Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Prefiero la muerte por Enigmatek

[Reviews - 2]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del fanfic:

(cuento a prueba)

 

Notas del capitulo:

 

Hola XD Este es un cuento que espero les guste. (Ya lo había publicado, pero ahora tiene algunos cambios... espero que para mejorar ^ ^Uu) No tiene época ni lugar definido. Es solo una historia de amor. 

Espero os agrade:

 

 

 En un lugar hermoso, lejos de nuestra imaginación, existe un mundo conocido como Vegalia.  En el existían diferentes razas y reinos. Todos estos convivían en paz.... excepto dos: Sunea y Trogla.   Estos dos reinos tenían un gran odio en sus corazones, un odio que se había arraigado por mucho tiempo, tanto, que el motivo se había olvidado... pero el odio permanecía...  

En una ocasión, no hace mucho, los gobernantes de los respectivos reinos se habían dado cuenta de esta situación, y siendo gente razonable como eran, y al no recordar el motivo de su enfrenta, decidieron hacer una tregua...  

De este modo se conocieron  los herederos de cada reino: Amér, heredero de Sunea, y Lelvá, heredero de Trogla...   -Geloa, mi querida Emperatriz!!-dijo el emperador de Sunea al acercarse a su magnánima anfitriona.- Muchas gracias por recibirnos, esta será una gran celebración. Por fin la paz en nuestros reinos. 

  -Así espero sea, mi Emperador Aumed.- le contestó cortésmente la emperatriz Geloa.- No encuentro motivo por el cual seguir como enemigos. Y por supuesto, es un placer recibirlo en mi palacio. A usted y a su heredero, el príncipe Amér.- Dijo la soberana y miró al jovencito que se encontraba atrás de su padre. Aunque era casi un niño, su semblante era serio y decidido, respetuoso y nada soberbio. Reverencio a la emperatriz educadamente, ante esto la emperatriz hizo uso de su tan conocido buen juicio.- Veo que serás un excelente gobernante pequeño. 

  La emperatriz miró al emperador dando a entender que era una alabanza a su trabajo como padre.- Espero que se lleven bien tu y mi pequeño Lelvá.

   -Lelvá, Lelvá, ven acá, saluda al Emperador y a su hijo.- Llamó al pequeño que se encontraba escondido detrás de uno de los pilares de la entrada del palacio.- Ven hijo mío no seas tímido.- el pequeño se acercó lentamente e hizo una reverencia ante el emperador, después se dirijo al príncipe, se miraron durante un eterno segundo...

 Lelvá miraba a Amér con cautela, era mayor que él por uno o dos años, de rasgos finos y decididos como todos los de su raza, y sin embargo su mirada era muy profunda y conmovedora, en otras palabras, tierna.

   Amér miraba a Lelvá, era como ver un angelito travieso, rasgos delineados y estéticos, inocentes y astutos a la vez, unos ojos claros como los cristales de río, lo examinaban con curiosidad, este rasgo le llamó mucho la atención.... después, en lugar de saludarse conforme al protocolo... 

  Lelvá mostró un rasgo encantador de su rostro y Amér contestó, del mismo modo, como un reflejo...   

 Se sonrieron... 

     Pasaron los meses convirtiéndose en 5 largos años, y Amér y Lelvá se hicieron grandes amigos. Se volvieron el dolor de cabeza del reino, hacían travesuras por doquier y volteaban de cabeza todo a su paso.

    Un día mientras jugaban en los jardines del palacio de Trogla, se adentraron en el bosque en una de sus acostumbradas expediciones... 

  -Amér, volvamos, estamos muy lejos, vamos a perdernos....- decía Lelvá a Amér que se adentraba en el bosque más y más... .- Amér había dejado de ser el serio jovencito que era antaño, gracias a su travieso amigo. - Espera, un poco más, ya casi llegamos.- quitaba ramas de su paso, para abrirse camino.

   -Ay, Amér...- Lelvá, tratando de evitar las ramas que Amér dejaba volar tras él. - No te quejes, vale mucho la pena... – Amér, subía una gran roca.

