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Especial por Ale Moriarty

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Notas del fanfic:

Advertencias/Género: Posible Ooc. Hurt/Comfort. Romance.


Anime/Manga: Daiya no Ace


Pareja: MiSawa


Palabras: 2,272 –OS-

Notas del capitulo:

Notas: Este fanfic fue creado por el cumpleaños de Miyuki Kazuya (17/11). Esto se me ocurrió a las 11:00 p.m. así que no esperen algo súper hermoso, bien elaborado y perfecto, de seguro será una mamada… ¡Te amo Miyuki Kazuya lamento hacerte un mugrero! A cualquier lector interesado, espero lo disfrute.

ESPECIAL

[Durante todo el tiempo que pasamos juntos, Miyuki Kazuya comenzó a transformarse en algo, en ese algo que provocaba que soñara despierto. Mi corazón palpitaba ante su cercanía y me dolía cuando se alejaba. Sin darme cuenta, rápidamente se volvió en alguien ESPECIAL.]

Yo jamás creí que sería presa de un enamoramiento.

Mi vida consistía en el béisbol y nada más que el béisbol. Y finalmente, el día de la graduación de Miyuki Kazuya, derramé lágrimas por las cosas que nunca fui capaz de decirle, aquellos sentimientos me ahogaron y solo pude sonreírle en su despedida, él creyó que lloraba de felicidad porque me libraba de él, pero era todo lo contrario:

ESTABA INFELIZ DE SABER QUE NO COMPARTIRÍA LA MISMA CANTIDAD DE TIEMPO CONMIGO.

Y allí fue donde lo supe, yo me había enamorado de él.

Han pasado meses desde que le dije un hasta luego, todos los lugares donde solíamos reír, discutir, disfrutar y estar a solas se volvieron un recuerdo amargo, incluso cuando subo al montículo, existe una nostalgia que me invade.

Ya no está su voz alegre felicitándome por mis lanzamientos, ya no escucho esos gritos que me dicen lo idiota que soy por ser un maniático del béisbol, mi corazón ya no late como en ese entonces.

Hasta luego Sawamura.”

Esas fueron sus últimas palabras, tan distantes e inciertas.

Camino hasta el comedor y veo todos los globos dispersos en el suelo. Mis compañeros del equipo están adornando y veo los rostros de mis senpai, los echaba de menos. Incluso los de tercero vinieron para esta ocasión especial, todos nos reuniremos en este día: 17 de noviembre, su cumpleaños.

—¡Sawamura! —escucho el grito ensordecedor de Kuramochi senpai y sonrió como tonto, es momento de dejar atrás la penumbra de mi corazón roto. Todos nos abrazamos, charlamos, recordamos viejos tiempos y seguimos adornando el lugar para la fiesta sorpresa de Miyuki.

Hoy tengo que volver a contener mis sentimientos hacia él, pero seré fuerte. Al menos tendré la oportunidad de sentirme vivo de nuevo al verle otra vez.

.

.

.

Miyuki llegó algo impuntual, media hora para ser más exactos, recibió un “sorpresa” lleno de reclamos y gritos, esto era algo habitual en nuestro antiguo capitán. Sonreí sin poder evitarlo, seguía teniendo la misma sonrisa ladina y aquellos ojos juguetones que en un principio lograban desesperarme.

¿Desde cuándo había sido cautivado por aquellos encantos? ¿Desde cuándo pensaba en eso como “encantador”?

En medio de mis preguntas angustiantes nuestras miradas chocaron. Seguía usando aquellas gafas y su mirada lograba que mis piernas temblaran, una inmensa sed se apoderó de mí, pero fui incapaz de buscar agua para saciarla, en ese momento estaba hechizado por aquellos ojos que parecían examinarme buscando alguna verdad, tal vez la verdad que oculté por tanto tiempo.

—YAHAHA, ¿extrañaste tanto a Sawamura? Deja de mirarlo de esa forma —se burló Kuramochi senpai y me atraganté.

