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Dulce intriga por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias: Primero que nada, esto es un AU (universo alternativo) y es MUY probable que contenga demasiado Ooc ya que es un intento de comedia.


Libro/Película: Harry Potter


Pareja: Tom Riddle/Harry Potter (TomHarry)


Palabras: 2,452 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Este regalo va dedicado a mi mejor amiga Mille♥ ella me metió al fandom y aunque soy una novata y aun tengo un colapso nervioso mientras escribo de esta pareja, espero que lo disfruten, la temática la escogió ella y pues, aunque la pareja es oscura, queremos darle comedia y ese toque fluffy que enternezca los corazones, ¡feliz san Valentín we! Espero que te guste.

DULCE INTRIGA

[Ron y Hermione ya estaban hartos de las obvias indirectas amorosas que su mejor amigo Harry Potter tenía por Tom Riddle, todos en Hogwarts sentían la tensión que estos dos se lanzaban con una simple mirada, así que decidieron meter sus manos en el asunto.]

Si las miradas quemaran, Tom Riddle y Harry Potter ya se hubieran incinerado hasta ser polvo. Los dos estudiantes de la preparatoria Hogwarts emanaban un aura de completa tensión, cada vez que se encontraban durante los pasillos. Harry Potter estaba en su segundo semestre, mientras que Tom estaba a punto de graduarse, a pesar de la diferencia mínima de edades, ellos se evadían mutuamente, como si el más pequeño contacto los hiciera explotar.

—Harry, lamento ser yo quien te haga ver las cosas, pero no puedo quedarme quieta viendo como tú y Tom Riddle se ven de esa forma, ¿aceptarás de una vez que te gusta? —exclamó Hermione impaciente, todo este ajetreo la distraía de sus estudios.

—¿Por qué no aceptas que eres una metiche? —bufó Ron, aunque también estaba curioso de la respuesta de su mejor amigo.

—¡¿De qué hablan?! ¡A mí no me gusta Tom Riddle! —alzó la voz, levantándose de un respingo de su pupitre —Es un desconocido para mí… —murmuró avergonzado, se sentía completamente humillado al haber sido escuchado por toda su clase, aunque ignoraba que todos compartían el mismo pensamiento que sus dos amigos.

—P-pero a todo mundo le atrae Tom Riddle, ¿no? —intervino en la plática Neville Longbottom, quien parecía interesado.

—¡Pues a mí me da igual! —negó con vehemencia el pequeño Potter, cruzándose de brazos infantilmente. Estaba harto de esta discusión, él jamás aceptaría que esos sentimientos que comenzó a sentir por el chico popular de Hogwarts, eran de amor.

¡JAMÁS!

Harry no quería admitir nada de esto porque sabía que los dos pertenecían a dos mundos diferentes, Tom Riddle era considerado un prodigio en todo, desde los estudios hasta los deportes, venía de una familia adinerada y pertenecía al club de los malditos elitistas de todo el colegio: Slytherin. Eran el clásico ejemplo de Romeo y Julieta moderno, aunque con más víboras de lo normal.

—Oye Harry, ¿podrías solo aceptar las cosas de una vez?, ya pronto será San Valentín y pues, todos estamos cansados de que parezcas interesado en que ese tipo te invite a salir, solo sé el primero en decírselo y ya —se quejó el Weasley, ya estaba cansado de que, en la cafetería, su mejor amigo lo ignorara por prestarle atención al apuesto Riddle.

—¡Podrían dejar de decirme esas cosas! —explotó. Nadie lo convencería de admitir nada, era más terco que James Potter, y eso era mucho decir.

.

.

.

Hermione y Ron entonces decidieron idear un plan, además de que la Granger ya no tenía nada más qué hacer, le había dado tres repasadas a sus libros para los exámenes.

—Plan A: Finjamos que Riddle lo invita al baile de San Valentín —murmuró Ron con una sonrisa de oreja a oreja, él había sido el primero en escoger la estrategia.

Resultado: UN ROTUNDO FRACASO.

El pequeño Potter no les creyó para nada.

—¿Desde cuándo Tom Riddle confía en ustedes para que le hagan los recados? —comentó amargamente mientras rodaba sus ojos esmeraldas —Si quieren engañarme, tienen que ser más listos.

