Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Corre! por NeilDArcPridh

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

24 de marzo de 2008

Todo es un misterio. ¿Qué está pasando?

¿Qué esperan de mí? ¿Por qué me hacen esto? ¿Qué hice para merecer esto?

Creo saber qué, no hay duda de ello. No soy una buena persona, aunque aparento lo contario. A mí me gustaría que los demás vieran quien soy realmente, porque si les cuento la verdad, la mayoría no me creería para nada. Todos lo tomarían como que estoy exagerando o algo así. Pero no es el caso, desgraciadamente no lo es.

No obstante, ellos lo saben. Aun así, están aquí conmigo, esperando que haga algo. Algo que no quiero hacer.

Abrí mis ojos para ver el techo de mi habitación, con mi frente perlada en sudor, siendo mi respiración algo agitada y estando mis manos temblando. Esta vez mis pesadillas habían tomado un rumbo diferente, el miedo que me causan no es el mismo de antes.

En este día se cumple el mes de la muerte del padre de mi amigo. Ya han pasado treinta días desde que Josue se fue al «otro lado», donde en estos momentos está viviendo con sus abuelos. Kaleb y Sarah no me dicen nada de él, sólo que se encuentra bien y que no le falta nada. Es obvio que no me quieren decir si está bien o mal después de lo que hice, en verdad me siento un completo estúpido. Sarah ni siquiera me ve directamente desde entonces; aun siendo mi hermana, es muy justa y sabe que lo que hice estuvo mal, es por eso que se comporta así conmigo. Por otro lado, Kaleb parece no estar enojado ni nada por el estilo, sólo lo noto algo distraído.

Sólo espero que el tiempo haga que las cosas mejoren entre ellos y yo.

Pero bueno, todo ha ido normal, e inclusive he seguido en contacto con Brandon. No nos hemos visto desde aquella vez, porque no quiero ilusionarlo. Sí me gusta, pero es mayor de edad y en verdad siento algo especial por Gin; me doy cuenta de ello, ya qué estoy seguro de que cualquiera que no sintiera algo así, abría besado al chico guapo del taxi.

Eso sí, Brandon es muy buen consejero. Él me ha contestado todas mis preguntas y me ha contado de su experiencia al salir del «closet», lo cual me ayudó a comprender muchas cosas sobre el tema. Él cuenta que la mayoría de sus amistades, al menos las que él realmente aprecia, no se apartaron de su lado. Justo cómo me pasó a mí con mis amigas. Tal vez sea tiempo de decirles a otras personas lo que soy, pero no sé si deba incluir a Kaleb, mi hermana o Josue en esto.

Como sea, algo que también pasó fue que Gin realmente se puso a ver «Vaduro». Le gustó tanto que ya va en una temporada muy avanzada; pero casi no hablamos de eso, porque cuando se conecta a «Messenger» está haciendo tarea, y en la preparatoria estamos en salones diferentes como para hablarle entre clases. También podría hacerlo en la salida o en el receso, pero en ese rato está con su novia. Desde aquella vez, ya no he podido ver a Gin, ni hablarle frente a frente.

Todo eso me pone un poco triste. Lo único que podría decir que es bueno de esto, es que ahora mis amigas se la pasan hablando de Gin como mi enamorado. Siempre me están diciendo qué hace, dónde lo vieron y me molestan diciendo que nos veríamos lindos juntos, haciendo ruidos de chicas «fangirls» del «yaoi». En verdad, me gusta mucho que ya lo tratemos como un tema normal. Brandon tiene razón, una vez que ya que lo dices, las cosas mejoran.

— ¿Ahora en qué tanto piensas, Nate?

— Da la casualidad que… en nada, sólo estoy pensando.

— ¡Oh! ¿De pura casualidad no piensas en el trasgo?

— ¡Ridícula, claro que no, Ninta!

— ¿«El trasgo»?

— ¡Sí! Es un personaje que inventé hace rato, ja ja ja. Sólo eso, Agis.

— Ya, ¿y por qué estarías pensando en él?

— Bueno, se me ocurrió hacerle una buena historia, tú sabes… escribir sobre él.

