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El secreto del Alfa por Lebasi1993

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Notas del capitulo:

Hola, soy nueva escribiendo y más en omegaverse. Espero les gueste

- Míralo, ahí viene - susurró una de las empleadas de la compañía a Margaret mi secretaria, quién inmediatamente dejó de atenderme por centrar su atención en el pasillo. El motivo, yo lo sabía muy bien, no que fuera la primera vez que ocurría, Cristian Wayne, el gran CEO de la compañía y el Alfa más codiciado según la revista omegas del último mes.

Bufé molesto y me límite a ingresar a mi oficina, no permitiría que este remedo de niño rico me arruinara el día. Ya tenía suficiente con recordar cómo la hermosa Lilian, una beta que creía ser el amor de mi vida desde la secundaria, terminara nuestro intento de relación por buscar una oportunidad con el fornido galán.

Lilian era jefa del departamento de recursos humanos de la compañía, una mujer extremadamente competente laboralmente hablando, con un carácter fuerte que bien podría confundirse con el de un Alfa. Eso sin hablar de su sensual figura que logra sacar a cualquiera de sí, en definitiva a pesar de todos estos años aún se me va el habla en su presencia.

Maldito del día en que a este tipejo se le ocurrió regresar de su universidad en Europa a tomar el lugar de su viejo padre.

Frustrado pude ver a través del cristal como caminaba hacia su oficina, restregándome su cabello castaño perfectamente peinado, su traje de diseñador a la medida que permitía marcar su trabajado cuerpo, su barba de 3 días y su perfecto rostro de modelo que contrasta perfectamente con sus ojos fríos y calculadores, un Adonis en la tierra como le llamaba Margaret.

A su paso todo el ambiente se inundaba de un aroma a Omega en celo, ninguna de estás chicas mostraba una pizca de vergüenza, expedían su olor por aquí y por allá, ofreciéndose en bandeja de plata al niño rico, el cuál no mostraba ni un poco de molestia ante el insistente cortejo.

- David, Cristian pide tu presencia en su oficina - avisó de golpe Margaret, ingresando en mi oficina y sacándome de mis pensamientos. La miré con disgusto, a lo cual me devolvió una sonrisa, ya sabía ella de mi pequeña treta con el heredero Wayne.

- No tenemos ninguna reunión programada - respondí de mala gana. - te dijo acaso que es lo quiere.

- No lo sé David - respondió divertida - si deseas puedo decirle que no te sientes bien y reemplazarte, para mí sería un honor estar a solas con él - se mordió el labio sensualmente, lo hacía solo para sacarme de quicio

- Y permitir que ese Playboy pueda fijar sus ojos en tí - le decía mientras salía acomodando mi traje- ni lo pienses, morirás soltera Margaret me encargaré de eso.

Me dirigí sin prisa a su oficina, no es que tuviera muchas ganas de verle la cara ni estar a solas con él. Cielo santo, dos alfas solos en un sólo cuarto es la fórmula para el caos, tanta testosterona junta no era para nada un ambiente acogedor.

- Siéntate Dave - ofreció el castaño mientras se dirigía a su pequeña licorera personal, oculté mi molestia por el diminutivo que este tipo pretendía usar a pesar de conocer lo mucho que me incomodaba - ¿deseas tomar algo?.

- No bebo en horarios de trabajo - corté rápidamente - podrías decirme sin rodeos para qué me has llamado, tengo cosas que hacer. - se sirvió un trago llevándose luego el vaso a la boca lentamente, volvió a su asiento y se sentó con sutil gracia nuevamente, maldita sea este hombre tenía un serio complejo de supermodelo.

- Recuerdas el informe que te solicite, Dave ? - preguntó, peor no podía ser mi suerte realmente lo había olvidado.

- Está prácticamente terminado - mentí - estará a primera hora en su escritorio el día de mañana, tal cual acordamos.

Lilian ingresó de improviso a la oficina, no sin dejar atrás su gracia al andar, saludó rápidamente y sin brindarme ni un poco de atención, lo cuál agradecía profundamente así no podría notar como miraba atentamente el movimiento de sus caderas al andar. Extendió unos documentos al CEO mientras esté sutilmente acariciaba sus blancas manos y le miraba con coquetería, un pequeño gruñido de irá se me escapó llamando la atención de ambos.

Me disculpé rápidamente y salí apenado del lugar.

***

Tuve que quedarme más de mi horario habitual para finalizar el maldito informe, hoy era uno de esos días en los cuales odiaba profundamente mi trabajo, lo bueno: Margaret se había quedado a mi lado, hablamos de trivialidades mientras en conjunto nos encargabamos de la redacción, realmente teníamos una excelente relación tanto dentro como fuera de lo laboral, sí yo no amara a Lilian esta hermosa Omega sería mi pareja.