Aquello fue un reto que la Granger no iba a perder, su orgullo como estratega estaba en juego, junto a la dignidad del pelirrojo que parecía iracundo de que su plan fracasara.

—Plan B: Escribamos una carta que diga lo que Tom siente por Harry —mencionó con confianza la castaña.

—Y nosotros cómo sabremos eso —murmuró confundido el Weasley.

—¡Es obvio que lo inventaremos Ron!, a veces me pregunto ¿qué pasa por tu cabeza? —farfulló la chica.

—¡Gruñona! ¡Por eso no tendrás pareja en San Valentín!

Después de una tremenda tunda en la cabeza, propiciada por el libro de química de la Granger, los dos chicos se dispusieron a entregar aquella carta amorosa falsa, redactada obviamente, por la aplicada Hermione.

Resultado: HARRY LES REGRESÓ AQUELLA CONFESIÓN CON UNA EXPRESIÓN ABURRIDA.

—La rompería, pero estoy seguro que Hermione se esmeró en inventarse todas esas cursilerías —suspiró, provocando que venas de irritación aparecieran en la frente de sus dos mejores amigos. Harry nunca era hostil con ellos, pero esta vez, parecía irritarse con cada intento ridículo de que lo emparejaran con el líder de Slytherin.

—¡¿Cómo te diste cuenta?! —cuestionó la Granger.

—Conozco tu letra, no fue un movimiento muy inteligente —sonrió con un toque de malicia en su voz, y después se marchó triunfal.

Ron sintió escalofríos por su espina dorsal al ver a Hermione temblar de furia, detestaba que cuestionaran su inteligencia, así que esto se lo estaba tomando personal.

—¡Ya me harté!, no quería recurrir a esto, pero… —la chica desvió sus ojos hacia el pelirrojo y ambos compartieron una mirada cómplice. No querían recurrir a métodos tan bajos, aunque tal vez, esta sería la única forma de unir a esos dos obstinados.

.

.

.

14 de febrero de XXXX.

Había un enorme tumulto en el club de Slytherin, todos los estudiantes que portaban con orgullo la bufanda verde y plateada que los representaba, parecían conmocionados por aquel presente que estaba encima del escritorio de su líder: Tom Riddle.

—¿Q-quién se atrevió a dejarle un pastelillo tan mediocre a Tom? —chilló una rubia que se auto proclamaba la líder del club de fans de Riddle.

—¿Tom lo querrá? —preguntó Goyle con incertidumbre.

—Si no lo quiere, que nos lo dé —replicó con baba escurriéndole de la boca, Crabbe.

—¡Es suficiente! —gritó Draco, al parecer estaba algo molesto de que la atención le fuera atribuida a Tom, o más bien, estaba celoso de que él no recibiera nada, ¿dónde estaban sus propias admiradoras en este momento?

—¿Qué sucede aquí? —una fría voz congeló a todos, al ver que provenía del hermoso Riddle se quedaron pasmados observando su elegante caminar, Tom parecía enfurruñado ya que la expresión sombría en su cara, resaltaba.

Todos se apartaron y lo dejaron observar aquel pastelillo, que destacaba gracias a los arreglos verdes esmeralda que adornaban toda la habitación del club, tenía un enorme corazón escarlata encima del betún y pequeños corazones dorados lo acompañaban, debajo de este había una sobre amarillo.

—¿Quién fue el gracioso? —sonrió enfurecido provocando escalofríos a todos sus compañeros, estos no podían encararlo.

—No fue ninguno de nosotros, eso ya estaba aquí cuando llegamos —habló Malfoy, siendo el único capaz de salir del aturdimiento, aunque fueran varios minutos después.

—¡Es cierto! —agregó con más confianza Pansy Parkinson, tenía que apoyar a Draco en esto —Además, mira los colores de esa cosa, nadie de aquí usaría esos tonos que se asemejan al club de Gryffindor.

—¡Es verdad! —murmuraron animados todos hasta que un ruido sordo se escuchó dentro del club. Tom había golpeado su escritorio con la palma de su mano.

El líder de las víboras decidió tomar el sobre y lo abrió. Comenzó a leer la carta y entonces sonrió de forma divertida, a pesar de lucir muy hermoso, todos los presentes tuvieron miedo.

Nada bueno ocurría cuando Tom Riddle hacía esa clase de expresión.

El misterio era: ¡¿a quién demonios le pertenecía ese pastelillo?

