, un amor egoísta, un sentimiento que jamás será correspondido, que nunca podrá volverse mutuo. ¿Valió la pena perder el amor de alguien especial por conservar la ilusión de estar con otro que jamás podrá sentir algo más que una amistad? La respuesta es simple: No».


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).