- Cristian aún no sale de su oficina - me comentó divertida, mostraba una gran sonrisa, realmente amaba aquel gesto rebosante de vida que esa mujer era capaz de ofrecer, quizás sea el encanto Omega que llaman, o tal vez la transparencia de sus sentimientos. Margaret era una de esas pocas personas que son totalmente auténticas. - quizás pueda encontrar alguna excusa para hablar con él, se me tiene que ocurrir algo para iniciar una conversación. - el objetivo estaba trazado, nuevamente mi indisciplinada secretaria me haría a un lado.

Al cabo de un rato la mujer salió de mi oficina con la excusa de ir al baño, no tenía que ser un adivino para saber realmente a dónde se dirigía. Definitivamente ahora sí estaba sólo, me estiré un poco y continúe con mi titánica tarea de terminar el informe mientras mi secretaria buscaba una oportunidad con el gran jefe.

- Margaret me dijo que estabas aquí Dave - irrumpió Cristian en mi oficina, mi cuerpo se tensó un poco al oírle . - Es tarde, deberías irte a casa. - dijo en tono preocupado, se dirigió lentamente hasta el asiento frente a mi escritorio y se sentó pesadamente, se le veía un poco cansado. Le miré fijamente, no me había percatado de sus ojos tan profundos y hermosos, su piel tan perfecta que sería envidiada por cualquier omega. Me sorprendí a mi mismo mirándole, rápidamente aparté la mirada volviendo a centrar mi atención en el trabajo.

- Tengo asuntos qué terminar - dije en seco, este tipo primero me llenaba de trabajo y ahora le preocupaba que estuviera en la oficina hasta tarde, aunque en parte era mi culpa no debí olvidar el informe - además, la verdadera pregunta es qué haces tú todavía aquí?

- Tenía algunos pendientes - respondió cansado, pude notar unas pequeñas ojeras bajo sus ojos, sus labios un poco secos, su voz tenue, dónde había quedado aquél Alfa imponente - mientras terminaba con mis cosas, Margaret ingresó a mi oficina - suspiró, y se levantó hacia el contenedor de agua - espero no te moleste, pero le pedí que se fuera a casa. - negué con la cabeza y sonreí.

- Está bien - dije para volver mi rostro al ordenador al frente mio, mientras él tomaba un vaso de agua.

Continúe trabajando en silencio mientras el otro Alfa estaba centrado en su celular, podía ver de vez en vez que sonreía dejando ver sus dientes perfectamente blancos, una escena que quizás Margaret hubiera pagado por ver.

- Por qué me odias Dave? - rompió el silencio, mientras me miraba fijamente y recargaba su cabeza sobre su derecha- solíamos ser amigos.

- Eso fue hace mucho, éramos niños - respondí en seco - no te odio si es lo que quieres saber, es sólo que las personas cambian, tú cambiaste, yo cambié, - hice una leve pausa, "tú te follaste a mi novia" pensé - ahora somos dos completos extraños, ¿no lo crees?.

No respondió nada, sólo se quedó viéndome un rato

- Pensé que mi amigo estaría aquí al regresar para serte sincero - se encogió de hombros - me alegró verte de nuevo si quieres saber, aunque - dudó un instante - nunca pensé que te convertirías en un Alfa - sonrió levemente.

La verdad cuando me convertí en alfa nadie se lo esperaba, mi padre siempre decía a boca llena que yo sería un beta, que no era lo suficientemente hombre para cuidar de una familia, que nunca podría liderar una propia manada, me pregunto que diría ahora sí supiera que era el Jefe de ventas de una de las compañías más grandes a nivel nacional.

- En verdad creíste que sería un Beta? - le miré inquisidor con un deje de réplica en mi pregunta. - wow eso pensabas de mí y te hacías llamar mi amigo.

- En realidad - dudó un poco mientras ocultaba una sonrisa burlona - tú me prometiste convertirte en mi omega, eso esperaba - me paralice al recordar esas tontas palabras que le dije cuando tan sólo teníamos 10 años, reímos juntos, cómplices, al recordar aquello.

- Es una estupidez - dije tratando de calmar mi risa - éramos niños, cómo se nos podría ocurrir, un Omega varón en esta época es casi imposible, son muy pocos los casos - me calme un poco mientras él se acomodaba en su asiento - estoy contento con ser un alfa sabes, fue una gran cachetada metafórica contra mi padre.

- Eso se escucha, bien - bajó nuevamente el tono de su voz, noté cómo se perdió en algún pensamiento y relajó su sonrisa, ahora parecía, un poco melancólico a decir verdad. - yo nunca he podido cumplir las expectativas de mis padres - finalizó un poco bajo, me sorprendí al oírlo sin embargo no pregunté al respecto.