   -Mmm... si tu lo dices.- dijo, no muy seguro Lelvá, pero él solía hacer lo que Amér decía y a la vez le dejaba hacer lo que quisiera, no podía negarle nada ^ ^- Sólo espero que mamá no se entere...-dijo en un susurro para él.

   -AH, lo sabía, ya llegamos.- dijo de pronto Amér acabando de escalar un pequeño peñasco.- Mira, ¿verdad que es bonito?- dijo mientras se apartaba de la vista de Lelvá y sostenía unas ramas para que no le taparan la vista. Lelvá reflejaba increíble sorpresa en sus bellas facciones. 

  Una pequeña cascada caía en un laguito de agua cristalina, alrededor el espeso un musgo crecía, verde y frondoso, haciendo una suave almohadilla y en algunas partes un conjunto de hermosas florecitas daban color a la escena. La luz del sol se escabullía por el claro que formaban los espesos árboles calentando la hierba, y reflejando su luz en el laguillo. Pequeños pétalos de colores pastel caían en el claro dando piruetas y simulando una suave lluvia de color. Unas gotitas que se escapaban del torrente de la cascada, caían en las hojas de las flores que crecían junto a la cascada, y Lelvá podría haber jurado que cantaban una bella melodía.

   -Oh... Amér... es precioso...- dijo casi en un susurro.   

 - Si, lo se... me recuerda a alguien.- Le contestó Amér. Lelvá lo volteó a ver. Amér lo miraba fijamente, él se sonrojó, sin bien saber por qué. Amér le sonrió y se deslizó como si fuese una resbaladilla por el otro lado del pequeño peñasco. – Ven, vamos a bañarnos.- le dijo Amér, ya abajo y quitándose la camisa.

   -Eh?... ah, si ya voy.- contestó Lelvá sonriendo y siguió a Amér. Se desvistió y se metió a agua donde Amér ya se encontraba nadando. Estaba tibia. Se zambulló para mojarse el cabello. Cuando sacó la cabeza a la superficie no vio a Amér por ningún lado.  

  -Amér... Amér....- no aparecía por ningún lado.- oye, no es gracioso... ¿dónde estás?- Preguntó al aire, temeroso. No recibió respuesta. Todo estaba en calma y silencio. El viento soplaba levemente.- Amér,... por favor... –Lelvá caminaba para atrás dentro del agua y se dirigía a la caída de agua. Cuando estuvo apunto de tocarla, oyó una risita, y luego....

 

  -¡BU!- Amér saltó de detrás de la cascada y casi le cae encima a Lelvá. Este dio un salto y casi se ahoga al esquivar a Amér sumergiéndose en el agua. Amér se reía como loco cuando Lelvá recuperaba la respiración con los ojos muy abiertos y el corazón a punto de estallarle. Cuando hubo recuperado la respiración, Lelvá miró a Amér con ojos asesinos y pequeñas lagrimitas. (estaba indignado)

 

  -No le veo la gracia- dijo muy molesto.

 

  -Ja, ja, ja, ja, ja, ... es que no viste tu cara- Amér no paraba de reír.

 

  Lelvá estaba muy enojado y dijo lo primero que se le vino a la mente- Los suneanos tienen pésimo sentido del humor...- y se dio la vuelta. La risa paró de inmediato.

 

  -Eso no fue gracioso.- oyó decir la voz de Amér a su espalda.- Tampoco tu bromita...- Lelvá se acerco a la orilla dispuesto a salir. Amér reaccionó de pronto y alcanzó a Lelvá, lo detuvo abrazándolo. El contacto de las pieles al desnudo hizo estremecer a Lelvá.

 

  -Espera... tienes razón,... tenemos pésimo sentido del humor.- Lelvá volteó de inmediato, a pesar de ser amigos, sus diferencias por la raza y sus continuas disputas era por los reinos, ambos eran muy orgullosos, y el hecho de que Amér se disculpara con él, a pesar del insulto, mostraba que a Amér le interesaba más su amistad, que su origen y su orgullo. Lelvá se arrepentía de lo que había dicho.- Amér... perdón,... no lo dije enserio,... me hiciste enojar...

