Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La despedida por La vida que solo podemos leer

[Reviews - 0]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

El pimer capitulo se tratara de una carta que le escribe a Nallel, como una manera de despedirse de el.

Notas del capitulo:

Es una carta que Damian le escribe a Nallel para despedirse de el.

Ha transcurrido un largo tiempo desde la última vez que te vi. Algunos días pienso que te he olvidado por completo, que ya no hay necesidad de recurrir a tu recuerdo, pero después en los días más tristes recurro a él.

 No puedo evitar pensar que modifico mi imagen de ti para hacerte ver como alguien sin defectos, pero no es así yo sé quién eres.

No eres una persona perfecta, tienes debilidades y problemas, hay algunos momentos en que pareces más vulnerable que yo. Aun así, me gustaba cada pequeño "defecto" de tu personalidad, me gustaba cuando te enfadabas y hacías muecas, me gustaba cuando eras demasiado orgulloso, me gustaba cuando eras indiferente con los demás cuando te sentías triste( es raro, pero de esa manera conocía tu estado de ánimo).

 Lamentablemente ya no tengo ningún lazo que me una a ti o al menos yo lo siento así. No puedo hablarte ni verte, no sé donde estas y si eres feliz. Eso es lo que más me molesta, no saber nada sobre cómo te sientes, si necesitas un amigo.

 Después de dejar la empresa los mensajes de texto nunca llegaron y yo no quise presionarte, estaba molesto contigo por alejarte de mí, tu sabias lo importante que eras en mi vida. Además tengo que admitir que no quería tu rechazo, el único lazo que nos unían eran las malditas redes sociales y si tú me eliminabas o ignorabas mis mensajes eso significaba que no fui importante para ti. No podía permitírmelo era demasiado doloroso. Ahora pienso que fui demasiado cobarde.

 Pero ya no importa ha pasado demasiado tiempo, estoy seguro que  ni siquiera me recuerdas pero aun así te extraño. Cada vez que me siento estúpido o decepcionado de mi mismo, recuerdo tu confianza y apoyo hacia mí, eso me hace sentir mejor y hace que desee estar a tu lado sin importar si solo lo hiciéramos como amigos. Ya no es lo mismo !claro! el tiempo me ha hecho madurar y todo el desenfrenado amor que sentía solo lo recuerdo con ternura, lo que ahora siento por ti es un profundo cariño y agradecimiento por ese tiempo que estuviste a mi lado. Creo que es lo que más reclamo a mí mismo, no haber podido corresponder ese cariño sincero que me ofrecías y transformarlo en un caprichoso enamoramiento que no deseabas.

 

 Todo esto comenzó hace varios años cuando ingresaste a la empresa, yo ya tenía algunos meses en ella y apenas me estaba adaptando. Siempre he sido una persona seria e insegura, así que cuando te vi por primera vez envidie tu seguridad en ti mismo y la forma respetuosa en la que te trataban los demás. Porque aunque llevabas poco tiempo en la empresa, todos te trataban como si tuvieras mucha experiencia.

Todos respetaban tu opinión y nadie ponía en duda tus capacidades, jamás nadie te trato mal en el tiempo que yo estuve trabajando allí y si lo intentaron se vieron intimidados por tu personalidad.

 Debido  a que nunca gritabas o insultabas a nadie, las personas se veían intimidas por tu amabilidad fría. Eso incluía tu apariencia física hacia que las personas te obedecieran, nadie podía negar que tu físico imponía. Tus ojos y cabello negro, tu altura y tu rostro anguloso,  hacia a las chicas sonrojarse y a los chicos sentirse incómodos.

 Pero a mí lo que más me gustaba era que tras esa aparente frialdad se escondía una ternura y fragilidad que me hacia querer abrazarte.

  No todos conocían que mirabas tu pies cuando te sentías incomodo o que tu voz se volvía mas gruesa cuando estabas nervioso (lo cual sucedía cuando tenias que entregar los informes al jefe, porque siempre trabas de hacer tu trabajo lo mejor que podías y te daba miedo equivocarte), eso era algo que con insistencia logre que me dejaras descubrir.

 Nunca pude enojarme contigo, al menos nunca seriamente, y cuando lo hacía, era fácil, que se pasara rápidamente.

Cuándo empezabas a trabajar, nadie podía distraerte, eras solo tú y tus papeles, ahora me parece muy infantil, pero cuando me ignorabas para poder terminar tus informes me enfadaba, porque yo no podía concentrarme.

Solo podía  ver como tus bonitos ojos pasaban  de tu computadora a los papeles que tenias a un lado, me daban ganas de arrojar un lápiz a tu bonito cabello para que me prestaras atención. Pero cuando me mirabas con tus ojos brillantes y tu sonrisa amable, el enojo que dominaba mi pecho se iba disolviendo al pasar las horas, y  eso ocasionaba que se me olvidará.

