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Destino en marcha por 1827kratSN

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Tsunayoshi, desde niño, escuchó que cuando cumpliera sus diez años se definirían dos cosas muy importantes en su vida; la primera era que en alguna parte de su cuerpo aparecerían las iniciales de su pareja destinada, y la segunda, que definiría a qué clase de humano pertenecería. Vivió entonces esperando ansiosamente, deseando con intensidad descubrir aquel par de cosas, acumulando mucha ilusión, esforzándose en convertirse en una buena persona para enorgullecer a sus padres y en un futuro a su destinada o destinado. Y a pesar de que las cosas no se le dieran demasiado bien, siempre intentó conservar su sonrisa.

En su décimo cumpleaños, cuando su madre le cantaba una canción, su padre —quien había llegado a casa sólo para esa fecha—, le tomaba una fotografía con los regalos, y en conjunto le vitoreaban por su gran paso; las mariposas en su estómago debido a la emoción crecieron hasta tal punto que tuvo que cantar para aliviar un poco su malestar. Sonrió, sopló las velas, pidió como deseo el hacer feliz a la persona destinada para él y mordió el pastel con ganas.

En ese día se la pasó muy bien, olvidando por completo su malestar inicial, envidiando a un par de sus amigos que siendo sus vecinos y amigos de infancia habían terminado siendo destinados y en ese punto empezaban una relación divertida y feliz. Esperaba que su persona destinada también estuviera cerca, pero por sobre todo no quería ser de los casos en donde jamás se podía encontrar a su alma gemela.

 

—Tsu-kun —susurró su madre cuando recogían la mesa—, mira tu muñeca.

—¿Qué? —dejó todo de lado para revisarse los brazos.

—Vi una marca —sonreía con ilusión por compartir aquel momento tan especial con su pequeño y único hijo.

 

En ese día Tsuna se sorprendió al ver las iniciales de su pareja destinada, mismas que se tatuaron en su piel con una forma particular, pero claramente se diferenciaban los trazos “RA” en donde cada letra tenía un relieve extraño. No le tomo mucha importancia al ardor que la marca le produjo, tampoco la rara forma o la caligrafía en diferente idioma, no sería la primera persona cuyo tatuaje estaba algo deformado por casualidades del destino o cuyo destinado no compartía raíces japonesas, sin embargo, Tsuna también sabía que esa rara forma de escritura debería ocultar un significado especial.

 

 

Omega…

 

 

Tsuna cumplió sus catorce años sin pista alguna sobre su destinado, sin lograr mayor éxito que aprender algo básico de un idioma extranjero en donde las iniciales tatuadas en su muñeca cobraron algo de sentido, ocultando su marca por seguridad o tal vez alguien lo tomaría como objeto de más burlas, enfrentando su condición omega que le generaba múltiples desprecios y maltratos, soñando con estudiar fuera de su país para mejorar alguna habilidad que descubriera algún día.

Era mediocremente feliz, y a más de eso, estaba incompleto.

 

—Algún día lo encontrarás —sonreía su madre quien lo alentaba en ese día en donde sólo ellos dos miraban el atardecer al regresar de hacer las compras para la cena.

—Quiero créelo, pero a veces me es difícil.

—Tenemos una vida por delante, Tsu-kun —su madre no se equivocó porque después de eso conoció a su nuevo y extraño tutor y a la mafia más importante en el mundo.

 

Tsunayoshi aún recuerda cada día junto a aquel bebé que hizo de su vida un caos, un hermoso caos. Pero había cosas que recordaba con mayor claridad que otras, y la razón era porque él las consideraba importantes en demasía. Como que el café bien cargado era el favorito de Reborn, que gustaba de disfrazarse y adquirir diferentes personalidades, que tenía un malsano gusto por torturar a Skull… o que era un enigma tal que descubrirlo se volvió su obsesión en cierto punto de su miserable vida. 

Tal vez la cosa más importante que descubrió Tsuna fue que su tutor, aquella figura que debió tomar en serio después de muchos varios sucesos en donde casi pierde la vida si no fuera porque tenía tantas cosas por las que arrepentirse, ese al que consideró un demonio… era un omega. Y si bien todo ser humano se declaraba parte de una casta en esa sociedad a la edad de diez años, ese bebé daba muestras de ser un omega incluso a esa edad tan corta, siendo uno de los pocos casos extraños y sin explicación coherente. Aunque en realidad nada que se enlazara con Vongola tenía coherencia. Y aun así se sorprendió cuando logró distinguir la casta de su tutor desde el día en que su un leve perfume a rosas brotó de ese cuerpo pequeño, jamás olvidaría la sensación que le produjo ese suceso y su descubrimiento.

