No recordaba absolutamente nada, tan sólo fragmentos de su misión interceptados por una nave alienígena que los había secuestrado. Era bastante frustrante haber olvidado todo, una buena razón de estar siempre en vela al pie de la cama mientras pasaba los minutos, las horas y los días.
Su vida había cambiado en poco tiempo, dejó de ser prófugo de los Galra para convertirse en uno de los paladines de Voltron, la cabeza del arma más poderosa del universo, el piloto del león negro.
Aunque extrañaba estar en la tierra su estadía ahí fue tan sólo una réplica barata de su estadía en la nave con la diferencia de sus captores que lo mantenían acostado y atado no eran Galra, de igual manera no escuchaban lo que decía o en el caso de esos alienígenas lo que suplicaba. Fue salvado por Keith cuando cayó en manos de los cuales pensó que serían una ayuda.
Después de eso y gracias a la investigación de Keith pudieron tomar el arma que buscaba y salir de la tierra manteniéndola a salvo por el momento, guiándolos a un planeta extraño después de haber derrotado una nave Galra. Y ahora en esos momentos se encontraba en una habitación en solitario esperando cualquier ataque del enemigo involucrándose de lo que huía, quería respuestas, su memoria, su vida y sabía que eso no lo conseguiría si seguía huyendo.
Sus codos se mantenían posados en sus rodillas mientras él esperaba sentado en la cama, las imágenes en su cabeza comenzaron a proyectarse. Su tiempo como gladiador, como el campeón, los experimentos sometidos, la pérdida de su brazo y...
— Son compatibles—recordaba esa voz, le habían sacado sangre a él y a su demás tripulación mientras los tenían atados en una mesa; el más joven de los tres se alteró, no recordaba la razón, lo veía pero no recordaba lo que decían.
Recordaba en como los miraban a los tres y movían sus labios sin pronunciar palabra alguna o simplemente en esos momentos no recordaba qué era lo que decían exactamente tan sólo sabía que no era bueno ya que terminaron por verlo fijamente y acercarse a él.
—Llévarse a los otros dos, nos quedaremos con él — escuchó mientras su cuerpo entraba en pánico.
Ya no quería ver más o mejor dicho no podía ver más, de repente se incorporó mientras respiraba agitado, fuera cual sea el propósito de aquello que recordó se sentía un poco tranquilo al notar que de alguna manera logró salvar a su tripulación.íFijó su mirada a su mano robótica, ese experimentado había sido el causante de la prótesis.
— Shiro— escuchó la voz de Keith una vez que la puerta automatizada se abrió escuchándose un sonido de aire comprimido — ¿Estás bien?
— Sí, sí Keith ¿Por qué lo dices? — preguntó al menor con esa pequeña sonrisa que le dedicaba cuando quería ocultar algo que por lo general era malo, una sonrisa que le decía que no pasaba nada.
—Ya van dos simulacros en los que no te presentas — soltó sin más.
— Lo siento, tan sólo estoy confundido, es todo — desde que vio nuevamente esas naves, esos ojos amarillentos complementando su rostro cubierto por pelaje morado, los recuerdos cada vez caían más a su mente.
No dijeron nada igual el más joven no creía poder decir nada para apoyarlo o alentarlo, no podía hacerlo sentir mejor cuando ni él mismo sabía que le habían hecho a su cuerpo.
Shiro se levantó de la cama al mismo tiempo que avanzaba para salir de la habitación.
—Tenemos que entrenar para poder formar a Volton —declaró pasando al lado del paladín rojo colocando su mano en el hombro del mismo antes de separase y seguir caminando. Keith por su parte notaba su angustia, su condición y miedo que ocultaba. Sonaba completamente loco pero juraría que incluso olía la preocupación que el paladín negro tenía, era como si un vínculo o instinto parecido al que tenía con su león pero aún más íntimo, eso era lo que sentía al estar cerca de Shiro desde que lo encontró en esa base atado en la camilla, algo lo llamaba y no sabía que era o por qué, tan sólo se le hacía un nudo en la garganta y su saliva dejaba de fluir para lubricar su boca al pensar que Shiro estaba en peligro: tenía que ayudarlo, salvarlo… protegerlo.
