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Amor Incondicional por Katt-chan

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Notas del fanfic:

Decidí, después de mucho tiempo, retomar a esta pareja con una trama más dramática y cruda. ¡Espero que lo disfruten!

La serie y el manga, junto con los personajes, le pertenecen a Y?ichi Takahashi.

Era un día soleado que ofrecía un porvenir prometedor. Oliver caminaba tranquilamente hacia el entrenamiento de la selección juvenil de Japón. La verdad era que el joven se sentía contento, aun más que de costumbre. No solo podía practicar el deporte que ama a diario, junto a su amigos y compañeros, sino que además su pareja, Tom Misaki, había logrado llegar a un acuerdo con su padre y se hace poco se mudó definitivamente a Japón junto a él, en su hogar.

Ese muchacho realmente lo hacía feliz, y deseaba gritárselo al mundo. El único problema era que su relación podría causar un revuelo en la prensa, por lo que debían ser bastante cuidadosos. A pesar de esto, sus amigos y sus padres los apoyaban, y eso era suficiente para ellos por el momento.

Tan absorto en sus pensamientos, el capitán de la selección no notó cuando un grupo de hombres se acercó sigilosamente por atrás y lo abordaron.

-¿Qué…?- Alcanzó a gritar el futbolista antes que una mano se presionara con fuerza sobre su boca.

Con rapidez, los hombres tomaron sus extremidades, limitando sus movimientos de resistencia y lo llevaron a un callejón cercano. Una vez ahí, soltaron a Oliver con brusquedad sobre el concreto.

-Tengo dinero, pueden llevárselo.- Dijo temblorosamente levantando ambas manos en señal de inocencia. Los otros solo rieron al escuchar esto.

-No queremos tu plata, niño.- El joven estaba confundido

“¿No me están robando? ¿Qué quieren entonces?” Él los quedó mirando intentando responder a su propia pregunta. En ese momento se fijó por primera vez en sus agresores: eran tres hombres extranjeros, probablemente en sus treinta años, todos usando un pañuelo palestino que les cubría la nariz y la boca. De pronto, uno de ellos se le acercó hasta posicionar su cabeza al lado de la suya. El miedo lo invadía más y más.

-Hoy es tu día de suerte, muchacho- Dicho esto, el sujeto metió su mano en la polera del pelinegro, acariciando su vientre. Oliver abrió mucho sus ojos comenzando a entender las intenciones de sus agresores.

Luego de esto, todo se tornó caótico. Los tres hombres se abalanzaron sobre él, jugando con su polera y sus shorts, metiendo sus manos entre las ropas del joven. Ellos se reían, mientras el pelinegro intentaba librarse sin éxito. Dos sujetos sujetaban fuertemente cada uno sus brazos, mientras que el tercero estaba arrodillado sobre sus piernas. Forcejear era inútil.

Los hombres levantaron su polera, descubriendo su pecho. Tras esto, el pelinegro se percató con repulsión que un par de lenguas paseaban por su rostro, su cuello y su zona torácica. Sentía como sus agresores probaban y tocaban distintas partes de su cuerpo, de todo su cuerpo, con impotencia.

Viendo que era su única opción, intentó gritar para pedir ayuda. Sin embargo, el que tenía al frente acercó su rostro para besarlo, a lo que Oliver reaccionó apretando sus labios con fuerza y ladeando la cabeza. El hombre lanzó una pequeña risa maliciosa, para luego introducir una mano en los shorts del joven y comenzar a masturbarlo. Ante la sorpresiva acción, el pelinegro emitió un ligero gemido, cosa que el agresor aprovecho para capturar su boca.

“Perdóname, Tom.” Pensaba dejando que sus lágrimas rodaban libremente sobre su rostro.

De repente, se oyó un sonido estridente y los extranjeros detuvieron su ataque, viendo a sus alrededores por si alguien los vigilaba. Oliver aprovechó la oportunidad cuando el hombre que aprisionaba sus piernas se paró más alto sobre sus rodillas, y lo golpeó fuerte con una patada en los genitales. El tipo cayó adolorido sobre su espalda, y ante la sorpresa, los otros dos también aligeraron el agarre de sus brazos.