— ¡Oye sí!, qué buena idea, Nate. ¡Puedes hacer un «fanfic» de amor con el trasgo!

— Pues nunca he escrito algo de romance, Ninta. No sé si me saldrá como me gustaría…

— ¡Vamos!, estás enamorado. Obviamente te saldrá bien.

— ¡«Dude», ¿estás enamorado?!

— Este… pues… sí, ¿para qué te digo mentiras?

— Con razón siempre te veo distraído viendo al cielo — Ninta lo logró, ahora Agis sabe que me estoy perdidamente enamorado de alguien. Sólo espero que no sospeche más hasta que sea el tiempo correcto de decirlo — Oye, Xoha quiere que vayamos mañana a su casa a jugar videojuegos. ¿Vienen?

— Yo si iré. ¿Tú qué dices Nate?

— Sí, está bien. ¿Ya qué? — Xoha es otro de los chicos que se nos unió hace poco. Es un sujeto muy «cool»… y «atractivo» según la mayoría de mis amigas. Yo lo veo como un sujeto normal, no sé porque tanto afán en decir que está súper mega guapísimo. En fin, el hombre es un buen muchacho, me cae muy bien, aunque a veces siento que no nos llegamos a entender del todo. Me gustaría poder saber más de él, pero algo me dice que deje las cosas así como están.

— Pues que no se diga más, el sábado a las dos de la tarde nos veremos aquí en la preparatoria para que Xoha nos lleve a su casa.

— Bien, Ninta. Agis, supongo que nos vendremos juntos de casa.

— Así es, mi estimado.

— Pues ya están, así será — pasaron los días y no hubo nada relevante con mi situación entre Josue y yo, o Gin, obviamente. Este último se la pasó súper ocupado hasta que por fin el viernes tuve la suerte de encontrármelo en un lugar donde no esperaba verlo, pues se me antojo una hamburguesa del famoso lugar donde las venden cerca de mi escuela y fui a por una, encontrándome a una compañera del salón ahí.

— ¡Hey, Damaris! No sabía que trabajabas aquí.

— Sí, un poco de dinero no está mal para mí. ¿Qué vas a querer?

— Una «Famous Comet».

— ¿En combo o sola?

— Pues… no tengo dinero para pagar el combo, así que sola.

— No, pónsela en combo, yo se la pago — volteé a ver quién había sido la persona que me pagó la comida y sin dudas me sorprendí al ver que se trata de Gin, sólo él.

— ¿Eh?, no es necesario… ¡no tengo tanta hambre!

— Ya te la pedí, aguántate.

— Serán ciento treinta y seis.

— Espera, agrega una «Eastern Guacamole Bacon» por favor. En combo también, amiga.

— Ya, serían doscientos setenta y cuatro.

— Aquí tienes — Gin desembolsó un billete de quinientos. Me sorprendió que trajera tanto dinero, debe ser por los murales en los que le ayuda a su hermano a pintar — Vamos a sentarnos, ándale.

— ¿Vienes solo?

— Sí, Deby se fue temprano y a mí se me antojo una hamburguesa. Me dio risa verte aquí también evidentemente solo. Te la debo por las veces que te dejé allá en aquella banca.

— ¡Hey, gracias! Pero no es necesario que hagas esto, en verdad…

— No te amargues, siéntate.

— ¿Ya qué?... Gracias, Gin.

— ¡Oye!, tenías mucha razón con «Vaduro», está muy bueno. Ya entré en lo más nuevo que hay.

— ¿Es en serio? Yo estoy leyendo el «manga», no sé dónde va el «anime» y ni me interesa. Tiene demasiado relleno… por eso lo llaman «Relleduro».

— Ja ja ja, ¿en serio?

— Sí, por ejemplo: Después de la batalla en «la cascada del límite», pasan dos capítulos más y ya comienza cuando Vaduro es adolescente.

— ¿«Neta»?, acá pasaron como tres temporadas para que eso ocurriera.

— ¿Ves a lo que me refiero? Es demasiado relleno.

— Pues a mí me gusto, estuvo «chido».

— Sí tú lo dices, me parece bien.

— ¿Y qué pedo?, ¿ya sabes qué onda con tu carrera?