 Cuando me hacías llorar no era igual, yo odio llorar,  no sé si es orgullo masculino o algo por el estilo pero siempre que lo hago me llenó de rabia contra todos los que estén a mi alrededor, y siento la necesidad de huir, de sentirme sólo.

En esos momentos mis estúpidos sentimientos, me hacían irracional, parecía que solo actuaba a base de la rabia y la tristeza.

Pero entonces tú aparecías con un pequeño comentario y una sonrisa que calentaba mi pecho, no te perdonaba pero hacías que el dolor se disipara un poco, por eso aunque estuviera realmente enojado no me quería alejar de tu lado.

 Recuerdo la extraña necesidad que desesperabas en mí. Todo el tiempo quería estar a tu lado, solo tú podías deshacer mi inseguridad y miedo. Eres la única persona que me ha hecho sentir de esa manera, como si yo fuera suficiente, como si fuera especial.

 

Puedo recordar un día especial. Había discutido con mi madre y había cometido un error en mi trabajo el día anterior. No tenía ánimos de nada, todo parecía demasiado aburrido e inútil, nada importaba, no era bueno en mi trabajo y la relación con mis padres cada día se deterioraba mas, solo esperaba que las cosas no empeoraran.

 Llegue a la oficina y me senté en mi cubículo. Aun no habías llegado así que trate de concentrarme en mi trabajo y olvidar todo lo que había sucedió el día anterior.

El trabajo parecía especialmente duro ese día, pero no podía darme el lujo de dejarlo de lado, así que no aparte mi vista del ordenador hasta que llegó la hora de descanso.

 Llego la hora y salí hacia la sala de descanso. Te encontré recargado en una pared, estabas masticando tu almuerzo. Parecías relajado y feliz, mirabas alrededor de la oficina hasta que sonreíste hacia a mí.  

 

- David- me dijiste.

-Hola-

-¿El día de ayer, saliste tarde verdad?   Le pregunté a Erika, si habías salido  y me dijo que te habías quedado horas extra. ¿Sucedió algo?

- Solo un problema con un reporte, no es nada.-

 Tú me miraste  evaluando mis palabras, pero no dijiste nada, me mostraste una gran sonrisa y como sabiendo que lo necesitaba me distes un pequeño golpe  en el abdomen.

Yo solo sonreí y te di un pequeño empujoncito.

 - Que tal la novela del otro día?

Ya la terminaste-

- Ya lo hice, el protagonista estaba completamente equivocado, el asesino fue un maestro que tuvo durante la Universidad-

- Vaya! no lo esperaba, y que sucedió con su asistente-

 Después de eso, fue un monólogo de mi parte sobre la novela de detectives que estaba leyendo esta semana, mientras tú me hacías pequeñas preguntas sobre esta y

sonrías recargado en la pared.

 Recuerdo que eras la única persona a la que podía contar este tipo de cosas, nadie más se interesaba por mis alegatos inútiles. Mis padres jamás habían hablando conmigo más de 5 minutos para saber que me encontraba bien o regañarme, lo que ocasiono que yo me cerrara mucho con las personas. Cada vez que hablo con alguien pienso que no les interesa lo que digo, eso hace que todo lo que diga no tenga mucho orden o sentido, también que no me guste hacerlo.

 Por esa razón poder hablar contigo era tan espacial. Hoy en día puedo hablar con otras personas, pero nunca con la sensación de calidez y comodidad que tú me brindabas.

 Cuando regrese a mi cubículo, me volvía ha sentir lleno, en paz, como si un enorme peso en mi cuerpo hubiera sido eliminado. Todo parecía más fácil de sobrellevar, el trabajo parecía menos difícil, mis padres más tolerantes, mis miedos desaparecidos.

 Llegó la hora de salida, había terminado todos los pendientes que tenia para ese día, así que me di la oportunidad te irte a buscar a tu zona de trabajo.

 Lucias concentrado y adorable, realmente quería sentarme a tu lado y ayudarte con esos malditos papeles para que pudiéramos ir juntos hasta la parada de autobús. Donde ambos nos sentaríamos media hora en la banca  hasta que te fueras, en el  tercer camión de la ruta 2 que pasara.

 Miraste hacia mí y me sonreíste.

- Ya casi termino-

- Puedo ayudarte-

Meneaste la cabeza de un lado a otro.

 Yo solo quería sentarme a tu lado, para sentir esa sensación de paz que  me transmitías, pero me resigne.

  - Te espero afuera- . Te dije, mientras miraba como seguías tecleando en la computadora. Era un poco molesta tu actitud orgullosa, pero te conocía nunca aceptarías mi ayuda si no fuera realmente necesario. Lo único que podía hacer era esperarte.

