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Mi hogar será tu hogar. por LetshaveaMatsuri

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Notas del fanfic:

Es un fic corto con un poco de AU, está orientado en como crece la relación de los hermanos mientras pasa el tiempo.

Notas del capitulo:

Espero que les guste!
<3 <3 <3 

Lluvia.

 

Caían gotas de lluvia como si de piedras de tratasen, nunca había llovido tanto desde hace muchos años pero parecía que eso no le importaba en lo absoluto al pequeño rubio de cinco que dormía recostado en su amplia cama, calentito.

El primogénito de Odín se hallaba soñando en ganar una enorme batalla, peleaba contra sus enemigos, luchaba por su mundo, por su gente como los reyes hacían. Se sentía orgulloso, cargando el martillo creado por Odín, se sentía grandioso.

De pronto sintió como alguien jalaba de sus cobijas y abrió los ojos asustado. Tranquilizándose al ver al causante de su miedo limpiando sus ojitos con la manga del pijama.

-Thor, tuve una pesadilla y me asustan los truenos- sollozó el principito de cabello azabache mientras se colaba por la cama del nombrado.

-Loki, no hay nada que temer no dejaré que nada ni nadie te haga daño, ¿de acuerdo?-

Abrazó al inocente niño por la cintura y lo pegó más a su cuerpo, acariciando su espalda con suavidad en un intento de reducir los gemidos y el llanto lastimero del menor. Lo abrazó protectoramente, hasta que ambos se durmieron.

-No hay nada que temer no dejaré que nada ni nadie te haga daño, ¿de acuerdo?-

-De acuerdo- dijo el moreno casi en un inaudible susurro, hablando entre sueños.

 

 

Solo un poco de veneno.

 

Loki estaba molesto, se podía notar a metros de distancia. Esos ojitos esmeralda algo hinchados, sus mofletes más grandes, la boquita cerrada con fuerza, los bracitos cruzados, era el ser más tierno y enfadado de menos de un metro y medio, y la razón era una pequeña travesura por la que lo habían castigado.

Pues al ver nuevamente que su hermano mayor se llevaba todo el crédito y la admiración de Asgard por ser el más fuerte y veloz campeón en las competencias del reino. Nadie había siquiera elogiado al pequeño niño de cabello azabache que a sus siete años había ganado el concurso de magia de todos los jóvenes hechiceros asgardianos, frustrado decidió escapar de la tutela de su madre para gastarle una pequeña broma a su hermano mayor. Pero las cosas salieron mal, no midió tan bien la cantidad de veneno que usó en la salsa y después Thor se hallaba en la habitación de los curanderos luchando entre la vida y la muerte. Claro que nadie se hubiera enterado de su responsabilidad si el pequeño Loki no hubiera soltado la gran carcajada al ver a su “fuerte” hermano retorcerse en el suelo.

Odín estuvo cerca de matarlo pero Frigga lo alcanzó primero y lo llevó a su habitación, donde le soltó mogollón de reproches y sermones  hasta que hizo al infante llorar. El castigo impuesto constaba en no salir de su habitación ni tener postre hasta que le pidiera perdón a su hermano. De eso ya habían pasado tres días y el joven dios de las mentiras no daba señales de querer cumplir su penitencia.

No es que no se arrepintiera de lo que había hecho, se sintió culpable en el preciso instante en que esa noche en que escuchó los gemidos y gritos de dolor que soltaba su hermano desde la habitación adecuada para los curanderos, pero él era orgulloso además no pedía mucho solo algo de atención y reconocimiento. ¿No era nada malo no?

Pero alguien tocó a su puerta esa tarde, y al ir a abrirla el moreno se encontró con un par de ojos añil tristes observándolo con sincero arrepentimiento. El rubio no dijo nada solo lo empujó un poco, lo abrazó y lo llevó a la cama. Loki no pudo hacer nada, en parte por  su gran asombro el blondo lo había sostenido con fuerza y cuando quiso replicar o al menos quejarse escuchó que le susurraba algo al oído y sin querer las lágrimas brotaron de sus verdes ojos abrazándose más al cuerpo que lo apresaba.