.

.

.

El baile comenzó a las siete de la noche y Harry Potter permaneció a un lado de la mesa de ponche, mirando como todos sus amigos habían conseguido pareja. Ron y Hermione habían prescindido de él.

—Son malvados… —se quejó, ahogando sus penas en aquella bebida carmesí. Muchos estudiantes bailaban baladas románticas, sin importarles que les vieran.

Deben estarse divirtiendo” pensó con envidia. Incluso los Slytherin habían conseguido pareja en otros clubes, un claro ejemplo eran una chica, de Hufflepuff para ser más exactos, que se aferraba con completo cariño a un chico que portaba orgulloso aquella bufanda esmeralda con plateado.

De repente, sus ojos esmeraldas brillaron con más intensidad, lo vio, entrando con ese grácil caminar que destacaba, Tom Riddle había llegado. Vestía un traje que se ajustaba a su figura varonil y una corbata verde que aumentaba el brillante color de sus ojos.

Era un adonis, un Dios griego que decidía visitar a los mortales en sus fiestas.

Cuando tuvo el control de su cuerpo, decidió ignorar este acontecimiento. Su corazón comenzaba a palpitar con tanta fuerza, que sentía la urgencia de tomar una bolsa de papel para hacer ejercicios de respiración, como había visto en las caricaturas.

Decidió desviar su mirada una última vez y entonces se percató que aquella estatua humana perfecta, estaba parada enfrente de él, sonriéndole seductoramente. Si Tom fuera un actor, recibiría el papel protagónico todo el tiempo, y si fuera un personaje animado, sería el príncipe galante que emana flores de colores y brillitos como si fuera una puta lámpara.

Era como un jodido árbol de navidad. Brillaba demasiado que quemaba su vista.

—¿Qué tal la noche Potter? —le preguntó amablemente mientras estiraba su mano y tomaba un vaso de la mesa que estaba detrás del menor.

—¿Eh? ¿Me preguntas a mí? —dijo tontamente, señalándose con el dedo.

—¿Tienes algún otro pariente en la escuela? —preguntó burlonamente, enarcando su ceja. Harry sintió vergüenza, al haber preguntado algo tan estúpido.

—L-la noche está bien, ¿supongo? —contestó, bebió de su ponche, rezando porque se ahogará con él y perdiera el conocimiento.

Hubo un largo silencio, el líder de Slytherin parecía entretenido de observar cada expresión en la cara del Gryffindor. Poniéndolo tan nervioso que estaba al punto del colapso.

—¿Q-qué? —se alteró.

—Nada. Es solo que estaba recordando la carta, no puedo creer que escribieras cosas tan vergonzosas —sonrió seductoramente, provocándole un mini infarto al Potter.

—¡¿Qué?! ¡¿Cuál carta? —exclamó aún más alterado.

Tom Riddle sonrió y entonces sacó un pequeño papel doblado del bolsillo de su pantalón. En ese instante Harry no tuvo que ser listo, comprendía la situación: ¡SUS AMIGOS LE HABÍAN JODIDO!

—¿Sabes?, puedes decirle a tu amiguita Granger que me doy cuenta de su estilo de escritura, además ha usado un lenguaje muy sofisticado, lo cual no es propio de ti —se burló el Slytherin.

¡¿Se había dado cuenta?!

—Además, el pelirrojo no es muy bueno cocinando, ese pastelillo no era muy sabroso. Aunque debo de admitir que hizo un enorme trabajo para ser OBVIO con la decoración. Solo le faltó poner de parte de la casa Gryffindor, con cariño Harry Potter —sonrió de lado, estaba disfrutando ver esas expresiones abochornadas del menor.

—¡Basta! —estalló. Agradecía que la música era ruidosa y que todos estaban inmersos en su propio mundo.

—¿Qué te parece si la leo un poco? —sonrió malicioso —Querido Tom, no sé cómo expresar estos sentimientos que últimamente he empezado a tener. Con solo mirarte, siento que miles de mariposas explotan en la boca de mi estómago. Deseo egoístamente, que solo me mires a mí. Eres como un Sol resplandeciente, por más que me quemé, no puedo dejar de seguirte, mis ojos parecen portar un hechizo que no me permite ignorarte. Deseo que seas mi Valentín, ¿me concederías el honor? Con un profundo amor, Harry Potter. —finalizó con una sonrisa tan encantadora que Harry no sabía si estar avergonzado y escabullirse hasta un rincón, o seguir observándole hasta estar satisfecho.

