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Más que una conexión astral. por Shiro-No-Ookami

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Notas del fanfic:

Hello! otra vez, después de 10 000 años. Ok antes de empezar este fic tiene lime, no es completamente explícito. Espero que les guste.

Por cierto la línea de tiempo va a ir cambiando, aviso, tratré de hacerlo lo más entendible posible.

-cries- Hope you like it.

Me olvido de algo ... ah! sí, la imagen, quería subir una pero no se puede.

Ok, disfruten.

 

 

¿Éxtasis? ¿Emblemático? ¿Capricornio? ¿Leo? ¿Fuego? ¿Frio? -jadeo- Dêgel! -exclame liberando el aire caliente contenido en mi garganta. 

 

-Oh! Vamos esto toma tiempo, incluso la preparación es cansada... no tienes idea de cuanto quiero llegar hacerte la praxis e irme no es como si disfrutara haciéndolo. 

 

-Maldito egoísta! - le dije mientras tiraba mi cabeza al abandono junto a mi almohada; odiaba ese sentir en mi pecho y cuerpo, aunque aplacarlo en mi alma era difícil, a pesar que ya no lo veía como un amigo. 

 

-AH! … duele … no me encajes las uñas!!. 

-Si hago eso el frío llegará más rápido a tu flujo sanguíneo. 

 

Odiaba como me sentía al inicio, todo dolía, pero al reestablecerme y acostumbrarme al dolor todo se tornaba blanco y lucido. Abrí mis ojos, ¡ah!, el blanco techo; llegó a su clímax, todas mis articulaciones cansadas provocaban un ligero tiriteo en mis extremidades, aun mi cabeza estaba sobrecargada con el entusiasmo, las palabras y sentires de Dêgel. 

 

-Terminé. Báñate estas aun cubierto de sudor. 

 

Reí entre dientes –llévame cargando a la bañera- al buscar al acuariano en la habitación, noté que ya se había ido. Dejando a través de la puerta el aire estático y el tiempo frío. Deslicé mis piernas para tocar el cálido mármol de mi alcoba, puse a descansar mis brazos apoyando los codos en mis muslos.  

 

- Deberías ser un poco más convencional … o volverte acupunturista. -hice una mueca- 

 

Miré a un lado, callé en silencio y miré lo invisible. Ahí, el aire se puso pesado, me sentí reprimido, exhalé el dióxido de carbono que se hallaba en mis pulmones. Demasiado tiempo con Dêgel, recordar el tiempo que paso con él es abrumador, aunque un poco lastimero.  

Sencillamente a este animal que tengo por amigo no podría contenerme de arañarlo; pero con susodicha delicadeza en sus acciones y no en palabras se me vuelve inevitable el querer y ansiar su olor entre mis sábanas. Al llegar a tan incoherente conclusión caí en cuenta que el calor inundo mi rostro como el café que compartíamos los sábados. Retiré mi mirada. 

___________________________________________________________________________ 

 

Todo mi día botado en desidia con la arena en granulada en mi cabello, bañarme en la mañana fue un desperdicio de tiempo. 

 

-ah?! … se rompió. 

-Sabes? Si no controlas tus sentimientos desbordantes jamás progresaras. - intervino Manigoldo con una sonrisa satisfecha.  

-Silencio!, solo rompí un palo de práctica. 

-Y si ese palo fuera un brazo de una persona que te importa? 

 

No lo había pensado explícitamente de esa manera, pero … -risita- aunque a esa persona la botara de un risco, jamás caerá de cara, y si la llegara a tocar sería el peor de los pecados que habría cometido en esta reencarnación. Me mofe mientras imaginaba aquellas gafas con cristales que impedían el reflejo natural de sus ojos. -suspire-  

 

-Aunque lo hiciera no se rompería, es como querer romper grafeno. -risita- 

-?? … Si lo hicieras con tu cabeza de seguro no solo se rompería el mármol, con semejante cabeza dura que eres y deja de reírte solo, como un loco. 

 

Mientras el sonido de sus pasos se alejaba más y más, mi cabeza hervía más y más. Suspiré, Dêgel ha sido la única persona que me saca más de dos suspiros en el día volví a suspirar. 

 

-ARGHH! 

-Qué te pasa? ¿No consigues una técnica? ¡JA! 

-Qué?- se lo dije aun enfurruñado. 

-Hahahahaha! ¿El escorpión se ha quedado sin veneno?  

-A callar que sabe la langosta sobre ello? 

-Lan … LANGOSTA?!! ¡¡¿¿A QUIEN LLAMAS LANGOSTA DEPREDADOR DE BAJA ESCALA??!! 

-baja escala?! 