  - Te quiero-. Me dijiste mientras levantabas la cabeza mirándome con agradecimiento.

 Eras un desgraciado, siempre diciendo eso tan fácil, como si no significara nada, como si solo fuera una paletita que se pudiera regalar a un niño que se portaba bien. Pero no importa, aunque no significara nada para ti, para mí sí que era un precioso regalo que me llenaba de sensaciones cálidas, aunque eso no quitaba que pensara que eras un manipulador. Lo habías hecho algunas veces antes, no era extraño en ti ser cariñoso, pero aun así me sorprendía que lo utilizaras conmigo.

 Salí afuera del edificio de oficinas y te espere sentado en una banca, ubicada en un pequeño parque enfrente del edificio. No paso mucho tiempo hasta que te vi acercándote hacia mí.

 - Es una noche muy bonita-  Te dije, cuando te encontrabas enfrente de mí. - Terminaste rápido.- Me sonreíste con petulancia, tomándolo como un halago.

 Miraste hacia el cielo y después a tu alrededor. En el cielo no se podía ver muchas estrellas, debido a la contaminación lumínica, pero aun así el cielo parecía hermoso con las pequeñas nubes adornándolo. En el parque se podía ver los grandes árboles meneándose. -Es muy bonita- Me dijiste, respirando hondo, seguramente para sentir el aire fresco del parque.

 Caminamos juntos hacia la estación. Para ese momento no me sentía para nada como en la mañana, todos mis problemas parecían más pequeños, menos dolorosos. Solo podía pensar en ti y que no quería llegar a la parada del camión. Todo lo demás carecía de importancia.

 Cuando llegamos sentí un pequeño vacio en mi pecho de nuevo volvería a estar solo.

El lugar estaba casi vacío solo había una chica en la orilla de la banca. Nos sentamos en la otra orilla en silencio, disfrutando el frescor del verano.

 Después de unos minutos comenzábamos a hablar. Me platicaste sobre la convección de autos de la próxima semana, parecías de verdad emocionado.

 - Principalmente se expondrán autos 70's y 80's, pero también se verán algunos modelos actuales- . Solo asentía mientras miraba hacia la venida, terminaste de hablar y volteé a mirarte. Mirabas hacia tu pies y después hacia la avenida, los camiones pasaban pero ninguno era el tuyo, volviste a mirar hacia mí, con alegría y cariño, de esas mirabas que te decían que no era necesario hablar solo disfrutar de la compañía mutua. Es algo que nunca entendí, porque me mirabas así, porque te quedabas observándome mientras sonreías durante tanto tiempo, si solo me querías como un amigo. He platicado con un amigo sobre ello, el piensa que tu realmente me querías, no como pareja sino como un gran amigo.

 Me acerque un poco más hacia ti, no te alejaste después de todo éramos amigos.  Recargue la mitad de mi cuerpo en ti, como lo hacía algunas veces, sentía tu cuerpo cálido junto al mío, tu solo mirabas hacia la avenida. Me gustaba tu cuerpo suave y fresco, la manera en que parecías acostumbrado a mi contacto como si fuera algo normal, aunque solo en pocas ocasiones me permitía a mismo mantener ese tipo de contacto contigo.

 Eras una persona tímida y reservada, no te gustaba relacionarte con otras personas, pero sorprendentemente las pocas que  establecía ese tipo contacto contigo nunca me rachaste, siempre lo permites y aunque nunca me respondiste de la misma manera, si mostrabas una reacción positiva. Recuerdo que una vez te abrace durante demasiado tiempo, (estaba demasiado estérico y distraído, porque había cometido un gran error con el trabajo y estaba casi seguro que me iban a correr) no te molestaste solo me miraste preocupado. Por ello, sabía que estos pequeños contactos “amistosos” de mi parte no te molestaban y me permitía hacerlos cuando más triste o cansado me sentía.

 -Ya viene- Te dije.

 Volví a mírate parecías cansado pero feliz, tus ojos brillaban debido a las luces de los coches, tu cabello estaba un poco revuelto, me dieron ganas de besarte. Si fueras una chica, podría despedirme con un beso, solo uno pequeño cerca de tu boca, tal vez sería mi única oportunidad de poder darte un beso sin que me rechazaras. Pero no sabía cómo reaccionarias, que tan normal puede ser que tu amigo te bese la mejilla.  

Me pregunte qué  efecto tendría en mi, si solo un "te quiero" me hacia olvidar todo a mi alrededor, tal vez uno solo me daría fuerza para poder intentar arreglar los problemas con mis padres y decirte que estoy enamorado de ti.