—¡Yo nunca escribiría algo así! —se defendió con las mejillas ruborizadas.

—Lo sé, tú eres más del estilo que escribe mi nombre en las hojas de sus cuadernos mientras se aburre en clase, ¿no? —sonrió triunfante, viendo como la mandíbula del menor caía con sorpresa.

—¡Y-yo no…! Nunca… ¿cómo?

—No te culpo, ¿cómo podrías resistirte? —dijo arrogante, parecía realmente divertido con la situación.

Harry se quedó allí parado, esperando que la tierra se lo comiera o que la bola disco se le cayera en la cabeza y terminara con su sufrimiento.

—De cualquier forma, ¿qué debería hacer? —dijo con un tono medio dramático —Realmente me enfada que las personas quieran jugarme bromas, ¿no deberías decirles a tus amiguitos que tengan cuidado con quién se meten? —por un instante, una mirada amenazante se mostró en ese hermoso rostro.

—No tienes que parecer tan aterrador… —aunque el club de Potter pregonaba sobre sus integrantes con valentía, ahora mismo se sentía atemorizado.

—Hmm, no tienes que preocuparte. No te haré nada —dijo y después sonrió divertido —Nada que no desees.

Todo pasó rápidamente. Una suave melodía era tocada en el baile, todos estaban concentrados bailando, así que nadie se enteró de ese delicado movimiento del Riddle. Jaló la corbata escarlata del menor y unió sus labios, esta sería su forma de que le retribuyeran el tiempo que perdió al leer tantas cursilerías.

Con agilidad invadió la boca del Gryffindor y saboreó el dulzor del ponche. Sintió la sensación del cuerpo tembloroso de Harry en sus dedos y aquello… le fascinó. La piel del Potter se sentía tan cálida al tacto que deseaba pasear sus escurridizas manos por debajo de ese traje barato. Percibió la presión en su pecho donde el menor intentaba alejarlo y se sintió aún más triunfal cuando ese intento de negación, perdió su fuerza. Se dejó seducir por el placer.

Cuando las piernas de Harry perdieron fuerza lo sostuvo y se separó lentamente de su boca, observando esos ojos esmeraldas que se humedecían con vergüenza. Era una imagen tan erótica que no la podría borrar de su memoria.

—Esto si tiene un sabor dulce —se relamió los labios, y aquella vista avergonzó más al pequeño león. Harry empujó con torpeza a Tom hasta que se pudo escapar, huyó del baile mientras su corazón latía como loco.

¡MATARÍA A RON Y HERMIONE CUANDO PUDIERA CALMAR SU CORAZÓN!

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Mientras tanto en la pista del baile….

—¿Acabas de ver eso? —dijo el Weasley poniéndose pálido. Se había asustado al punto de que Hermione se había caído porque no la sujeto bien durante su danza.

—Sí —dijo la castaña quedándose en el suelo. Los dos estaban conmocionados con aquella mirada juguetona y malvada que les dirigía Riddle.

En este momento no sabían si habían hecho un movimiento inteligente, tal vez habían sentenciado a su mejor amigo a pertenecerle a una víbora psicópata.

—Creo que se va a vengar de nosotros Hermione~ —gimoteó Ron.

—¡Deja de ser tan cobarde!

Lo que aquellos dos adolescentes no sabían es que, a pesar de aquella apariencia asesina, Tom comenzaba a sentir emociones extrañas que le perturbaban. No podía sacarse de la mente aquel rostro jadeante y teñido de escarlata del Potter.

—Esto es intrigante —sonrió malévolo —Tal vez necesite besarlo más veces para descubrir qué clase de cosas estoy sintiendo —decidió mientras se acomodaba el saco de su traje.

Este San Valentín estaba siendo tan entretenido para el líder de Slytherin, solo necesitaba de un pequeño león para seguir disfrutándolo, un pequeño chico de cabello revoltoso que se veía totalmente encantador cuando temblaba entre sus brazos.

Este sí que sería un misterio que tendría que descubrir, ¿qué comenzaba a sentir por el Potter? La respuesta solo estaba a muchos besos de ser contestada.

Fin.

Notas finales:

Reviews para esta pobre alma en desgracia?


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