Háblame de ti.
[Cuando eran niños se refugiaron en una cueva debido a la fuerte lluvia, allí, en ese lugar, comenzaron a charlar sobre sus cosas favoritas, descubriendo que tal vez, podrían hacer algo hermoso juntos]
Sasuke miraba la lluvia caer sobre el rostro del derrotado Naruto ¿cuándo había estado tan cerca del rostro del rubio?
Había ganado por muy poco ¿por qué Naruto se empeñaba en que siguieran con el jueguito de los amigos?
A pesar de haber perdido tenía una expresión apacible en su cara, después de todos los golpes que había recibido… seguía teniendo esa cara angelical que lo hacía mirar como un ser mondo.
—¿Por qué te empeñas tanto en mantener este vínculo que yo me esmero en romper?
Apretó sus dientes dejando que la lluvia se llevara cada uno de sus sentimientos y frustraciones.
No había marcha atrás.
Había escogido el lado oscuro y ni Naruto ni nadie podría hacerlo cambiar de opinión, intentó levantar su rostro, pero su cuerpo se tambaleó provocando que se inclinara más sobre la cara del Uzumaki.
¿Por qué sus ojos ardían?
¿Acaso ese líquido que salía de sus orbes era llanto?
Ya había tomado una decisión y no seguiría siendo débil en Konoha, tenía que eliminar a Itachi de la faz de la Tierra y la amistad no le daría un poder divino.
No.
—No puedo juguetear toda la vida contigo Naruto…—gruñó por lo bajo intentando mover sus pies, pero su cuerpo estaba pesado, su vista se nublaba y el cielo se quebraba en pedazos por encima suyo.
“Tú te convertiste en mi mejor amigo”
Recordaba sus palabras.
Y ese tiempo donde la oscuridad no lo había consumido por completo.
Flashback.
—Deja de seguirme Naruto… eres un fastidio—se quejaba un Uchiha de 10 años.
—Nadie te sigue, no te creas especial bastardo.
Esas eran sus típicas peleas estúpidas justo antes de estar en el equipo 7, el genio de la aldea y el idiota número 1. Una combinación digna de burla.
Llegaron al bosque y Sasuke se trepó a la copa de uno de los árboles para mirar el cielo.
—Parece que lloverá—dijo preocupado el rubio notando como un azabache le ignoraba por completo—Ojalá te mojes todo y te resfríes, idiota—le sacó la lengua y sintió como una gota caía en su nariz, entonces la lluvia torrencial llegó con fuerza.
—Maldito Naruto, invocaste a la lluvia.
—¡Yo no fui, de veras!
El Uzumaki se fue corriendo siendo perseguido por el Uchiha y llegaron a una cueva que serviría de refugio momentáneo.
—Tu eres el que me siguió, bastardo—comento con fiereza el de orbes zafiro.
—Yo hubiera escogido este lugar estuvieras viniendo tú o no.
Hicieron un mohín y se sentaron en esa guarida pasajera. El silencio invadió la caverna y el Uzumaki sentía como estaba perdiendo la paciencia.
No podía evitar querer hacer escándalo en cada minuto que podía.
—Pareces idiota con esa cara que te cargas.
—¡Tú eres más idiota, de veras!
Un gruñido salió de la boca del de cabellos negros y se levantó del suelo para empezar a reunir algunas ramas y hojas que estaban en aquella cueva.
Usó su técnica Katon y encendió una fogata para calentarse, una mirada de asombro se asomó en los ojos de Naruto y luego de darse cuenta que era observado, soltó un chillido y fingió ignorar a Sasuke.
De nuevo reaparecía el fastidioso silencio.
Naruto estaba a una considerable distancia de las llamas ya que no quería acercarse para no escuchar a Sasuke quejarse de que aquella fogata era suya.
¡Jodido egoísta!
Se estaba muriendo de frio.
—Sasuke… háblame de ti
Eso era inesperado.
Los rasgados ojos oscuros del Uchiha se abrieron grandes ¿acaso el otro tenía interés en conocerle? Vaya, que descubrimiento
—Como si quisiera que nos hiciéramos más cercanos…
— ¡Solo era un comentario, no deseo saber cosas de ti, de veras!
De nuevo la afonía.
