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Cálido por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Contenido homosexual (mujer x mujer) si no te gusta esta clase de lectura, alejarse. Fanfic original.


Palabras:  1,590 -songfic-


Canción utilizada: HONNE-Warm in a cold night


https://youtu.be/CX5f0NcqlMs

Notas del capitulo:

Notas: En estos momentos tengo falta de inspiración, pero al escuchar esta canción quise hacer un fanfic con una pareja de lesbianas que fuera amorosa ya que tiendo a hacer cosas muy tristes y depresivas. Espero les guste.

Cálido

[Una era el Sol y la otra un refugio pero algo era seguro, ambas emitían calidez.]

Yo tengo a alguien especial en mi vida. Su cabello es de un reluciente rubio el cual siempre comparo con los rayos del mismísimo Sol. Hoy es un día especialmente gélido ya que la nieve está cubriendo cada rincón de la ciudad, pero a pesar de que estoy temblando sigo esperándola afuera de aquella librería en la que trabaja.

A través de los enormes ventanales del local puedo observar la calidez que emite con las sonrisas que les dedica a sus clientes, ella puede calcinarte con un leve gesto. Me doy cuenta que nuestras miradas se cruzan y me saluda animadamente, ampliando esa sonrisa mucho más hermosa, llenando mi corazón de empalagosa miel.

Ella es tan expresiva que me siento sombría a su lado, soy la sombra que se forma cuando el Sol irradia luz con potencia. Noto la grácil seña que hace para indicarme que la espere un poco más y solo asiento con la cabeza seriamente.

Estoy avergonzada y emocionada al mismo tiempo, falta poco para que este a mi lado.

Los últimos clientes salen con montones de libros y puedo escuchar como uno de los dos chicos menciona lo hermosa que es Andy, siento una apuñalada en mi pecho y aprieto los puños dentro de los bolsillos de mi abrigo, no debo demostrar cuanto me afecta.

Observo la nieve en mis botas y comienzo a deprimirme ¿por qué prefiere a alguien como yo? Soy aburrida, celosa, posesiva y lúgubre, me enojo con facilidad y uso el sarcasmo como mi lengua natal ¿cómo pudo escogerme?

—¿René? —incluso su melodiosa voz es como un trago de chocolate caliente, dulce y tibia. Mi hermosa Andy, eres lo que más amo en este mundo, no importa si soy tan cursi al punto de dar asco, esos son mis verdaderos sentimientos—¿No te estás muriendo de frío? —me sonríes con ternura y veo como tus ojos similares al ámbar destellan, tan radiantes.

—No, no tengo frío—y esa es la verdad. Eres la única que me da calidez en los momentos como hoy. Siento como una pequeña flama empieza a ascender por mis dedos y me percato de la mano que está entrelazando sus dedos con los míos, aun cuando los guantes no me dejan percibir tu piel, siento que comienzo a arder, mis mejillas se colorean de rojo y oculto mi vergüenza acomodándome la bufanda con mi mano libre.

—Tu cabello oscuro luce realmente bonito hoy, llegando a casa quiero intentar unos peinados que vi en internet ¿me dejas practicar? —estrujas más el agarre de nuestras manos y sonrió tontamente. Sabes persuadirme hábilmente.

—Ya sabes la respuesta.

—Eres la mejor René, por eso te amo tanto.

Ah… en serio que eres un día de verano, tan cálida y hermosa.

Después de una larga caminata llegamos al departamento con el número 54B y entramos sacudiéndonos la nieve que se acumuló en nuestro cabello y ropa, la calefacción estaba encendida así que comencé a sentir más calor en mi cuerpo.

—René… vamos a la habitación—escuchó tu voz enérgica y asiento resignada, sé que no tengo escapatoria. Cuando te propones algo, lo consigues. Cuelgo mi abrigo y bufanda y abro la puerta del cuarto para irme a sentar a la cama.

Mi cabello ha crecido unos 3 centímetros más, así que puedo percibir el por qué te entusiasmas tanto por cepillarlo y decorarlo. El colchón se sume por tu peso extra y mi corazón late ante la expectativa.

—Está más largo—me dices con una risa encantadora y solo confirmo lo obvio con un movimiento de cabeza, siento tus dedos pasearse por mi oscura melena y empiezo a acolarme.

Tócame más.

Incinérame, amo sofocarme con tu piel.

Estiras mi cabello cada que lo aprietas para trenzarlo y sujeto con fuerza las sabanas debajo de mí. Andy, tengo tantas dudas que me carcomen mi corazón ¿cuánto tiempo tenemos juntas? ¿3 años? Lamento ser mala con las fechas… pero hay algo que tengo claro, conforme avanza el tiempo mi corazón se oscurece y me lleno de preguntas estúpidas y de dudas que destruyen mi confianza.

¿Cuándo se caduca está alegría?

—Te ves tensa René ¿sucede algo?

—Andy, puedes tener a cualquiera… hombre o mujer ¿por qué escogiste a alguien como yo? —te pregunto fríamente, sintiendo como todo alrededor de la habitación se congela. Me giro al sentir como tus manos se alejan de mi cabeza. Pareces confundida y herida por mi pregunta.