Las horas fueron pasando, ya había terminado el informe, sin embargo, por alguna razón no nos habíamos retirado, todo lo contrario abrimos una botella de vodka y bebimos mientras repetíamos una y otra vez historias de nuestra niñez.

- Yo sí quería que fueras mi omega Dave - dijo mientras bebía un trago más - pero la vida da muchas vueltas - dijo mientras con su dedo tocaba sutilmente el borde del vaso. - en ese tiempo sí lo quise en verdad. - nuevamente se puso triste.

- Dejá esa cara, me haces sentir culpable de ser un alfa - dije tratando de disipar el ambiente, y fingiendo indignación. Él sonrió. - además te atreves a decirle esas cosas al hombre al cual le quitaste su novia - eso sí lo dije en serio, él se rió nerviosamente al instante.

- Esa mujer no vale la pena Dave - mi rostro ahora reflejaba confusión - ella no te valora como hombre - continuó mientras bebía otro poco - ni a mí tampoco, sólo está con quién le ofrezca la chequera más grande, nunca te fue fiel y mirá cómo te dejó de fácil por meterse en mis sábanas, es una cualquiera.

La irá me invadió, cómo podía decir ésas palabras de la chica a la que amaba, ¡una cualquiera! Lilian no es una cualquiera. Cerré mi puño con rabia, mis hormonas Alfa estallaron, mi aroma estaba en el ambiente demarcando mi territorio, Cristian sólo me miraba, sin responder a mi reto - No deberías mal gastar tus energías en ella, no vale la pena - dijo al final.

yo sólo respondí con un puño en su rostro que lo derribó de su asiento. No iba a permitir que ensuciara su nombre en frente mío.

- Cómo puedes hablar así, de una mujer - gruñí levantándome del asiento, con la intención de molerlo a golpes. - tú estás con ella, no puedes tratarla así.

- No estoy con ella - replicó limpiándose la sangre de la nariz. Sus ojos reflejaban terror, sin embargo su rostro batallaba por no reflejar ninguna emoción, al final inclinó su cabeza un poco, si no lo conociera podría decir que parece un omega sometiéndose a su Alfa, lo cual me irritó más, qué acaso este niño rico sólo era Alfa para acostarse con todas las mujeres de la compañía pero no para enfrentarse a otro hombre, cobarde. - cuando me acosté con ella no sabía que era tu novia - dijo un poco ensimismado - cuando me enteré la dejé Dave, nunca quise hacerte daño, aunque no lo creas te considero mi amigo.

- Mentiroso - golpeé el suelo a su lado, mi voz se quebró al instante, no pude contener las lágrimas, Cristian me abrazó, me resguarde en su pecho. - la amo tanto - dije entre lágrimas - y ella sólo te ve a tí .

- Quizás tú deberías intentar ver a otra persona Dave - dijo en mi oido, a lo que después besó mi cabello. No me dí cuenta cuando mi nariz ya estaba en su cuello, podía respirar su colonia, un tenue aroma a tabaco amaderado totalmente embriagador, el suyo propio no podía sentirlo, ¿qué clase de Alfa carecía de olor?, No me importó y sólo seguí inhalando, en un lastimero intento de reconocer su propia escencia.

Nos quedamos así unos segundos, el hombre al cual hace unas horas odiaba ahora me consolaba por la pérdida de mi novia, la cuál el mismo me robó, que ironía.

No sé si fueron los tragos o el calor del momento, pero sentí la necesidad de lamer su cuello, lo besé lentamente en aquel lugar dónde las omegas tienen su glándula a la espera de un Alfa que las marque para formar aquel eterno vínculo, mientras reconocía cómo él se estremecía ante mi leve tacto.

Me separé lentamente con pesar, totalmente sorprendido de lo que me había atrevido a hacer. Y a la espera de ser golpeado por mi atrevimiento, un Alfa jamás toleraría aquello, él solo agachó la cabeza, - lo siento - pronunció. Qué le pasaba por la cabeza era mi culpa no tenía por qué disculparse él. Al instante sentí sus Labios sobre los míos, ahora la pregunta era qué pasaba por la mia puesto que respondí el beso con gran necesidad. Fue un beso largo y apasionado, cómo el de dos amantes que se extrañaron por años, nos retiramos sólo cuando el oxígeno nos hizo falta, cuando recuperé la fortaleza para hablar posó un dedo sobre mis labios exigiendo silencio para luego volverme a besar.

Poco a poco un delicioso aroma a flores acarició mis fosas nasales, era por mucho mejor que su colonia, este olor me consumía, sentía que me quemaba por dentro, tímidamente empecé una caricia que terminó bajó su ropa, pero en cuanto iba a retirar su pantalón se levantó rápidamente deteniendome en seco.

- lo siento - volvió a decir - ésto no debió ocurrir. - se fue rápidamente, quise detenerlo, más no lo hice, era cierto lo que decía todo era un error.

Notas finales:

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