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Difunta por Aphrodita

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Difunta

 

 

Aphrodita

 

 

One Shot:

 

El débil crepitar del fuego que lentamente se consumía en la vieja chimenea de la Mansión, volvió sus rostros sombríos; un siniestro silencio se apoderó de aquellos jóvenes, que sentados despreocupados en los sillones, eran ajenos a la historia que se contaba... Salvo por uno, que muy callado se refugió en sí mismo, encogiendo sus piernas, abrazándolas como si así evitase el patético temblor de las mismas.

  • Ya Hyoga... –Suplicó el Santo de Pegasus.

¿Quién lo hubiese imaginado? ¿Quién hubiese imaginado al Santo de Athena mas aguerrido temblando de pavor por una simple historia?.

Los fantasmas no existen, le habían dicho como consuelo millones de veces.

  • Yo tengo otra historia... –Pronunció Shun acercándose mas al grupo de amigos.
  • Ya es tarde... –Su niisan observó con algo de recelo el reloj de pulsera, pero desde ya no con intenciones de boicotear a su propio hermano.
  • Bueno, yo iré a acostarme... –Apuró Shiryu, quien aburrido por cuentos infantiles ya no vio razón para permanecer allí.
  • Son unos aburridos... –Bromeó Hyoga consiguiendo que todos prestaran atención a la ultima historia de la noche.

Era una tradición para ellos, después de la cena, cuando la Mansión se sumía en el silencio y la obscuridad parcial, sentarse en los sillones iluminados solo por las luces de la chimenea. No siempre contaban historias de terror, no siempre se reunían allí, pero esa noche en particular había surgido como una burla del destino... Burla para él más pequeño de los Kido que aun seguía temblando de pavor en el sillón de un cuerpo, lo suficientemente cerca de la única luz en ese enorme lugar.

  • Escuchen... A mí esta historia siempre me ha llamado la atención... –Andrómeda volvió su relato un poco más serio, no solo con su mirada sino también con el tono de su voz, que lejos intentaba provocar miedo, sino más narrar una sencilla historia. –Me la contó mi maestro... –Continuó el joven –En su país es una historia muy conocida, y hasta inclusive hay muchos que creen en ella...

Eso fue suficiente para que el pequeño morocho se hundiese aun más en el sillón si eso fuese posible.

  • Es la historia de una madre y su bebé... –Las palabras del peliverde consiguieron la atención de todos, hasta del incrédulo niisan.

Pocas historias de terror involucran a bebés en ellas... Y de tan solo pensarlo era profundamente escalofriante.

  • Cuenta la leyenda que hace muchos años hubo un accidente en un camino poco transitado, una familia iba en un coche cuando volcó en la carretera... Un camino muy alejado de los pueblos y algo olvidado... El hombre murió en el acto...
  • ¿Qué sucedió con el bebé?... –Se preocupó Seiya hablando apenas con un hilo de voz.
  • Espera, voy por partes... Porque eso es lo asombroso. La mujer rezó todos los días pidiendo ayuda, rogando al cielo que alguien... Quien fuese, pasase por allí... Supo con el correr de las horas que su bebé de meses tendría pocas probabilidades de vivir, y ella... Estaba muy mal herida... La única opción que tuvo fue darle el pecho para que su hijo no muriese de sed ni de hambre... –Se produjo una intensa pausa que fue interrumpida por el crepitar de la leña.

Ahora si todos prestaban entera atención al relato, por lo cruel y hasta por lo real, ¿Quién dijo que eso nunca pudo haber pasado? Era probable, vaya que si, pero ¿Cuál era el punto de la historia? Volviendo a retomar las riendas, el peliverde continuó, intentando recrear en sus mentes las mismas palabras que había utilizado su maestro cuando años atrás le había relatado esa historia.

