«Su nombre es Red, y la razón por la que se encuentra aquí es que no puede hablar» Aquellas palabras no habían salido de la mente de Green desde el día anterior. En la actualidad el profesor explicaba algunos ejercicios de física en la pizarra pero este ni siquiera los miraba.
-¿Te encuentras bien?- Preguntó Lyra al verlo tan distraído. Green era uno de los mejores estudiantes del lugar por lo que era extraño que no prestará atención.
-No es nada, solo que aún no me creo que nos obliguen a hacer esto- Respondió en un susurro saliendo por fin de su trance.
-No es tan malo, quizas el convivir con el te quite ese mal carácter que tienes- Dijo la muchacha de igual forma que su amigo.
-Solo dices eso porque tú si querías hacer esto desde que lo anunció el director, ¿acaso ese viejo cree que no tengo mejores cosas en que invertir mi tiempo?- Comentó rodando los ojos en señal de fastidio.
-Green, ambos sabemos que no tienes nada más que hacer por las tardes- Respondió ella poniendo en evidencia al castaño.
Como respuesta lo único que la chica resivió fue un chasquido de lengua. Era verdad, pero su idea de diversión no era pasar la tarde haciéndole compañía a un chico mudo mientras sus padres llegaban del trabajo precisamente.
-Estoy segura de que lograrás verle el lado positivo a todo esto- Dijo la chica al ver como su amigo parecía volver a sumirse en su seriedad.
-Señorita Lyra, ya que al parecer no necesita prestar atención a la clase, imagino que podrá resolver este ejercicio sin problemas- La voz del maestro sonaba sería, lo que causó un escalofrío en la espalda de la castaña, quien rápidamente se pusó de pie en un salto.
-Lo siento profesor Blaine- Se disculpó sumamente avergonzada, estaba segura de haber hablado lo suficientemente bajo para no ser escuchada.
-No importa, solo procure que no se vuelva a repetir por favor, como les decía...- El hombre de gafas oscuras y gran bigote blanco continuó con su explicación de ese día. El resto de las clases transcurrieron de forma normal, hasta que a la 01:00 pm el timbre anuncio el fin de la jornada escolar, la mayoría de alumnos salían junto a sus amigos planeando alguna actividad para la tarde, Green junto a su amiga de trenzas y el resto de su grupo salieron en dirección a la escuela del día anterior.
-¡Wally!- Gritó la chica una vez que vió al menor esperándola en el entrada del lugar, Lyra corrió directamente hacia el niño dejando a Green con sus quejas.
-Genial- Murmuró el castaño buscando con la mirada a Red, cuando lo encontró se encaminó hasta él para llamar su atención. Parecía estar muy absorto mirando algo en el cielo, el cual se encontraba totalmente despejado. -¿Estás listo?- El pelinegro dió un ligero salto en su lugar para luego mirar a Green quien seguía con semblante serio, asintió con normalidad tomando su mochila del piso y comenzar a caminar seguido del otro.
El camino a casa del pelinegro pasó en un horrible silencio incómodo para ambos, Green no tenía idea de que podría hablar con él, ni siquiera sabía cómo empezar una charla con alguien como Red. Nunca espero que el otro viviera tan cerca de él, debían ser al menos 5 cuadras de lejanía.
Al llegar al hogar del ojirojo, el par de jóvenes entraron directamente a la habitación de Red donde esté dejo sus cosas sobre su cama y se sentó frente a su ordenador. Green por su parte observaba cada detalle de la habitación del muchacho. Tenía muchos pósters de anime y videojuegos, además de múltiples dibujos regados por todo el cuarto, el que más llamó su atención fue el de un pequeño zorro café con grandes orejas y apariencia demaciado tierna. No es que el fuera alguien con gusto por ese tipo de cosas pero debía admitir que el otro tenía mucho talento.
-¿Los has hecho tú?- Preguntó mostrando la hoja al pelinegro quien asintió tranquilamente, el resto de la tarde cada uno lo pasó en lo suyo . Red continuaba en su computador haciendo sabe que cosas. Sí bien el otro sentía curiosidad pues en ciertos momentos lo veía suspirar y cruzarse de brazos mientras negaba con decepción no se atrevía a preguntar qué le ocurría, prefería seguir haciendo sus deberes.
No fue hasta cerca de las 7:00 pm que notó lo tarde que se estaba haciendo además de recordar que ninguno había probado alimento desde que llegaron al lugar. Guardó sus cosas en su mochila y caminó hasta el pelinegro para llamar su atención.
–Sigueme, prepararé algo para comer ¿hay algo en especial que quieras?– No era una sugerencia, tampoco una pregunta, más bien parecía una especie de orden, orden que Red acató sin mucha dificultad. Ambos jóvenes bajaron a la cocina, donde el pelinegro saco los ingredientes necesarios para hacer un omelette. –Sera un omelette entonces– Dijo soltando un suspiro y rascando su nuca antes de comenzar a cocinar. El primero fue para Red quien veía atentamente cada una de las acciones del castaño. Una vez que ambos tuvieron su porción empezaron a comer en silencio.
–No era necesario que me esperarás, podías comenzar sin mi– Ante estas palabras el otro negó rotunda y rápidamente con la cabeza, Red quería comer con él, quería conocer a aquel chico y si tenía suerte, quizás llegar a ser buenos amigos.