 

  -Perdóname, tú a mi... soy un tonto.- dijo Amér con la cabeza gacha, aflojando el abrazo, Lelvá se dio vuelta.

 

  -No, Amér, no lo eres.-contestó Levál sonriendo.- O mejor dicho... si lo eres.- Amér levantó la cabeza. Un torrente de agua le cayó en la cara. Ahora quien reía era Lelvá.- Ja, ja, ja.

  

  Así jugaron un rato, bajo la cálida brisa de la tarde. En ese momento había quedado claro que a ninguno de los dos le importaba en realidad de que reino eran. Eran amigos, lo demás no importaba.

 

  Cuando se cansaron salieron del agua y se acostaron en la hierba tendiendo sus cuerpos a los rayos del sol.

 

  Lelvá tenía los brazos cruzados detrás de su nuca, con los ojos cerrados y boca arriba. De repente abrió los ojos sentía un cosquilleo en el lado derecho de la cara. Volteó. Amér lo miraba recargado su cabeza en su codo. Sonreía. Lelvá se puso rojo.- ¿Qué pasa?-preguntó.

 

  -Nada.- dijo Amér.-Sólo te veo, ¿está mal?

 

  -No,... pero ¿por qué me ves?-contestó muy nervioso

 

  -No lo se, me gusta mirarte... si no te gusta dime y lo dejare de hacer

 

  -No. No es eso.- Lelvá estaba confuso y nervioso, ¿por qué había dicho eso? Luego miró a Amér por largo tiempo... 

 

  Vio su cara, sus ojos cristalinos, profundos y tiernos, su piel blanca y suave, su boca delineada y bien formada que sonreía precioso, su expresión de confianza que irradiaba... su presencia confortadora...

 

  Y así Lelvá se dio cuenta, casi por accidente... Amér era más que su amigo... y sonrió al darse cuenta de que para Amér pasaba lo mismo. Amér pareció percatarse también, y como por instinto se inclino sobre Lelvá. Se acerco a su rostro, le miró a los ojos y un beso se formó entre sus labios. Dejaron de verse. Sus ojos se cerraron. Ese beso sólo fue el principio…

 

 

 

Le siguieron las caricias, los gemidos, la pasión... Amor.

 

 

 

Esa tarde fueron uno...

 

 

 

_ _ _ _ _ _ _ 

 

 

 

Pasó el tiempo... El romance eterno continuaba en secreto... 

 

  Los encuentros nocturnos habían hecho creer a más de uno, entre ellos sus padres, que eran sonámbulos. Una pequeña mentirita creada por ellos. ^ ^
 

  En las comidas de las solicitas reuniones diplomáticas, bajo la mesa era un juego de travesuras, entre piernas y sonrisas cómplices entre plato y plato, o la inquisidora mirada de los padres al verlos reírse de sus discusiones cuando eran todo lo contrario a divertidas.

 

  El extravío de una u otra joya de los respectivos palacios, las flores cortadas de los jardines reales, pequeños mensajitos de un ave nocturna al tocar una ventana, eran cosas que, rutina parecía ser poco para la frecuencia en la que sucedían.

 

  Las miradas perdidas ante un profesor de estudios nada paciente y las pequeñas sonrisas que nadie sabía a que se debía, era un secreto delicioso, una aventura constante, una historia de amor interminable...

 

Un día, sin embargo...

 

 

_ _ _ _ _ _ _ 

 

 

  -Dime madre, ¿querías verme?- Lelvá entró en la alcoba real. Había crecido, sus ojos color topacio ya no eran los de un niño, su cabello largo y flamígero destellaba con ocasionales brillos, su alargada figura y elegante andar ya eran los de un gobernante...