  • Ella finalmente murió de sed cuando los encontraron dos semanas después... Sobrevivió casi una semana sin beber y sin comer, atrapada por los hierros del coche y gravemente herida... Sobrevivió solo para darle la vida a su hijo, niño que logró salir sano y salvo de ese accidente, gracias a la leche de su madre... Madre que aun después de muerta siguió dándole el pecho...
  • Eso es... Horrible... –Se espantó el Pegasus, morir de sed era algo... Horrible.
  • Lo que debe haber sufrido esa mujer, lo que debe haber padecido... –Acotó el Cisne.
  • Pero bien otouto... –Habló Ikki con una burlona sonrisa--¿Cuál es el punto de la historia?
  • Dicen que esta mujer nunca ha dejado el camino... Aun después de muerta... –Continuó Shun ante la cara de pavor de su amigo morocho –Es un alma en pena, que camina errante por los caminos deshabitados, lo raro es que nunca se supo si era un espíritu bueno... O maligno...
  • ¿Por qué?... –Ahora a Shiryu ya le había picado la curiosidad.
  • Pues... Porque supuestamente está en los caminos para alertarle a los viajeros de posibles accidentes... Dicen que si ella aparece es porque augura un terrible accidente en ese lugar... Pero no saben si en realidad ella se les aparece a los conductores para alertarlos, o bien para vengarse...
  • ¿Para vengarse?
  • Si... Por nunca haberla ido a buscar... Pero, eso esta en cada uno... Digo, creer si es mala o buena... Lo cierto es que muchos aseguran haberla visto en accidentes catastróficos, muchos aseguran que gracias a ella han evitado morir en ellos, y otros aseguran que ella fue la causante de esas catástrofes...
  • Nunca había escuchado esa historia... –Confesó el ruso luego de un profundo silencio.
  • En el país de origen de mi maestro, es común que los camioneros dejen botellas de todos los tamaños y de todos los colores cargadas de agua en medio del camino... –Continuó Shun para dar el broche final a su relato.
  • ¿Y eso porque?... –Se extrañó Seiya
  • Pues... Es una especie de ofrenda, debido a que ella murió de sed, en los caminos siempre le dejan botellas cargadas de agua, así se aseguran que los proteja en caso de un accidente... Muchos camioneros le rinden culto y creen en ella porque la han visto con sus propios ojos... La llaman la Difunta... La Difunta Correa.
  • Y entonces... Ella ¿Es mala o buena?... –Ese punto al Pegasus no le había quedado claro.
  • No se sabe, y en si eso mucho no importa... Pues si ella aparece ten por seguro que algo terrible ocurrirá pronto, y si tú la viste, estarás involucrado en ese accidente...
  • Ikki... –El morocho palideció –Ikki tu mañana tienes que salir de viaje...
  • Ponny... Son solo cuentos...
  • Por eso lo conté... –Se apuró a decir Shun –Me acorde de ese relato, había quedado dormido en mi cabeza por mucho tiempo...
  • Pero la Difunta es de otro país...
  • Es un espíritu Hyoga... –Contradijo Seiya aterrado –Los espíritus dejan de tener idiomas o nacionalidad...
  • De hecho hay varias versiones de la Difunta Correa... –Adelantó Andrómeda –En varios países se la ha visto, y aunque cambia un poco, el relato siempre es el mismo.
  • ¿Y tu crees en eso?... –Preguntó Shiryu curioso.
  • ¿En la Difunta?... –Al recibir el asentimiento de su amigo, el peliverde acotó –Pues... Mi maestro cuando me lo contó, me aseguró que existía... Él si cree en ella porque cuando era chico y viajaba con su tío, ella se les apareció... Me dijo que nunca, pero nunca le niegue transporte, porque se enojará y algo malo sucederá...
  • ¡Pero ni loco la dejo subir a mi auto si me la cruzo!... –Exclamó el morocho seguro.
  • No Seiya... –Contradijo Shun –Ella murió porque no recibió ayuda a tiempo, y su hijo por poco mas muere también... Si le niegas transporte es como volver a abandonarla...
  • Pero no es mi culpa que se haya muerto hace cien años o doscientos, o veinte... Yo no la dejé en ese camino abandonada...
  • No, pero ¿Lo volverías a hacer?...
  • Ya niños... –Silenció Ikki –Olviden la historia, es hora de dormir... --Poniéndose de pie finalizó --Dejen a la difunta en paz...
  • Huy... –Bromeó Hyoga mirando al Pegasus –Mañana Ikki parte de viaje... Y quizás no regrese ¡Nunca!... –Exageró a lo ultimo.
  • Eso es lo que tu quisieras ganso... –Susurró el Phoenix
  • ¡Hyoga! ¡No seas cruel!... –El morocho se tomó su cabeza, tapando sus oídos, aterrado con esa idea.

Finalmente todos subieron las escaleras dispuestos a dormir, a pesar de que uno de ellos veía esa posibilidad como muy lejana, y aunque suplicó de rodillas nadie quiso dormir con Seiya "¡Qué ya eres grande!" Era una de las cosas que le decían "¡Has peleado con Dioses y le tienes miedo a una muerta!" Pero ¡Esta muerta! Era su respuesta.

 

***

 

Al otro día, apenas despuntó el sol, Ikki preparó todo para su viaje, desde Tokyo hasta Yamaguchi tendría un día y medio de viaje, contando las paradas para comer y descansar. Su otouto se levantó con él para ayudarlo a preparar sus cosas, mientras su niisan ponía a punto el coche... Sorpresivamente Seiya también despertó, tan solo para despedir con cara de horror a su amigo, casi hermano.