Una vez libre, corrió con todas sus fuerzas hacia el campo de entrenamiento, un par de cuadras más adelante, dejando el bolso que traía olvidado con los atacantes. Mientras andaba, intentó acomodar sus prendas lo mejor que pudo y limpiar sus lágrimas torpemente con sus manos.

Siguió corriendo, sin detenerse por nada, hasta llegar a la cancha donde estaban su compañeros esperando comenzar con el entrenamiento. Una vez ahí, se sintió más seguro y se dejó caer pesadamente sobre un banco mientras respiraba con dificultad. En tanto se concentraba en recuperar el aliento, sus compañeros se reunían a su alrededor.

-Vaya, al fin apareciste, eso que siempre eres como el primero que llega- Dijo Bruce alegremente. -Oliver, ¿y tu bolso?-

-¿Ah?- Dijo el aludido mientras seguía intentando respirar con normalidad. Algo no estaba bien, los jóvenes podían sentirlo. Tom veía a su novio con detención, tratando de averiguar que podría haberle sucedido.

-Oliver, ¿estás bien?- Preguntó delicadamente Misaki.

-¿Qué?- Comenzó desorientado. -Emm… Sí, sí, estoy bien.- “Tom no se enterará de esto. Jamás.”

-¡Bien! Vamos a comenzar el entrenamiento entonces- Harper exclamó, esperando romper la tensión del ambiente, mientras le daba un amistoso abrazo al capitán de la selección.

El inocente gesto amistoso desencadenó una oleada de recuerdos para el pelinegro: los hombres riéndose, las manos por todo su cuerpo, el forzoso beso, el asco y la repulsión. Instintivamente, rompió el contacto con su amigo y lo golpeó potentemente en el rostro. Al instante el joven capitán se dio cuenta de lo que había hecho, viendo con culpabilidad a su compañero en el suelo tocándose la cara adolorido.

-Bruce, lo… lo siento, yo…- Decía mientras retrocedía temblorosamente, hasta que comenzó a correr nuevamente hacia los camarines, desapareciendo de la vista de los demás.

Todos vieron al pelinegro alejarse totalmente sorprendidos.

-¡Auch! Tiene la mano bastante pesada.- Se quejó el agredido, haciendo que el resto saliera de su trance.

-¿Qué mierda acaba de pasar?- Steve preguntó. -Misaki, ¿puedes ir a ver que le sucede a tu novio?-

Andy, intentando conservar un poco el orden, decidió hablar.

-Tom, Benji y yo iremos a buscar a Oliver. Ustedes ayuden a Bruce.- Dijo con autoridad. Luego se dirigió al arquero y al medio campista. -Vamos.-

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El capitán caminaba a paso lento y agotado dentro de los camerinos, hasta que se detuvo cerca de las duchas. Se sentía sucio y asqueroso. Rápidamente, entró a una de las duchas y abrió la llave, dejando que el agua caliente mojara todo su cuerpo y su ropa.

A los pocos minutos, escuchó pasos en el lugar y luego su nombre haciendo eco. Entre las voces llamándolo, reconoció la de su pareja, que sonaba bastante preocupada. El sentimiento de culpabilidad lo volvió a invadir. Apoyó su espalda sobre una de las murallas laterales de la ducha y esperó a ser inevitablemente encontrado; no había forma de escapar de ahí. Pronto, Misaki lo vio y comenzó a hablarle.

-¿Qué haces?- Preguntó extrañado el castaño, mientras Andy y Benji llegaban para ver la escena.

-Aseándome.- De forma baja y monótona respondió.

-¿Con… ropa, Oli?- No recibió respuesta, por lo que Misaki decidió acercarse a su pareja -¿Oliver?-

En cuanto el capitán se percató de las intenciones del castaño, estiró sus brazos hacia él mostrando las palmas.

-No, no te acerques, por favor- Suplicó con los ojos cerrados, y su novio cumplió con la petición tanto dolido como confundido. -Lo siento, Tom, de verdad. Tú mereces algo mejor… Mereces a alguien mejor.- Terminó de decir bajando los brazos, mirando hacia el piso.

-¿De qué estás hablando? Yo no quiero a alguien más, ¡Te quiero ti!- Misaki gritó al borde del llanto.