—¡SENPAI! —le grité, me sentía avergonzado. Todos nuestros compañeros se echaron a reír y desvié la mirada para observar como Miyuki no decía nada, solo reía calmadamente.

De nuevo mi corazón volvía a latir como loco.

.

.

.

Yo me sentía dentro de una burbuja que solo nos vinculaba a Miyuki y a mí. Era extraño, podía escuchar las charlas de todos, sus experiencias, lo mucho que extrañaban el equipo y aunque reía con ellos y contestaba sus preguntas, no podía prestarles atención por completo.

Solo me importaba ver a Miyuki Kazuya, de esa forma crearía más recuerdos que usaría para dar mi mayor esfuerza sobre el montículo. Ahora que no estaba, el recuerdo de su tiempo conmigo era mi principal motor.

—Miyuki, ¿tienes a alguien que te gusté? —escuché la pregunta de alguno de los presentes y presté atención completamente. Sentía que los latidos de mi corazón se aglomeraban sobre mis cuerdas vocales.

Miyuki ¿enamorado de alguien?

—Sí, tengo a alguien —sonrió de una forma tonta y se echó a reír. Muchos comenzaron a hacer sonidos de burla y sorpresa, nadie se esperaba que aquel a quien catalogaban como un demonio o un obsesionado del béisbol tuviera sentimientos tan cursis por otra persona.

Mi apetito se había esfumado. Yo sabía que lo que sentía por él no era fructífero, pero no esperaba que me despertaran tan rápido de este sueño. Me levanté de la mesa en total silencio, aprovechando que todos estaban interesados en sacarle información de quién era la desafortunada que lo tenía atrapado en las fauces del amor.

Salí de la habitación y me dirigí a ese único lugar que me acogía con algo de cariño. Ya era de noche y podía maravillarme con la vista del cielo, caminé alrededor de todo el diamante y observé las bases con una mezcolanza de emociones. Me alegraba de verlo, escucharlo y sentir su presencia, pero a la misma vez detestaba saber que mi amor tenía un final rotundo, jamás podría alcanzar sus sentimientos.

Era amargo, agrio, desastroso.

Si el amor se medía mediante el dolor, yo jamás podría enamorarme otra vez como lo hice de él.

Aunque a pesar del dolor, me sentía aliviado. Tal vez un día podría superarlo.

Me senté sobre el montículo y observé las deslumbrantes estrellas, serían mis acompañantes en esta noche gélida y triste. Expulsé algo de vapor de mi boca para calentar mis manos, había dejado mis guantes sobre la mesa, era un idiota.

—Miyuki Kazuya tiene razón, no sé hacer nada bien —murmuré con un tono agridulce, me sentía como una completa basura. Había superado tantas cosas durante mi etapa de bachillerato y aquí estaba, sufriendo por un amor unilateral. Me sentía tan patético.

¿Acaso el cumpleaños de Miyuki se convertiría en una fecha detestable? ¿Me hundiría en mi cama cuando llegara este día?

Sentí unos pasos detrás de mí, pero no me moví, no tenía la fuerza para encarar al intruso que irrumpía mi miseria. De repente, mis latidos volvieron a acelerarse, el cuerpo del desconocido estaba emanando calor a un lado mío. No necesitaba girarme para saber quién era, mi corazón lo había delatado.

Sonreí tontamente y seguí observando el cielo, aquellas estrellas se habían vuelto centellantes y me cegaban. Permanecimos en silencio por un largo rato.

—¿No extrañarán al invitado especial? —comenté tontamente. Quería saber la razón de que perdiera el tiempo conmigo en este lugar que usaba para pensar en él.

—Los senpais se pusieron a beber y ahora están agrediendo verbalmente a los menores —escuché tu risa y no pude evitar acompañarte en la burla. Me imaginaba a Ryo-san amenazando a todos los nuevos y a todos los demás diciéndoles las tragedias de ser adulto y las desventajas de no vivir despreocupadamente cuando tuvieron la oportunidad. De alguna forma, encontré la imagen relajante, así no me enfocaba en mis propios problemas, pensaría en cosas alegres y divertidas —¿Por qué te fuiste?