— ¿Eh?... este… sí. Estudiaré Ingeniería en Sistemas, ¿tú qué onda?

— Diseño Industrial, definitivamente es lo que más se apega a lo que me gusta. No tenía idea de que te gustara la computación.

— No sé, últimamente me ha entrado la loca idea de querer programar un videojuego. A lo mejor puedo lograrlo y vivir de una de las cosas que más me gusta hacer.

— ¿En serio?, creí que te gustaba más escribir. Nanis y Agis dicen que te gusta mucho hacer historias — explicó Gin poniendo una cara de incrédulo. ¿En qué momento Agis y Nanis hablaron de mí con él? ¿Gin tiene algún interés en mi persona? No puedo imaginar una conversación normal donde yo salga a flote; bueno, creo que en una sobre la estúpida pijama y el traje de conejo. Pero… ¿Por qué profundizar tanto?

— Pues sí, pero no soy buen escritor. Sólo lo hago por mero «hobby», dudo algún día vivir de eso.

— Si tú lo dices… yo creo que deberías intentarlo si te gusta — sus palabras comenzaron a resonar en mi cabeza. ¿Estoy eligiendo la carrera equivocada? No sé, pero debo recordar lo que me dijo Brandon: «No hagas estupideces por una persona que no sabes si te ama. Al menos no hagas cosas que afecten tu futuro». Sé que es sólo un consejo, pero si lo sigo solamente porque lo dijo Gin, podría afectar mi vida entera.

— Estoy seguro de querer ser Ingeniero, pero gracias por tu opinión. No sabes cuánto la aprecio.

— De nada, bato. Cuando quieras, je je — amo cuando hace esa estúpida risilla burlona. Hace que la piel se me ponga de gallina y comúnmente sonrió como estúpido, a la par que me pongo algo rojo. Mi piel es muy clara, posiblemente Gin llegue a notar que me sonrojé, aunque no creo que me diga algo al respecto.

— ¡Aquí está su orden chicos!

— Gracias, amiga — la comida ya ha llegado. Gin inmediatamente la recibió y acomodó en la mesa, siendo muy amable con la empleada —. ¿Qué vas a querer de refresco?, yo voy por ello.

— Este… no sé. ¿Pocsi?

— ¿Normal o «light»?

— ¿Por qué vendría a comer una hamburguesa grasosa con Pocsi «light»?

— Hay gente rara, je je — de nuevo, su sonrisa se hizo presente. No me había dado cuenta, pero estamos comiendo solos en este lugar, sin que nadie nos moleste. Me pagó la comida, al menos parte de ella. Está siendo servicial conmigo y estamos platicando sobre nosotros solamente.

¿Es esto acaso una cita?

No… no debería de serlo. Según yo, se debe declarar que es una cita previamente o sólo se considera una salida de amigos… pero él está siendo muy amable, además de que siento algo especial por él. ¿Será éste un momento adecuado para decirle que me gusta o debería dejar que nuestra amistad crezca como lo he querido desde hace tanto tiempo?

Brandon dice que lo mejor que puedo hacer es confesármele, sea lo que sea que pasé, me ayudará a ser más fuerte o a tener un amigo de verdad; o también, en algunos casos súper rarísimos, un novio.

No lo sé, creo que debería seguir intentando construir una buena amistad con él. Es una buena persona en verdad, no creí que recordaría que le reclamé lo de la otra vez, cuando me dejó plantado. Además, tiene algo de interés por lo que hago. Me encantaría poder leer la mente de Gin para saber si en verdad todo lo que parece ser coqueteo e interés es realidad o solamente son ideas mías.

— ¡Aquí tienes, provecho!

— ¡Bueno provecho, Gin! — esto va a sonar muy enfermo, pero jamás había visto comer a Gin. Se me hizo lo más adorable del mundo: cómo se ensucia las manos y se las limpia con servilletas para volverse a machar una y otra vez al tocar su gigantesca hamburguesa con tocino y guacamole que escurría salsa «barbeque».

