Lo que llamas amor
Dedicación: Katsurina Hinagami (F.F)
Capítulo I : “Llegar a ti
-Aru-
Creo que estoy soñando de nuevo, me muevo mucho en la cama en la que estoy recostado.
¿Aru, Aru estás aquí? -Lentamente los ojos de un chico de cabellos dorados se van abriendo, su cabello largo le llegaba un poco más debajo de sus hombros y su cuerpo de tez clara estaba seriamente lastimado, quedaba claro que había realizado muchos intentos para volver a su hogar, aunque sin ningún éxito aparente.
-Que más da-
expresó el chico peli-dorado colocándose unos pantalones negros, y una camiseta celeste bajó las escaleras que conectaban su habitación con el recibidor de la casa en donde vivía.
-Edo, buenos días- expresó un chico de ojos celestes al ver que su amigo bajaba a desayunar
-Buenas Alphonse-
- ¿Tuviste un buen sueño?- preguntó un tanto picaron el chico de ojos celestes
-¿Eh?, no nada interesante- decía el peli-dorado mientras giraba su vista
-Voy a salir Al- exclamó el chico de ojos dorados.
-¡Pero si acabas de despertar Edo!-
-Ne, no me pasará nada, nos vemos Al-
-Nos vemos... Edo- suspiró el chico dirigiendo la mirada hacia la persona que salía a través de la puerta.
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-¿Qué si... tuve un buen sueño?- se preguntaba el joven al mismo tiempo en que sus dedos rozaban sus labios.
Aru...
Entonces los recuerdos inundaron la memoria del joven de cabellos dorados
-¡Ni-sannn!-
-Estás aquí- su tono de voz se dulcificó
Las palabras no salen de mi boca, y quedo mirando tus ojos tan brillantes, tu sonrisa que me embriaga, esos labios tuyos que me encantan, ...quisiera poder probarlos, quisiera poder tenerte junto a mi.
Y continúas a mi lado, siempre encuentro la manera de seguir en pie.
Me encantan tus cabellos castaños, especialmente cuando se desordenan.
¿Sabes?, a pesar que no te he visto hace mucho, puedo imaginarme como debes estar, quiero verte, necesito verte, no me importa cuanto tarde, volveré a casa, volveré para estar contigo, sólo por eso me mantengo con vida.
- Hermano ¿qué estas haciendo?- me preguntaste un momento
- Ya veras A..r..u!-
Me gustó mucho a decir verdad este sueño, jeje, fue esa vez en que estabas de cumpleaños, no sabia que regalarte.
¡Lo juro no sabia que darte, en ese tiempo...yo...yo...
-Me estaba enamorando de ti- dije al viento, pensando que quizás pudieras escucharme.
-¡Aru ven!- me veía a mi mismo un poco más pequeño, que digo ¡muy pequeño, pero...en mi sueño no existías barreras, sólo estábamos tú y yo.
Luego te veía correr mucho, hasta que llegaste a un río, el mismo río donde te sentabas cada vez que nos peleábamos.
-¡Uuuu ni-san ¿por qué tanto misterio?- tu carita pequeña estaba haciendo un puchero, te veías muy lindo así.
-¿De verdad quieres saber?- y por un momento sentí que me sonrojaba.
-Sip- tu sonrisa me congela, me trasporta a un lado del tiempo.
-¡Bueno!-dije muy feliz
Y en momento ambos nos quedamos quietos, no existía nada más..
Me acercaba cada vez más a ti, y tu carita se tornaba muy rosadita, me gustaba ese sonrojo en tu rostro, me encanta como te vez así.
Y nuestros rostros quedaron muy juntos, y era yo quien se acercaba.
-¿Ni-san?-
-Shhhh- dije indicándote que guardaras silencio
Y mis labios presionaron los tuyos, pidiendo permiso para entrar en ellos, quería besarte, quería sentirlo. Me sentía tan extraño, y al mismo tiempo tan feliz, tus labios se abrieron dejando que mi lengua entrara, sentía todo tu rostro ardiendo...y creo que el mío estaba igual. Y fue el primer bezo que te daba, y lo sentí tan maravilloso, me gustó el sabor dulce de tus labios y de tu lengua.
-Mnn- cerraste tus ojos de golpe-
-Aru- dije.
