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El rostro del mundo ha cambiado por Dagi

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Notas del fanfic:

SPN No nos pertenece. 

Preparadas para la temporada 14.

Se apróxima el aniversario Destiel, para ser más exacto, el 18 de septiembre. No somos muy buenas escribiendo pero queremos comenzar a celebrar sus diez años de relación.

Ufff! Todo una vida, una montaña rusa emocional!!!

La historia fue inspirada por la canción de Norah Jones, Carry On, y su video que es muy hermoso.

No beta.

Notas del capitulo:

Hombres mayores Dean/Cas


Y luego de que todo ha sido dicho y hecho.
¿Quién lo dijo mejor, fuiste tú?
Nada más olvidemosdejémoslo atrás.
¡Y sigamos adelante!

                       Carry on, Norah Jones.


 
Dean observó desde su sillón favorito el ritual que por veinticinco años Cas realizaba cada vez que caía la tarde. A sus sesenta y cinco años, Dean no podía dejar de estar fascinado con el movimiento natural del hombre al realizar los quehaceres domésticos; correr las cortinas de la ventana de la sala y de los dormitorios, barrer el polvo acumulado durante el día o simplemente encender todas las luces de la casa como si se tratara de alguna tonta competencia de luces de Navidad.
 
Castiel, el guerrero celestial, había decidido envejecer junto a Dean, una vez que las puertas del cielo se habían cerrado definitivamente. Ahora, Cas Winchester se veía como otro ciudadano de la tercera edad: con parches grises en las sienes cubriendo su rebelde cabello castaño y con más arrugas en su rostro. Lo único intacto y que no parecía traspasar el tiempo, según Dean, eran sus chispeantes ojos babys blues.
 
Dean todavía no creía estar en su propia casa, lejos de la ciudad, viviendo una vida común como cualquier otra persona. Muchas veces había imaginado su retiro, pero las circunstancias siempre se lo impedían. 
 
Luego de un tiempo de liderazgo, Sam consiguió abandonar el negocio de la caza más rápido que él. Su hermano había encontrado el amor con alguien que comprendía que tan difícil era la profesión.

Si bien Sam siguió en contacto, ayudando en la mayoría de las investigaciones, lo hacía desde la comodidad de su hogar. Dean había continuado en actividad un par de años más, no pensaba jubilarse sin dejar las cosas aseguradas. Ocupó el papel de Bobby(el Bobby de su mundo) y se había vuelto muy bueno atendiendo las llamadas, dando una mano a los cazadores novatos.
 
Él y Cas eran conocidos como los maridos cazadores y el apodo no le disgusto en lo absoluto, ya que era cierto. En todo caso, era mucho mejor que el apodo de viejo gruñón que había recibido cada vez que se exasperaba con una llamada telefónica que lo volvía loco. 
 
Regresando de sus pensamientos, Dean se levantó y gimió con el constante dolor que sentía en su rodilla derecha. Mierda. Los años no venían solo, eso podía asegurarlo. La casa ya iluminada con la luz artificial era su señal para comenzar a cocinar la cena, porque Cas todavía seguía apestando en la cocina.
 
Mientras Dean picaba las cebollas para la salsa, mantenía una típica discusión con Cas sobre el uso excesivo de sal en las comidas. Ángel o no, Cas lo seguía cuidando en el más mínimo detalle. Cuando era joven, la comida grasienta había sido su desayuno, almuerzo y cena. Un plato lleno de tocino era un premio a gran escala, sin embargo todo acabo cuando palabras como colesterol e hipertensión arterial llegaron a su vida. La comida de conejo que ya formaba parte de la alimentación de su hermano, pasó a hacer también parte de él.
 
Dean rodó los ojos con algunos murmullos y maldiciones en Enochian de Cas. Bueno, a decir verdad, Dean ya había perdido la cuenta de todas sus peleas. Aunque la llegada de una nueva fecha de aniversario causaba que su memoria recolectara fragmentos de los primeros diez años de su relación, haciéndole esbozar una sonrisa o inundar sus ojos con el brillo de las lágrimas por aquellos recuerdos.
 
Una década que le hizo enfrentarse a lo que realmente estaba sintiendo su corazón.
 
Un ruido sincronizado de ollas y sartenes, perfeccionado con los años, dejaba en el espacio una cierta musicalidad ya conocida para Dean. Para ambos.
 
Y en ese instante de mucho movimiento, sus caminos se cruzaron. Cas le ofreció su mirada y Dean disfruto de ver la arruga pronunciada que marcaba su entrecejo. Cas aún seguía molesto y trató de esquivarlo, pero Dean bloqueó su paso con una sonrisa.
 
Durante segundos se quedaron allí mirándose, como si fuera su primera vez. Sus ojos reflejaban los años vívidos y estaban llenos de amor mutuo. Dean agarró las manos de Cas y besó el dorso de cada una.
 
—¿Qué es lo que quieres, Dean?
 
—A ti te quiero, Cas—le respondió en un tono tranquilo, trayendo nuevamente la paz.
 
Se hizo un pequeño silencio, pero Dean pudo ver que la esquina de los labios de su esposo se levantaron en una fugaz sonrisa, cortando la tensión que los rodeaba y ahuyentando todo malestar.

Dean le tomó la boca con cariño mientras lo sostenía entre sus brazos. Cas no se resistió, le devolvió el beso y lo abrazó todavía más fuertemente.
 
Ya no había cacerías ni largos kilómetros que recorrer. 
 
Ya no se enfrentaban directamente con el peligro.
 
En la actualidad, ellos se encontraban aquí en la cocina, a minutos de servir la comida, disfrutando cada momento de su compañía, sin preocuparse por nada más.

Notas finales:

Gracias por leer.


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