La reja de la mazmorra se abrió de par en par. Harry levantó la cabeza haciendo un esfuerzo casi sobre humano. Gimió de dolor al estirar sin querer las muñecas, que estaban encadenadas encima de su cabeza a la pared. Sus ojos conectaron con los de su captor. A pesar de su situación, no pudo evitar sonrojarse. Delante suya había un hombre apuesto, nada que ver con el Voldemort de los últimos años. Recordó al Tom de la cámara secreta y no pudo evitar pensar que Snape había hecho un gran trabajo para que su amo recuperara su antigua forma.
- Vaya, sigues teniendo fuerzas. Impresionante, mi pequeño Horrocrux. - Harry tembló al oír su voz, tan ronca y sensual que sintió miedo de que el lord notara su excitación. - No hablas, eh. No parecías tener problemas en hablar cuando viniste a contarme los planes del viejo. Todavía me pregunto por que lo hiciste, por que me dejaste ganar sin pelear.
Se acercó más y Harry lo vio. El hilo del destino formándose entre ellos. Quiso llorar, pero lo aguantó. Desde la primera vez que vio a Voldemort un hilo les unía. En ese momento no sabía que era y pensó, ilusamente, que era porque eran enemigos destinados a morir si el otro vive. ¿Como iba a saber que era todo lo contrario?
Cuando lo comprendió, su mundo se derrumbó. Su peor enemigo era su persona destinada, la persona a la que todo el mundo quería que matara. La persona que cada vez que podía intentaba acabar con él. Pero Harry no podía hacerlo. Cada día que pasaba caía más y más por su enemigo hasta el punto de entregarse a él y esperar pacientemente en esa celda a que Tom decidiera su destino.
No le importaba morir, hacía mucho tiempo que se dio cuenta de que prefería eso a tener que herir a su destinado.
Bajó la cabeza con la intensión de ocultar sus ojos rojizos por todas las lágrimas que derramó imaginándose un mundo en el que Tom le amara. Pero sabía que eso no era obligatorio.
A lo largo de su vida había visto a muchas parejas destinadas en las que solo una parte estaba enamorada. Un ejemplo era Percy. El pelirrojo estaba enamorado de Lucius Malfoy, pero este nunca dio ni una señal de que le interesara el Weasley. De hecho siempre mostraba su desprecio hacia cualquier Weasley que se encontraba. Pero Harry veía el hilo unirles.
Esos dos fueron los primeros destinados que hicieron a Harry abrir los ojos y darse cuenta de que su amor por Tom era unilateral. Y esos días en la fría mazmorra solo se lo confirmaron más.
- A que esperas,- su voz sonó más lastimera de lo que quería pero mostrar debilidad ante Tom era algo que dejó de importarle hace mucho, - matame de una vez, tienes más horrocruxes con los que protegerte.
- De hecho, ya no los necesito.- Tom levantó su rostro con una mano y buscó su mirada.- En estos días he estado muy ocupado, pero ha merecido la pena, el mundo ya es mio.
Harry vio como los ojos del contrario se llenaban de crueldad y se preguntó por millonésima vez porque el destino le unió con una persona tan diferente a él.
- Pero ahora que tengo más tiempo libre puedo dedicarme a lo que realmente me interesa en este momento. - Harry sonrió apenado, el Lord oscuro por fin iba a vengarse de él.- Sabes Potter,- siseó- , estos días he pensado en mil formas de matarte pero ninguna me convencía y después de sopesarlo, he decidido que lo que quiero no es matarte. Dime, ¿estas dispuesto a rebajarte para conservar tu vida?
Harry le miró sin comprender exactamente lo que quería decirle el lord, pero aun así asintió con la cabeza, mientras pensaba que no importaba que le hiciera mientras pudiera estar a su lado un poco más. Si quería torturarlo, que lo hiciera, aceptaría cualquier cosa con tal de poder verlo aunque sea unos minutos más.
El lord retrocedió un par de pasos.
- Quiero denigrarte, humillarte de todas las formas posibles. - Harry se tragó sus ganas de llorar.- Quiero que entiendas lo por debajo de mi que estás. Lo poco que importa tu vida en estos momentos y lo mucho que depende de mi. ¿Lo entiendes? - Harry asintió.
El Lord sonrió saliendo de la celda sin cerrar la reja detrás suya. Otra forma de decirle que aun con la puerta abierta no podía huir de él. Sus manos y pies estaban apresados y le habían puesto un collar, parecido a los de los perros, que neutralizaba su magia y le impedía usarla para escapar o atacar a nadie.
Unos minutos después, el mismo Severus Snape, uno de los hombres más leales a Voldemort, entró en la celda y le sacó de la celda. Harry le siguió obedientemente y sin decir palabra por las mazmorras hasta subir un par de pisos y llegar a un pasillo larguísimo que parecía ser el lugar de las habitaciones de los sirvientes de la mansión del Lord. Snape abrió una de las habitaciones y le hizo un gesto para que entrara.
- Esta es tu nueva residencia, Potter. - Dijo con voz inexpresiva. Harry observó el pequeño cuarto que solo tenía una cama y un baúl para la ropa y se giró hacia su antiguo profesor de pociones.
- ¿Por que estoy aquí?- preguntó sin apartar la mirada de Snape dejándole ver que no le intimidaba. Harry podía ser sumiso con Tom, pero este era su pareja destinada, los demás podían irse al infierno.
- El Lord ha decidido que serías un buen trofeo de guerra. Quiere mostrar a todo el mundo que “el niño que vivió” ahora es posesión suya. En otras palabras ahora serás una especie de elfo doméstico con pinta humana que el señor oscuro va a enseñar por ahí para que todos vean que has acabado besándole los pies. - Harry le miró inexpresivo. Snape chasqueó la lengua y se fue de ahí cerrando la puerta.
Harry se tumbó en la cama, relajándose por primera vez en semanas. Podía imaginarse cosas peores que ser un elfo domestico. Por lo menos ahora tendría más oportunidades de tener a Tom cerca.
Cuando despertó sabía que era de noche, a pesar de que su habitación no tenía ventanas. El hecho de que no hubiera ni un solo ruido se lo indicó. Se giró en la cama y casi salta al ver a Voldemort apoyado en la puerta del pequeño cuarto.
Se estremeció al notar la mirada hambrienta del Lord.
- No se que es lo que pasa,- susurró el mayor,- pero necesito probarte.
Harry abrió los ojos sorprendido al ver como Tom en dos segundos pasó de estar en la puerta a estar encima suya. Sus ojos se volvieron rojos y unos colmillos asomaron por la comisura de sus labios. Harry le miró sorprendido, no sabía que era un vampiro. Pero no tuvo tiempo de pensar en nada ya que esos mismos colmillos que no podía dejar de observar se clavaron bruscamente en su cuello sacándole un gemido debido a las cargas de placer que empezaban en el punto donde le había mordido y se esparcían por todo su cuerpo. Se estremeció al notar la entrepierna del mayor apretar contra la suya. No necesitaba ser un genio para notar que el mayor estaba duro y el estaba siguiendo ese mismo camino.
El lord se separó de él, provocando que soltara un gemido de protesta por la retirada de esa sensación tan placentera. Tom rio.
- ¿Quieres jugar?- preguntó con voz ronca y Harry asintió hipnotizado por el enorme placer que estaba sintiendo. Ya pensaría en lo que estaba a punto de pasar después, ahora aprovecharía la que podría serla su única oportunidad para estar con Tom.