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Dragon's Lullaby por Izuspp

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Notas del fanfic:

Originalmente escrito en 2016:

Contándoles un poco, la idea salió de unos fics que hay en Ao3 en donde Erwin es un dragón y Levi un humano, y se ven involucrados en diferentes situaciones de índole sexual, que si bien me dejaron bastante asqueada, me dieron las ganas de escribir una historia de esta temática que no sea algo enfermizo y detestable. (O sea zoofilia con animales mitológicos… ¿qué tan enfermo mental hay que estar para que a uno le guste eso? :v )
Por otro lado, me declaro fiel amante de los dragones, tengo varios adornos y mi segundo tatuaje fue un dragón en mi pierna izquierda el cual dibujé en colaboración con una amiga.En fin, estos animalitos bellos me han fascinado desde que tengo uso de razón, y mezclarlo decentemente con el EruRi, simplemente tenía que hacerlo sí o sí.

En fin, disculpen las notas tan largas, es mi primera vez escribiendo fantasía, así que espero no me haya salido mal. Quedé bastante satisfecha con el resultado y creo que les puede llegar a gustar.

¡Disfruten!

En este misterioso mundo, en donde la humanidad luchaba diariamente por establecerse como la raza dominante; los dragones eran los amos y señores de todas las tierras. Los gigantescos reptiles, aterrorizaban las aldeas y poblados, sobrevolando con sus poderosas alas y arrasando todo a su paso. A como robaban ganado, podían llevarse a cualquier descuidado humano que no hubiese buscado refugio ante el ataque de un dragón, para tranquilamente en su guarida, alimentarse del desgraciado.

Las fieras criaturas escupe-fuego, eran los dueños de la tierra, sembrando el terror entre animales y personas por igual. Debido a esto la profesión de caza–dragones, era una de las más prestigiosas y rentables, pero así también era el peligro que conllevaba dedicarse a esta noble labor.  Cientos eran los hombres que se dedicaban a este oficio, pero desgraciadamente era una cantidad muy pequeña la que vivía para vanagloriarse de ello y llenarse de riquezas.

Aun así, con el paso de las décadas, nuevas generaciones de caza-dragones aparecían; con diferentes métodos para combatirlos, armas más poderosas y habilidades más impresionantes cada vez. Fue así, como poco a poco, los seres humanos fueron ganando terreno, hasta reducir la población de dragones casi al punto de extinguirlos. De esa manera, finalmente se convirtieron en la especie que predominaba sobre la tierra.

A pesar de que aún había muchos dragones que luchaban por reestablecer su reinado de terror, la antigua y respetada profesión de caza-dragones, no era ya tan rentable, aunque continuaba siendo igual de peligrosa y arriesgada, y ya casi nadie se dedicaba a ello. Debido a esto, los trabajos para los pocos hombres que fungían como asesinos de dichas criaturas, eran muy escasos y difícilmente se podía vivir de ello. Por esa misma razón, los poblados y aldeas que tenían la mala suerte de toparse con un dragón, por lo general eran masacrados por ellos antes de poder dar con un cazador.

Levi Ackerman, era un hombre que a pesar de su corta estatura, desde pequeño había aprendido esta profesión. A muy temprana edad, su madre le fue arrebatada por una de esas criaturas y desde entonces, juró que los exterminaría a todos y cada uno, por lo que se entrenó en el arte de matar dragones hasta volverse el más habilidoso sobre la faz de la tierra. Su reputación trascendía, y a pesar de que ya no tenía muchos trabajos, las personas siempre buscaban de su protección si era que un dragón llegaba a aterrorizarlos.

A Levi no le era relevante ganar riquezas como fruto de sus cacerías, únicamente se regodeaba en el hecho de masacrar a los dragones, y su único objetivo era el acabar con su maldita raza. Debido  esto, vagaba de pueblo en pueblo, de lugar en lugar, exploraba valles, bosques y montañas; en la interminable búsqueda de los temibles animales. Vivía el día a día, con lo que lograba ganar, animales que cazaba para su alimentación, o la hospitalidad de los pueblerinos al enterarse de su identidad. No tenía en su posesión más que unas cuantas pertenencias que siempre cargaba consigo, y su filosa espada, herramienta tan poderosa que, en combinación con su descomunal fuerza, era capaz de hacer profundos cortes en las duras escamas de un dragón, y lograr enterrarse hasta su corazón.

En uno de sus viajes, el cazador terminó en una pequeña aldea la cual estaba siendo dominada desde hacía un tiempo por un dragón de tamaño más bien pequeño, con escamas color verde esmeralda, y profundos ojos naranja como el fuego que exhalaba de sus pulmones. El animal era muy fiero a pesar de su tamaño y había ya logrado acabar con la mitad de los habitantes del pequeño poblado. Tuvieron la suerte de que Levi llegara allí, ya que a pesar de haber enviado varios desesperados viajeros, en busca de algún cazador, ninguno había tenido suerte y ya se sentían completamente abatidos. El hombre, arribó a la aldea, en el momento justo cuando sus habitantes ya se habían resignado a la idea de su inminente muerte en las fauces del dragón, quien en ocasiones únicamente les cazaba solo por la diversión de eliminarlos, y ni si quiera se alimentaba de ellos. Pero la llegada de Levi a ese lugar, cambió tanto el destino de los miserables aldeanos, como el del mismo cazador.