 

  -Hijo mío, ven acércate, tengo que decirte algo...- Lelvá se acercó a la cama de su madre, ella se encontraba enferma desde hace tiempo. El titulo de emperatriz aun lo conservaba, pero ella ya no gobernaba; era Lelvá quien lo hacia.- Lelvá.- dijo su madre.- querido,... el emperador Aumed falleció ayer, el príncipe Amér es el nuevo emperador de Sunea...-La noticia sorprendió a Lelvá. El emperador Aumed no era viejo ni estaba enfermo.- Lelvá al emperador lo asesinaron... y el reino de Sunea cree que fui yo... Hijo, lo lamento, pero a mi ya no me queda tiempo... moriré muy pronto... tu eres el Emperador de Trogla desde hoy,... lamento hacerte esto... lamento dejarte sólo... lo lamento...

 

  El pueblo, el reino, el odio regresaba, cuando una tragedia ocurre se busca un culpable, un enemigo, uno común a todos los tuyos...

 

  En el pasado dos reinos en guerra, ¿por qué una tregua cambiaría el sentir de todo un pueblo? Pero él jamás lo dejaría solos era su gobernante, su líder...

 

  Era algo inevitable... guerra.

 

  -...Madre...-dijo Lelvá todo había acabado...- Amér...- susurró.

 

 

_ _ _ _ _ _ 

 

 

 

A la mañana siguiente Lelvá era Emperador, y recibió su primera visita real... El Emperador Amér de Sunea...

 

  -Adelante.- dijo Lelvá a su visita... Con paso firme pero lento Amér entró en el recinto.

 

  -Su Majestad- Amér hizo una reverencia y las puertas se cerraron tras él que quedando sólo con el Emperador de Trogla.

 

  -Han llegado noticias trágicas de su pueblo, Emperador, lamentó lo de su padre, mis condolencias.- Dijo Lelvá fríamente, sentado en su trono. Amér no contestó, camino hasta donde se encontraba él y de improvisto... lo beso apasionadamente, sujetándolo de las mejillas. Lelvá no contestó al gesto, permaneció impasible, pero más serio aun.

 

  -Lo siento- le susurró Amér apenas separado- fue hermoso mientras duró...

 

  -Disculpe, Majestad, pero no comprendo a que se refiere- protestó Lelvá. Amér estaba desconcertado, incluso dudo de si lo había besado o tan sólo había sido una atormentada ilusión. ¿Lelvá no sintió nada? ¿No le dolía tanto como a él esta situación? ¿Por qué lo miraba así? ¿Acaso no lo amaba?... 

 

  Las preguntas corrían rápido en su mente y en esa se detuvo... ¿Lo amaba aun, no? 

 

  -¿Le ocurre algo, Majestad?- Lelvá lo miraba impávido “¿Me cambiaste a mí, por tu pueblo?” pensó Amér. Que tonto, él lo mismo había hecho, por eso había ido, para pedir disculpas, pero Lelvá no las daría, su amor no existía más.

 

  Cerró los ojos, asimilando la idea... Después se dio vuelta y saldría por la puerta, Lelvá no decía nada, pero antes...

 

  -Lo siento...-susurró Amér.-... Adiós... no te olvidaré- y dando media vuelta, salió.

 

  -Amér...- Lelvá sufría ahí sólo, temblaba todo su cuerpo... su rostro se contorsionó por el dolor y una furtiva lagrima resbalo por sus mejillas al cerrar los ojos. Apretaba sus puños que temblaban. Todo había terminado... él lo había terminado de la manera más cruel, su último beso...

 

 

 _ _ _ _ _ _ _ _ 

 

 

 

  Pasaron dos noches de largo sufrimiento para la Emperatriz, a la tercera todo acabó...

 

  Se realizaron las ceremonias pertinentes, el funeral y la coronación oficial... Fue un día muy triste, sin gloria.

 

  No muchos días después...

 

  Lelvá se despertaba de su incomodo sueño y el primer pensamiento que vino a su mente como todos los demás días desde entonces... “no te olvidare”

 

  -Amér... –susurró.

 

  -Precisamente, Majestad,... Amér.- le contestó una voz.