La pregunta me cayó como un balde de agua.

—Quería respirar algo de aire fresco —mentí, no sabía si debía decir mis verdaderos sentimientos, no quería ahuyentar a Miyuki, solo deseaba recolectar más momentos con él. Eso era todo lo que tenía en mente, no podía ser más ambicioso.

—No tienes que mentirme, pero está bien. Nosotros no nos hemos visto por mucho tiempo, es normal que no seamos los mismos.

Escuché algo de reproche en su voz y me giré, Miyuki observaba concentrado el cielo, mi corazón no dejaba de palpitar como loco. En serio amaba a este hombre, lo amaba igual de intenso que lo que sentía por el béisbol, pero tal vez, mi pasión se desbordaba más por él.

—Te extrañé Sawamura.

La confesión fue inesperada. Cada rincón de mi cuerpo recibió una descarga eléctrica. Ahora mismo me sentía acariciado por algodones y veía el mundo colorido. Este chico, este bastardo, este dolor de cabeza, este idiota, él, simplemente él ¿me había echado de menos?

Comencé a reír y sentí alivio, algo que no había experimentado desde que se graduó.

—Miyuki Kazuya realmente eres… especial —confesé, que más daba, necesitaba decirle lo mucho que representaba para mí. Esa palabra englobaba todo, Miyuki estaba clasificado en esa categoría de alguien a quien jamás podría olvidar. Era simplemente eso, especial. Todo él, lo era, incluso esas características odiosas, la forma en la que me hacía enfadar, incluso si amaba a alguien más, todo eso formaba a quien yo amaba.

—Lo sé, soy genial.

—Sí, cuidado, no vayas a dañar tu humildad —le contesté y los dos nos echamos a reír tontamente. Su cumpleaños comenzaba a volverse una fecha feliz, ya no serían memorias oscuras —¿No piensas volver con los demás?

—Nah, ya comí lo suficiente, además también quiero aire fresco.

Sonreí ante semejante explicación y dejé que me envolviera esa calidez que emitía la cercanía de su hombro tocando el mío. Pronto se terminaría este día y todo volvería a ser igual que antes.

—¿Pediste tu deseo? —le pregunté entusiasmado, quería formar parte de aquel acontecimiento tan genial de los cumpleaños, antes de que terminara el día quería que Miyuki pidiera lo que más anhelaba.

—No.

—Entonces ¿qué esperas? Cierra los ojos y pídelo —le exigí animado.

—¿Eh? ¡Vaya tontería! ¿Aun crees en estas cosas? ¿Acaso eres un niño?

—¡VAMOS! ¡ES UNA DE LAS POCAS COSAS GENIALES DE LOS CUMPLEAÑOS, ADEMÁS DE LA COMIDA Y REGALOS!  —alcé la voz. Por situaciones como estas me preguntaba seriamente el por qué me gustaba tanto este bastardo.

—Sawamura, vives en las nubes.

—¡SOLO HAZLO!

—Tsk, tan fastidioso.

Miyuki cerró los ojos y frunció el entrecejo. Pude darme cuenta que durante esos meses que no nos vimos se había hecho un nuevo corte de cabello, parecía tener más ojeras en los ojos, sus gafas estaban desgastadas y ahora sentía algo más de madurez cuando hablaba.

¿Cuánto más seguiría cambiando y no estaría para verlo? Me sentí angustiado.

¿En el próximo cumpleaños sería capaz de reunirme con él?

¿Estaría solo?

¿Seguiría extrañándome?

—Listo, ¿qué más debo hacer? ¿Me trajiste un pastel sorpresa o algo así? —lo escuché hablar, pero seguía ahogándome en mis emociones negativas. Solo podía ver como su rostro se volvía más y más hermoso ante mis ojos, yo en verdad estaba ahogándome de amor y él era ciego a eso.