Por otro lado, él se rio de mí, porque cuando comenzamos a comer, olvidé que debía pedir unos condimentos que me gustan mucho; así que fui por ellos y regresé con estos mismos, cargando adicionalmente una cantidad exagerada de pepinillos. Abrí mi hamburguesa, le puse la mitad de los pepinillos que traje; luego tomé mostaza dulce y le puse mucha pimienta, revolviéndola con una papa frita que después llevé a mi boca. Todo esto para verter la mezcla en mi hamburguesa. Después, tomé el «blue cheese» y también lo vertí por encima de la mostaza. Al final, cerré el alimento, lo sujeté con ambas manos y le di una gran mordida, haciendo que todo se escurriera por la parte contraria a donde la estaba consumiendo.

Gin soltó una enorme carcajada con la boca llena, no podía creer lo que estaba presenciando.

— Todo lo que hiciste, ¡qué bárbaro! Y se te está desmoronando por el otro lado.

— ¡Ay!, es mi forma de comer, déjame. Tú estás todo loco limpiándote, cuando obviamente te volverás a manchar.

— No sé, me da cosa tener las manos sucias tanto tiempo, pero lo tuyo se ve bien «curado».

— ¡Ja ja ja, cállate, tarado! — nos la estábamos pasando muy bien, comiendo, riendo, compartiendo el momento juntos. Jamás creí que algo así pudiera ocurrir, yo en verdad esperaba sólo comer tranquilamente una hamburguesa y ya. A veces el destino nos juega de maneras increíbles, bien o mal, pero lo hace.

— ¿Ira a la graduación algún invitado o familiar tuyo?

— No, Sarah no quiere ir, porque dice que pondrán a un grupo sureño en vivo. Por otro lado, mis dos únicos amigos no pueden: uno estará fuera del estado y el otro está enojado conmigo.

— ¡Ya!, ¿Por qué pelearon?, si se puede saber.

— Porque soy un idiota, me dijo algo que no me gustó y lo golpeé.

— ¿En serio?, no te ves muy agresivo que digamos.

— ¡No lo soy! De hecho, fue la primera vez que le metí una cachetada a alguien, pero no sé. Fue un impulso.

— ¿Cachetada?, ¿te insultó a ti o a alguien querido?

— A mí…

— No te preocupes, es normal que reaccionemos agresivamente en algunas ocasiones. Lo bueno es que siguen siendo amigos aunque estén enojados.

— No sé si él me considera amigo aún.

— Tú lo haces, supongo que él también. Después de que te insultó tanto como para darle una bofetada, aún lo aprecias. Creo que él está igual, sólo habla con él.

— Sí, tienes razón. Gracias Gin.

— De nada, «we» — eso fue lo más relevante de lo que hablamos esa noche. El consejo de Gin me hizo recapacitar muchas cosas, aunque no le conté toda la verdad a mi amor, sólo le dije lo que me convenía. Me pregunto: ¿Qué me diría Gin si le digo que golpeé a Josue por miedo a que todos supieran que soy gay?

Posiblemente me vería con asco.

Una vez que terminamos de comer, acompañé a Gin a tomar el camión. Ya era algo tarde, por lo que el insistió en que me apresurara a tomar el mío, pero yo insistí en ir con él. Deseaba poder estar más tiempo con aquel chico, aunque fuera un poco. Al final, terminó yéndose en su camión y yo fui a donde el mío pasa, tardándose mucho en recogerme. Llegué a mi casa casi a las doce y media de la noche.

Al día siguiente, fui a casa de Xoha, donde todo mundo me vio muy feliz. Cada uno de mis amigos estuvo molestándome día y noche, cuestionándome el porqué de mi felicidad. Todos preguntaban: ¿Qué es lo que te pasó para que sonrías tan plenamente? Mi respuesta quería decirla, deseaba poner esas palabras en mi boca, contestar: «Tuve una cita con Gin». No fue una cita, ¿o sí? Ni idea, pero así lo vi yo en ese momento.

— Es por el trasgo, obviamente.

— ¡Claro que sí, Ninta! ¿Por qué más seria?

— ¡Ya dejen de hablar de eso y concéntrense en ganarle a Xoha en «Call of Service»!

— Deja a Ninta y a Ryuu hablar y concéntrate tú, bato.