 

  Lelvá se levantó, desconcertado en el fondo pero sin inmutarse.- ¿Qué ocurre, Concejal?

 

  -Nada, sólo que Amér ha decidido invadir el reino de Trogla, Majestad.- Lelvá cerró los ojos compungido, sabía que era cuestión de tiempo. Cerró sus puños alrededor de la sabana.- Su ejército ya se encuentra en la frontera... y ha mandado un ultimátum... quiere que nos rindamos incondicionalmente....

 

  Los sentimientos de Lelvá ganaron en ese momento.- No, no pienso pelear con él.

 

  -¿Qué dice Majestad?, piense en su pueblo!!!, no puede encapricharse así.-Le grito el concejal. Desgraciadamente tenía razón.- No hay otra salida, Majestad, al igual que usted, Amér, subió al trono de su reino y con  ello adquirió sus responsabilidades... 

  

  -...odiarnos.- Termino de decir Lelvá. Después de dar la orden pertinente el concejal salió de la alcoba. “¿Por qué, por que tengo que pelear con la persona que amo? ¿Por qué tanto odio entre nuestras razas?... ¿Por qué?”

 

 

_ _ _ _ _ _ _ _ _ _

 

En la frontera... 

 

 

  Dos ejércitos gigantescos se encontraban frente a frente, uno de sus dirigentes habló:

 

  -¡Soy el Emperador Lelvá de Trogla! ¡Pido a sus tropas abandonen mi reino y desistan de su intervención! ¡Nosotros no queremos pelear más!, ¡¡Queremos la paz!! –Del otro lado del campo de batalla se oyó: 

 

  - ¡Ataquen!

 

  Y como si fuese la misma orden ambos ejércitos se enfrentaron...

 

  Entre el fragor de la batalla Lelvá se encontró en un llano, cubierto de sangre y con deseos de morir. Y como un espejismo, Amér apareció frente a él, quitándole la vida a uno de sus súbditos. Se miraron largo tiempo. La batalla alrededor fue desapareciendo. Lelvá rompió el encantó:

 

  - ¡Perdóname!... ¡Amér, podríamos acabar con esto, juntos podríamos lograr la paz de nuestros reinos!! ¡¡Amér, por favor no siguas con esto!! 

 

  -¡¡¿Podríamos, dices?!! ¡¡No!! ¡El odio entre nuestros reinos lo traemos en la sangre! ¡Tarde o temprano terminaríamos peleando y lo sabes! ¡No puede ser de otra manera! ¡Entiéndelo! – Y Amér se lanzó en embestida hacia Lelvá desenvainando la espada... Un torrente de sangre salió junto al filo de una espada que atravesó el cuerpo de uno de los gobernantes.

 

  -Nuestros pueblos no lo habrían permitido, entiéndelo...-Amér miraba a los ojos a Lelvá, quien los tenía muy abiertos. Lelvá miraba suplicante y asustado a Amer. Las manos temblaban sobre el mango de una espada... una espada que estaba hundida... en el cuerpo de Amér...

 

  -... y... pre.. prefiero la muerte...- Amér le beso torpemente los labios a Lelvá...- a no poder... estar a tu lado... ... ... te amo...- Amér cayó muerto a los pies de Lelvá con una sonrisa en los labios... 

 

  -....¡¡¡AMÉR!!!- el eco reverberante de la suplica fue lo único que se escuchó…

 

La guerra había acabado...

 

 

Notas finales:

 

Que dramático, ¿verdad?

 

Bueno, me inspire en la Saga “Aus Liebe” de Iván Gutiérrez Hernández. Aclaro solo me inspiré en la historia... XD

 

Espero les haya gustado... si a alguien le interesa tengo un pequeño epilogo, pero lo subiré dependiendo de sus comentarios XD

 

Mate nao 

 

P.D. Si alguien tiene una petición hágamelo saber y veré que puedo hacer, en la medida de las posibilidades de la historia XD (Como siento que la historia es flexible creó que se puede hacer XD)

 

Sean Felices XD

 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).