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Ya no quiero esperar más por vapanany

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Notas del capitulo:

Esperó que les guste, y sin más que decir por favor continuén.

Era una noche despejada y el cielo estaba totalmente lleno de estrellas cuando Zoro tuvo ese sueño otra vez. Estaba parado frente a Sanji sin ningún nudo en la garganta, y con todo el valor del mundo reunido en su ser. Tomaba su mano fuertemente, mientras era observado con extrañeza, y aun cuando sentía su corazón casi saltar afuera de su pecho, logro decirle: “Quédate conmigo… Por favor, sé que no tengo ningún derecho a pedirte eso, pero también sé que no habrá jamás otra persona en este universo que te amé como yo lo hago desde hace tiempo, y no te quiero perder: aunque, se bien que ni siquiera te tengo. Dame una oportunidad para demostrarte que puedo ser yo quien te haga feliz. Y después de que Roronoa expresó todo lo que sentía, el cocinero lo miró sonriendo, y lo besó, como si él lo amara con exactamente la misma intensidad.”

Había sido hermoso, pero al fin y al cabo solo era un sueño, sabía bien que el miedo que sentía era muy grande, simplemente no podía ir y decirle lo que sentía, todo se desmoronaría, la camaradería que tanto había cuidado se derrumbaría a sus pies. Definitivamente no podía arriesgarse. Y entendía perfectamente que eso lo convertía en un cobarde.

Al poco rato de despertar Zoro se levantó, pronto tendría que ir a la torre de vigía para reemplazar a su nakama, ese mismo que no se iba de su mente. Poco imaginaba que esa persona también pasaba sus noches con alguien dentro de su cabeza.

..

Al otro lado del barco en ese mismo momento.

Los días pasaban uno tras otro y Sanji solo podía pensar en una cosa, o más bien en alguien; Alguien llamado Zoro. ¿Qué demonios pasa conmigo?  ¿En qué momento empezó esto? ¿Por qué solo puedo pensar en él?, era lo único que se preguntaba una y otra vez desde hace tiempo. No obstante, en el fondo sí que sabía porque de esos pensamientos, solo que no quería aceptarlo. Ya que, si llegaba a tener razón, todo se complicaría, como se supone que seguiría solo observándolo.

Sanji estaba tan sumido en sus pensamientos que no escuchó que alguien se acercaba, solo se percató cuando ya estaba a un metro delante de él.

-          Ya puedes irte a descansar cocinero, es mi turno de cuidar el barco. - Dijo Zoro calmadamente. No era típico que fuera amable, pero sinceramente no quería comenzar alguna pelea, solo quería estar solo. No era sencillo para él estar juntos en la misma habitación sin que su corazón se acelerara.

El rubio lo miró ligeramente sorprendido, no estaba acostumbrado a que lo tratara de esa manera. Por un segundo sintió alivio. Creía que la única forma de comunicarse entre ellos era peleando. Se sentía feliz al ver que no siempre tenía que ser así. Se levantó de donde estaba sentado, y lo miró de frente. Quería quedarse un poco más, y hablar de cualquier cosa, ya que por el día con todos alrededor no podía acercarse mucho a Zoro. Tal vez con pasar un momento a solas, lograría aclarar sus pensamientos. Sin embargo, no tenía ninguna excusa que pudiera utilizar para seguir ahí, de modo que soltó lo primero que se le vino a la cabeza.

-          Gracias, pero aún tengo algo que hacer aquí.

-          ¿Así? ¿Qué?

-          Pues… limpiar, Nami-san me pidió que lo hiciera.

Zoro bufó, ¿Quién rayos limpia a las tres de la mañana?

-          Está bien. - Pasó a su lado y se sentó donde unos instantes estaba sentado el otro. El plan de pasar solo esa noche no se iba cumplir. Trataría de mantenerse serio e inexpresivo, y con suerte no haría nada estúpido que arruinara las cosas.

