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Devoción por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Probable Ooc. Abuso & obsesión.


Anime/Manga: Haikyuu


Pareja: OiHina (Oikawa x Hinata)


Palabras: 840 –viñeta-

Notas del capitulo:

Notas: Este fanfic fue hecho por el cumpleaños de Isa nee. La temática la escogió la cumpleañera la cual constaba de lo siguiente: un fanfic OiHina donde Oikawa se aproveche de los sentimientos que Hinata tiene por él. Podía tener el final que yo quisiera. Espero no sea una decepción.

DEVOCIÓN

[Había desarrollado sentimientos por aquel hombre cruel que los pisoteaba como si fueran una molestia, era un rey atroz y aun así lo amaba devotamente]

Oikawa Tōru solo tenía que chasquear sus dedos y Hinata Shōyō se inclinaría para obedecer cualquiera de sus órdenes.  El pelirrojo no podía controlar su devoción por este hombre cruel, no importaba lo mucho que pisoteara sus sentimientos, él lo aceptaba mientras lo dejara estar a su lado.

Tal vez era esa malicia la que lo atrajo en un inicio, no estaba seguro.

Aquella relación masoquista había comenzado en otoño, Oikawa había descubierto que los mensajes de su admirador secreto provenían del celular del pequeño enano. Hinata no era el ser más inteligente del planeta, pero en ese instante no se percató de que había sido pillado por el demonio.

—Así que, tienes sentimientos amorosos por mí, camarón —dijo el apodo con un tono burlón. Shōyō se había quedado mudo al escuchar la certera afirmación, todo se había acabado desde el momento en que el gran rey se dio cuenta de sus sentimientos.

—¿Por qué no me contestas? —el tono del castaño se volvió amenazador mientras lo miraba fríamente. Hinata se había estremecido bajo esa mirada escrutadora, quería llorar por ser tan torpe y dejarse atrapar fácilmente.

¿Qué tal si con eso Oikawa lo despreciaba? No podría soportarlo, nunca había sido rechazado por alguien que le gustaba.

—Enano… estás haciendo que pierda la paciencia —su voz se hizo más intimidante y Shōyō se resignó a su destino. No podía ocultarlo más, esos ojos que le estremecían y le hacían inclinarse con admiración, le estaban calcinando el alma.

—Sí, me gustas… —afirmó con vergüenza. No había marcha atrás. Alzó el rostro y observó la malévola sonrisa de su rey, había sellado el pacto de esclavo.

.

.

.

Tōru se aprovechó de las emociones de Hinata. Le exigió hacer tareas cada vez más malvadas, primero comenzó con simples cosas como pedirle comprar el almuerzo o limpiar en su lugar cuando le tocaba, después fue incrementando el nivel.

Todos los compañeros del equipo Aobajōsai estaban sorprendidos ante las exigencias de aquel soberano que no tenía piedad por el pelirrojo.

Habían pasado seis meses desde que sabía del enamoramiento del señuelo de Karasuno y no le había dado ninguna respuesta. Solo le dijo una sencilla oración:

“Si tanto te gusto, entonces harás lo que yo quiera.”

Conforme los días pasaban Oikawa se volvía más inestable emocionalmente, creía que aquellas palabras de Hinata se desvanecerían en días, pero el camarón seguía humillándose aun cuando las peticiones fueran nefastas.

¿Tanto así lo quería?

—Eres demasiado persistente, ¿cierto? —le preguntó durante su descanso, sus demás compañeros se habían ido a comer en la cafetería y Oikawa se había quedado con el enano para verlo limpiar los balones como le había sido ordenado.

—Es una de mis cualidades… o una de mis debilidades, como diría Bakayama —sonrió torpemente sin verlo.

—¿Cuánto tiempo planeas seguir de esta forma? —cuestionó con un tono fastidiado, no podía creer lo que escuchaba.

—Hasta que comprenda que nunca sentirás lo mismo por mí, pero por ahora… aunque sean momentos difíciles y solo me trates como una basura, puedo soportarlo. Es agradable verte, Oikawa… san —agregó el honorifico después de unos segundos, mostrando su timidez, estaba tan acostumbrado a decirle “gran rey” por lo que el apellido se sintió extraño en su boca.

—Hm… —soltó con molestia el mayor. Sus ojos se enfocaron en el perfil del mocoso sonriente que era maltratado por su mano cada día.

Hinata era lindo, brillaba como el Sol y tenía un carisma adictivo. Por tales cualidades Oikawa lo repudiaba.

Era tan puro que le enervaba la sangre.

Mientras más lo miraba, más quería herirlo, verlo en la miseria… teñirlo de perversión.

—Ya terminé —escuchó la suave voz y parpadeó varias veces. Shōyō se levantó del suelo y se sacudió la ropa, las pelotas ya estaban en el cesto, el pelirrojo se iría a casa —Nos vemos mañana.

Una fuerza magnética movió el cuerpo de Tōru y lo guio hasta Hinata para detenerlo. Oikawa jamás se había enamorado, no tenía sentimientos amorosos hacia nada, pero no quería que el enano dejara de quererle, porque le daba seguridad, calidez y… poder.

Giró el cuerpo del más bajo y se inclinó para recompensar cada uno de sus esfuerzos durante los últimos meses, un suave beso casto sobre sus labios, era un pago pobre para todo el empeño de Hinata, pero con aquello Shōyō ya se sentía en el Cielo.

El rostro del número 11 de Karasuno se volvió del color de los rubíes y sus ojos se tornaron acuosos, la sonrisa arrogante de Oikawa se formó en su cara. Se sentía más supremo que nunca.

—¿P-p-por qué hiciste eso? —le preguntó perplejo.

—Es una recompensa, sigue sirviéndome tan bien y tal vez un día… recibas algo mejor —le dijo con diversión mientras le pasaba de largo y se dirigía a la cafetería.

Tal vez hoy no amaría al pequeño camarón, pero un día… gracias a la enorme devoción que este le tenía, Hinata podría volverse tan esencial como respirar.

Pero al menos por hoy, aún tenía control sobre sus emociones.

Fin.

 

Notas finales:

Espero fuera una lectura interesante. Reviews son bienvenidos.


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