LOVE/ EXO (De amor e infidelidad) por Linlim

 
El plato es removido de la mesa, pero es arrebatado de sus manos para volver a ser colocado uno a lado del otro.
 
 
Como tantas veces.
 
 
Como siempre ha sido.
 
 
Dejan de discutir porque el nuevamente ha llegado tarde del trabajo, pero ahora  el silencio es más aterrador que los gritos. Porque al gritar dicen lo que más les molesta el uno del otro, porque los reclamos hacen emerger el dolor más profundo, pero el silencio calla las verdaderas razones que hay en el trasfondo de esa relación. Porque las hay y van mas allá de unas horas de retraso para la cena.
 
 
Una cena que se ha enfriado,  pero aún así intentan comer tratando de negar un poco la situación.
 
 
—¿Te sirvo ensalada? —Pregunta JongIn tratando de parecer amable. Tal vez si lo sea o tal vez no.
 
 
—Si por favor. 
 
 
La voz suena monótona, sin un ápice de emoción. Trata de contener lo que realmente siente y es demasiado. La tranquilidad no es más que una fachada del desastre inminente. Comen en completo silencio. 
 
 
Recuerda las miradas cuando empezaron a vivir juntos, las largas pláticas durante la cena,  aunque muchas veces  las manos hablaban más que la boca, aunque la boca también tenía su propio lenguaje al hablar por su cuerpo. Esos labios abultados otrora,  le hablaban desde su blanco cuello hasta su plano  abdomen, desde su dedo meñique del pie hasta su miembro palpitante. Vaya que sabían comunicarse. 
 
 
 
Pero ya no más. Aunque el silencio también habla. Habla que ya no más.
 
 
 
— ¿Cómo estuvo tu día en la oficina? —El tono tan calmado contrastando con los gritos de hace un  momento hace parecer todo irreal, como una obra montada, con un muy buen director.
 
 
—Bien, mucho trabajo. —Está seguro que a JongIn no le interesa como le ha ido en su trabajo.
 
 
—El fin de semana deberíamos salir, no se, tal vez podríamos ir a Daegu , ya sabes ir de compras y…
 
 
El sonido del celular interrumpe lo que se supone es una conversación. El ambiente se vuelve nuevamente tenso.
 
 
El sabe quien es. Ambos lo saben.
 
 
—Debe ser del despacho. —Desliza el dedo sobre la pantalla del teléfono para rechazar la llamada. Tarda unos segundos en colocarlo dentro del bolsillo del pantalón cuando ya está sonando  nuevamente.
 
 
KyungSoo pasa un trozo de tomate cherry por su garganta, pero pareciera que ha sido una sandía la que intenta deglutir.
 
 
—Deberías contestar, puede ser algo importante. —Habla con la frialdad que lejos está de existir, porque su cuerpo está en ebullición, ha punto de estallar si no contesta.
 
 
Se levanta y le da una última mirada a KyungSoo,  que trata de entretenerse con un trozo de carne de ternera frío e insípido, tal vez solo es su boca que es incapaz de percibir sabores.
 
 
—¿Si? —Se aleja y abre la puerta del balcón para hablar, la cierra tras de si. Es otoño y el viento es frío y mas a esas alturas, están el piso  20. Trae dobladas las mangas de la camisa y no lleva abrigo. KyungSoo observa como su cabello cae descuidadamente sobre su cara mientras inclina la cabeza al hablar, recuerda como le gustaba enredar sus manos en esas lustrosas hebras.
 
 
 
Pero ya no lo hace más.
 
 
 
 Puede ver su elegante  andar, dentro de esos finos zapatos y ese pantalón que favorece su cuerpo. Se meza los cabellos, suele hacer eso cuando está desesperado, como cuando KyungSoo tuvo fiebre y deliro un poco, solo un poco y aún así se desesperó. Ahora lo está y mucho.
 
 
 
Lo sabe, sabe que es por el.
 
 
Entra cerrando la puerta del balcón con cuidado, como si estuviera entrando a hurtadillas, aunque sabe que lo está viendo.
 
 
—Es del despacho…tenemos un caso y han surgido evidencias que debemos analizar, es odioso tener que regresar…en verdad, lo siento…
 
 
Su mirada esta llena de pesadumbre, kyungSoo no sabe si es por el o por la otra persona que le ha llamado para verse. No, que le ha exigido verse. 
 
 
—Si, supongo debe ser importante.
 
 
Ha llegado tarde por el y ahora sale por el. Debe ser importante.
 
 
—Prometo que te compensaré…el fin de semana en Daegu, saldremos el viernes.
 
 
El  quisiera contestarle, pero piensa que realmente no  importa lo que pueda decir. Así que solo calla.
 
 
—No me esperes despierto…tal vez llegue muy tarde. —Se aventura a decir aunque sabe que sus palabras pueden hacer estallar nuevamente la discusión de hace apenas una hora. Lo mira esperando el primer proyectil.
 
 
—No te preocupes, no estaré esperando. 
 
 
Se coloca el abrigo de prisa, está nervioso, nadie lo notaría, pero KyungSoo si, pues durante varios años le anudó la corbata antes de salir por esa manía perfeccionista que tenía sobre el nudo bien hecho. Ahora esta desfajada y pareciera que no lo nota.
 
