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Notas del fanfic:

He vuelto. Y en forma de Fanfics.

Esto es una idea piloto que tuve en el trabajo. :V! (Lo escribí en el trabajo, cómo la ven)

Me alejé muchísimo d ela escritura porque la verdad es que el poquito tiempo libre que me queda lo uso para dormir o jugar LoL. No les voy a mentir jaja... Pero retomaré la escritura para cerrar los fics que tengo abiertos por ahí :V!

Este Fanfic está CERRADO temporalmente por Rework argumental, Lamento la smolestias. :'c

Pero te invito a leer esto como un Piloto.

Notas del capitulo:

#CapítuloPiloto

Un rubio juega con tecnología peligrosa. Ojito a lo que causa.

~Si eres un lector perdido que está aquí por razones que ni tú entiendes, espero que te guste :V!

Este Fanfic está CERRADO temporalmente por Rework argumental, Lamento la smolestias. :'c

Pero te invito a leer esto como un Piloto.

 

Piloto: La Fisura

“¡Date prisa!” fue el grito del hombre alto con sombrero. Por su lado, el rubio se mantuvo sereno, aunque no pudo evitar hacer una ligera mueca de disgusto. Él sabía lo que hacía, se había convertido en un experto en poco tiempo. Para su posición, le resultaba tedioso trabajar con otras personas.

El joven muchacho manipuló un artefacto tecnológico incrustado en su brazo. Algunas chispas brillantes de diminuto tamaño saltaron cuando presionó los botones correspondientes. Alzó la cabeza, miró a su compañero y asintió sonriendo. Ya estaba.

Una bulla aparentemente lejana los alertó. Ambos se miraron con complicidad. Se quedaron quietos. Los vigilantes estaban allí, y dadas sus capacidades debían evitar hacer movimientos en falso. Pero aun así debían escapar.

-No voy a quedarme a esperar…- Murmuró ajustando un lente azulado delante de su ojo derecho.

-Maldito niñato impulsivo.

Los golpes secos retumbaron, cada vez más cerca, constantes, estaban allí, más temprano que tarde se verían las caras. Pero el rubio decidió ejecutar la maniobra más improbable. Alzó el brazo, disparó a la pared que tenía delante. Enseguida una enorme elipse se formó en el blanquecino concreto y con destellantes chispazos empezó a revolver toda la habitación al absorber aire con fuerza.

-¿Crees en la suerte no?

-La suerte siempre está de mi lado.

Un salto de fe.

Los golpes continuaron solo un poco más, finalmente la puerta de la habitación fue derrumbada y un grupo de hombres equipados con armaduras y escandalosas armas brillantes entraron.

-Sheriff…- Murmuró uno.

Una mujer alta de largo cabello oscuro atado en una cola de caballo, armada de igual forma y portando el mismo estilo de vestimenta entró a la habitación avanzando hacia aquella elipse de energía.

-Increíble…- Dijo para sí misma.

Llevaba poco tiempo persiguiéndolos y claramente los había subestimado. Le dio algunas indicaciones a aquellos hombres, sus subordinados. Apuntó a la elipse con un dispositivo pequeño empezando a escanear con una luz roja.

-Cierren la fisura. Iremos tras ellos…

 

En el Fréljord...

Una carroza grande llega a un gigantesco umbral de hielo cristalino. Unos bárbaros que custodiaban ese acceso se acercaron y miraron a un chico encapuchado vestido de negro y azul. Este último alzó la cabeza para verlos. Algunos mechones blancos se podían ver tapando el puente de su nariz. Sus ojos azules eran indiferentes.

-Volviste bastante pronto.- Dijo uno de los guardias musculosos.

-Soy muy eficiente.- Respondió el joven.

-Debemos revisar.- Dijo el otro sujeto.

Ambos bárbaros rodearon la carroza mirando de reojo hasta llegar a la parte trasera. Adelante, el muchacho respiró pesadamente. Cuando los guardias quitaron la lona que cubría el cargamento se encontraron con un montón de cristales de hielo imbuidos en magia arcana.

