Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

El sabía... por Kate Lawliet

[Reviews - 1]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

Espero que disfruten del fanfic y gracias por leer.

Edd sabía que Kevin no era un santo, pero a pesar de eso le abrió su corazón y le dio todo de si para hacerle feliz.

Edd conocía cada una de las fallas del rubio y sin embargo se quedo a su lado para tratar de guiarle.

Edd veía como cada noche su novio llevaba una chica o chico nuevo a su apartamento para poseerlos como un día lo hizo con el mientras se juraban amarse eternamente y, a pesar de las incontables veces que su corazón se rompió al escuchar como la pasión era consumada en el cuarto frente al suyo, siguió allí, siempre cuidando del contrario y tratándole con un cariño que no merecía.

Edd jamás demostró su dolor físico ante el constante abuso al que el otro le sometía cuando llegaba enojado o pasado de tragos, nunca dijo nada respecto a lo que sentía y se limito a sonreír para los demás, siempre cuidándoles, siempre protegiendo a los suyos y ayudando en todo lo que podía.

El pequeño pelinegro siempre arraigo en lo más recóndito de si un atisbo de esperanza, algo de él aun creía que todo podía volver a ser como antes, sus amigos ya no estarían tan distanciados, sus heridas sanarían y volvería a ser amado como lo fue en un inicio.

Porque vaya que todo había sido tan hermoso cuando comenzó, sus primeros meses de noviazgo con Kevin habían sido por decir de menos, un sueño, y es que había sido tan perfecto, tan apasionado y romántico; no había día en el que no le hiciera sonreír o le diera un pequeño presente para demostrarle cuanto le “amaba”… pero como todo lo bueno, en algún punto esa ilusión se esfumo y poco a poco, se tornó en una pesadilla.

Eso ya hacia dos años, en los cuales se dejo arrastrar por una espiral de golpizas, maltratos, medicamentos y una ilusión marchita. Ya había aprendido a vivir con eso.

Hasta que llego ella.

Una chica despampanante, hermosa en cada parte de su cuerpo, cintura pequeña, ojos azules, cabello rojizo, unos centímetros más baja que Kevin y mucho más alta que él, bien dotada en donde debía y como se puede esperar, también poseía cierta experiencia en el área de seducción.

Pero todo aquello quedaba opacado por la basura de persona que era, una sádica que amaba torturar tanto psicológica como físicamente al menor.

“Ven pequeña basura” “No sirves para nada” “No eres ni la sombra de lo que soy” “Jamás serás suficiente para el” “Nunca podrás complacerlo” “El no volverá a amarte porque me ama a mi”

Frases que usualmente acompañaba con quemaduras de cigarros, cortadas hechas con botellas rotas, golpes llenos de ira y su pasatiempo favorito era matar lentamente a Edd de frio o hambre.

Y a pesar de ello, el no se fue…

Creía que todo cambiaria, que su amado se daría cuenta de todo y despertaría… y que podrían volver a ser felices juntos…

Toda su esperanza le fue arrancada cuando la zorra le anuncio al mayor su embarazo.

Edd no supo que fue lo que más le rompió el corazón, si fue la noticia, que el mayor se alegrara por ella o saber que la chica tuvo razón al decirle que el jamás podría darle todo aquello al hombre que aun amaba…

En ese momento todo cambio, en ese momento ninguna lagrima pudo ser derramada, en ese momento un chico con corazón de oro murió y un cadáver andante tomo su lugar.

El tiempo paso muy rápido, demasiado para el gusto del chico, aunque poco le importaba ya.

Cuando menos se dio cuenta la chica estaba teniendo los dolores del parto, la ambulancia llego y su exnovio se fue corriendo a su lado dándole ánimos y dulces palabras que solo terminaron de partir su alma.

“Estoy solo” Sonrió con tristeza “No… siempre lo he estado” Una lagrima rodo por su mejilla y se perdió en el oscuro piso de madera…

 

 

En el parto todo fue bien, no hubo ninguna complicación que fuera de alto riesgo para el bebé o la madre, el rubio estaba lleno de alegría por su pequeño hijo… Alegría que se esfumó en cuanto un tipo alto de cabello negro entro en la sala.

“¿Dónde esta mi hijo?” Fueron sus primeras palabras mientras veía fijamente hacia la chica postrada en la cama. Paso al lado de Kevin ignorándolo por completo y sin siquiera pedir permiso tomo a la pequeña criatura en sus brazos, el pequeño que hasta el momento había estado llorando, se calmo en cuanto su padre le acuno con cariño.

El rubio estallo fúrico en la sala del hospital por lo que fue sacado a la fuerza por la policía.

¿Todo ese embrollo sobre que era su hijo había sido mentira?

Por supuesto que si y el como el idiota que era callo redondo en las falacias de la zorra con la cual solo tuvo sexo 3 veces.

Con resignación e ira volvió al apartamento que compartía con el torpe chico de cabello azabache, la única cura que tenía a diario para desquitarse de todos los líos que le ocurrían, o en los que se metía, si somos sinceros.

Andaba a paso presuroso, en su imaginación las escenas donde era consentido y bien recibido por el chico abundaban como arena en la playa, y con tan solo recordar el trato dulce que el otro le brindaba, logro sonreír un poco…

Más sin embargo ese día no hubo carisias, no hubo dulzura que le recibiera ni tampoco mimos hacia su persona, ni los habría nunca más pues al volver a su casa lo único que encontró fue de una navaja cubierta de sangre seca, un camino que le guio hasta el baño, dos frascos de Nabumetona en medio de un charco de sangre y en el medio, el cadáver del chico que le amaba, aun con una sonrisa en el rostro y una nota con un siempre “Te amo” trazado en su anchura…

Edd sabía que Kevin había dejado de sentir lo mismo que el le profesaba hacia tiempo, pero a pesar de ello le seguía entregando su corazón a diario.

Edd conocía el mal que abarcaba el corazón ajeno, sin embargo, se quedó a su lado para ser la luz que guiara su camino.

Edd veía como su vida se extinguía en las manos de un tirano malnacido que nunca mereció nada de lo que le daba…

 

Pero aun así le amaba y no dejo de hacerlo ni en su último aliento.

Edd era un ángel caído del cielo y Kevin, el demonio que le arranco las alas.

Ahora el demonio lloraba por lo que había perdido…

Y el ángel gozaba de la paz y felicidad que siempre había merecido…

 

Notas finales:

Muchas gracias por leer, nos vemos a la siguiente.

¡Besos!


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).