-Hermano lo siento, en serio lo siento- murmuró entre lágrimas y el aludido solo lo apretó un poco más contra sí mismo. Lo dejó ser, llorar libremente, moquear y gemir hasta que ambos quedaron exhaustos y se quedaron dormidos.

Frigga llegó unas horas más tarde, y conmovida por la escena arropó a ambos príncipes, les dio un tierno beso en la frente cerrando la puerta al salir. Ya hablaría con su esposo luego, después de todo Loki solo necesitaba un poco de paciencia ella estaba segura que sus hijos serían maravillosos hombres algún día.

Pero en los sueños de cierto muchachito travieso solo rondaban las palabras que su hermano le había dedicado al abrazarlo.

“Loki, felicidades por ganar el concurso de magia, lo hiciste genial hermano.”

 

 

Por el beso de Sif.

 

Eran apenas las seis de la tarde cuando Loki terminó de leer el cuarto libro de la semana, era algo de magia de eso estaba seguro, pero no le había prestado tanta atención gracias a los cinco muchachos que ahora se despedían en el jardín frontal del palacio, los nuevos amigos de Thor. Eran tres muchachos, un moreno de piel clara, un pelirrojo grande y robusto, un joven delgado alto y rubio, y una niña, la que peor le caía.

Desde hace una semana los muchachos llegaron, siendo presentados como futuros soldados leales de Asgard, seguidores de quien fuera el siguiente rey. Odín había mandado a traer a esos niños para que les hicieran compañía a los príncipes pero como era de esperarse, el radiante, cálido e intrépido blondo de ojos aguamarina se robó la atención de todos llevándolos a jugar. Pronto todos olvidaron la presencia del azabache que, al principio aburrido, regresaba a la biblioteca a leer y estudiar.

Thor era sin duda el alma de la fiesta, siempre alegre, siempre en movimiento, siempre Thor. Los niños no le molestaban en lo absoluto, eran casi tan torpes como su hermano, pero Sif, la niña era un dolor de cabeza. Siempre retando al dios del trueno, abalanzándose, golpeándolo y peleando con él por el “premio”. Un castigo establecido por la romántica niña que consistía en que si ella vencía Thor, este debía darle un beso.

Que descarada ¿no?, tenían recién cumplidos doce años, ¿cómo podía pedirle eso al idiota inocentón de su hermano? Ese tonto ni siquiera se había interesado alguna vez en el “amor” prefería cosas más físicas como la competencia física y la pelea, contrario por supuesto a Loki que se había leído las cincuenta novelas de romance que había podido alcanzar a hurtadillas de su madre.

No podía decir que él viviera soñando con la idea de amar, de hecho le parecía algo tonto, pues morir por alguien, sufrir, sacrificarse, matar y todas esas cosas por una persona era una estupidez ¿no? Aun así le daba algo de curiosidad la parte de los besos. Unir los labios con alguien más, “entregarle el alma” a otra persona. Sin duda quería experimentar eso.

Como por ejemplo con su hermano, por supuesto que para quitarle el alma al desgraciado rubio que traía a todos ensimismados con él. Quería arrancarle lo que lo hacía tan especial y tenerlo, que fuera solo suyo.

Por eso no dudó en bajar corriendo las escaleras como alma que lleva el diablo cuando vio a la mujercita besar en los labios a Thor. La empujó, la golpeó y después recibió una patada de Sif que lo dejó casi inconsciente, estuvo despierto el tiempo suficiente para ver a su hermano empujar y lanzar lejos a la niña de cabellos castaños-morenos.