Los dos hombres se comunicaron con la mirada y movieron un poco la mercancía para revisarla. Mientras, el chico ladeó la cabeza tragando saliva.

Por un costado de la resbalosa y congelada carretera del puente que conectaba el umbral con las montañas de las que venía el chico, unas cuantas sombras se movieron con gran agilidad escabulléndose.

-Parece que todo está en orden.- Dijo uno de los bárbaros acercándose a la parte delantera mirando al joven, quien se mantenía firme. Su corazón latía rápido, pero su expresión estaba estática.

-Casi me ofende que hayan dudado.- Dijo firmando un documento que le había pasado ese guardia.

-Debemos resguardar el reino.- Respondió luego de negar con la cabeza ante las palabras del menor.

-Pertenezco a la corte de la Reina Lissandra, usted es solo un portero.- Atacó con el ego por las nubes.

Aunque el sujeto gruñó haciendo una mueca, era consciente de que la Reina esperaba ese cargamento; así que, tras una simple amenaza con la mano le dejó avanzar.

Cuando la carroza atravesó el umbral, el muchacho suspiró confirmando con la mirada que todo había salido bien.

En ese momento. Parada sobre un gran poste de luz, vio la sombra de una mujer hacer contraste con la luna llena. Llevaba un rifle o algo así y el cabello largo y recogido. El ojiazul tragó grueso, pero aun así mantenía su rostro firme.

 

En City Park…

La noche era particularmente brillante. Otra vez una lluvia de estrellas pintaba el cielo con sus coloridas luces. Los habitantes de la ciudad solo atinaban a pedir sus más profundos deseos.

Se estaba volviendo bastante común este tipo de espectáculos astronómicos. La gente no se lo explicaba, los científicos y astrónomos tampoco. Los estudios continuaban. Aunque, existía un grupo de personas “reducido” (pero en aumento) que conocía la verdad de aquel fenómeno tan bonito a la vista.

En alguna parte, un adolescente atlético de cabello dorado con mechones azules degustaba un chupetín mientras chateaba en su carísimo Smartphone. Intentaba ligarse a una chica, pero esta se hacía la difícil… Eso, o era estúpida y lenta.

-Te están llamando.- Dijo una voz seria y tenue.

-Te oí las primeras seis veces…- Respondió con fastidio.

-Debe ser importante.- Insistió.

-Cht…- Chasqueó la lengua y decidió tomar su dispositivo azul con forma de estrella de cuatro pétalos. -¿…Si?

-¡Tengo rato llamándote!- Reclamó una voz femenina a través del aparato.

-No me digas… Nacieron nuevas guardianas y quieres ir a verlas…- Dijo desinteresado volteando los ojos.

-Ven inmediatamente.- Dijo seria y cortó la comunicación.

-Uhm…

Parándose erguido, confirmó la disponibilidad de su querido compañero. Invocó los poderes de la estrella prima y pronto su ropa de dormir había desaparecido para estar ahora vestido con un glamuroso y reluciente traje blanco con adornos azules, una capa blanca y una brillante estrella azul de cuatro pétalos incrustada en su pecho.

-Bien aquí vamos…- Miró a su mascota felina volar a su alrededor para luego desvanecerse en forma de luz y entrar a un artefacto dorado y plateado sobre el antebrazo del chico.

“Chicas, no solo han nacido nuevas guardianas, el enemigo también ha vuelto a aparecer. Ya saben lo que sucede cuando el destino llama…” Zumbó la voz no solo en la mente del chico, sino en la de otras tres chicas, una vestida de blanco y rojo, otra con alas y la última de cabello morado.

“Es momento de ir en su contra.”- Sentenció.

El muchacho que antes se había transformado volaba por el cielo con la ayuda de su mascota felina alada y en un fugaz encuentro pudo ver a una mujer de armadura que le observaba con detenimiento. Estaba justo en su trayectoria, y nunca se apartó. El joven tuvo que evadirla con una maniobra forzada obligándole detenerse.

-¿Qué diablos?

