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SEIS PASOS PARA ENAMORARTE por SetsukaBonnie

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No era que saliera mucho de casa, pero definitivamente estaba ciego si no veía que su vecino era guapo y no lo había notado hasta que se toparon en el elevador.


Él, de entre todos en el edificio, no le había hablado jamás. Tal vez debido a las horas en las que trabajaba. Tal vez debido a que prefería enormemente quedarse en casa leyendo un buen libro. Tal vez porque su pobre gato le tenía miedo al enorme perro dorado como su dueño.


- Lo siento tanto, de verdad lo siento -se disculpó una y otra vez mientras sostenía al can que no dejaba de mover la cola. Todavía parecía cachorro pero su tamaño dejaba mucho que decir.


- No te preocupes, olvídalo -sus habilidades sociales brillaban por su falta. No sabía desenvolverse si es que no conocía a fondo a la persona.


Cargó a su gatito y lo apoyó contra su pecho, sintiendo de inmediato como este sacaba sus garritas para estar mas fijo y temblaba.


No se molestó en despedirse y simplemente subió al ascensor hasta su piso. Donde por fin dejó salir el largo suspiro que aguantó. El hombre era guapo, cuerpo fornido y voz gruesa. Su cabello rubio hasta los hombros y una barba de tres días, aunque no era muy partidario de ellas, al hombre le quedaba bien.
Pero no era gay. Alguien como él no podía ser gay.


Por otro lado estaba Loki, un cuerpo delicado y definido, rostro algo afilado y ojos verdes como esmeraldas, su cabello negro hacían parecer sus rasgos mas delicados resaltando su pálida piel.


Dejó a su minino en el sofá donde se acomodó y encogió para descansar luego de su traumatica experiencia.
Tenía un serio problema en su edificio.    

 

***  


Estaba tomando té mientras ayudaba su mejor amigo Tony Stark con un proyecto. Llegó un punto en el que el castaño le pidió que ordenara unas donas para comer algo en lo que llegaba la hora de la cena.


Había estado contándole sobre el vecino del que todavía no tenía su nombre y francamente perdió esperanza en saberlo.
Este escuchaba y comía prestado atención. Analizando sus gestos y palabras sin interrumpirle.


- En otras palabras: te gusta -afirmó el moreno.


- Yo no diría que me gusta -rodó los ojos- es simple atracción. Como cuando ves algo bonito en una tienda y pasas de ello.


- O sea... te gusta -arrastró las palabras- no quieras poner otras palabras porque sabes que estoy en lo cierto. Ese mastodonte te ha flechado.


No diría mastodonte pero sí, era una especie de enamoramiento no confirmado. Negarlo solo ayudaría a que su amigo siguiera insistiendo en el tema.  

 

***    

Hablando con Tony, quería darse una oportunidad de tener pareja, y el rubio era buen partido.


Tenía pensado invitarlo a cenar, como bienvenida si es que era nuevo. De otro modo debería inventar una escusa para conocerlo mejor.


Ese día tenía que salir y no sabía hasta qué hora llegaría. Su gato debería quedarse al cuidado de alguien. Ese alguien solía ser Tony, pero él también era invitado y no tenía mas amigos a los cuales el gato agradaba.


Era hermoso, pelaje negro y ojos verdes hipnotizantes como su dueño. Loki estaba orgulloso de ello, a parte de que podía confirmar con sospechas que también llevaba parte de su personalidad.


Su puerta sonó y casi deja caer al suelo su taza de café.


- Perdona -esa voz la conocía- creo que han cambiado nuestra dirección, tengo unas cartas que van a tu departamento -el vecino rubio.


- Suele pasar -suspiro inesperadamente tranquilo- gracias, hablaré con el casero.


Casi cerrando la puerta se le ocurrió una idea. Su gato, al parecer, había sido mas rápido; estaba sentado en la entrada mirado inocentemente al hombre.


- ¿Podría pedirte un favor? -preguntó antes de seguir, este asintió cargando al minino que se puso tenso- tengo que salir en una hora y no puedo dejarle solo -hizo un ademán con su mano para referirse al animal en sus brazos- ¿Lo cuidarías? Le agradas y no es así con muchos. Prometo regresar lo mas temprano que pueda.


- No hay problema, de todos modos te debo un favor -sonrió amigable. Esa maldita sonrisa de colgate.


***


Eran casi las nueve de la noche cuando pudo salir. Se despidió rápido de todos los que conocía y tomó el primer taxi. Fue caro, pero le daba igual, él tenía dinero de sobra y lo prioritario era llegar a casa.


Bajó apurado y la espera del ascensor se le hizo eterna.
Y ahora estaba frente a la puerta con la placa F2.


Tocó dos veces y casi se arrepintió. Escuchó un ladrido y cuando la puerta se abrió ya tenía a un gran labrador sobre él lamiendo su rostro y meneando la cola contento.


- Perdóname otra vez, este chico es muy sociable y no puede controlarse -el rubio sujetaba al can de su collar rojo- pasa, por favor y toma asiento.


Con recelo entró al departamento, encontrando uno que otro destrozo. Realmente se preguntaba como estaba su gato.


Podía notar los tipicos arañazos del felino en una de las columnas, marcas de garras tan finas solo podían ser suyas.


Se sentó en una silla que parecía haberse salvado de todo el desastre.
El can volvía a estar frente a él. Agitado y feliz se sentó frente a él.


- Es buen chico, pero conocer nuevas personas le encanta y lo pone inquieto -excusó al pobre animalito.


- No tengo problema siempre y cuando no le haya hecho nada a mi gato.


- Él está bien, lo había dejado dormido en la lavandería pero me imagino que ya se despertó con todo el ruido.


- Gracias por cuidarlo -inclinó un poco su cabeza.


- No agradezcas, mas bien, ¿Te gustaría tomar algo?


Y aceptó mas por lo que llegaría a conocer que por el gusto de saciarse.
Con el paso del tiempo, se dio cuenta de que era un gran hombre, trabaja con su padre y pronto lograría hacerse su propio nombre, todavía le faltaba aprender unas cuantas cosas. Pronto también se encontró hablándole de él, sus aficiones y muchas de ellas coincidían con las del rubio.


Entre trago y trago de vino que fue servido por Thor, llegó el momento de irse. Pronto serían las dos de la mañana y quería descansar bien. 

 

- Fue muy entretenido, pero tengo que irme ya.


- Lo entiendo, lamento haberte retenido tanto tiempo.


Ambos se levantaron y el moreno fue por su gato, quien todavía seguía dormido. Lo cargó en sus brazos sintiendo como este se acomodaba y bostezaba para volverse a dormir. Su pequeño gato era todo un caso.
Thor lo guio a la puerta donde se despidieron.


- Muchas gracias -remembró Loki.


- No hay de qué, nos vemos mas tarde -iba a acercarse mas pero levantó su mano en un ademán de despedida.


El azabache soltó un largo suspiro cuando finalmente la puerta de su departamento estuvo cerrada y su sillón logró atraparlo luego de que se lanzara en él.


Su vecino lograba hacerlo perder la cordura. Todo lo que conversaron y las risas, no dejaba de repetirse en su cabeza.


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