 

Las diademas de escorpio y cáncer se estrellaron crenado un sonido delgado, metálico y rechinante. Aquellos ojos azules llenos de arrecifes, oleajes salvajes y abismos marinos, no solo se tragaban mi pacificad si no también arrollaban la realidad en la que existía, la manía incontrolable de evaporar esos posos azules; eso, era real. Y mi objetivo de ira se alejaba.  

 

-Vaya, vaya los niños peleando. 

-Tauro! -exclamé- 

 

Nos había separado de la cabeza, calmándome con una sonrisa, no calmándome … más bien haciéndome sentir vergüenza de mi comportamiento y al parecer no solo surgió efecto en mi si no en Manigoldo también. 

 

-Kardia llevas aquí todo el día, Dêgel te busca. 

-ah? ¿Eh? -Mire en dos direcciones opuestas- emmm pero sabía dónde buscarme ¿por qué no vino?  

-Ya lo conoces, Dêgel es Dêgel. 

 

Me sorprendí al oír que Dêgel me buscaba, habitualmente yo era el que lo buscaba. Además, había perdido la noción del tiempo, salí corriendo directo a mi templo, y aun no se la razón de porque a mí templo, ¡ah! Talvez por la baldosa … ¿Cuál baldosa? 

Llegué con todas mis ideas alborotadas. 

 

-Dêgel?- dije con un hilo de mi susurro. 

-Dêgel 

 

Repetí, sintiendo el abandono del frío de mi cuerpo, jadeaba con mucha fluidez -Dêgel- mis ojos imploraban por hallar su existencia. Por Atenea esto pesa más de lo normal, un cubo con el escorpión grabado a mis espaldas, parecido a una pecera, similar a tragar hielo o un beso de Thanatos … un beso, un beso de piscis, exacto como tragar veneno. 

 

-Qué?!- mire el vaivén de hojas verde de cedro rozar mis calientes mejillas, como esos días de verano que tanto odie. 

-Kardia! 

-Qué?!- abrí los ojos dando un pequeño sobresalto en mi cuerpo 

-Kardia mírame. 

-Quítame tu mano de la cara; ¿si planeas tomar mi temperatura al menos hazlo en mi frente y no en mis ojos … así es como planeas que te vea? 

 

Esa mano delgada, fría como el metal; con las almohadillas de los dedos de lija, rozaba con ímpetu mi frente. 

 

-Por qué soñabas con el santo de piscis? -sonrió con desdén mientras apretaba mi cara con su mano-  

-Ay … Ay! -cerré mis ojos y reproduje un ceño de dolor- no tengo id …  

 

Exacto, no lo esperaba, azorado por el frio que se apoderaba de mi cuello; espera … qué haces?, tu aliento congela mi respiración, se corta … ahora es un resuello. Dêgel? Quién es el santo de acuario llamado Dêgel? … Rojo carmesí aahh!! ¿No es su cabello de color cedrón y tapizado con un olor a recuerdos de antaño, envenenado por los libros?; el beso?, el beso?, que beso? 

Justo como deseé, sobre mis sábanas la esencia de Dêgel se iba a confundir en este momento, en ese minuto. Sus piernas abiertas cada una apretándose contra mi cadera, apoyando su santidad sobre mi abdomen, sus brazos cedieron sobre sus piernas. (ps: él está encima de Kardia) 

 

-Sabes? Cuando te vi desfallecer ante mis ojos, mi ser … mi ser dio un vuelco completo. Nunca pensé que tu corazón aguantara.  

-Qué esperas del Santo de la estrella de Antares? 

-Mucho más que una intersección entre nuestros cuerpos.  

 

Entreabrió sus labios mostrando lujuria desde ellos; me senté para apreciar. Si todos mis desmayos hubieran terminado así, me hubiera gustado desmayarme más a menudo. Deslice mi tibio dedo corazón desde la base de la mandíbula hasta rozar el hueso detrás de su oreja, culminando una mano sobre las raíces de su cabello, al mismo tiempo con el dedo pulgar de la otra entreabría sus labios con la intención de ofuscarme con ellos. En medio de los jadeos y resoplidos nos ahogábamos con el aire que exhalábamos mutuamente. 

 

-Kardia … Ka … Kardia acompáñame …  

 

Enmudeció porque me acerque para rozar mi labio superior con la línea derecha de su labio superior; me aleje en una exhalación.  

 

-Dónde? 

 

Repetí mi acción al lado contrario, sentí como Dêgel se balanceaba restregándose sobre mi cadera cada vez que me acercaba buscando su boca. Sonreí ante la debilidad de mi compañero. No nos besábamos y aun así Dêgel estaba salivando. Me reí, queríamos comernos, la lucidez llego estáticamente entre mis piernas.  

