Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¿Añorar? por Nicole Prince

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Algo le pasaba a su capitán.

Altura media, pelinegro, varias cicatrices. Joven, mirada penetrante, de actitud decidida y vivaracha.

Definitivamente algo le ocurría a Monkey D. Luffy,

Hacia un par de semanas que los Mugiwara viajaban hacia la isla Gyojin. Al principio, todo había sido… normal. Vaya, todo lo normal que podían ser las cosas en ese barco. Trabajaban, comían, bebían, entrenaban, se divertían, planeaban sus próximas victorias… Todo eso a su manera, claro.

Sin embargo, desde hacia un par de días su capitán no actuaba como solía.

El primero en darse cuenta fue Chopper. El doctor del barco podía ser aniñado, tal vez infantil, pero también era muy observador; posiblemente debido a su profesión. Él fue el primero en observar que el comportamiento de Luffy había cambiado. Eran pequeñas variaciones, detalles, miradas y gestos nerviosos. Sin embargo, como parecía ser el único que pensaba eso, decidió pasarlo por alto.

El segundo fue Sanji. El cocinero no era quien más tiempo pasaba con Luffy. El capitán solía pasar muchas más horas jugando con Ussop y Chopper que con él. Sin embargo, sí que estaba acostumbrado a tenerlo correteando a su alrededor buscando comida, intentando robar algo de la despensa o simplemente dándole prisa para que hiciese el almuerzo. Pero un día toda esa actividad simplemente cesó.

La primera vez que Sanji notó algo fuera de lo común, era mediodía, casi la hora de comer. Él se encontraba cocinando, cuando de repente notó como su capitán entraba, despacio y sin armar estruendo, para lentamente sentarse en la mesa; nada de reproches, ni prisas. Sanji bufó, con gracia, no creía que iba a vivir para ver ese día.

 

— Luffy, no te preocupes, la comida estará enseguida. — Canturreó Sanji feliz. Amaba cocinar.

— Sí, bueno, tampoco tengo tanta hambre, Sanji. — El corazón de Sanji pareció saltarse un latido.

— ¿Eh? ¿Te encuentras bien, Luffy? — Le preguntó realmente preocupado, al fin y al cabo, por mucho que siempre discutiesen y pelearan, él quería a su capitán tanto como el resto.

— Sí… no sé…— Murmuró su capitán mientras se apretaba el pecho. — Es sólo que… creo que lo añoro mucho…— Susurró el moreno. De no ser porque lo estaba mirando tan fijamente, probablemente Sanji ni siquiera hubiese sido capaz de entender sus palabras. — Bueno, no importa ¡¡estaré esperando la comida, Sanji!! Shishishishi. — Le gritó antes de irse corriendo.

 

¿Añorar? ¿Su capitán? ¿A quién demonios añoraba Luffy? A ver, que sí, que echar de menos es un sentimiento de lo más común. Sobre todo en el tipo de vida que ellos habían elegido, pero… ¿su capitán? Luffy era activo, feliz, decidido, apasionado, despistado, nervioso,… Se le ocurrían tantos adjetivos para describirlo… Y ninguno de ellos estaba relacionado con ‘añorar’ o con ‘tristeza’. Aunque… ahora que lo pensaba, tampoco era tan extraño, pensaba Sanji. Su fuerte capitán había pasado por experiencias especialmente traumáticas y ellos simplemente habían dado por hecho que lo había superado.

Ese tipo de sucesos siguieron ocurriendo durante varias semanas más hasta que finalmente toda la tripulación llego a la misma conclusión. Algo le pasaba a Monkey D. Luffy.

 

 

— “¿Qué demonios te ocurre, capitán?” — Pensaba Zoro. Esa misma tarde, mientras Ussop y Luffy intentaban pescar algo, el resto de la tripulación había mantenido una breve conversación sobre el tema.

 

En efecto, todos sentían que a su pequeño capitán le ocurría algo. Como si continuamente intentase comportarse con normalidad, pero de vez en cuando sus verdaderas preocupaciones saliesen a la luz. Quizá era su culpa, habían coincidido todos, por dar por hecho que Luffy era un niño grande que siempre estaba feliz. Todos en esa tripulación habían sufrido, deberían poder comprender lo que le ocurría. Sin embargo, ni juntando todas las ideas habían podido sacar alguna conclusión útil. Al final, simplemente habían decidido darle unos días de espacio a Luffy.

Esa noche Zoro estaba de guardia, y desde su posición podía ver a Luffy apoyado en la barandilla, escudado en la noche. El cielo estaba despejado, las estrellas brillaban fáciles de ver y la brisa soplaba de forma agradable. Pero Zoro no podía dejar de pensar en la conversación que habían mantenido esa tarde ¿Qué le ocurría a su capitán? ¿Y por qué no se lo contaba? ¿Es que ya no confiaba en él? Esa es la preguntaba que más torturaba a Zoro ¿Seguiría confiando Luffy en él? Él, su primer nakama, su primera elección… Nunca lo admitiría, pero la verdad es que siempre se había sentido especial por ello.