 

En Noxus…

El reloj ya casi marcaba la hora de salida. El trabajo era muy pesado. En el imperio noxiano, la ley favorecía a los más fuertes. Los que no dieran la talla quedaban para servir al imperio con trabajos poco glamurosos y mal pagados. Eso, solo si, sobrevivían a las violentas calles.

Un muchacho suspiró aliviado de que llegara por fin la hora de su salida. Guardó sus materiales en el locker que le correspondía y se colocó el poncho oscuro para cubrirse del frío nocturno. Pasó la mano por su cabello negro para acomodarlo y salió despidiéndose de unos pocos.

Él sabía que en realidad era débil y que su vida casi no valía nada por ese hecho. Pero nada podía hacer. Tampoco había nacido en una familia privilegiada así que solo le tocaba intentar sobrevivir ocultando su miedo e incapacidad.

Como todas las noches, el enorme militar musculoso de cabello canoso le esperaba en la puerta del complejo residencial en el cual vivía.

-Ahí estás. Al menos eres puntual a pesar de ser más débil que un insecto.

El muchacho se mantuvo en silencio. Los moretones en su cuerpo eran recordatorio de que debía ser una persona sumisa con la mayoría de las personas.

-Aquí hay más trabajo para ti.- Dejó hacer un enorme sacó de lona negro. -Lo recogeré todo el sábado, más vale que hayas terminado con todo.

-Señor.- Dijo con timidez. -Ha dejado mucho toda la semana… No creo que…

-¿No crees que qué?- Se acercó amenazante.

El muchacho tragó grueso y negó con la cabeza. El general noxiano sonrió y le dio una fuerte palmada en el hombro que casi lo derriba. -Hasta pronto mocoso.

El muchacho suspiró al saberse solo y entró a casa arrastrando con dificultad el enorme y pesado saco.

Apenas comió algo, se bañó como pudo por la falta de agua y se colocó un camisón cómodo.

-Al menos tengo esto…- Se acercó a una pared y la empujó con dificultad hundiéndola para revelar unos aparatos conectados en los muros laterales.

Se colocó un casco con visor y bocinas, encendió la máquina escuchando ese intro musical que tanto le gustaba.

Paralelamente, el cuerpo del joven se materializó en un enorme prado virtual lleno de criaturitas extrañas. Fue entonces que oyó varias voces recibirle con alegría. Ahí estaban sus compañeros de juego. Su único escape, su única alegría.

Cuando se giró para caminar en el terreno vio la figura pixeleada de una mujer de armadura, con un rifle y un larga coleta observarle con seriedad.

Aquello le asustó de golpe. Esa jugadora no la conocía, primera vez que la veía. ¿O era un nuevo enemigo del juego?

 

En la Grieta…

Luego de tantos años, el equipo TPA volvería al torneo. Eso de cierto modo ponía nerviosos a sus integrantes, en especial al estratega y tirador del equipo, quien además, resultaba ser la gran revelación del año durante la fase clasificatoria.

Pero estaba listo. Se ajustó los zapatos, equipó sus audífonos y dio un toque final a su rebelde peinado rubio. Era el gran día, todos estaban esperando. Salió del vestidor respirando hondo.

Se encontró con sus cuatro compañeros. La chica mecánica, el mastodonte púrpura, el pequeño niño y su mascota gigante y el reservado hombre enmascarado.

-Hoy es el gran regreso de nuestra selección.- Anunció el hombre de la máscara. –Debemos darlo todo. ¿Quién está listo para aplastar a los demás equipos?- Preguntó esperando la mejor de las respuestas.

-¡Wilump tiene hambre!- gritó el niño abrazando el monstruo peludo que le acompañaba.

-Se rompen tan fácilmente…- Dijo la chica con la voz robotizada.

-¡Destrozar!- gritó el gigantón.

El rubio exhaló el aire que había contenido desde que salió y fue entonces que sonrió y alzó su mano en un puño para liberar la adrenalina.

-Cuando ganemos la copa, quiero sostenerla primero.- Dijo sonriente.