  • Ya Seiya... –Sonrió el Phoenix y rara a vez lo hacia con tanta sinceridad –Son solo cuentos...
  • Ten cuidado con la Difunta... –Fue lo único que dijo el pequeño y volvió a su cama.

Shun saludó a su niisan e imitó al Pegasus, se adentró a la Mansión y subió las escaleras dispuestos a descansar lo que quedaba de la mañana.

El sol lentamente aparecía con todo su poder, el Phoenix una vez fuera de los terrenos de la Mansión prendió la radio para escuchar el clima:

  • Hoy en Tokyo la máxima 26, la mínima 18... Será un día espectacular en todo Japón... Cielo despejado, por la noche luna llena.

El peliazul conforme con su hallazgo sintonizó otra radio en donde pasasen música, y relajándose lo necesario en su asiento tomó la carretera. Paró una sola vez en un parador para ir al baño y comer algo, quiso hacer la menos paradas posibles pues aunque iba con tiempo a esa entrevista laboral, no quiso perder mucho parando a cada rato.

Con suerte, si sus cálculos no le fallaban, a la mañana apenas despuntase el sol ya estaría en Yamaguchi, tiempo suficiente para buscarse un hotel, descansar y prepararse para el día siguiente.

Cuando el sol comenzaba a ocultarse Ikki buscó su celular para hacer la llamada obligatoria a su otouto.

  • Niisan... –Se escuchó el reproche del otro lado. –Hasta que te acuerdas de nosotros...
  • No me regañes Shun... No tengo mucha batería, solo llamaba para decirte que todo esta bien, y que mañana apenas encuentre un teléfono te vuelvo a llamar... Dudo que lo haga des...

Pero el Phoenix no pudo completar la frase... "Dudo que lo desde el celular" porque justamente había "muerto". Notó que ya era necesario prender las luces delanteras y traseras y aminorar la marcha, apagó la radio cuando esta comenzó a hacer ruido indicando que ya era imposible sintonizar algo, comenzaba a acercarse a la zona mas deshabitada de todo Japón y una tonta idea vino a su mente.

¿Por qué justo en ese momento venia a recordar cuento tan infantil?

Quizás porque a pocos metros la Difunta lo esperaba con ansias.

El peliazul sintió una leve incomodidad, como si unos ojos lo estuviesen observando desde su espalda

¿Nunca sintieron eso? Como si algo o alguien nos observa desde atrás y cuando volteamos... Nos sentimos estúpidos al descubrir que no hay nada... Pero ¿qué pasaría si al voltear encontrásemos algo? ¿Lo menos imaginado?.

Ikki no lo encontró detrás, sino adelante, a final del camino donde se bifurcaba para Yamaguchi, justo del lado derecho una dama le hacia señas.

Una dama...

Sola...

En la carretera...

De noche...

Ikki tragó grueso y desajustó el primer botón de su camisa, pasó de largo a la mujer cuyo aspecto le recordaba lejanamente al de Pandora, pero no pudo... Era una dama, estaba sola en el camino, de noche, a merced de animales salvajes y psicópatas... No podía dejarla.

El Phoenix aminoró la marcha de su coche y espió por el espejo retrovisor como esa mujer lentamente se acercaba a su auto... Una gota de sudor recorrió su frente ¿Por qué eso tenia que pasarle justo a él? Justo a él quien no creía en fantasmas y en cuentos de hadas.

La mujer solo bajó su cabeza en señal de agradecimiento, y subió al auto. La luna ofrecía una luz cuasi perfecta que todo lo iluminaba, el extenso bosque que a su izquierda y derecha se alzaba imponente

Ikki emprendió la marcha con esa dama sentada en el asiento del acompañante. Ni fuerzas tuvo para girar su cuello y mirarla, muchos menos para dirigirle la palabra. ¡Pero vamos! Tu no crees en fantasma.

  • Es... Peligrosa la carretera para una mujer...
  • Vivo aquí... –Respondió la mujer secamente, mirando por la ventanilla.
  • ¿Aquí?
  • Sí...

Mucha gente vivía en el bosque y a decir verdad aquello era cien por cien creíble

¿Ves Phoenix? No es un fantasma, deja de llenar tu cabezas con todas ideas, eres un Santo de Athena, compórtate como tal.

  • ¿Hacia donde va?... --Preguntó el peliazul aun con dificultad para hablar.
  • Hasta el final... –Volvió a responder la dama con aspereza.
  • ¿Hasta... El final?... –Aun no se atrevía a mirar a su acompañante.
  • Sí... Hasta el final del camino....
  • Oh, sí claro... El final del camino....

Lo que siguió del viaje fue algo tragicómico, ambos se ignoraron mutuamente, pero a diferencia de la dama que lucia muy tranquila, Ikki temblaba en su asiento y transpiraba copiosamente, abochornado con la idea, con la tonta idea de que...