— Lo dices porque ya tienes treinta puntos y yo diez. Es tu juego Xoha, obviamente eres mejor que todos.

— No es mío, es de César.

— Mierda… — continuamos jugando una y otra vez. Xoha siempre nos gana, es muy bueno en los videojuegos, mucho mejor que yo. Además, es muy inteligente y aplicado. Estoy orgulloso de decir que es mi amigo.

Pronto se hizo de noche después de una tarde muy divertida en casa de nuestro colega, por lo que nos fuimos retirando del lugar para tomar el autobús a casa.

— En realidad si fue el trasgo, ¿eh?

— Ya Yushi, supéralo.

— Es que…«nembre», Nate. Cuéntanos, ¿qué pasó?

— Está bien, Soriko — no podía contenerlo más, ahí estaba Agis, pero supongo que no entenderá, sólo se confundirá más —. Estuvimos en el «Kant’s Senior», comiendo solos.

— ¡No manches!, ¿te atreviste a invitarlo?

— No, Ryuu. Yo fui a comerme una hamburguesa y él solito llegó hasta allá. Inclusive pagó la mía.

— ¿«Neta»?, entonces sí es…

— Tal vez sí, Kahilo. Si es así, pueden estar juntos, Nate. Tu sueño se hará realidad.

— ¿Quién sabe?, Kuychi.

— ¿De qué hablan?

— De nada Agis, cosas de Nate y nosotras.

— Está bien, Jiro… — las chicas intentaban preguntar cosas más atrevidas, pero saben que Agis no debería saber nada; por lo tanto, se las guardaron para bombardear mi «Messenger» más de rato.

Mientras iba en el camión con Agis, ya a solas, el tema obviamente surgió.

— ¿Quién es el trasgo?

— ¿Eh? Ya te dijimos, ¿no?

— ¿Tu personaje de ficción? ¿Tuviste una cita con él? Escribes «self-insert yaoi».

— Este… yo… pues, veras… es que… —ya es inevitable, tenía que hacerlo de una vez o este espectáculo nunca iba a acabar. Es hoy o nunca cuando revelo la verdad a uno de mis mejores amigos. Al primer chico al que le diré la verdad sobre mis preferencias sexuales — Agis, soy gay. El trasgo no es ficción, es Gin.

— Oookaaaay… — fue el «Okay» más incómodo que he presenciado en toda mi vida —. Y ayer, ¿tuviste una cita con él? Porque según yo tiene novia y no es gay.

— Emm… ¿no me dirás nada por ser…? tu sabes, ¿homosexual?

— Pues, no pasa nada. Yo siempre te voy a querer como mi amigo, bato. Está de más decir que yo no soy gay, pero entiendo que «pedo» con ese rollo. No tengo amigos gay, sólo tú; mas sé que no son acosadores como todos creen. Lo sé por ti, de hecho, siempre lo supe por ti.

— ¿Ya sabías que soy gay? ¿Soy muy obvio?

— No eres obvio, pero estoy siempre contigo. Ya había notado cómo veías a Gin, bato. Cómo hablas de él y cómo sonríes al momento de su sola mención. Ya lo venía venir desde hace tiempo atrás. Pero insisto, yo no tengo problemas con eso, eres mi mejor amigo y así siempre será, «carnal» — Agis es un idiota, no pude evitar llorar cuando me dijo eso. Él inmediatamente me abrazó y me pidió que me calmara, jamás creí que recibiría un apoyo tan grande de un amigo tan querido como él. Un gran peso de encima ha sido liberado de mi espalda.

— Gracias, no sabes cómo aprecio eso. Tú también siempre serás mi mejor amigo, cuenta conmigo para lo que necesites.

— Sí, no te preocupes, Nate. Ahora, ¿Cómo está eso de que tuviste una cita con Gin? Te seré honesto, dudo mucho que él sea gay.

— No fue una cita, sólo me pagó una hamburguesa y nos pusimos a platicar de nosotros. De hecho, me gustaría preguntarte. Gin sabe que me gusta escribir por parte tuya y de Nanis, ¿Cómo llegaron a eso?