 

-Qué hago Dêgel? 

-? - ngh ahh~ 

- ¿Amarte?, ¿Desearte?, o ¿Quebrarte? 

-Ninguna~ 

-? 

 

Sentí mi cuerpo volver a desplomarse sobre el mármol, ahí fue que caí en cuenta que nunca estuvimos en la cama, pero había algo suave … -ahh ahh ngh- estiré mi brazo derecho para clarificar el objeto con el tacto. 

 

-Creí que estaba en mi cama, pero tan solo son las cap... AHNG! 

 

Tire mi cabeza atrás con los ojos cerrados, arqueando mi espalda, revelando el placer en mi abdomen. Invadido por el dolor al mismo tiempo coloque mis manos en mi nuca, mirando las cajas de la discordia, al menos en este mundo, pero no en mi vida. 

 

-Vaya que torpe eres, es tanto lo que sientes que hasta al dolor sucumbes. 

-Ah! ~ ngh!~ Cállate, por primera vez quiero que te calles y hagas. 

-Creo que golpearte la cabeza encendió tus neuronas sensitivas. 

 

Y pensar que todo esto comenzó por el roce de sus frías manos en los músculos internos de mis piernas con el fin de sacarme la armadura de práctica. 

Con respecto a la preparación fue sublime, eficaz, sin atropellamientos en las palabras ni acciones, no fue éxtasis como todo el individuo que cree llegar alcanzarlo aclara. El me sentía con su frío y yo con mi calor, no era manoseo, a pesar que no dejo ni un espacio vacío sin tocar. Exacto la mejor explicación para la delicadeza de sus movimientos, fue por la nostalgia que sentía Dêgel. Pero …  

 

-Angh Aahh! … ang nhg! … por … por qué?  -exclame apretando los músculos internos de mi caja torácica sacando lo último que quedaba de aire.  

-Kardia … - su respiración era pesada, mientras la mía era relajada, Dêgel se ahogaba tratando de controlarse. 

-ngg … Dê … Dêgel dijiste que develarías ante mí. 

-Lo estoy … haciendo …  o acaso no ves que ya no tengo el control necesitado … mi encéfalo está en llamas, la oxitocina llega a mi pelvis sin saber por dónde salir, la adrenalina hace que te vea con más lucidez (H: así, con HD), que tus ojos azules se vuelvan purpura, amatista, borgoña, rojos, naranjas, dorados y al final termino viendo al universo entero en ellos. (H: diablos Dêgel estas en drogas o qué?) Mi tálamo es perforado por tu existencia … ¿comprendes?  

Cuatro segundos para dejar mis pensamientos en quietud, deslizó sus manos por mi espalda provocando la reacción más desagradable y placentera que mis músculos hubieran sentido en todo su entrenamiento, mi cuerpo fue levantado del suelo y atraído a su pecho, con una mano sosteniendo mi espalda la otra apretando mi cabeza. El latir de un sentimiento que creí inexistente en el inhabitable templo de acuario, comenzó a hacerse presente. Esto … no, si sigue así creeré que es un sentimiento puro … pero …  

 

-Kardia sientes eso? 

-mng … nmh!- mordía mis labios, le encajaba los colmillos- 

-es tu santidad esfumándose, me comeré tu corazón para que le haga compañía al mío en el santuario. 

 

Me lo dijo mientras metía dos dedos en mi boca. -ah! … ahn! …- no era placer, ni dolor, mi cabeza era un caos, sentía la presión en mi abdomen, al mismo tiempo que él se sobaba sobre mí, me estiraba arqueando mi espalda. A medida fue bajándome hasta que el suelo tocara mi espalda, me abrazo con su cara en mi cuello y sus jadeos en mi oído. Cerré mis ojos, con las manos apoyadas en sus hombros, arañaba como un gato lijándome las uñas. Al restregarse, cuando subía, sentía sus caderas recorrer desde la base del muslo hasta los músculos intercostales. Lo sentía, empuje forzando a Dêgel alejarse de mí.  

Entreabrí los ojos, ahí Dêgel sonreía como si yo fuera una clase de perro a punto de morir. ¿Aun no lo entiendo, por qué?  

 

-Aah … ahnn …  

 

Abrió mis piernas metiendo sus manos en mis ingles y acariciándolas hasta las rodillas, las paso una a cada lado; agarro el cinturón de mi pantalón por encima de mi trasero y de un jalón me dejo fuera de combate. Metió dos dedos, pero no hizo un vaivén de entrada y salida, solo tanteaba adentro con las yemas, buscaba algo, pero no lo hallaba, con la otra mano se deslizo desde la clavícula hasta el hueso de la cadera, al tocarlo con su dedo pulgar empezó a masajear y aplicar presión en el hueco entre el hueso de la cadera y los músculos del abdomen. Cada vez que lo hacia todos mis músculos internos se contraían y la presión en mi pelvis crecía. Por ciertos instantes sentía sus dedos; de dos pasaron a tres.   