Como había indicado el paladín negro, el equipo Voltron entrenó toda la tarde tanto en los leones como también en la habitación especial para ellos. Aunque hacían su mayor esfuerzo algo estaba mal, uno de los miembros de Voltron, el líder, estaba demasiado distraído.
Toda esa distracción se olvidó al estar enfrente de un enemigo robótico, un coloso casi tan grande como Voltron. Tuvieron problemas, muchos problemas con los ataques que realizaba, al momento de lanzar su arma y cuidarse de ella el robot aprovechaba para golpearlos y cuando los paladines le daban toda la atención al robot, el arma los atacaba por la espalda, parecían perdidos hasta que la memoria del paladín negro comenzó a recordar, el sonido zumbante que provocaba la bola de energía que complementaba el arma del coloso lo hizo acordarse; había peleado antes con ese enemigo dándoles instrucciones al resto de su equipo.
— Escuchen, ya lo había enfrentado antes ¿Escuchan eso ? — Los paladines guardaron silencio, intentos el sonido — ese es el sonido que hace. Después de tres tiros tiene que recargarse — en esa batalla Shiro demostró ser un perfecto líder uno al cual los paladines seguían sin pensarlo. Sus victorias se hicieron notar en el planeta otorgándoles una fiesta en su honor pese a ello Shiro aún estaba inquieto y un tanto incómodo por estar tan expuestos manteniendo la puerta abierta y sin vigilancia.
Como esperaba o lo presentía, habían atacado al pueblo, mientras que Kaith y la princesa Allura iban a apoyarlos él se había quedado con Lance, estaba herido gracias a una explosión causado por el enemigo usando al robot de Pidge como un caballo de Troya.
Cargando a su amigo herido hacia la salida del castillo encontrándose con los responsables del apagón y el ataque a los aldeanos, dejando a Lance acostado mientras él intentaba defender el castillo solo, ese era su plan desde el principio, separarlos.
— Apártate, no queremos lastimarte — habló Sendak ¿Cómo creerle a un Galra que no lo lastimaría después de todo eso?
Sin pensarlo comenzó a atacarlo dando como resultado una respuesta violenta, un poco menos de lo que pensaba ¿Que estaba pasando? ¿Por qué se resistía?
—Si dices que no me harás daño entonces deja el castillo en paz.
— Mis órdenes son llevar a los leones y si se puede, al arma definitiva — no entendía y no quiso entenderlo cuando comenzó a atacarlo nuevamente — no hagas esto, no queremos perder lo que nos tomó tanto tiempo planear — ¿A qué se referían? ¿Que su objetivo no eran los leones? ¿Su mayor prioridad? — en ti recae todo nuestro futuro, así que no me hagas lastimarte — obviamente Shiro no obedeció y siguió atacando, su batalla se extendió hacia dentro del castillo justo como planeaba Sendak. Sin saberlo Shiro había caído en su trampa.
—Ríndete — escuchó a sus espaldas volteándose para notar como usaban al inconsciente de Lance como rehén — o tu amigo pagará — Shiro apretó los puños y la mandíbula para después relajarse y bajar la mirada derrotado, Sendak se acercó a él y con su mano robótica acarició la mejilla del mismo provocando a propósito un pequeño corte — te prometo que los primeros no serán tan bruscos contigo — aprisionaron sus manos con esposas Galra justo detrás de su espalda mientras tomaban a Lance y a él dirigiéndose a la parte principal del castillo.
Shiro caminó sin decir nada justo detrás de Sendak confundido por las acciones de este al momento de rendirse y su promesa extraña ¿A qué se refería?
Estaba arrodillado justo enfrente del Galra líder de ese escuadrón, no podía hacer absolutamente nada por evitarlo no porque fuera débil sino por el hecho que apuntaban hacia Lance, una amenaza que le decía que si intentaba algo su compañero pagaría las consecuencias ¿Por qué él? ¿Por qué de repente se volvió alguien intocable cuando en sus batallas y en la nave Galra era tan sólo un experimento más?
Shiro observaba casi con horror como la nave estaba en la cuenta regresiva para que esta se marchara junto con los leones y un miembro de la tripulación, otro secuestro alienígena en dónde no pudo salvar a su equipo.