¡Los fantasmas no existen!...

¿No existen?....

Llegaron al final del camino, y la dama solo señaló con su dedo y pronunció.

  • Déjeme aquí... Ya regreso...
  • ¿A-qui?... –Titubeó el Phoenix observando el panorama desolado, ni una casa, ni una casilla, ni establo, nada, absolutamente nada... O bueno, el bosque solamente.

Sin responderle, la mujer bajó del coche... Si, como lo haría cualquier persona, porque eso era lo que era, un ser humano, siniestro, extraño pero ¿Acaso no los hay?.

Ikki observó extrañado el proceder de la dama, quien con paso lento se adentró al bosque perdiéndose en el denso follaje.

  • Esta loca... –Exclamó el Phoenix y encendió su coche para acelerar con brusquedad y escapar de ese lugar.

Era simplemente una loca, ¿Qué fue a hacer allí? ¿Qué fue a buscar? Loca, loca, loca. Eso se repetía incesantemente el peliazul para calmarse.

Loca...

Ikki olvidó un detalle... La dama le había dicho "Ya regreso" E inevitablemente, como todo hombre que era, la culpa lo consumió por dentro. Loca o no, la había dejado abandonada en medio de la nada, al final, había cedido transportarla pero luego le dejó abandonada, era casi lo mismo, como si nunca la hubiese recogido.

Pero no hizo falta lamentarse demasiado, pues al final del camino, al costado de la ruta 8, la misma dama se encontraba de pie esperándolo pacientemente.

¿Cómo carajo hizo para adelantarse tanto? El Phoenix no lo dudó, aceleró y la dejó plantada ¡Ahora si que ni loco la subía a su coche! Pero el llanto desgarrador de un bebé le hizo cambiar de parecer.

Un bebe lloraba,

desconsoladamente,

podía escucharlo,

podía sentirlo en su corazón,

Y podía llorarlo.

Pero ¿Dónde estaba ese bebe?...

El Phoenix espió por el espejo retrovisor para cerciorarse de que había dejado lo suficientemente lejos a la dama extraña, llevándose una espeluznante sorpresa.

En la parte trasera de su coche estaba la mujer, no lo miraba, simplemente lo ignoraba. Pero allí estaba, sentada.

El peliazul guió su mirada petrificada al frente tratando de tranquilizarse, pero todo intento era en vano, sus manos temblaban sobre el volante. Volvió a espiar, como si en un estado masoquista aquello lograse tranquilizarlo, y vaya que lo consiguió cuando notó que no había nadie en su coche.

¿Una ilusión?

¿Alguien estaba jugando con él?

¿Alguien le estaba haciendo ver esas cosas?

Solo un Santo podía crear esas ilusiones tan reales, aparte de él, desde ya... Ikki se sintió preso de su propio puño fantasma, en una pesadilla sin retorno, en el más obscuro de los infiernos.

¡Quería despertar! El valeroso Santo del Phoenix estaba a punto de echarse a llorar.

Cuando lo que vio, frente al coche, transformo su vida para siempre. La misma dama, "la loca del bosque", estaba de pie en mitad del camino, con un bebe en brazos.

Una madre y su hijo de pie en medio de la carretera...

Fue un segundo en donde el peliazul, por reflejo, intentó esquivarlos, el coche comenzó a dar tumbos hasta que frenó su loco virar cuando se estrelló de lleno contra un enorme roble plantado varios metros a la izquierda.

Todo se volvió intensamente negro.

Silencio.

Pesadez en sus piernas...

Supo que estaba atrapado por los hierros del coche, encerrado en esa cárcel de metal, en medio de una carretera desolada, en donde tenia pocas probabilidades de que alguien pasase por allí y viese ese accidente...

¿Lo ultimo que vio Ikki?

Un largo vestido de luto, tan similar al de Pandora. Alguien se encontraba parado, al costado del coche, observando su triste destino.

Él la había dejado abandonada...

El no la había querido llevar...

Ella solo quiso transporte...

Ella solo quiso ayuda...

El Phoenix despertó, seis mese después, en un hospital... Había sido el único sobreviviente en un accidente de gran magnitud. ¿Las razones? Todos decían que ser Santo tenia sus méritos, sin embargo en su interior el peliazul tuvo otra respuesta.

 

 

FIN

 

El punto en realidad es si lo quiso matar o lo quiso ayudar, creo que el dilema de que sí la Difunta fue real o no, es secundario.

 

Rosas... Ahora me pongo con el fic para haws25, un Aioros x Aioria.

 

20 de enero de 2007 – Argentina.

 

www.pegasusfantasy.foro.st


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