Otra cosa que recordaría siempre fue que en su tercer celo cursado bajo la tutela de Reborn, su calor causó estragos en su mente, en su alma y en sus acciones. Fue en aquella ocasión cuando le dio un nombre a aquellas sensaciones en su estómago cuando recibía una aceptación algo extraña por parte de su tutor espartano, lo denominó como su primer amor. Cuando su mente estuvo clara y su celo había acabado, se dio cuenta de sus propios sentimientos. Al inicio se sintió tan burdo porque estaba enamorado de una persona sin siquiera importarle que fueran de la misma casta, después pasó a estar afligido porque aquella persona era tan sólo un bebé, uno especial pero un bebé después de todo.

Sin embargo, con el pasar de las semanas y meses, se dio cuenta de que lo necesitaba. Necesitaba a Reborn. Más de lo que en realidad deseaba admitir. Lo quería para él y por eso estaba dispuesto a batallar a muerte con quien fuera para liberarlo de aquella maldición que lo alejaría de él en algún punto.

Y entonces fue ahí, en medio de un desenlace desesperado, cuando estuvo a punto de creer que no podía salvar a nadie, en donde “ese” hombre apareció frente a él como una estrella en medio de un cielo negro, como una ilusión que te hace dudar de tu propia existencia.

Un alfa, dijo su instinto. Un aliado, dijo su razón.

Tsuna quedó prendado de esa imagen y se enamoró de esa presencia que tan sólo pudo ver por un corto tiempo. Sólo supo que le dio fuerza para seguir y al final logró que toda esa estupidez terminase de buena forma. Y mientras estuvo en un lapsus de semi consciencia se reprochó que, ya teniendo un sentimiento tan fuerte por su tutor, también se hubiese fijado en un desconocido que llegó de la nada para ayudarlo.

En esa ocasión quiso llorar por tal traición a sus propias emociones, pero después se sintió estúpido porque en realidad no estaba haciéndole daño a alguien ya que nada estaba hecho o forjado.

Él no era algo importante para Reborn ni para el desconocido que vio en ese día. Él sólo era Tsunayoshi Sawada, un perdedor completo, un miedoso, un omega que aprendió muchas cosas pero que aún no estaba listo para enfrentar al mundo… el futuro heredero de Vongola, la más poderosa mafia en el mundo.



—N-no puede ser —jadeó el castaño mientras veía como cada arcobaleno se liberaba de la maldición con la que habían vivido hasta esa fecha.

—Así que de eso se trataba —coreó alguien a su lado.

 

Tsuna vio con horror como su mundo se volvía —de nuevo—, una realidad irreal. Presenció en primera fila como una luz envolvió a cada arcobaleno y después cada figura se dividió en dos. Y como si eso no fuera ya bastante absurdo, se fijó en que personas diferentes se formaban con rapidez. Un niño y un adulto, dos adultos, dos adolescentes, un hombre y una mujer, dos hombres, dos mujeres, esas combinaciones tomaban vida y eran personas los que terminaban brotando y festejaban su liberación.

Su marca ardió. Su mente se aturdió. Su estómago dio un vuelco y su muñeca palpitó. 

Era obvio que desmayarse era inevitable.

Cuando Tsuna despertó aún se sentía aturdido, reticente a aceptar que lo que vio fue real, casi sollozando de pura impotencia porque no podía verificar que aquello fue un sueño porque su cuerpo dolía como recuerdo de su batalla.

 

—¿Está bien, juudaime?

—¿Qué pasó? —todavía tenía una esperanza, quería creer que todo lo vivido fue sólo una pesadilla, un terror nocturno.

—Bueno... —su tormenta se rascó la mejilla—. Reborn-san dijo que él quería decirlo en persona.

 

Era un niño de diez años el que lo recibió en la sala y no el bebé que conoció como su tutor, pero tenía la misma mirada intensa y que prometía una tortura si lo desobedecías. Más importante que eso, ese niño era un omega al igual que él… y era quien le provocaba ese vuelco en el estómago que le gustaba y asustaba en el mismo nivel.