-¿Qu..é?-
-Feliz cumpleaños- susurré a tu oído para que sólo escucharas mi voz, sólo me escucharas a mí-
[Fin del sueño]
-
-Hoy es el día- dijo el chico de cabellos dorados -Hoy volveré a tu lado...Aru-
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-¡Permiso!- dije mientras abro la puerta del taller de mi padre
-¡A hola Edo!- me saludaste un poco triste. Me ocultas algo. Yo lo sé.
-¿Está listo?- dijiste evitando mi mirada
-Si, podrás volver muy pronto- exclamaste feliz
-No puedo creer que luego de tanto buscar, la respuesta hubiera sido tan sencilla-
-Yo tampoco, pero bueno así es la vida.-
-Si-
-¿Edo?- me miras algo preocupado, tengo el presentimiento que no quieres que me vaya
-¿Mm?- respondí algo inseguro
-¿Piensas... decirle a Alphonse que te iras mañana?- esa frase no quería escucharla...aún
-Tenía pensado decirlo hoy mismo-
-Bueno, acompáñame-
-Esta bien-
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-Si, si comprendo- colgué el teléfono que acababa de sonar.
-Edo ¿qué tanto haces?- me pregunto.
No quisiste desayunar hoy ¿por qué comienzas a evitarme?.
Me siento solo, siento que todo se me cae encima, que mi corazón se destroza. ¿por qué siento esto?.
Continúo mencionando tu nombre, un nombre que sé que no me pertenecerá.
Ese nombre le pertenece a otra persona desde hace mucho tiempo ¿no tengo oportunidad alguna para decirte lo que siento Edo?.
Tengo miedo...y si ¿y si estas haciendo algo que no me has dicho y no quieres que me entere?.
-Tengo que dejar de pensar en estas cosas, mejor me concentro en mi trabajo.-
Y así un chico de cabellera rubia y orbes celestes se dispuso a colocarse la chaqueta y dirigirse a su trabajo de cohetería.
-Quiero decirte esto que oprime mi pecho, por lo que sufro cada día, pero... no tengo el valor de confesártelo.
Pero...¿y si pierdo tú amistad a causa de estos sentimientos?
Deja de ser tan cobarde Alphonse y dile de una vez lo que sientes
-Edo-
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-¿Piensas decirle a Alphonse que te iras mañana?-esa frase no se iba de mi cabeza
¿Cómo decirle a Al que me voy mañana, será algo difícil. Seguro no lo comprendería. Pero ...bueno lo intentaré.
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-Arrrr- que aburrido estoy.
Ya me cansé de los cohetes por hoy, creo que... es mejor que salga a caminar, talvez así gane el valor que no tengo en este momento.
Y una imagen se cruza por mi rostro,
Y se me ocurrió una idea para decirle lo que siento.
Un chico de orbes azul-cielo miraba atentamente a las personas que transitaban ese día por la ciudad, el viento provocaba un bonito efecto en sus cabellos rubios que no dejaban de moverse a causa de la brisa que comenzaba a refrescar. Alphonse Heidrich se encontraba sentado en una de las bancas del parque principal de la ciudad de Munich, tratando de que su corazón se calmara.
-Fiuuu- suspiró el chico de cabellera rubia
¿Dónde estas Edo?, no te encuentro, no regresaste a casa, tampoco estabas con tu padre, y mucho menos te encontrabas hablando como siempre con los chicos que se juntan en los bares.
Pero una voz lo sacó de su embelesamiento
-Alphonse ¿cómo estas?-
-¿Noa?-
Una chica de cabellos castaños oscuros y tez morena se había sentado a un lado del joven de orbes celestes.
-Estoy bien Noa, pero dime ¿qué te trae por aquí?-
- A no, nada, estaba solamente paseando, es todo ¿y tú?-
-Yo...también-le miento.
-¿Pensé que te encontrarías con Edo?-
-¿Con Edo, pero... ¿por qué Noa?-
-¿Cómo que porque, Alphonse ¿Edo te dijo que se va mañana de Munich?-
Y sentí que se me destrozaba el alma.
Y mi corazón se partió para siempre. Volví a sentir que todo se caía sobre mí, y sólo quería gritar y llorar, y mis ojos no expresaron más que dolor, y no tuve si quiera fuerza para seguir hablando con Noa.