Si no podía expresar mis sentimientos con palabras, entonces yo, usaría otro método. Me incliné y lo besé torpemente, sentía el calor de sus labios con los míos y de inmediato mis mejillas se tiñeron de rojo ante la vergüenza de mis impulsos. Esperaba el empujón, los reclamos y las palabras de disgusto, pero en cambio, un fuerte agarre sujeto mi nuca y profundizó mi contacto.

Esta era la primera vez que yo besaba a alguien y la sensación era embriagante, incluso más que la del sake. Aquella lengua que siempre se burlaba de mí ahora se entrelazaba con la mía controlando mis movimientos, esa boca que siempre soltaba insultos y tonterías ahora se movía y me mantenía como su prisionero, esta persona que me sacaba de quicio ahora era la más importante en mi vida.

Quería llorar porque creí que estaba en un sueño, de esos que tenía a menudo desde que Miyuki se fue a la universidad, pero este se sentía tan real que no quería despertar. No tuve noción de cuánto tiempo pasó, pero cuando nos separamos comencé a tener miedo, no quería escuchar arrepentimientos. Bajé la mirada y observé la tierra del campo, ¿acaso este lugar se volvería un recuerdo agrio?

—¿Cómo sabías que eras tú?

Levanté mi cara ante su pregunta, confundido, al parecer mi reacción fue obvia porque Miyuki alzó la ceja, también confundido. Los dos habíamos creído ser muy contundentes, pero yo no entendía NADA.

—¡HABLO DEL DESEO, IMBÉCIL! —ahora me alzaba la voz y yo sentí una descarga de adrenalina.

—¡NO TE ENTIENDO MIYUKI KAZUYA, TE BESÉ PORQUE HE QUERIDO HACERLO DESDE SIEMPRE! ¡BASTARDO!

Cubrí mi boca ante la revelación de mis deseos y me sonrojé, en serio que este idiota me hacía decir las cosas más escondidas en mi mente. Me sentía como un vil imbécil. Terminé escondiendo mi rostro en mis dos manos, no quería afrontarlo después de esto.

—Sawamura, eres idiota… nunca vas a cambiar —escuchaba cada una de sus palabras, pero no podía verlo, no tenía el valor así que me quede callado —Pero, eso también está bien, si sigues siendo el mismo, no hay forma de que me dejes de gustar.

Aquello fue mi salvación.

Cuando entreabrí mis dedos pude ver el destello de tu reluciente sonrisa. No era esa sonrisa sínica, no, era mucho más agradable, era especial como tú.

El silencio volvió a gobernar y nosotros dos evitamos encararnos mutuamente, mis orejas seguían rojas y me imagine que Miyuki también se sentía apenado. Este día no solo se había cumplido su deseo, sino también el mío.

—¿Entonces qué somos ahora? —pregunté con confianza, necesitaba saber qué haríamos después de esto.

—Los mismos de antes —me sorprendí ante su revelación y me giré para solo ver cómo sonreía genuinamente —Siempre hemos estado destinados para estar juntos, así que quiero que sigamos siendo esto por siempre. Especiales el uno para el otro, ¿te parece bien?

Asentí mientras volvía a sentirme sobre una nube esponjosa. Tenía razón, siempre habíamos sentido esto en nuestros corazones solo que ahora habíamos sido valientes para mostrarlo, podíamos explorar este sentimiento de amor sin miedo.

Sentí un nuevo calor propagándose desde mi mano y supe que mis dedos se habían entrelazado con los de este idiota, era la sensación más dulce, incluso igual de hermosa que lanzar una bola.

Este día sería el recuerdo que siempre guardaría en mi memoria.

—Bueno, aunque viéndolo desde una mejor perspectiva, las cosas si van a cambiar y mucho, ahora tendremos sexo y nos besaremos, además es mi cumpleaños ¿dónde mierda está mi regalo?

Ah, definitivamente, algunas cosas tendrían que cambiar, pero él seguiría siendo el bastardo irritable que amaba con locura.

—¡JÓDETE MIYUKI KAZUYA!

Fin.

 

Notas finales:

Feliz cumple al maldito mapache sexy♥ espero sus comentarios.


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