 

—Me alegro que al fin estés… bien —fue lo único que el castaño logró pronunciar.

—Ahora puedo decir que me conoces un poco más, dame-Tsuna.

—Sí —rió nerviosamente—. Eso creo.

—Así que debo aclarar algo más —se acomodó al fedora como era típico—, así como lo hice con los demás... Aunque creo que contigo no será tan fácil

 

Tsuna escuchó la explicación con atención, entendiendo la mitad de todo lo dicho porque en realidad se estaba asustando y creía que le vendría bien desmayarse de nuevo, pero no lo dejaron. Y de verdad hubiese querido creer que todo fue un sueño, pero no lo fue y el hombre de no más de 20 años que apareció poco después y que compartía semejanzas físicas con Reborn, lo confirmó.

Azabache, con la misma mirada negruzca, las patillas un poco menos rizadas que las de Reborn, porte altivo, pero sonrisa coqueta y que se hacía llamar Renato, un alfa que le sonreía de lado y estiraba su patilla derecha, le dijo que todo fue real.

 

—¿Está bien, juudaime? —Gokudera fue el único presente por órdenes de Reborn quien previó lo que pasaría.

—No —soltó el aire sin dejar de alternar su mirada entre Reborn y Renato.

—No te desmayes, dame-Tsuna —mandó Renato con voz grave, potente, pero aterciopelada.

—Ni que fuera tan raro —añadió Reborn.

 

¡Pero si era lo más raro que experimentó en su vida!  Y no sólo raro sino descabellado.

¡Había dos personas que antes fueron una sola debido a la maldición! ¡Era hasta imposible!

Le repitieron lo esencial y Tsuna entendió que la energía que protegían los arcobalenos, aquella fuerza, magia o no sé qué, era más compleja de lo que sus pequeñas mentes podían imaginar. Tanto era el poder a resguardar que se necesitaba de dos personas para controlarlo.

La maldición entonces consistía en tomar esos dos seres humanos con habilidades extraordinarias y unirlos en un solo cuerpo infantil que cuidaría del chupete con el color de sus llamas. Para elegir a esos dos cuerpos se necesitaban ciertas condiciones: ambos debían usar el mismo tipo de llamas, tener habilidades similares, ser compatibles mentalmente y qué mejor si había un parentesco sanguíneo que ayudará a todo el proceso.


—Y Lal y Colonello —se atrevió a preguntar Tsuna.

—Hubo una falla con ello dos debido a sus sentimientos —explicó Reborn.

—Por eso no se unieron y se dividieron el poder, pero de alguna forma Lal recibió una porción menor que la del rubio —completó Renato.

—Ah… ahora entiendo —volvió a reír forzadamente.



Fue entonces que el castaño se atrevió a mirar a esos dos en silencio y detallarlos por tanto tiempo que cualquiera se incomodaría, pero no le dijeron nada, dejaron que desatara millar de preguntas y cuestiones. Tsuna no podía creer el enorme parecido entre esos dos, hasta parecía una mala broma… pero entonces una idea le llegó.

 

—Ustedes son… ¿familia?

—Hermanos —corearon ambos y Tsuna dio un respingo antes de ahogar un gritito poco masculino con sus manos.

 

Fue ahí donde empezó todo, la desdicha en la mente del castaño, las risas de Nana por tener al hermano mayor de Reborn de visita y el festejo porque Reborn había crecido demasiado en poco tiempo.

Cosas más y cosas menos, pero al fin y al cabo era una vida buena.

Eso a pesar de que le dieron a Reborn y Renato la nueva tarea de entrenar al neo primo Vongola y Tsuna seguía negándose a liderar tan poderosa mafia.

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

 

Notas finales de la autora loca:

Krat participa de nuevo en una dinámica de R27 fan club llamada #RebornAlCuadrado, y sin embargo tiene un bloqueo con sus otras historias que necesitan de dolor en exceso :v.

Como fuere, se darán cuenta que me fumé algo como para justificar de esta forma la existencia de dos Reborn, es más, luché demasiado con esta historia como para realizarla, es el reto más complejo que me ha tocado XDDDD.

Son cinco capítulos sencillos, los subiré diariamente, no es una historia profunda así que espero que la disfruten y desde ya sepan que tiene un final feliz XDDDD.

Krat los ama~

Ahora se va a sus meditaciones solitarias~

Besitos~


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