El hombre la máscara sonrió bajo la tela y se encaminó a la salida. -Es nuestra hora.

“¡Bienvenidos a la grieta del invocador!”- Exclamó el anunciador. -Con un inesperado regreso luego de su gran caída tras su golpe de suerte hace 10 años. ¡La escuadra Taipei Assassins! ¡TPA ha vuelto a la grieta!- Gritaba mientras el telón se abría.

Pronto, todos vieron como aparecían sobre una gran plataforma los integrantes del mentado equipo. Algunos gritos de apoyo se escucharon a la lejanía, pero en general la audiencia estaba callada al verlos.

El anunciador dio algunos datos extra sobre TPA y su historial, además de presentar a cada miembro junto a su especialidad, pero todo paró de improvisto. Incluso las luces se apagaron.

“Y ahora… El favorito, el esperado por todas y todos… ¡¡¡SK TELECOM T1!!!”- Anunció la voz del presentador.

La grieta de inundó de ovaciones cuando la escuadra apareció sobre su brillante plataforma dorada. A medida que cada miembro era presentado, los gritos eran mayores.

-Mira que presentarnos antes que SKT…- Gruñó el niño.

El rubio frunció el ceño fijándose en cada miembro de aquel equipo, particularmente el tipo del libro. Poder vencerle era el mayor desafío de toda composición.

-¿Uh?

Una mujer de largo cabello oscuro, armada con un gran rifle tecnológico estaba junto a SKT y su mirada a gran distancia casi había penetrado el alma del tirador de TPA. ¿Un nuevo miembro a esas alturas? Imposible, quién era esa… Los entrenadores y suplentes no podían subir a las plataformas durante la apertura tampoco.

 

En Piltóver…

La prestigiosa academia de tecnomagia de Piltóver no admitía a cualquiera. Los precios de la lujosa y ostentosa vida de un Piltoviano, en especial de los distritos más elevados, eran impedimento para cualquier otro piltoviano que proviniera de sectores más modestos.

Y además del precio, de aquella institución solo salía graduada la élite, la creme dela creme. Entonces un rubio de lentes modernos se preguntaba una cosa de manera muy frecuente.

-¿¡Cómo un salvaje, pobretón y odioso Zaunita pudo conseguir un cupo en esta academia!?- Gritó forcejeando con un chico de tez morena oscura.

-¿Salvaje y pobretón? ¿Es todo lo que los piltillos egocéntrico cabeza hueca como tú pueden decir?- Respondió tratando de aplicar más fuerza.

Ambos chicos, el rubio y el moreno de cabello blanco, peleaban por un aparato que, al parecer, el profesor les había dado para que trabajaran juntos en una receta de modificación tecnomágica, para una materia de robótica.

Pero las diferencias eran tantas que poco duraron trabajando juntos. Además, los dos eran igual de orgullosos y creídos así que empezaron a protagonizar un pleito en medio del salón mientras el profesor no estaba.

-¡Vas a romperlo!

-¡Si no lo sueltas lo dañarás!

Seguían forcejando mientras peleaban hasta que sucedió. Jalaron con tanta fuerza que el aparato cedió y se rompió generando un pequeño cortocircuito. Los dos chicos cayeron a lados opuestos y se murmuraban cosas mientras se levantaban.

A la vista de otros, la discusión comenzó a intensificarse mientras el artefacto chispeaba en el suelo. Fue entonces que el de los lentes quedó en silencio al ver a una mujer de cabellera larga y oscura parada a través de la ventana. Llevaba una armadura brillante y un rifle extraño, parecía de tecnología tecmatúrgica.

Lo impactante de todo eso es que se encontraban en un sexto piso.

-¡Qué sucede aquí!- Gritó el profesor entrando de golpe mientras el moreno trataba de llamar la atención del rubio.

El corto del artefacto tocó su punto límite y lanzó una onda expansiva derribando a casi todos en la habitación y algunos muebles.

-¡¡Ahhh!!