Gracias a la intención de Pidge pudieron anular la secuencia de lanzamiento, era tan sólo cuestión de tiempo para reiniciar el sistema y volver a intentarlo nuevamente.
Debido a la interferencia pudieron encontrar paladín y por ende amenazarlo para que se entregara. Como advertencia tomaron a Shiro para ejecutarlo, dando un fuerte choque eléctrico en su cuerpo, Shiro gritó por el dolor y después de un par de choques más lo dejó en paz. Quitando el altavoz uno de los suyos se acercó a Sendak mientras miraba de reojo a Shiro
—¿No lo lastimó? —preguntó a un par de pasos detrás del Galra superior.
—Nuestra prioridad son los leones, además por algo lo escogimos, es fuerte y resistente, tiene que serlo para la tarea que se le ha encomendado — fueron sus palabras antes de mirar de reojo al inconsciente hombre.
Tuvo suerte, demasiada para los paladines, la princesa y el futuro del universo, encerraron a Sendak en una cápsula después de recuperar el castillo gracias a un buen trabajo de equipo y el repentino golpe que dio Lance con su arma de igual forma, tuvieron la idea de aislar sus recuerdos en una clase de memoria en el castillo, justo como lo había hecho el padre de Allura, Coran mencionó que nunca se había hecho en alguien que no lo pidiera a voluntad.
Las horas pasaban y lentamente los paladines se marcharon a excepción de uno, Shiro miraba fijamente la cápsula intentando encontrar respuestas y aunque su pasado lo atormentaba aun así decidió exigirlas respuestas del cómo atacar a Zarkon, las memorias al momento de pronunciar esa pregunta comenzaron a salir en un líquido morado, Shiro sonrió triunfante por ello mientras hacía más preguntas hasta que la voz de Sendak se escuchó repentinamente, al principio pensó que era el efecto del proceso pero a medida que hablaba parecía estar charlando íntimamente con él. Mencionando que ambos estaban conectados, que tenía que unirse a Zarkon y finalmente mencionándole lo importante que era su arma para los Galra pero sin decírselo directamente.
En su cabeza imágenes del experimento recorrían su mente, en como lo escogieron, en que casi en todo momento se mantenía desnudo y con las piernas abiertas ¿Que pasaba? Eso no lo recordaba, estaba jugando con su mente.
Desesperado al no tener una respuesta concreta y las continuas palabras del Galra a su mente lo hizo caer de rodillas y liberarlo finalmente, cuando los demás se unieron a él les explicó que no debería estar aquí, no tenia, era más un peligro. Excusas que dio para ocultar el verdadero motivo, lo había liberado no por el miedo si no porque se lo había dicho, se lo había ordenado y él casi sumisamente lo obedeció, comenzaba a crecer un instinto dentro de él que no creía que tuviera.
Después de ese incidente intentó ignorar lo que por su mente pasaba casi de vez en cuando. No teniendo opción y manteniendo eso que le pasaba en secreto se dirigió con Pidge, estaba seguro que entendería mejor que nadie.
—Oye Pidge —habló acercándose mientras ella se encontraba en su computador — tú sabes, o puedes buscar algo acerca de los Garla— estaba avergonzado.
—¿Qué es exactamente? — preguntó confundida ladeando la mirada.
—Todo al respecto—ella se cruzó de brazos en la misma silla mientras se acomodaba los lentes.
—Es un tema bastante extenso si apenas entendemos a los Alteanos y eso gracias a la princesa Allura.
—De acuerdo te lo diré pero mantendrás esto en secreto — Pidge tenía razón era un tema bastante extenso, mucha información si no le daba algún punto en donde comenzar— Es acerca de la reproducción Galra— en cuanto lo dijo Pidge formó una media sonrisa intentando reírse, cosa que no le dio mucha gracia al paladín negro— no es una broma.
—De acuerdo, lo siento — mencionó indiferente elevando sus manos a la altura de su rostro — veamos, debe de haber lago por aquí— después de investigar un par de minutos se encontró con un detalle demasiado interesante y que favorecía mucho su objetivo —esto es perfecto— habló emocionada mirando la pantalla.
—¿Qué sucede?