¡Lo encontró!, ese maldito lo encontró, aquel punto donde me retorcía de placer. Mis antebrazos cubrieron mi rostro lleno en sudor y sonrojos hasta el cuello, lo sentía, tres dedos entraban diagonalmente y salían abriéndome; una mano que hacia una labor y la otra agradeciendo la peripecia, una lengua succionando, los dientes destajando. ¿Quería verlo? Levanté los antebrazos de mi rostro. 

 

-Dêgel? …  

 

Mis pupilas se dilataron … solo rojo, la baldosa, la carta, - Dêgel! Dêgel suéltame! - sujeté los músculos de sus brazos, -Para!- estaba entrando en pánico, no era Dêgel, sus manos tenían los dedos más largos y un poco más delgados, pero era el mismo frío, eran similares … por qué? Dêgel. Se deslizaban humedeciendo mis pestañas y mejillas. Lo siento … Dêgel lo siento. 

Moví mis labios tratando de articular las palabras. No lo sabía!; me vire boca abajo, mi pecho estaba apoyado a la capa, me preparé para la embestida, con las dos manos agarré esa tela huesuda. Con el trasero expuesto y levantado como a un gato en modo de juego, abrí los ojos, las lágrimas pegaban mis cabellos dorados a la cara. Jadeaba fuerte y pausadamente, mientras el dolor y el placer se entrelazaban acostumbrándome a él. 

 

-Lo … s … ento. 

 

La baldosa, la carta en ruso, Poseidón, Dios, un Santo, Dêgel, acuario, escorpión dorado, la armadura. 

 

…  

 

Con un suspiro profundo sentí como la ropa se pegaba a mi cuerpo; pegajoso y el calor poco agradable fue existencial para llegar a mi sensatez absoluta. No lograba estirarme, mis manos estaban abrazando mis caderas y mis piernas paralelas con el sudor entre ellas, sentía la maraña de mi cabello pegada y enredada sobre mi piel, jadeaba con dificultad, me retorcía como un pez fuera del agua. 

 

-Dónde estoy? 

 

Sentí mi cuerpo desplomarse y caer en seco, en mi cabeza retumbaba seguidas veces “¿dónde estoy?”. Forcejeé para zafarme de las sábanas para fregarme la nuca.  

 

-Auch! 

 

Pare de moverme, mi corazón se detuvo por unos instantes, me liberé como pude de la condenada sábana y fui gateando hasta la baldosa, entre las cajas de manzanas, levanté baldosa tras baldosa. Agité mi cabello, entre abrí los ojos, vi los mechones que caían sobre mi frente, como fondo vi la carta.  

 

-LA CARTA!- Chillé. 

 

La encontré, al fin, aquí hay razones. Por un lado, con mis dedos la abrí de un tirón. Me senté, acomodándome saqué una manzana del cajón y mientras la mantenía estática en mi mano izquierda, con la otra leí “Dêgel" con la letra más garrapatosa existente. -Nah!- … agite el sobre para que las hojas salieran, cuando me disponía a leer, ni mi lengua ni mis ojos podían seguir la caligrafía así que decidí dárselo. 

________________________________________________________________________________ 

 

-Buenos días acuario! 

-… - tenía la nariz bien metida en un libro tan grueso como la Biblia y tan complicado como el Corán. 

-Oye encontré esta carta dirigida a Dêgel. 

 

Caminé parándome enfrente del libro de bloque, lancé un suspiro y doble mis rodillas para estar en cuclillas. Alcé mi mano izquierda y mordí la manzana, con la derecha metí la carta entre su cara y el libro.  

 

-Estas aquí? 

-Sí, léela. 

-Esta en un idioma que no entiendo lo lamento si la abrí. 

 

Me regreso la mirada y con un suspiro empezó a leer, observé sus ojos con pestañas muy largas que escondían el interés, al terminar la manzana icé la mirada … las lágrimas salían como si se hubiera restringido de llorar por décadas. Lo mire pasmado. 

 

- ¿Sabes … si esto hubiera logrado llegar y hubiera sido leído en el momento correcto por la persona correcta … nuestras … nuestras muertes hubieran sido completamente distintas?  

 

Aun confundido respondí. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

-? … de que hablas Camus?  

 

Notas finales:

Comenten que les pareció. Gracias por leer. 

 


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