-Sasuke…
-No, no, aléjate
Sasuke cerró los ojos, se sentía aturdido y quería culpar al alcohol, para no reconocer que la voz de Naruto le había provocado un escalofrío. Pero no podía engañarse así mismo, hace años que se percató que, el ahorasu mejor amigo, era su debilidad.
-Sasuke… -Naruto se había acercado para hablarle al oído, sorprendiéndole. La piel volvió a erizársele, esta vez con más intensidad. Abrió los ojos para comprobar que Naruto se encontraba tan cerca y solo pudo ver la pared que tenía enfrente. Un calor le rodeó, los brazos de Naruto eran fuertes, firmes en el abrazo, y su cuerpo instintivamente se dejó llevar, pegándose a él.
-Sasuke…
-No digas mi nombre… -se sentía hechizado. Cada vez que lo pronunciaba caía en el abismo. No estaba bien lo que hacían y sin embargo, él lo deseaba, incluso se atrevía a pensar que más de lo que Naruto podía desearlo.
Las manos de Naruto se colaron por debajo de la camisa. Sasuke soltó un suspiro en cuanto las caricias le recorrieron directamente en la piel de la espalda. Quería resistirse, esa no era la mejor forma de demostrarle su amor, ambos habían bebido aunque más Naruto. Sí, también culpaba al alcohol por las acciones del rubio.
-No... No sigas… mh…
-¿Estás seguro, Sasuke?
Y la pregunta resonó en su mente, repitiéndose como especie de mantra, pero a diferencia de una, ésta lo sacudía hasta alterarle la conciencia. Podría ser la única oportunidad que se le presente en la vida. El cuerpo le gritaba que se dejara llevar por esas manos que parecían estar dispuestas a explorarlo. Una mano se desvió hacia el pecho y tembló. Había hecho un roce con sus dedos en el pezón. La poca cordura se le estaba diluyendo, como evaporándose en su respiración.
-Naruto…
-Por favor, Sasuke
El moreno se sorprendió más con la petición. Conocía muy bien ese tono de súplica, no estaba mintiendo, pero no entendía por qué era él quien lo pedía cuando el loco por amor era otro.
Se arrepentirá al día siguiente, no querrá continuar con la amistad, esos pensamientos rondaban por su cabeza haciendo que se quedara quieto por el temor de lo que fuera a pasar. Solo fue necesario que Naruto diera un suave beso en el cuello y la fortaleza se derrumbó. Las manos de Sasuke se cruzaron por detrás del cuello de Naruto, siento ésta una señal inequívoca que no tardó en ser interpretada. El rubio aumentó las caricias, la seguridad se reflejaba en sus movimientos y sus labios parecían querer devorar la piel blanca del cuello de Sasuke.
-Ah… Naruto… -soltó un gemido al dejarse llevar por las sensaciones. Naruto se detuvo por unos instantes, solo para poder desabotonarle la camisa del uniforme. Sasuke tardó un poco en reaccionar, pero le imitó, pudiendo comprobar lo que tanto había sospechado: Naruto tenía un formado y bronceado abdomen.
Le faltó aire. Todas sus fantasías no se acercaban a la realidad que tenía ante sus ojos. Y es que a pesar de conocerse de toda la vida al ser vecinos, jamás habían compartido momentos íntimos porque no fueron amigos. Sin embargo, Sasuke siempre estuvo secretamente enamorado de él. No fue hasta que, trabajando en la misma empresa, un proyecto les unió al ser Narutoabogado y Sasuke contador.
-¿Qué te pasa? ¿No te gusta lo que ves? -a pesar de lo vanidoso que podía escucharse, el temor e inseguridad se escucharon en la voz de Naruto. Sasuke se había quedado en silencio, absorto con la belleza que tenía en frente, incrédulo de su suerte que hasta ahora no se había presentado con tanta generosidad.
-Solo… recordé el trabajo. -y es que se supone que estaban reunidos por trabajo.
-Olvídalo, Sasuke. -la mano de Naruto acunó la mejilla de Sasuke y él cerró los ojos, temblando por la caricia- Olvídate de todo, Sasuke. Solo tienes que pensar en el aquí, en el ahora… -y Sasuke en su mente completó la frase: en ti.
No lo resistió más. Llevó la mano a la nuca del rubio para atraerle y un beso fue la promesa de que sería una noche larga. No eran necesarias más palabras del rubio para convencerlo. Sería esa noche la testigo del amor que tanto había guardado recelosamente en el alma.