 

- Adiós- Me dijiste.

 Te levantes de la banca y moviste tu mano en señal de despida. Pero no eres una chica, así que no podría hacerlo, los chicos no se besaban en la mejilla.

Aun así me levante de la banca. Te sorprendiste pero no dijiste nada solo me acerque y te un pequeño abrazo que no respondiste, de quedaste quieto sonriendo.

 - Hasta mañana-

 -Hasta mañana-

 No, te volví abrazar durante todo ese verano, pero fue suficiente para que los días tuvieran mucho más color y la vida parecía que de verdad tiene un significado, que no es solo una serie de acontecimientos que estoy obligado a vivir.

 La siguiente semana que discutí con mi mamá, solo pensé que no valía la pena molestarme por eso, porque aunque las cosas no estuvieran del todo bien yo era feliz. Mi mama era de esa manera y yo no podría cambiarla, todo lo que podía hacer era intentar comprenderla y seguir con mi vida sin que eso me afectara demasiado.

 

 

 

 

 

Ahora solo me queda el recuerdo de ese cariño sincero que me tenías. Me duele saber que ya no existe. Hoy solo soy un recuerdo borroso de un compañero del trabajo, al que no vale la pena recordar sino para sentir lástima. Yo solo fui ese te tipo de personas necesitadas de cariño, que buscaban desesperadamente un lugar que les dijeran que las querían y tú fuiste este tipo de personas compresivas que lo sabían.

No lo sé, no creo que hayas sido ese tipo de personas que son buenas con otras para sentirse bien consigo mismas, creo que eras una persona solitaria que conocía el dolor de sentirse rechazada, que creías que ayudándome podrías ayudarte a ti mismo.

 Te extraño, pero me preguntó qué tan loco debo de escucharme si dijera que después de todo un año aun no puedo olvidarte. Tal vez sentirías lastima por mi o que estoy obsesionado contigo, no lo sé, pero aun espero encontré cuando voy a la estación, y espero a subir en el camión de la misma ruta que tu lo hacías (no es por ti, sino que lo necesito tomar cuando voy a la casa de mi papá).

 Hasta hace poco sabia un poco de ti por el Facebook, pero de un momento a otro has borrado tu cuenta. No sé lo que pasó tal vez no fue nada, tal vez solo querías cambiar de aires, pero me molesta que no hubieras dicho nada (yo sé que no tengo derecho y jamás te obligaría a decirme. Además que "seguí con mi vida" y te olvide, pero aun así cuando me di cuenta que tenia algunos meses sin saber nada de ti, me dolió), tan siquiera una solicitud a tu nuevo correo o un comentario a un conocido de que estaba pasando.

 

Hace algunas semanas vi a tu mejor amiga(o al menos lo era hace un año), tampoco sabe nada de ti desde hace 5 meses, dice que cambiaste tu numero teléfono que intento márcate, pero nunca respondiste. Estoy preocupado pero guardo la esperanza que solo son paranoias mías, según ella no tiene el número de tu hermano. Yo no me atrevería a hablarle, me siento tan avergonzado por lo que sucedió el último día que nos vimos. En serio lo siento, fui un necio.

 Siendo tan reservado era obvio que no le dirías a nadie (o al menos a nadie que yo conociera). Es una parte de tu personalidad, no decirle a nadie tus problemas o preocupaciones, hacer como si no tuvieran gran importancia.

Recuerdas el día que murió tu abuela, no me dijiste nada hasta que te insistí con que te sucedía algo y aun así solo hablaste muy poco del tema de manera calmada, como si trataras de ocultar tu tristeza.

 

Tal vez solo fuiste a trabajar a otro estado y querías empezar de nuevo, olvidarte de todo lo entiendo. Pero como no decirle nada a nadie y solo marcharte, sabes lo preocupado que estuve hasta que logre calmarme a mí mismo, con que era imposible que te sucediera algo grave sin que ninguno de nuestros conocidos supiera algo.

 Después de toda la preocupación y tristeza que sufrí, decidí que es momento de olvidarte, aunque eso me lastime, debo hacerlo por mí bien no puedo seguir aferrándome a ti. Siempre te voy a agradecer hacerme sentir seguro de mismo, de darme cariño y comprensión, de hacerme sentir como alguien especial, por sacarme del hoyo con tu sonrisa. Siempre te querré sin importar cuando tiempo pase, nunca voy a olvidar el " yo no cambiaría nada de ti" los " te quiero" el  " no te voy a olvidar" cuando anunciaste que te ibas de la empresa, los “sucedió algo” cuando me sentía triste.

Te deseo que seas muy feliz, que conozcas a personas maravillosas y que nos olvides que eres una de las personas más hermosas que he conocido.

 

Con cariño Damián.

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).