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Aléjate de mí, amor. por Adri6

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¿Cómo haces para odiar a quien amas? Lo he pensado desde inicio del año escolar y ahora, cuando estamos a mitad del mismo, he descubierto que no puedo seguir discutiendo con él. Cada vez que lo hago estoy diciéndole en cada insulto: TE AMO. Se lo digo a mi manera y afortunadamente, él se toma mi molesta actitud literal, no sospecha mi doble intención… afortunadamente.

“No le mires, no le hables y prefiere hacer equipo con él, porque así, no tendrás la necesidad de bloquearle”  –Pienso de camino a la escuela—  “No le mires, no le hables y prefiere hacer equipo con él, porque así, no tendrás la necesidad de bloquearle” –Vuelvo a repetir una y otra vez.

Época de exámenes y de partidos con las otras preparatorias, tiempos difíciles cuando tengo la mente llena de mierda. El kitsune esto, el kitsune esto otro, su club de fans, mi mejor amiga enamorada de él… yo enamorado de él, ¿qué tiene que lo vuelve tan irresistible? Niego con la cabeza y trato de concentrarme en mi cuaderno, trato de tomar apuntes y ahí me quedo, en aquellas líneas que parecen el camino de una carretera y que al final, si no tengo cuidado, tendré un accidente terrible.

La hora del almuerzo me hace feliz, el día está despejado y mis amigos, me distraen lo suficiente para reír, pero aquella mueca graciosa se retuerce cuando le veo, de pronto siento un dolor en el estómago, ¿por qué? porque una chica le está hablando, sufro de muerte súbita cuando veo que ella le extiende, una merienda que al parecer, elaboro con sus propias manos.

“Voy y vuelvo”  –Anuncio y los demás tan solo asienten

Cierro mis ojos y mojo mi rostro, así me quedo un buen tiempo antes que el timbre vuelva a sonar. El receso termino lo que significa que me perdí la mitad de mi almuerzo y estoy seguro que, a estas alturas, Takamiya se lo comió. Abro mis ojos y suspiro, ¿qué me paso? Lo sé muy bien, tuve otro puto ataque de celos.

Apenas pongo un pie en el gimnasio, mi vista cae en su Club de fans. Sus pancartas, sus uniformes, sus gritos emocionadas que dicen: Rukawa, Rukawa eres el mejor. Frunció el ceño y si, debo reconocer que les falta un integrante, es decir, yo. La sola imagen de apoyarlas en sus actividades de porristas me hace esbozar una sonrisa que controlo, que asesino antes que alguien más la vea.

“Hola Sakuragi”

Miro a mi lado y es Haruko. Sonrió alegre y me acerco para iniciar la rutina de siempre, trato de que mi afecto por ella se transforme en amor, lo intento con todo mi esfuerzo, tanto que en ocasiones hasta me sonrojo cuando estoy con ella, ¿será un avance?, ¿será que comienza a gustarme de verdad?

Gorila nos aparta y me lleva al vestidor, dice que en diez minutos tengo que estar ya entrenando. Asiento, abro mi casillero y tomo mi ropa deportiva, pero mis ojos se quedan fijos en mi camiseta oficial del equipo. Aquel número 10, aquel número tan cerca del 11 me preocupa, pero no puedo ser tan infantil, tan solo es una coincidencia…

“Una simple coincidencia”  –Susurre cerrando mi casillero

Después del calentamiento, Ayako nos iba a dividir en equipos, pero antes de decidiera por mí, manifesté mi intención de estar al lado del Kitsune. Todos me miraron asombrados, pero mantuve la calma, incluso cuando sus ojos azules me observaban fijamente. Con dudas, me advirtieron que no hiciera el mismo show de siempre, pero les asegure que, no lo haría esta vez.

Cada uno jugó en su propio mundo, puede que incluso hayamos intercambiado un par de pases y nada más. Lo mejor, mi estrategia realmente funciono. Suspire aliviado cuando la practica termino y pude, no intercambiar palabra alguna con él.

“Lo logré”  –Dije cerrando los ojos y estirando mis brazos por sobre mi cabeza, casi como una señal de triunfo—  “Lo logré”  –Sonreí

Me duche, me cambie de ropa y salí del gimnasio para acompañar a Haruko hasta su casa. Sé que compartirnos muchas cosas en común, ambos amamos el basquetbol y ambos, amamos al mismo sujeto… ¿repulsivo? Lo es y mucho, porque estoy seguro de que, si ella logra estar con él, desde aquel día dejare de hablarle, de considerarla una amiga porque…

“Hasta mañana, Sakuragi”  –Se despide y la miro confundido, acaso… ¿otra vez me perdí en mis pensamientos?