Benji y Andy miraban la escena en silencio. Mientras que el primero estaba absolutamente confundido, el entrenador sintió que lo que estaba viendo le era familiar, casi como un deja vú. De a poco, la extraña conducta del número 10 comenzó a tener más y más sentido. Lo distraído, el rechazo al contacto humano, la agresividad repentina, la culpabilidad, el sentirse irremediablemente inservible… todos eran síntomas que conocía muy bien. “Oliver, ¿acaso tú también?” Pensó con tristeza Andy, deseando con todas sus fuerzas que estuviese equivocado. Él sabía que la mejor forma de ayudar a su amigo era hacerlo hablar, que se lo confesara a Tom y este lo ayudara a salir adelante con su amor incondicional. Rapidamente ideó un plan.

Así, Johnson se acercó a la ducha para cortar el agua que seguía corriendo y notó que el pelinegro se tensó ante su cercanía.

-Tranquilo, amigo, solo cerraré la llave- Dijo alzando sus manos a la altura de su cabeza. Cuidadosamente, se acercó lo suficiente para cumplir su cometido y se mantuvo a una distancia prudente del otro, que solo se sentó en ese suelo mojado juntando sus rodillas a su pecho. Andy también se sentó, pero fuera de la ducha. -Oliver, vamos a hacer algo, ¿de acuerdo?- Hizo una pequeña pausa, juntando un poco de valor. -Si yo te cuento lo que me ocurrió a mi, tú me cuentas lo que te ocurrió a ti.-

-Andy…- El arquero comenzó a entender lo que ocurría. “¿Oliver fue…? No puede ser”. No quería creer que su amigo pasara por algo así. Sigilosamente miró a un confundido Tom. “Esto será un gran golpe para ellos”.

-Hace como un año, vino un tío de visita y se quedó en casa, conmigo y mis padres.- Comenzó el joven entrenador. -Mientras se alojaba con nosotros, él… él abusó sexualmente de mi.-

Las reacciones de los muchachos fue distinta. Benji miraba con tristeza, Oliver lo veía impactado, y Misaki estaba absolutamente horrorizado. Andy siguió hablando después de dejar un breve momento para que sus compañeros interiorizaran lo que les había contado.

-Después de eso, mi forma de ser cambió radicalmente. Me sentía… sucio, usado, inútil. Comencé a pensar que yo había sido responsable, que de alguna forma lo había incitado a hacerme eso.- En este punto, Johnson miró directamente a su amigo empapado. -No quise decírselo a nadie, porque me sentía avergonzado… Ni siquiera se lo dije a mis padres. Y así me fui hundiendo.- Los recuerdos comenzaron a pesarle al joven, y eso se reflejaba en su relato. -Creo que lo peor de todo era que cuando cualquier persona me tocaba, recordaba inevitablemente lo que ese tipo me había hecho. Llegué a rechazar tanto el contacto con la gente, que terminé dándole una patada baja a Benji cuando se me confesó hace un año.- Terminó de decir mientras miraba ahora al arquero de la selección con una leve sonrisa triste. Price se arrodilló a su lado y le beso la frente con ternura. Los otros dos jóvenes estaban sorprendidos por decir lo menos.

-Ustedes… ¿Están juntos?- Preguntó Tom.

-Sí, desde que fui capaz de confesarle a Benji lo que había ocurrido y él, junto a mis padres, me apoyaron para superar ese trauma. Sin ellos no habría podido salir del hoyo.- Contestó el entrenador, y luego se dirigió al pelinegro. -Oliver, es tu turno.-

Hubo un momento de silencio tenso, en el que Misaki miraba suplicante a su pareja. El capitán mantuvo el contacto visual con el castaño, para después mirar hacia el suelo y comenzar su relato.

-Fueron tres.- Lanzó un suspiro y continuó. -Me abordaron en la calle esta mañana, me llevaron a un callejón y ahí… ahí me atacaron.- Antes de poder continuar, el pelinegro notó como su querido castaño parecía perder fuerza en sus piernas, cayendo pesadamente sobre sus rodillas frente suyo.

-¿Qué?- El número 11 habló de forma casi inaudible. -¿Qué te hicieron?- Preguntó con más fuerza.