¿Habría dejado Luffy de confiar en él?

 

— Maldita sea, Luffy…— Masculló el peli verde mientras observaba la lejanía. La opresión de su pecho no dejaba de crecer, de hecho, no había desaparecido desde que se enteró de la muerte Ace ¿había fallado a su capitán? ¿tanto echaba de menos a su hermano?

— Zoro…—

— ¿Eh? Dios, Luffy, no aparezcas así. — Era sorprendente lo silencioso que podía ser cuando se lo proponía.

— Sí, lo siento, Zoro… ¿puedo hablar contigo? —

— Sí, claro Luffy, siéntate. — Se apresuró a decir, haciéndole sitio. El corazón le latía a mil por hora, tan rápido que incluso empezaba a avergonzarse.

— Zoro yo…— *Pumpum*— Creo que te echo de menos.

 

Luffy se quedó mirando fijamente a Zoro, mortalmente serio, esperando una respuesta. Zoro por su parte se había quedado pálido, en shock y no creía poder mover ni uno de todos sus músculos ¿estaba de broma? Incluso el propio mar parecía haber perdido su sonido.

 

— ¿Eh? ¿Luffy qué dices? Estoy aquí, no me he ido a ningún sitio. — ¿De qué diablos hablaba? ¿Luffy lo añoraba a ÉL?

— ¡¡Sí!! Llevo mucho tiempo pensándolo, y creo que eso es lo que siento aquí. — Exclamó Luffy mientras ponía la palma de su mano en el mismo lugar donde reposaba su corazón. — Antes, cu-cuando estaba Ace, yo… yo amo a mi hermano, lo amaba y lo amaré hasta el día de mi muerte ¡Aún me acuerdo cuando se marchó del pueblo! Shishishishi Estaba triste, pero la sola idea de encontrarlo en el mar ¡me emocionaba tanto! Por eso creo que nunca lo llegué a echar de menos… Sabía que estaba ahí fuera, que se acordaba de mi y que me amaba. — El capitán paró de hablar durante un momento, intentando recuperar el aliento. — Pero ahora… Yo no sé si Zoro sigue queriéndome, si aún quiere ser mi nakama.

— ¿Quéeeeeeee? — Se exaltó Zoro. — ¿Por qué dices eso, Luffy? Yo siempre estaré a tu lado ¡Nunca me he ido, maldito capitán!

— Shishishi Ya sé que no te has ido a ningún sitio… Pero ya te siento tan cerca de mi ¿tiene eso sentido? — Preguntó el peli negro mientras ladeaba ligeramente el rostro. Como si creyera que Zoro tenía la respuesta de todas sus dudas.

 

“¿Tenia eso sentido?” Se preguntó Zoro. “¿Se había alejado él de Luffy?”. Su primera respuesta fue un no rotundo, él no haría eso. Sin embargo, si se paraba a pensar… tal vez. Desde que se enteró de la muerte de Ace, los remordimientos no lo habían dejado en paz. Sentía como si hubiese fallado a Luffy de la forma más vil posible, él debería haberlo ayudado, él debería de haber estado para consolarlo. Durante todo ese tiempo había intentado acallar los remordimientos y el desasosiego que lo asfixiaba con entrenamiento, necesitaba más fuerza, más rapidez, mejor precisión; a la próxima iba a estar preparado.

¿Podía ser que a causa de todo eso se hubiera distanciado inconscientemente de Luffy?

No era estúpido. Hacía mucho tiempo que había aceptado sus sentimientos por él. Sabía que quería a su capitán de una forma diferente a la que quería al resto de sus nakamas. Pero jamás se le había pasado por la cabeza la idea de confesarse… No sabía si Luffy era heterosexual u homosexual, siempre le había parecido tan… “Voyaserelpróximoreydelospiratas- sexual”.

Y ahora ahí estaban. Sentados codo con codo, envuelto por el silencio de una noche en alta mar, con las estrellas sobre ellos y la brisa moviendo suavemente los cabellos de aquel chico que tantas ganas tenía de besar…

 

— ¿Zoro? — La voz de Luffy lo trajo de vuelta a la realidad.

— Luffy yo…— “No, no iba a hacerlo.” — Por supuesto que quiero ser tu nakama, eso siempre, mi capitán. Siempre te querré, Luffy, perdóname si te he hecho pensar lo contrario. — Y ya está, eso es lo más cerca de una confesión que jamás estaría. La sonrisa que le devolvió Luffy a cambio, fue suficiente y mejor que cualquier otra recompensa.

— Yo también te quiero, Zoro. — Le respondió Luffy, besándolo con fuerza, y también algo de torpeza.

 

Sin vergüenza, ni ningún apuro, Luffy se acomodó entre los brazos de Zoro; dispuesto a pasar la noche en compañía de aquel que tanto había añorado su corazón. El peli verde en cambio no se sentía capaz de reaccionar por el resto de su vida ¿qué demonios acababa de suceder?


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).