Cuando despertó vio a su hermano sentado a su lado en la pequeña sala del cuarto de sus padres, sosteniendo su mano. Le dolía la cabeza, y un poco el abdomen por la patada que había recibido de la muchacha, era una niña pero vaya que sabía golpear. Estaban por pronunciar algo pero de pronto la puerta se abrió con un solo golpe.

Ambos se sobresaltaron cuando vieron a Frigga llegar hecha una furia, exclamando y gritando sobre los buenos modales que ambos debían aprender, pero sobre todo acerca de la ley moral más grande de los caballeros: Nunca golpear a una mujer. Siguió y siguió con el sermón sin dejar que el aun pequeño Thor explicara la situación.

Al dar ya las siete de la noche la mujer envió a ambos a sus respectivas habitaciones alegando que no cenarían en castigo por su mal comportamiento. Pero Loki tomó el brazo de su hermano y lo arrastró a su propia habitación. Y cuando cerró la puerta lo enfrentó.

-¿Por qué golpeaste a Sif? Ella es tu amiga ¿no?- exclamó el moreno un tanto enfadado.

-Te golpeó Loki, no iba a permitirle lastimarte, hermano-sonrió un poco-ella puede ser muy mi amiga pero nunca estará sobre ti, además me besó, se lo merecía.-

 Ambos sonrieron  y soltaron una carcajada al recordar a la niña, se sentaron en la cama del moreno y entre risas Loki sacó unos dulces que había guardado y escondido de las sirvientas para “ocasiones especiales” refiriéndose a los castigos de dejarlo sin cenar por ciertas travesuras. Comieron y una vez satisfechos fueron a observar las estrellas desde la gran ventana de la habitación.

De repente Loki recordó algo.

-Thor, ¿te molesta que te den besos?

Sí, justo el tema de los besos, en vista de que el aludido no le había preguntado el porqué de su repentino ataque de ira se limitó a preguntar eso primero.

-No, pero creo que debería ser con la persona correcta- susurró el  blondo-  mamá dice que algún día conoceré a alguien y podré entregarle mi alma, no entiendo muy bien a qué se refiere pero si debo hacerlo quiero que sea la persona correcta- concluyó mirando a las estrellas.

El moreno estaba sorprendido, no esperaba que el torpe de su hermano se interesara en esos temas pero por alguna extraña razón sentía que debía hacerlo. Quería saber que significaban esas palabras.

Por ello giró con delicadeza el rostro del dios del trueno y sin pensarlo se fue acercando a él, no recibió alguna negativa, y justo en el instante en que tocaron sus labios ambos cerraron los ojos.

Sintieron un cosquilleo extraño, una sensación que les recorría toda la espalda y que hacía temblar sus piernas, no movieron sus labios ni abrieron los ojos por un largo tiempo. Las estrellas brillaban, el calor era agradable, el cosquilleo en todo el cuerpo era frenético pero no estaba mal.

Thor no había sentido eso con Sif, era…  extraño, muy extraño, no se sentía morir como se suponía que pasaba cuando tu alma se iba de tu cuerpo, pero sentía que volaba, sí, justo eso. Porque ya no sentía el suelo. Movió su mano buscando el contacto del otro y así profundizó un poco más el beso, ya no era un simple roce, tenían los labios entreabiertos y se movían con algo de torpeza.

En cambio Loki se sentía mareado pero no incómodo, no entendía lo que pasaba pero le gustaba. Nunca se había imaginado que así se sentía besar, en los libros las descripciones tenían  términos que lo confundían como que los besos calentaban algo en el cuerpo, algo externo... No pensó mucho en las cosas y solo se dejó llevar. Hasta que les hizo falta respirar.

Algo extasiados y sonrojados abrieron sus ojos y se miraron con un nuevo sentir. Uno que ninguno entendía.

Pero hubo algo que  sí entendieron esa noche, la verdad detrás del “entregar su alma” no era una forma de aniquilar al otro o robarle su esencia, sino una de incrementarla.

 

 

 

 

Notas finales:

Subiré la continuación pronto!
Nos leemos luego!


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