—Me llamo Sasuke Uchiha.
Ahora le tocaba a Naruto abrir los ojos como si fueran dos grandes platos
— ¡¡Eso es demasiado obvio!!
—No dijiste que tenía que ser algo especial…
—Tsk. Eres realmente insoportable, Uchiha bastardo.
—Tu eres más odioso, Naruto imbécil.
Las gotas de lluvia no cesaban y parecía que todo se inundaría a su alrededor.
—Mi nombre me lo pusieron a causa del padre de Sarutobi
—¿El papá del viejo?
—Sí
Algo cálido inundo el interior del Uzumaki al saber que Sasuke había decidido hacerle caso.
—Es tu turno de decir algo.
—Me gusta la jardinería
—¿Qué?
—¡¿A que es una sorpresa eh?! Es la primera vez que se lo digo a alguien—sonrió el de orbes celestes provocando una cara sorpresiva en el azabache.
No estaba acostumbrado a esa sonrisa radiante que Naruto poseía ¿cómo alguien tan marginado como él podía verse tan feliz?
De alguna forma, el estúpido juego estaba siendo divertido.
—A mí me gusta dar paseos.
—Oh. Tienes aficiones aburridas Sasuke.
—Cállate, chico flor.
—¡Bastardo!
De alguna forma su estúpida pelea había dejado de ser insultante para ambos y un Uzumaki empezaba a tomar confianza para acercarse al fuego.
—Mi comida favorita es el Ramen—dijo el de orbes zafiros.
—Yo detesto las cosas dulces.
—Eres raro.
—No quiero escuchar eso viniendo de alguien como tú.
La lluvia empezaba a calmarse y el rubio miro hacia la entrada de la cueva notando como el sol empezaba a asomarse.
—Me gustan los días lluviosos—dijo el de orbes oscuras.
—Y a mí los días soleados—comento el de ojos azules.
Ambos salieron de la cueva al paso de unos minutos y miraron como el sol empezaba a despejar las nubes grises.
—Oye Sasuke… mira, un arcoíris… ¿sabes? Si juntas mis días favoritos junto con los tuyos, se crea algo hermoso…
—Algo hermoso…—murmuro el del clan Uchiha mirando los colores en el cielo, una sonrisa se formó en su rostro y fue interrumpido de aquel grato momento por el grito del rubio junto con una mano que lo apuntaba acusadoramente
—¡Sasuke Uchiha sonríe! Eso sí que es un gran secreto, no tienes siempre la cara de haber chupado un limón agrio—se burló provocando una mueca apenada por parte del azabache.
—Tu definitivamente nunca serás mi amigo.
—¡Ni tú el mío, de veras!
Fin del flashback.
El de orbes negras alzo su rostro al cielo y pudo notar como los rayos solares empezaban a alejar las nubes grises.
Y de repente un enorme arcoíris cruzo el manto.
—Me equivoque Naruto… mis días favoritos son los que tienen arcoíris—murmuró bajando la mirada para encontrarse con esa cara calmada, sería difícil alejarse de aquel enorme sol.
Se inclinó y depositó sus labios en los del Uzumaki, en un corto y casto beso, un ósculo perfecto.
Se levantó y le dio la espalda a aquel sujeto, su vínculo no podría ser roto ni por su propia mano, estaba hecho de un material indestructible.
Y entonces se empezó a quebrar.
Y se lamentó que, en aquel día lejano, no hubiera llovido para toda la eternidad… al menos así hubieran hablado de todas sus cosas favoritas hasta que fueran viejos.
—Me gustas.
Y ese era su secreto más grande.
Su vínculo no era solo uno de amistad, era algo mucho más grande… y ahora mismo era un cobarde por alargar el hilo.
—Nos volveremos a encontrar mejor amigo~—aquello dicho al final sonaba tan fuera de lugar si mirabas a fondo sus sentimientos.
Encerraría sus emociones y se recluiría en la noche, en ese momento donde ya no podría observar el sol y donde los arcoíris no se mostrarían.
“Já. Como si ese idiota no fuera a hallar la manera de que un arcoíris se mire en el anochecer”
Y con ese pensamiento caminó el tramo hacia la guarida de Orochimaru.
Fin.