 
 
 
Ya no hay más nudos que hacer, alguien mas los deshace.
 
 
 
Deja sus cubiertos sobre el plato y se levanta para acompañarlo a la puerta
 
 
— ¿Qué harás? —Dice antes de tomar las llaves del bol antes de salir, olvidando el maletín que yace a un lado.
 
 
—Haré las maletas.
 
 
—Si claro, después se nos olvidan las cosas…recuerdas cuando fuimos a…ese lugar que al llegar me di cuenta que olvidé mi ropa interior… ¿Dónde fue?
 
 
—Hongdae.
 
 
KyungSoo pensó que los recuerdos de JongIn se estaban volviendo difusos, lo mismo que su amor por el, pero no quiso reclamarle.
 
 
—Si, es verdad…bueno, adiós.
 
 
Un beso rápido en esos labios que antes solían atraparlo y le costaba tanto   poder terminar de despedirse. Cuantas veces delineó con los dedos su contorno,  porque  le gustaba como se formaba un corazón cuando sonreía. 
 
 
 
Pero ya no mas besos enamorados. Ya no mas sonrisas en forma de corazón.
 
 
 
Vio su espalda cuando salió, esa espalda que tantas veces arañó en momentos de pasión. Esa espalda que lo protegió de la lluvia, pero esa misma espalda que observó durante muchas  noches cuando dormían juntos o simulaban dormir.
 
 
 KyungSoo se dirije a la cocina a lavar los platos usados y guarda lo que quedó de la comida, casi toda la comida. Entra a la habitación que comparten o que compartían. Saca una maleta y comienza a guardar artículos personales, ropa interior, algunos trajes, ropa para andar en casa, zapatos. Su cepillo de dientes.  Lo esencial. 
 
 
 No necesita llevar mas cosas, no necesita acumular recuerdos. No necesita la sudadera enorme de JongIn que usa cuando tiene frío, tampoco ese anillo de pareja que le regalo hace tiempo y que JongIn ya no usa por que dijo perderlo en el fregadero de la cocina, así que lo coloca sobre el velador.  Tampoco necesita esa foto de ellos dos, donde están abrazados mirando a la cámara.
 
 
 
Guarda en bolsas de basura la mayor parte de los recuerdos. Pero sabía que la mayoría iban a estar grabados en el, en su alma y sería muy difícil de borrarlos. Esos,  sabía le causarían dolor.
 
 
También llevaría llagas grabadas eternamente y que no podrían ser curadas. Pero esas le darían valor.
 
 
 
 
Ya no mas recuerdos construidos.
 
 
 
Lo supo todo ese día en la fiesta anual del consorcio donde trabaja JongIn, recuerda la mirada de desprecio que le dio  ese  hombre alto y rubio que mostraba un  rostro indiferente ante todos,  menos a JongIn, podía ver como lo tomaba del brazo  y le susurraba cosas al oído. 
 
 
Lo supo cuando no supo donde estaba  JongIn.
 
 
Lo supo cuando se encontraron después de una hora y se le acercó para darle un beso y  su mirada llena de culpa lo delató.
 
 
Lo supo cuando el sujeto con mirada desdeñosa y figura imponente a espaldas de JongIn le enseñó el anillo de pareja.
 
 
Lo supo cuando el sexo se volvió una rutina.
 
 
Lo supo por los continuos retrasos al llegar a casa.
 
 
Pero sobre todo lo supo cuando dejó de decirle Te amo.
 
 
 
Ya no mas palabras de amor.
 
 
 
Pero pese a que lo supo, nunca dijo nada. Las primeras discusiones fueron por todo y por nada. Los gritos, los insultos, los platos rotos y alguna que otra taza lanzada al aire, no fueron justificados por la verdadera razón.  Pero lo peor fue cuando comenzaron a llegar  los silencios. Ambos sabían y aún así callaban.
 
 
Marcó un número en su celular.
 
 
— ¿Baek Puedes venir por mi?...lo he dejado. —Su  amigo esperaba hacía tiempo esa llamada. 
 
 
En una mano tomó las bolsas de basura cargada de recuerdos felices del pasado, con la otra tomó su maleta cargada con  esperanzas de un futuro mejor, metió en su bolso sus documentos personales mas importantes, colocó las llaves que no necesitaría mas en el bol que ambos compraron una tarde de verano, en un paseo por el centro comercial. 
 
 
Cerró la puerta tras de sí, como una metáfora, como una realidad. 
 
 
Escuchó el sonido del elevador y al descender sentía como si este lo fuera hundiendo cada vez mas profundo, privándolo de oxígeno. Dio un último vistazo al salir, pensó que lo mejor era nunca mas  regresar al lugar que por varios años fue su hogar. Caminó hasta un contenedor de basura y arrojó sus recuerdos.
 
 
No necesita recuerdos de cuando ellos se amaban y ya no se aman mas.
 
 
JongIn  al salir no entendió el significado de las palabras.
 
“No estaré esperando”
 
“Haré las maletas”
 
 
KyungSoo lo sabía, lo había decidido.
 
 
Ya no más.