¿Te vas Edo? ¿te vas y no me dijiste nada?, pero...pero...
Y no creo lo que estoy viendo, eras...eras tú, estabas saliendo de una tienda. ¿Qué estabas comprando?.
Ahora, ahora es el momento de decírtelo, no me importa si me dices que no, no me importa si no quieres seguir viéndome, o hablarme después de esto, pero no dejaré que te vayas sin que me haya confesado, aunque sea para verte una última vez.
Por que sé que después de todo...
Yo no existo en tus sueños.
Ni siquiera... en lo más profundo de tú corazón.
-¿Alphonse? ¿Sucede algo?-
-¿Eh?, a no, nada Noa-
-Y dime.. ¿a qué hora se va Edo?-
-No lo sé , sólo sé que su padre me dijo que se iba mañana temprano-
-Comprendo-
¿Qué estoy haciendo? ¿por qué no me voy ya?
-Por que eres un cobarde- me dice una voz en mi cabeza.
Veo que cruzas la calle, te alejas y mucho, tus cabellos vuelan con el viento, tus ojos se quedan mirando el cielo un momento y aprecio como tus labios se mueven. Y ...por un instante...creí poder leerlos.
-Aru-
Me levanto rápidamente, no me importa que Noa este conmigo, nada me importa ahora, sólo quiero alcanzarte, mis piernas corren a todo lo que pueden, me falta el aire, y se me hace eterno el tiempo para estar contigo. Se me hace eterno hasta el camino por el que te sigo, es como si nunca te fuera a alcanzar.
Y tomo todo el aire que alcanza en mi garganta, y simplemente dejo que las cosas pasen.
-¡EDOOOO!- grité lo más fuerte que podía.
Y veo como tus ojos se giran y te quedas mirándome, yo...también me quedé contemplándote, no se porque, simplemente...deseaba mirarte.
-¡Alphonse!- y comenzaste a correr hacia donde estaba ¿Edo, de verdad te vas a ir?, Quiero que me digas que no es cierto.
-¡Edo!- saludo lo más normal que pude-
-¿Qué haces aquí, pensé que estarías en la cohetería- me dijiste dándome una cálida sonrisa
- Nada...sólo... te estaba buscando-
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¿Por qué tiene una mirada tan triste, sus ojos están algo apagados.
No brillan como todos los días, no creo que ...no¡ no pudo haberse enterado que me iba, pensaba decírselo yo mismo.
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No me dices nada, como siempre...¿acaso tenías pensado decírmelo cuando ya estuvieras por partir?
y me dirás adiós Al.
-Edo- dije mientras me acercaba
-Dime Alphon...se- demonios me estoy poniendo nervioso
-Edo, Edo yo..- por que ¡Las palabras no me quieren salir!
-¿Ah?- comienzo a sonrojarme
-Tú…me- no puedo decirlo, no puedo hacerlo. Espera tranquilo, hay otra forma, aunque creo que es MUCHO más arriesgada.
-¿Yo qué?- por favor Alphonse ¡por favor no digas lo que estoy pensando, no quiero... lastimarte.
Entonces el chico de cabellera rubia se acercó lo más rápido que pudo al de cabellos dorados, sujetó suavemente su rostro con sus manos, y presionó sus labios contra los suyos, saboreando cada parte de estos, disfrutando el sabor de su boca.
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¡Me odia, me odia, me odia! Demonios por que tenia que hacer eso!.
Pero... no se resiste ¿no te he lastimado verdad Edo, me gusta el sabor de sus labios, es dulce...fresca, no se como describirla, es una sensación maravillosa.
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Se acercó demasiado, me esta...¡me esta besando, no, ya temía esto, le gusto a Alphonse. Pero... a mí me gusta Aru... no puedo corresponderle a Alphonse.
Pero...no quiero separarme de él, me gusta ese bezo, se parece al que le di a Aru el día de su cumpleaños.
¿Por qué hasta cuando estoy con Alphonse, pienso en Aru?
Me quede estático, tengo demasiados sentimientos juntos. ¿qué pasa?
Comienza a separarse, su rostro me mira dudoso...tiene miedo, puedo sentirlo ¡pero...pero yo!.
-Al..phonse- traté de comenzar a hablar pero me falta aire
-...- no dije nada ¡demonios no dije nada!