Una vez hubo sido informado del problema, Levi espero a que la criatura hiciera su aparición, lo cual ocurrió al día siguiente de su llegada. La batalla se llevó a cabo en pleno pueblo, el dragón llegó volando, y el estrepitoso batir de sus alas alertó a los aldeanos quienes entre gritos y empujones, corrieron a buscar refugio en sus viviendas, pero también al cazador, quien besó la empuñadura de su espada, se encomendó a la memoria de su madre y salió al encuentro del animal.

Por caprichos de la vida, los dragones eran criaturas con un razonamiento igual o mayor que el de los humanos, era un hecho que los más viejos poseían una sabiduría la cual ni el más anciano de los hombres podía alcanzar, y también, eran capaces de comunicarse en el idioma humano; aunque no lo hacían muy a menudo.

-¡Vaya! ¿Pero qué tenemos aquí?- Pronunció la bestia en tono de burla, al ver la figura del pequeño humano que se acercaba a él empuñando una espada. Con esa simple frase, Levi comprendió que se trataba de un dragón joven, falto de experiencia, y que todo lo que salía de su bocaza era producto de la inmadurez, pero que probablemente, ni siquiera le representaría un verdadero reto en batalla. Los dragones más viejos y experimentados, no solían dirigirle la palabra a los humanos.

Levi no contestó a su comentario, lo cual causó que la prepotencia de la criatura se transformara en molestia. El joven dragón, era egocéntrico y no soportaba ser ignorado, por lo que inmediatamente, inhaló con fuerza y exhaló una ardiente llamarada de fuego. El cazador, cuya agilidad era inigualable por cualquier otro ser humano, fue capaz de esquivar la ola de fuego fácilmente, lo cual únicamente causó que la molestia del dragón se convirtiera en ira. Jamás había luchado con un humano, y estaba acostumbrado a que le temieran, que huyeran de él, confirmándole así su superioridad. Por ello no soportaba la idea de que uno de ellos le desafiara.

El gigantesco reptil, alzó el vuelo entonces, generando una fuerte ráfaga, que logró hacer retroceder a Levi un poco. Finalmente, luego de tomar algo de altura, se lanzó en picada para derribar a su oponente, pero no contaba con que el cazador era realmente rápido, y fue capaz de esquivarle. Con mucha más ira, e incapaz de pensar correctamente, la bestia repitió su acción, nuevamente sin tener éxito. Decidió entonces que debía enfrentarlo directamente, por lo que voló hasta posicionarse a muy pocos metros de Levi.

-¿Crees que un simple humano puede derrotarme? ¡No me hagas reír!- Se burló la criatura nuevamente, tratando de provocar a Levi, pero el humano ni se inmutó. Levi estaba entrenado para no dejarse llevar por sus emociones, ni por las palabras de nadie. Así que podía pensar y actuar con claridad, cosa que no se podía decir del dragón, quien se ahogaba en cólera al continuar siendo ignorado.

Con un rápido movimiento, el dragón dio la vuelta, tratando de derribarlo con su cola, pero una vez más, Levi saltó, logrando evitar el golpe. El dragón ya no estaba en sus cabales, debido a que la ira se había apoderado por completo de él. Continuó atacándolo, exhalando fuego, latigueando con su cola, intentando atraparlo con su hocico; todo infructuosamente. Levi era demasiado ágil para él. Finalmente, el cazador se cansó de "jugar" con la bestia. Esperó a que se posicionara de manera en que quedara vulnerable, y teniendo su pecho expuesto, Levi se abalanzó con una velocidad y fuerza inesperadas para el animal. Clavó su espada profundamente en donde se situaba el corazón del dragón y continuó empujando para asegurarse de que se hubiese enterrado lo más hondo posible.

Con un grito desgarrador de dolor, que hizo que los aldeanos que se refugiaban en sus casas tuvieran que cubrirse los oídos; el dragón se desplomó. Levi retiró la espada y la sangre comenzó a manar a chorros de la herida. El dragón había sido derrotado y los pueblerinos salieron de sus escondites para vitorear al cazador.

-Estúpido humano. ¿Crees que nos has vencido? - Pronunció la moribunda bestia. -En lo profundo de las montañas se encuentra la guarida de Erwin el único dragón dorado, el más viejo y fuerte de nuestra especie. Él se encargará de eliminarlos a todos ustedes miserables humanos, en estos momentos está creando un plan para que los dragones recuperen estas tierras de una vez por todas...-  Antes de que pudiese continuar, Levi se acercó al animal y le dio el golpe de gracia, acabando con su vida de inmediato.

-No eras la gran cosa. Mucha palabrería pero resultaste ser una sabandija.- El cazador chasqueó la lengua molesto y sacó un trozo de tela para proceder a limpiar su espada que había quedado cubierta por la espesa y caliente sangre del dragón.

Esa noche, los aldeanos hicieron una enorme celebración en honor a Levi, su salvador. Comieron, bebieron y bailaron hasta el alba; pero en la mente del hombre solo rondaban las palabras de la bestia antes de morir. Si era cierto que ese tal dragón dorado estaba planeando algo grande, él debía encontrarlo y eliminarlo. Pero le intrigaba el hecho de que le hubiese revelado tanta información. Si era todo una trampa, él caería justo en sus jugarretas.

Al día siguiente por la tarde, Levi rechazó la oferta de los aldeanos de quedarse en aquel pueblo como el "protector oficial". En cambio, aceptó provisiones y algunas monedas que reunieron entre todos. Había decidido que iba a buscar a ese dragón dorado, y si era todo una trampa iría preparado a enfrentar lo que se le presentara.

 

Continuará…


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