Sanji en su mente gritó, ¡genial, funcionó la excusa! Fue algo tonta, ¡pero me sirve! Y cuando todo Parecía estar bajo control se dio cuenta que no tenía ningún instrumento de mantenimiento. Se quedo parado en silencio unos segundos. Saco un pañuelo que tenía en el bolsillo y comenzó a frotarlo en una de las ventanas. Se sentía como un idiota, pero sin importar nada continuó.

Los minutos pasaban, el espadachín mantenía los ojos fijos al mar, totalmente callado, casi como fingiendo que el otro no estaba allí, y el cocinero lo miraba mientras “limpiaba”. Sentía un pequeño dolor en el pecho, era obvio que lo estaba ignorando por completo, en que estaba pensando cuando creyó que podría hablar con él, tal vez en verdad no podían hablar casualmente como amigos. Entonces era lógico asumir que nunca llegarían a ser… ¿algo más? Mierda eso le dolía, aunque quisiera aparentar que no. Suspiró y rompió el silencio.

-          Zoro. - Dijo y apartó la vista de donde antes estaba, el mencionado se volteó a verlo intrigado. - ¿Te desagrado?

-          ¿Qué? – Abrió los ojos un poco y levantó una ceja.

-          ¿Qué si te desagrado o incomodó?

-          ¿Por qué me preguntas eso?

-          Solo respóndeme, quieres. - insistió Sanji alzando un poco más la voz.

-          No me desagradas. - Contestó con un rostro serio.

-          No te creó. - El rubio por fin lo miró a los ojos, se sentía enojado, con Zoro, consigo mismo, pero sobre todo con esos estúpidos sentimientos que empezaban a nublarle su buen juicio, y le hacían hacer y decir cosas que en cualquier otro momento ni siquiera cruzarían por su cabeza.

-          Hum… ¿De qué hablas? Si te digo que no es así, entonces no lo es.

-          No se necesita ser un genio para ver que no me soportas.

-          Creó que en verdad necesitas dormir, y no estar limpiando a estas horas idiota, solo estás diciendo estupideces.

-          ¡No son estupideces, es la jodida verdad! Te has pasado la noche mirando a la ventana para no tener que verme. Y además yo no me quede a limpi… - Sanji se mordió la lengua, que demonios estaba buscando, que Zoro lo tachará de loco.

Zoro ya no entendía que estaba pasando. Sí no se quedó a limpiar, entonces ¿por qué se quedó?, ¿se quedó a estar conmigo? Se imaginó por un instante esa posibilidad… Esa maravillosa posibilidad. Si bien, en realidad no tenía muchos fundamentos, no pudo evitar pensarlo.

-          Lo que quiero decir… es que… yo… bueno, tal vez tienes razón me hace falta dormir. - Sanji      quiso tranquilizarse y tratar de arreglar lo antes dicho. Sin embargo, no lo consiguió, solo logró inyectarle más curiosidad al peliverde. - Ya me voy.

-          ¡¿Qué?! No puedes decir todo eso y después irte, ¡espera! - Zoro le tomó del brazo y lo detuvo. Pero el otro no volteó y trató de soltarse.

-          Solo olvídalo.

-          ¡Por supuesto que no, Vas a quedarte aquí y me explicarás lo que tratabas de decir!

-          No. - Sanji ya no quería arriesgarse a que se le saliera otra vez todas esas emociones, porque ya no habría vuelta atrás.

-          ¡¿Qué mierd…?! – Zoro sentía que iban a empezar una pelea, pero ya no le importaba, no iba a dejarlo ir.

Sanji ya no quería escuchar ni una palabra más, y estaba a punto de darle una patada a Zoro cuando de pronto el barco se sacudió ferozmente.   

¡Pum! ¡Pum!

Eran cañonazos. Uno tras otro dando justo en la base de la torre de vigía

Notas finales:

Gracias por leerlo, en unos dias subiré la segunda parte.

Nos vemos <3


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