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Mis ojos quedan fijos en el rostro de Alphonse, no puedo creerlo...le he...correspondido el bezo. ¿Para qué lo hice? ¿Para qué ilusionarlo?
Comienzo a acercarme lentamente a él, él comienza a ponerse más nervioso que antes, no sabe como reaccionar. Yo lo comprendo...yo tampoco sabría.
Y pude sentir lo que vendría a continuación...
Pude darme cuenta...que no sabría decirle que no le amo.
-Al...yo- bajo mi vista, no puedo mirarle.
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Me doy cuenta que está incómodo, Edo, se que...que, pero no puedo articular palabra alguna, y mis ojos comienzan a humedecerse, no quería llorar, no en frente tuyo.
Pude prever lo que seguiría,
Contemplé como tu vista bajaba hasta el suelo
Y sentí que estaba solo,
Y que estaba cada vez más cerca de un lugar oscuro y sin salida.
...Sólo..Sólo...si pudiera
-Go..menne, Al—pronunciaste lo más sincero que podías
Lo sabía, lo sabía. Pero... no quiero que veas lo lastimado que está mí corazón, no dejaré que veas como caen mis cristalinas lagrimas.
Entonces el chico de ojos celestes hecho a correr, lágrimas cristalinas estaban brotando de sus entristecidos ojos, y cada segundo, cada momento que trascurría esperando una respuesta se volvía más confusa.
Muchas imágenes llegaban a su cerebro, imágenes que le trasmitían el gran amor que sentía hacia el chico de cabellos dorados.
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Lo he perdido...he perdido a mi mejor amigo ¿qué puedo hacer, por favor...
-Por favor- repito esas palabras, tratando que fluyeran de mi boca, tratando que escucharas estos susurros que nacen de mi interior.
¿Por qué?...quema...me duele el pecho, detente...te lo ruego..Alphonse,
Y comprendí algo en ese instante...
Me di cuenta...que si quería que volvieras a ser mi amigo... yo tenía que ir tras de ti.
-¡Alphonse¡ espera!- grité con todo mi corazón
Pero en ese momento, algo me hizo retroceder...
y presentí que eso cambiaria mi vida...
Y mis ojos se posaron en un extraño que pasaba por ahí...
Su chaqueta roja me hacia desfallecer,
Sus cabellos castaños provocaban un efecto extraño en mí
Sus ojos brillantes y profundos me congelaron en ese instante
Y sólo un nombre se escuchó salir de mi boca...
-Aru-
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-¿Por qué?-¿por qué¿¡por qué de todas las personas que viven en Munich tenia que enamorarme justamente de él!.
Estaba descontrolado.
Y no sentí como pasaba el tiempo...
Ni las luces, ni las personas
Ni los gritos de los chóferes cuando cruzaba corriendo..
Tampoco la luz que me segó en ese instante, pero sentí como mi cuerpo caía sobre el pavimento, y pude ver a las personas juntándose alrededor mío, hasta que...
De un momento a otro...perdí la noción de lo que me estaba ocurriendo.
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El chico de cabellos dorados se sentía atraído por el de cabellos castaños, sin embargo...tenía algo más importante de que preocuparse, pero simplemente...no quería voltear su rostro del joven de chaqueta rojiza.
Sus orbes dorados se tornaron vidriosos y unas lágrimas muy profundas nacieron de estos,
En ese instante...sólo una imagen estaba grabada en su memoria, los recuerdos de su hermano inundaban su enamorado corazón, y sólo...tenía un sentimiento para lo que estaba aconteciendo dentro de él.
“Inseguridad”
No saber que hacer en ese instante, no saber que decisión tomar.
Pero...un grito lo sacó de su embelesamiento.
Y pudo ver como su mejor amigo caía al pavimento...
Y las luces de los vehículos que chocaron en ese instante.
Entonces comprendió que su mundo comenzaba a desmoronarse
Sólo... pudo emitir un gemido de agonía, que se escuchó por todas las calles de Munich; al tiempo que corría detrás del pobre chico que anteriormente le había confesado que le amaba.
-¡ALPHONSE!- corrió hasta estar lo más cerca de su mejor amigo.
Y quedó observando el rostro del joven de cabellera rubia, que yacía empapada de sangre.
Continuará-
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