 

En Targón…

El viaje había sido incómodo, largo y pesado. Aquella montaña lucía tan grande y majestuosa desde Piltóver. El rubio jamás creyó que pudiera ser tan tedioso llegar allí. Pero ya estaba ahí y esperaba que la experiencia valiera la pena.

Todavía tenía que cruzar un largo puente colgante antes de llegar al pequeño pueblo que se asentaba al pie de la gigantesca montaña.

Mientras avanzaba lentamente por aquel peligroso sendero, revisaba un mapa y algunos papeles con información aparentemente vital. No era propio de él usar mapas porque siempre gastaba la mayor cantidad de recursos que tenía contratando grandes equipos con equipamiento profesional.

Pero por alguna razón esta vez decidió explorar solo.

Era de noche, así que para leer lo que tenía se colocó un casco con linterna. El explorador era extremadamente temerario pues no debería estar cruzando ese puente por la noche, y casi sin equipo de seguridad más que los suplementos varios que llevaba.

A medida que se adentraba en aquella mágica tierra desconocida para él, luces de colores se formaban provenientes de los astros. Cada cierto tiempo el rubio alzaba la mirada contemplando los espectaculares espectros luminiscentes.

Cuando ya había avanzado suficiente, las fuertemente atadas sogas del puente empezaron a desenredarse de forma precisa y perfecta desde el extremo del que provenía el chico.

Sus pies apenas sintieron el piso ligero,  ni siquiera tuvo que voltear para notar como el soporte de madera cedía.

Cada tabla se desprendía sutilmente de las sogas como si alguien se estuviese tomando la molestia de deshacer esos nudos que llevaban décadas atados.

El explorador solo pudo correr algunos pasos antes de empezar a caer mientras gritaba por la adrenalina, pero él era un experto. Se sujetó a las cuerdas balanceándose a gran velocidad mientras revisaba su bolso para buscar algún gadget.

-¡No voy a morir como un amateur…!- Chilló viendo las tablas deshacerse como si fueran polvo a su lado a medida que se dirigía violentamente contra la pared del otro extremo.

Pudo sacar de su bolso una pequeña vara con cristales hextech incrustados y apretando un botón la alargó un par de metros de manera que desde lejos pudo clavarla en la pared antes de estamparse y así sostenerse de allí.

El rubio jadeaba pasando el susto. Miró abajo, hubiera sido una caída mortal. Apoyó la espalda de la pared con los pies sobre aquella vara, y vio arriba notando como la soga se seguía desanudando, incluso deshilachando hasta verla caer por completo.

-Ahora cómo saldré de esto…- Se preguntó evaluando sus posibilidades.

Repentinamente, una onda extraña, imperceptible para el humano promedio, desestabilizó la tecnología mágica de aquel gadged encogiéndolo y provocando que el rubio empezara a caer.

-¡¡Ahhh!!

Mientras unos cristales traslúcidos brillantes lo envolvían como si se tratase de un escudo azulado, el rubio pudo ver a gran distancia a una mujer familiar de larga cabellera parada viéndole. Llevaba un arma de cañón largo en las manos.

¿La culpable de su caída?

 

En La Fisura…

Una gran elipse se abrió en la nada y el rubio del lente tecnológico azul salió de allí cayendo al suelo.

-Ughm... Qué aterrizaje, no me advertiste...- Se quejó.

-“Las coordenadas son perfectas, el ambiente es variable”.- Dijo una voz femenina digitalizada.

El rubio se levantó sacudiéndose y miró a su alrededor. Todo estaba oscuro, apenas había algunas luces tenues. Aquella estancia estaba completamente llana y parecía ser muy amplia. No era buen lugar para desenvolverse si algo pasaba... Y demás...

-¿Dónde está Fate?- preguntó al aire viendo la elipse cerrarse. -....

-Esta no es la academia...- Murmuro un chico de lentes.

-¿Quién anda ahí?- Preguntó a la defensiva un chico de traje psicodélico, como de videojuego.

-¿Dónde caí...?- preguntó aturdido un rubio de casco con linterna.

-¿Dónde estoy? ¿Qué magia es esta? Tranquilo, concéntrate, no debes perder...- Murmuró nervioso un uniformado rubio de auriculares.