— ¡Ah!, muy simple. Estábamos discutiendo de las carreras y Nanis lo mencionó, pues se había extrañado mucho de que eligieras computación cuando no tienes pinta de amar la computadora, y cuando estás en ella, te la pasas escribiendo ficción. Por eso le comentó a Gin y él también se sorprendió, porque creía que, como todos los «otakus», te irías a Diseño Gráfico.

— ¿Por quién me toma ese tonto? Pues es que me lo mencionó y creí que había preguntado por mí o algo así.

— Lamento decepcionarte, pero no fue el caso.

— De hecho, ¿Gin alguna vez te ha preguntado por mí? ¿Algún signo de que yo le guste de una manera especial o algo así?

— No, la verdad es que no. Creo que sólo ha hecho comentarios de ti cuando hablamos de repente, pero sólo eso. Nada que me diga: «¡Oh, por todos los cielos. Gin ama a Nate!» La verdad, no.

— Ya entiendo — al saber esto, no pude evitar suspirar en tono de decepción. En verdad Gin no tiene un interés más allá de amigos conmigo, Agis me lo ha comprobado en este momento —. Está bien, supongo que no hay problema.

— «Dude», al bato le gustan las «morras». No te hagas ideas, porque algo malo puede pasar.

— Es que… estoy muy enamorado de él.

— Pues si quieres, díselo, pero obviamente te va a rechazar. Tiene novia y en verdad se ve muy a gusto con ella, hasta donde yo lo veo. Nunca le he notado una pizca de homosexual, siempre ha sido muy varonil y no digo que tú no lo seas, pero él ni de «pedo» creo que sea gay.

— Quien sabe, eso lo averiguaré después — yo seguía terco, porque deseaba que fuera cierto, que Gin pudiera estar a mi lado como algo más, no sólo como un amigo y ya.

— ¿Cuándo? Sólo tenemos unas semanas más antes de que se acabe el semestre. Ya después de la fiesta de graduación, seguramente será muy difícil que puedas acercarte de nuevo a Gin.

— Es verdad, ya está por terminarse. Si no es gay o no le confieso lo que siento para la graduación, entonces nos separaremos y tendré que hacerme a la idea de que jamás estaré con él. Empezaré una nueva vida desde ahí, ya me olvidaré de lo que sentí por aquel hombre para buscar amor en otro lado, supongo yo.

— Creo que es lo más sano, «dude».

— Sí, gracias Agis — llegamos a nuestros hogares al paso del tiempo, despidiéndonos con un fuerte abrazo para luego separarnos. Mientras caminaba, iba pensando en ello: tengo ya contadas las semanas. Debo hacer algo en ese tiempo para poder averiguar si lo que creo es verdad o sólo estoy viendo oportunidades donde no las hay.

Era ahora o nunca.

Pero fue básicamente nunca, ya que en estas últimas semanas, no pude acercarme a Gin por más que lo intenté. Ya no hubo un sólo momento donde se separara de su novia, Deby. Perdí la oportunidad de volver a hablar con él, lo que significaba que lo que ahora sólo podía hacer es esperar a la graduación, es ahí donde tendría la oportunidad de confesar mis sentimientos.

Sin embargo, ¿valdrá la pena hacerlo? Ya no lo volveré a ver, por eso no tengo tanto miedo en decirle que un hombre estuvo amándolo en secreto durante estos dos largos años. No sueno muy convincente para ser honestos, ¿verdad? Aun así, siento un pánico horrible. Debo tomar una decisión de qué haré, tengo una semana para hacerlo, sólo siete días más y todo terminará.

Una vez que ya no vuelva a ver a Gin, ¿Qué pasara conmigo?

Me comenzaran a gustar otros hombres, supongo. Caí rendido a los brazos de Brandon cuando tuve oportunidad, aunque intentar algo con él no me convence del todo. Es mucho más grande que yo y siento que lo nuestro no durará, pues él me ha dicho claramente que busca una relación muy seria y estable. Yo apenas estoy comenzando a salir, a descubrir mi sexualidad, no sé si deba ponerme encima un compromiso tan grande como ése.

Debería tratar de salir con chicos de mi edad. Pero, ¿cómo? No puedo ir por la calle sonriéndoles a los sujetos que me parezcan lindos, ¿cómo saber si soy gay o no? Sólo conseguiría insultos y hasta golpes. No me imagino un día en el que un tipo me golpee, porque le coqueteé. Espero jamás me suceda.