—¿Por qué me preguntas eso?

—Tengo miedo—confieso abrazando mis piernas y escondiendo mi rostro. Ya tengo 27 años y me siento como una idiota por torturarme con cosas que debí sufrir de adolescente, pero es la primera vez que me he enamorado… yo jamás me prepare para el dolor de una ruptura, del amor no correspondido y sobre todo jamás experimente el montón de preguntas dolorosas que una se hace durante la madrugada, yo estaba perdidamente enamorada y no quería perderla.

—¿De qué? —siento tu acogedora mano estrujar mi hombro y puedo respirar con facilidad de nuevo.

—No lo sé Andy, solo tengo miedo… toda mi vida me acostumbre a estar sola, no compartía mis problemas con nadie más, vivía solo para mí, era feliz a causa de mis propias decisiones y acciones y solo me preocupaba de mí… pero cuando comencé una relación contigo, me di cuenta que la vida era tan dulce y afectuosa que ahora estoy atemorizada de qué será de mi vida si un día me abandonas… ¿cómo podría seguir adelante?

—René… ¿por qué siempre esperas lo peor?

—Estoy acostumbrada a que la vida siempre me decepcione, durante 24 años la vida solo consistía en sobrevivir y ahora… soy tan feliz que comencé a sentir pavor, es patético ¿no? —afirmo, no necesito que Andy me mire con ojos de lastima, yo sé la clase de persona que soy.

Sin saber cómo soy girada y el peso de mi novia cae encima mío, siento como si fuera quemada viva por lava. Sus uñas perfectas se clavan en mis antebrazos y veo como aprieta su mandíbula, está furiosa.

Mi Sol me está quemando.

—René… ¿qué soy para ti? —me preguntas, contiendo tu voz exaltada. Puedo darme cuenta de las ganas que tienes de abofetearme.

—Eres el Sol, Andy—contesto inmediatamente y noto como tu agarre disminuye en mi cuerpo, ya no soy estoy asfixiándome de necesidad.

—¿A qué te refieres? —preguntas de regreso decidiendo que es mejor tirarse a mi lado, tus rizos dorados están desparramándose desde la orilla de la cama, y ambas miramos el techo, como si fuera una noche estrellada.

—El Sol es cálido y hermoso, pero si pasas demasiado tiempo observándolo puede llegar a cegarte. Pero el Sol es de todos, no puede pertenecerle a nadie, no tiene dueño… así que a veces desearía que fueras el acogedor fuego de una chimenea, porque así solo serías mía, solo me harías feliz a mí. Egoísta ¿cierto?

Tu silencio es mi respuesta definitiva, mi cuerpo comienza a enfriarse como si fuera un cadáver, estoy muriendo de poco a poco.

—Tú eres mi refugio René—me sorprendo de tus palabras y retengo las lágrimas que se acumulan en mis ojos—Durante toda mi vida he sido amada y querida por todos, he aprendido a sonreír a pesar de que me disgustan las cosas, nunca tuve deseos porque la mayoría me los cumplían así que dejé de desear cosas y viví bajo las expectativas de todos creando a la Andy reluciente, pero un día llegaste tú… tan segura de ti misma, portando esa actitud ácida que alejaba a la gente. Siempre te ibas a un rincón de la librería y escogías los libros que ningún cliente pedía con frecuencia. Estabas tan inmersa en tu mundo que quise formar parte de él y comencé a preguntarme si podría unirme a tu universo—siento como mis mejillas se tiñen nuevamente de carmesí y mi mano busca con desesperación tocarte. Estrujo tus dedos y te miro de reojo, una sonrisa dulce se ha formado en tu cara.

—Jamás me lo dijiste…

—Porque yo no soy tan perfecta como me ves René, soy una cobarde… tengo errores y debilidades también, pero aquello que yo considero horrible y asqueroso tu terminas transformándolo en una virtud, incluso ahora que perdí el control me miraste con tanto amor que me sentí desprotegida—confiesas y tu voz comienza a temblar, ahora me siento lamentable por hacerte sufrir—Eres la única razón por la que yo soy radiante René, porque desde que estás a mi lado puedo sonreír genuinamente. No tengas miedo, si tú jamás te alejas de mí… yo no lo haré. Eres la única persona que me da calor en las noches gélidas.

Y aquellas lágrimas que contenía obstinadamente se desbordan, fluyendo libremente por mis mejillas.

Andy, la estrella más radiante en el Cielo, la más enorme… me veía como el combustible de su calidez. Si renaciera, quisiera seguir a su lado, amándola con cada respiración.

Sentí tus labios besar mis mejillas, eliminando los rastros de mi frustración de meses. Eras mi cura, mi antídoto, mi medicina. Una sonrisa se formó en mis labios y sujete con fiereza esas hebras doradas, uniendo nuestras bocas para pactar nuestra promesa.

Solo nos abandonaríamos hasta que decidiéramos que era el final, hasta que esta calidez se extinguiera.

Pero al menos por hoy, yo seguía quemándome… como el primer día.

—Te amo René—Ah, de nuevo me volviste a cegar.

—Yo te amo más Andy.

Fin.

Notas finales:

Dejen sus reviews homosexuales♥


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