-Freljord...- Musitó el de pelo blanco.

-¿Ahri? ¿Soraka?- Llamó un muchacho de mechones azules mirando a los lados con prepotencia.

El rubio con el dispositivo en la mano se dio vuelta varias veces y jadeó. Estaba completamente solo en aquel terreno llano y oscuro.

-Mira lo que causaste.- Dijo una voz femenina y severa.

-Así que me encontraste. Pero bueno, eso no significa que me hayas atrapado.- Dijo con todo el ego del mundo a pesar de estar confundido.

-Juegas con cosas que no conoces.- Regañó.

El rubio volteó al sentir su presencia. No estaba. Oyó otras palabras venir de algún lado. No estaba. Volteó a otra parte. No estaba. -Mierda... Computadora...- Llamó con impotencia.

-"Los escáneres no detectan nada"- Dijo la IA.

Ya no estaba solo.

-Ezreal...- Llamó la IA a punto de decirle algo importante.

-Ya los vi…- Dijo aliviado a pesar de estar asombrado.

Siete chicos de características casi idénticas reunidos en círculo.

-Te atrapé.- Anunció la mujer corriendo tras Ezreal mientras le apuntaba con su rifle.

El rubio sudó y mirando a sus semejantes completamente confundidos, tragó grueso y esquivó un disparo brillante que se perdió en la nada.

-No dejen que nos atrape.- Indicó sin verles.

Los seis chicos no pudieron preguntar nada pues le vieron desvanecerse y reaparecer evitando más disparos. -No me atrapará Sheriff.

-¡Ríndete!

-¿Qué hacemos?- Preguntó el de traje de videojuego.

-¿Por qué lo dices en plural?- Refunfuñó el de la estrella en el pecho.

-Esto es absurdo.- Murmuró el de pelo blanco.

-¡Un ilusionista!- Exclamó el de los audífonos

-¿Quiénes son ustedes?- Preguntó el de lentes con preocupación.

-Así que Targón es tan misterioso como decían.- Dijo el explorador para sí.

Todo mientras el rubio usaba sus saltos tecnópatas arcanos para esquivar los ataques de la mujer.

¿Qué?

-¡Todos!

Ezreal estaba solo. Trató de abrir una elipse pero no funcionó, no tendría energía. Solo podía esperar un milagro a esas alturas.

-Justo en la mira...- Lo marcó con un láser.

Ezreal no estaba solo. Estaba consigo mismo.

Cuando los seis confundidos jóvenes se tocaron, Ezreal apareció en el centro y un poderoso destello de luz hizo desvanecer aquel mundo plano y oscuro. Incluyendo al rubio, incluyendo a la mujer, incluyendo a todos y a nadie a la vez.

En algún punto, la actual Reina Lissandra dominó el Fréljord junto a los vigilantes de hielo y el mundo estaba congelado.

En algún punto, el imperio noxiano había expandido su territorio más allá de las fronteras posibles tras someter a Jonia.

En algún punto, la Estrella Prima creó gran parte del universo pero su sombra generó al vacío.

En algún punto Piltóver se convirtió en la mayor potencia económica y aunque no expandió su territorio, si modernizó con su tecnología todo Valoran.

En algún punto, se fundó la Grieta del Invocador para celebrar los torneos mágicos, ya que, la magia era un deporte.

En algún punto, las guerras rúnicas marcaron un antes y un después en la mágica tierra de Runaterra generando la diversidad de la que muchos disfrutan y padecen hoy día.

…¿Computadora, recuerdas cuando rechacé aquel mapa? Creo que si lo necesitaba después de todo.

Notas finales:

Pues quién sabe si escriba más de esto :V! 

Solo quería desahogar la idea, ya mi mente está más tranquila. AHora a escribir la continuación del fic de chicas mágicas y el fic porno de navidad :V!!

Chau ♥

Este Fanfic está CERRADO temporalmente por Rework argumental, Lamento la smolestias. :'c

Pero te invito a leer esto como un Piloto.


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