Quizá debería esperar a que sea mayor de edad para poder visitar un bar gay o algo así. Supongo que es la forma más sencilla de poder ligar a gusto para una persona como yo. Aunque también está el hecho de que mi familia no sabe que soy homosexual, creo que debería decirle a Sarah.

Pensé en hacerlo, pero entonces, un día llegué a casa y pasó lo peor que pudo haberme ocurrido.

Yo entré normal y Sarah estaba esperándome en la cocina, muy seria. Su semblante se veía pálido y muy molesto.

— ¡Nate! — expresó fuerte, claro y con dureza — ¡Ven para acá! — su voz tenía un tono de enojo inconfundible. Me estaba preguntando en aquel momento: ¿Qué abre hecho para que esté así? No tenía idea de qué demonios me esperaba.

— Sí, ¿qué pasó hermana? — pregunté ya una vez que estuve junto a ella, quien me miró directo a los ojos con una rabia imposible de esconder. Yo me asusté un poco más al ver la escena; sin embargo, el problema real llegó cuando sacó de un cajón una hoja con un comic que yo dibujé, una donde Gin y yo éramos novios y nos besábamos.

Mi cara palideció ante el suceso, sentí que mi corazón se detuvo un momento y cómo comenzaba a sudar frío. Volteé a ver la cara de mi hermana con miedo y ella seguía furiosa, pero notaba sus ojos un poco rojos, quería llorar.

— ¿Qué significa esto?

— Es un tonto comic que Yushi dibujó.

— ¿Y por qué lo conservas?

— Porque a sus papas no les gusta que tenga…

— ¿Crees que estoy pendeja?

— ¿Sarah…?

— Sé quién es Gin, es el compañero del que siempre hablas. ¿Acaso es tu pareja?

— No, nada que…

— Nate, ¿eres homosexual?

— Yo… no… es que…

— ¡DIME!

— ¿Qué importa?

— A mí me importa

— ¿Por qué?

— Pues porque ser así es difícil. La vida va a complicársete mucho, nunca tendrás hijos, no te casaras, estarás solo siempre buscando el amor de alguien que jamás te querrá de verdad, sólo te usarán. Yo siempre tuve la ilusión de que encontrarías una chica linda, te casarías, tuvieras hijos… mis pequeños sobrinitos. Ahora todo eso básicamente ya es sólo una ilusión, evidentemente.

— Yo…

— Mira, tengo una amiga que conoció a un sujeto que era homosexual. Años después lo volvió a ver en un funeral con sus hijos y esposa;  cuando preguntó a alguien cercano por él, le dijeron que sólo le hizo falta conocer a la chica indicada. Yo recuerdo a ese tipo, era muy afeminado y siempre se la pasaba hablando de hombres. Tal vez eso te haga falta, conocer a una chava a la que de verdad le gustes y…

— Ya, calla…

— ¿Nate? — le arrebaté el comic y me fui a mi cuarto, escuchando cómo  gritaba mi nombre una y otra vez, llorando desconsoladamente.

No quería saber ya nada de ella ni de nadie, no deseaba ya encontrarme con estos estúpidos problemas. Yo sólo quería acabar con todo, quería cerrar la ventana que se había abierto gracias a todo esto. Por lo tanto, esperé a que Sarah se fuera a trabajar, me encerré en el baño con todos los medicamentos que hallé en la casa y tomé una decisión, una que claramente especifiqué en mi propia computadora.

«¿De qué sirve soñar? En lo poco que llevo de vida, me doy cuenta de que todos esperan demasiado de mí. Todos desean que haga cosas que no estoy seguro si lograré o si estoy preparado para abordar. Yo intento ser feliz, en verdad lo hago; pero no sé cómo serlo sin que los demás estén decepcionados. Hoy, como ya otros muchos días, los decepcioné. Y por eso, prefiero acabar con este dolor que seguir continuando con la tortura. Más vale un dolor fuerte una vez, que pequeños golpecillos durante muchos años, ¿no?».


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).