- Hoy amaneció siendo un día nublado y yo estaba con los ánimos al tope por mi primer día en este taller, por fin haría algo que me gusta hacer y bueno aquí me tienen mi nombre es Gakupo Kamui y será un placer compartir un tiempo con ustedes.
Me daba gracia como esperabas respuesta de alguno de los que estábamos aquí sentados, te ves algo joven para ser profesor. Cada uno agarro los materiales y empezamos a hacer bocetos libres. En realidad yo no era muy bueno en esto, solo me equivoque de salón, de todas maneras no quiero entrar a mi otra clase.
- Esos tonos combinan muy hermoso.- dijiste viendo detenidamente mis manchas de colores, yo solo veía eso.- parece como si los peces se estuvieran ahogando dentro del agua.
- Claro, justo eso quería plasmar.- respondí con una sonrisa nerviosa.
- Sigue así, buen trabajo.- me diste una palmadita en la espalda y te acercaste a los otros a ver lo que hacían. No sé por qué pero creo que vendré más seguido a esta clase.
Llegó la hora del receso y todos empezaron a salir, pretendía irme también pero quise hacer unos dibujos más. Me puse mis audífonos y solo dibuje rayas disparejas una sobre otra, sentí tu mirada pero no voltie. Poco a poco tu respiración estuvo más cerca.
- ¿Prefieres estar tiempo a solas? .- preguntaste cálidamente sentándote a mi lado.
- A veces así la paso mejor.- respondí con la voz baja, te mire de frente y tu mirada me capturo al instante. Fue inevitable sentirme sonrojado, esto me da miedo.
- ¿ y cuál es el nombre de mi alumno solitario?.- dijo soltando una leve risita
- Kaito, o bueno dime alumno solitario si gustas.- mis manos se volvían torpes y no conseguía hacer más que garabatos.
- Bueno Kaito creo que estas algo nervioso.- dijiste poniendo tu mano sobre la mía.- resultaría mejor si intentas con líneas más suaves.
Al instante te levantaste y todos poco a poco iban ingresando nuevamente, la clase continúo con normalidad sin embargo ya no podía dejar de prestarte atención. Observaba cada movimiento, la manera que se movía tu largo cabello, tu postura firme y la frescura en tus palabras. Era agradable escucharte, a pesar que por momentos soltabas algunas tonterías chistosas.
*****
Fue un buen día, nada mal para empezar el mes. Conseguí un trabajo de medio tiempo y me pareció entretenido, pero hay una personita que me llamo la atención. Así que se llama Kaito…
- Bueno muchachos ya pueden retirarse, es todo por hoy.- les dije a la clase. Acomode mis cosas y me fije que mi alumno seguía mirando la carpeta, no parecía dar señales de querer moverse.-¿Todo bien por ahí?.-Pregunte
- Sí, no se preocupe.- me respondió tímidamente, tal vez este mal que me interese de más en él pero no se me es indiferente para nada.
- Ya debo cerrar el aula.- le dije apoyándome en la puerta.
- Si claro, disculpe.- Respondiste saliendo rápidamente, te veías algo confundido. ¿Habré hecho algo mal?
Fui a la dirección a ver unos papeles y luego decidí regresar a mi casa a pie, quería disfrutar de ver los parques y sentarme en mi banca favorita. Para mi sorpresa estaba ahí, justamente sentado comiendo un helado en donde yo suelo pasar el rato a meditar. Me acerque sin que se percate y me senté junto a él.
- Parece gustarte mucho la vainilla.- le comente a lo que por el susto termino embarrándose de helado. Pase mis dedos por su mentón para limpiar el desastre que había ocasionado sin querer.
- ¿Me está siguiendo?.- me dijo un poco asustado y con una carita muy tierna.
- No en realidad, solo que estas comiendo un helado en el lugar donde a mí me gusta pasar el rato… y creí que ahora podría tener compañía.- le respondí con una sonrisa.
- Eres un joven algo extraño.- me dijo riéndose bajito, y creo que sonrojado también.
Pasaron unas horas y seguimos conversando de diferentes temas, era divertido ver cómo te sorprendías por alguna mínima cosa que te contaba, me hacías sentir de alguna manera especial y no quería que pare. ¿Qué estoy haciendo?