—Los Garla a los que nos estamos enfrentando son ciertamente los últimos que quedan, gracias a diez mil años del imperio parece que no tienen tiempo de reproducirse, hace más de diecisiete años que el ultimo Omega fue capaz de tener hijos—parecía demasiado emocionada.
—¿Omega? —no había escuchado ese término antes a excepción claro de la vida animal en la tierra.
—Sí, verás, los Galra están compuestos por dos géneros, Alfa y Omega, es como en la tierra pero demasiado diferentes, en este caso las hembras vendrían siendo los Omegas y los Alfas los machos, aunque claro mientras que en la tierra sólo se limita al hombre y mujer aquí no importa realmente si es hembra o macho si nace Omega puede tener hijos— Shiro estaba confundido, algo que fastidió al paladín verde— bien, si nace omega puede tener hijos sin importar si es hombre o mujer ¿entiendes?
—Supongo que sí.
—Esto es perfecto, si no logramos destruir el imperio Galra de todos modos sus días están contados, esta raza se extinguirá y no tendremos por qué preocuparnos. Tengo que decírselo a Allura— antes de que saliera corriendo a decirles la buena noticia Shiro la detuvo del brazo
—Prometiste que no dirías nada.
—¿Qué? Pero esto es importante, una gran ventaja, Shiro con esto tenemos la victoria asegurada, déjame decirles y tomaremos medidas—resignado y por el bien del equipo el paladín negro soltó a la chica que sin dudarlo fue corriendo a con Allura dejándolo solo, tenía una corazonada, una ligera que lo hizo sobar su abdomen bajo ¿Engendrar hijos? Sonaba algo realmente fantasioso pero quizás posible. Cuando se reunió con el equipo estaban discutiendo y casi celebrando por su victoria, no había sido una opción extinguir la raza pero sería la última, intentarían detenerlo.
—¿Pero y si se llegaran a relacionar con otra especie?
—No, desgraciadamente son pocos los que pueden hacer eso y por lo visto son demasiado orgullosos para dejar que su sangre se mezcle con otra especie — respondió Allula a la pregunta de Hunk.
— Mencionó algo de Omegas y Alfas... ¿eso tiene que ver?
—Los omegas son muy preciados para ellos en esos momentos, si quisieran procrear necesitarían buscar un ser que sea compatible con su raza.
¿Compatible? En esos momentos recordó lo que había dicho uno de esos sujetos, que era compatible y en seguida lo escogieron a él, algo acerca de que su cuerpo soportaría el cambio que tenía que sufrir. En esos momentos sus pensamientos se volvieron todo un caos, averiguando de la peor manera lo que realmente le habían hecho a su cuerpo o eso presentía.
Shiro se retiró de ahí, algo que Keith notó y lo siguió de cerca. Al ver cómo entraba a su habitación, detuvo la puerta antes de que se cerrara.
—¿Por qué estás preocupado? — le preguntó sin más, Shiro al escuchar la pregunta se sorprendió ¿Cómo sabía que estaba preocupado?
—No creo que lo esté.
—Bueno, es sólo una corazonada— entró a la habitación para de repente ser recibido por los brazos de Shiro rodeando su cuerpo, confundido parpadeó antes de rodearlo y corresponderle.
—Pues es la segunda vez que tus corazonadas están en lo correcto — Keith comenzó a acariciar su espalda, no por que quisiera sino que el aroma de Shiro le incitaba a hacerlo, y lo peor era que parecía no importarle al contrario, incluso se acercaba cada vez más para recibir afecto.
Esa noche ambos durmieron juntos, abrazados sin poder soltarse uno del otro, estaban confundidos del por qué hacían aquello pero ninguno de los dos quería apartarse: se sentía cálido, como si sus cuerpos se ajustaran perfectamente uno del otro. Y aunque estaban desconcertados, entre más los atacaba la duda de por qué estaban de esa manera, más se acercaban.
Shiro levantó la mirada y Keith lo miró fijamente a los ojos acercándose a los labios a tal punto de besase, un beso suave y lleno de cariño, el calor en el cuerpo de Shiro comenzó a invadirlo, cuando se separaron del beso el paladín negro respiraba agitado pero aun así logró susurrar una palabra que desconcertó a Keith antes de que el mayor cayera profundamente dormido.
—Mi Alfa...
Continuará...