Levante la mano y ella desapareció, bajé la mano y yo también, desaparecí. Tengo mucho porque alegrarme, en todo el día logre evitarle, pero ahora… cuando el sol está a punto de esconderse en el horizonte, descubro algo que me perturba más que el amor que le tengo. Me detuve a mitad de la calle, lo hice para decir: “Maldito Kitsune, maldito seas… yo… extraño discutir contigo” Suspiré y comencé a caminar otra vez.

 


Miércoles.  

“Déjame adivinar… no dormiste nada anoche”  –Me habla Yohei y le miro, con mis profundas ojeras adornando mi rostro

“El remedio es peor que la enfermedad”  –Susurre con desgano. ¿Por qué nunca tengo la solución perfecta para este problema? Ahora puedo vivir tranquilo de día, pero de noche… dios, mi cerebro no deja de pensarle porque en cierta forma, tengo que compensar de algún modo, nuestra falta de interacción

“¿Qué enfermedad?”  –Pregunta confundido

“Aléjate de mí… no te vayas a contagiar”  –Murmure, bostece y apoye mi cabeza sobre la mesa, listo para dormir y saltarme las clases.


De nuevo hice equipo con él. De nuevo no le miro, no le hablo, hago unos cuantos pases con él y listo. Me conformo con saber que compartirnos el mismo espacio físico, me conformo con eso y luego, escucho un grito de emoción de Haruko cuando el Kitsune encesta. No puedo frenar el impulso de voltear, de mirarla, no puedo evitarlo, en verdad que no.

“Estúpido”  –Murmure y en mi andar, aparto a quien se atraviese en mi camino. Me dirijo hasta los vestidores, tomo mis cosas y salgo de ahí, atravieso todo el gimnasio hasta lograr llegar a la salida, en fin, me fui de ahí.


Jueves.

Si tuviese que hacer un reporte, tendría que escribir que llevo dos noches sin dormir, que ayer sentí celos de que Haruko animara a mi kitsune, que deje el entrenamiento a medias y que ahora, tendré que disculparme con todos ellos. Esto no está resultando, en vez de estar mejor estoy peor… ah, maldita la hora en que ingrese a esta preparatoria.

Tuve que disculparme, fingir que ayer me sentía mal, pero que hoy ya me encontraba bien. De nuevo, retome mi plan y siguiéndolo al pie de la letra, me controle cuando él dijo: “Do aho”, incluso lo volvió a repetir, pero esta vez más cerca, provocándome deliberadamente. Evitando la rotación de mi cuello por sobre su eje, no le mire, en más, mantuve mi mandíbula sellada y me aleje, hasta quedar al otro lado de la cancha y bloquear, a quien sea que estuviese cerca de mí.

“Me distraje, cometí un error… tan solo me distraje, no volverá a pasar”  –Me susurre y retome el partido, pero esta vez, preferí ni siquiera darle los pases a él.


Viernes.

Todos se reían en el vestidor, si, supongo que llevar puestos calcetines de diferentes colores es motivo suficiente para burlarse de mí. Mirando mis pies, tuve la certeza de que, de seguir así, todo se pondrá aun peor. Mi plan tiene muchas fallas, en verdad no puedo estar junto a él, pero al no estar junto a él, pierdo el balance en todo lo demás.

Tengo que pensar en otra cosa, algo más neutral que me permita vivir y hasta cierto punto, conformarme por amar a mi peor enemigo.



Fin de semana.

Me compre un reproductor de mp3, ¿por qué?, porque eso es lo que usan los que corren. Si, aparte de jugar básquet comenzare a correr. Es bastante lógico, en verdad que sí. Al correr me mantendré en forma y aumentare mi condición física, también me cansare tanto que, al llegar a casa, me quedare dormido sin problemas y eso, a su vez, hará que este de buen humor, que se use calcetines que combinen y que, siga teniendo fuerzas de voluntad.

Me lance a la calle, ya tenía mi ruta definida por lo que presiono el botón de play y así, la música me acompaño en mi travesía por ahí.



Lunes.

Llegue a la escuela de buen humor, había logrado dormir y no pensar en el estúpido del Kitsune. En resumen, mi vida vuelve a tener sentido, a ser perfecta y a ser hermosa. Ahora solo tengo que enfocarme en Haruko, en enamorarme de sus cualidades y en lograr que ella, también, se fije en mí. ¿Básicamente planeo competir con el chico que me gusta? Lo he hecho desde que le conozco.

Cuando llego la hora del entrenamiento, los equipos se formaron como siempre, pero algo cambio, algo que mis planes no consideraron jamás. Me quedé atónito al escuchar como pedía que le cambiaran de bando, es más, el Kitsune se plantó frente a mí para decirme sin hacerlo, que se encargaría de bloquearme y que yo, lo tendría que bloquear a él.

El corazón huyo de mi pecho cuando sus ojos azules me miraron decididos, me miraron como si yo fuese, el último ser humano, en lo que queda de mundo.

Notas finales:

Gracias por leer!!

Besos!!


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