-Ellos me… me tocaron, por todas partes, mucho.- El joven comenzó a hablar torpemente. -Uno de ellos me besó a la fuerza.- Replicó con asco mientras recordaba la mano del sujeto dentro de sus pantalones. -Solo eso. Logré escapar antes de pudiesen hacer algo más.-

-Oliver, no subestimes lo que te ocurrió.- Dijo Andy con seriedad. -El hecho de que no te violaran no significa que no sea abuso sexual o que no sea traumático, porque SÍ es abuso y SÍ genera un trauma.-

El capitán sabía que este episodio marcaría un antes y un después, y se comenzó a preparar para el que pensó que sería uno de los peores momentos de su vida. Se dirigió a Misaki.

-Eso es lo que pasó. Entenderé si… no quieres lidiar más conmigo- Habló tratando de contener las ganas de llorar. El castaño lo veía incrédulo.

-No te pienso abandonar, menos en un momento como este.- Dijo decidido.

-Pero… ¿no te doy… asco?- Los muchachos sintieron rabia de escuchar a su amigo hablando así. Tom tuvo ganas de matar lentamente a cada uno de los hombres que le hizo tanto daño a su amado. Con cuidado, se acercó al pelinegro y delicadamente puso sus manos a cada lado de su rostro.

-No, por supuesto que no.- Le aseguró mientras le acariciaba las mejillas con sus pulgares. -Eres maravilloso.- Terminó susurrando. Misaki sintió que el cuerpo de su pareja estaba tenso, recordó que no estaba reaccionando bien al contacto y se alejó un poco de él. -Perdón.-

-No, tranquilo. Discúlpame tú a mi.- Oliver se sentía avergonzado. -No sé por qué reacciono así. Sé que no me vas a hacer algo malo, pero…-

-Entiendo. Todo a su tiempo.- Tom le sonrió tiernamente, lo que provocó que él también.

-Amigo, te puedo recomendar a mi terapeuta. Todos esos miedos irracionales son comunes en estos casos, y no se superan si no se tratan.-

-Sí, Andy, gracias.- Todos los jóvenes se pararon, y Oliver comenzó a temblar. Los demás lo miraron con preocupación. -Tranquilos, solo tengo frio.- Aseguró riendo un poco abrazándose a si mismo.

-Tengo un cambio de ropa extra. Ven.- Dijo Misaki yendo al sector de los casilleros, mientras el otro solo lo seguía. Andy y Benji los vieron alejándose.

-¿Crees que estarán bien?- El arquero preguntó.

-Sí, lo superarán.-

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El día había terminado. Tom y Oliver fueron a la casa del segundo, y estuvieron toda la tarde juntos. En ese momento se encontraban en la habitación del muchacho, y el castaño solo deseaba acompañar a su pareja. Mientras el pelinegro se encontraba sentado en su cama, el otro estaba sentado en la silla del escritorio.

-Tom, ¿estás seguro que quieres estar conmigo?- Preguntó de repente el capitán de la selección mirando hacia el suelo.

El aludido se levantó del asiento y se arrodilló frente al pelinegro. Lo miró directamente a los ojos.

-Te amo.- Le dijo sonriéndole. -En serio, ¿cuántas veces debo decirte que te quiero a ti y solo a ti? ¿O acaso no me quieres a tu lado?- Terminó con tristeza.

-¡No, no es eso!- Rebatió rápidamente. -Es solo que siento que te estoy pidiendo mucho al pedirte que te quedes conmigo...-

-Yo lo hago feliz… ¿Sabes por qué?.- El pelinegro negó con la cabeza. -Porque tú vales eso y mucho más.- Dijo con ternura. El capitán se rio un poco.

-Gracias, Tom.- Expresó con sinceridad. Luego de un momento de silencio, Oliver habló nuevamente. -Y… ¿Quieres ir a practicar pases en el patio?- Ahora fue el turno de Tom de reír.

Mientras iban al patio trasero, ambos sentían que todo estaría bien siempre cuando estuviesen juntos, brindándose apoyo y amor incondicional.

 

Fin.

Notas finales:

¡Háganme sus comentarios!

Saludos.


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