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Incubus por Narukito y MR_IYU

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Naruto se encontraba en su departamento leyendo una de las revistas que había comprado esa tarde —entre ellas, algunas porno—. Era su día de descanso, por lo que únicamente se estaba dedicando  a procrastinar en casa, leer sus revistas sucias, y comer montones de chatarra. Usualmente era alguien que entrenaba  su físico entre semana , más los días de descanso eran la excepción, ya que tan solo quería descansar de tanto trabajo que le imponía su jefe.

 

— Si sigues comiendo tanta basura, engordarás y nadie te querrá.

 

Esa voz era de su compañero, Sasuke, quien como siempre, venía a arruinar su tranquilo día de descanso. No era  que le molestara verlo, ya que después de todo, compartían el departamento, pero él tenía la mala costumbre de molestarlo extra cuando se disponía a  descansar.

 

— Un día al mes es lo único que tengo, y ese es el día en que puedo comer a diestra y siniestra todo lo que quiera. Tú no descansas por ser un loco adicto al trabajo —se  levantó  de su cama al tiempo que recogía todos los rastros de chatarra, algo que hacía ya que odiaba que Sasuke le recriminaba por la basura—. En fin, ¿cómo te fue el día de hoy?

 

— ¿Reconoces esto? —Sasuke le mostró la  fotografía de una chica.

 

— ¡Por supuesto! ¿Cómo olvidarla? Es hermosa, y mañana será mía... —la sonrisa de Naruto reflejaba una  enorme perversión. mientras lamia sus labios lentamente, como si tuviera a la muchacha  de la imagen frente a él, lista para ser devorada.

 

— Pues adivina quien ya hizo el trabajo sucio —Sasuke le sonrió  de manera ególatra—, así que, nuevamente, puedes quedarte a hacer nada. No hace falta que agradezcas.

 

— ¡¿Qué acabas de decir?! —en ese instante, los  ojos del rubio se tornaron rojos y le salieron colmillos, garras, una cola de zorro y unas alas a juego con su aura naranja. Empujó a Sasuke contra la pared, amenazando con una gran bola de energía en una de sus manos—. ¡¿QUÉ TE DIJE ACERCA DE  METERTE CON MIS COSAS O MIS HUMANOS?!

 

— Si te sirve de consuelo, no fue la  gran cosa, y no te perdiste absolutamente de nada —sujetó la mano de Naruto y la apretó con fuerza. A él le había salido un par de cuernos en la cabeza, y aunque sus ojos también estaban rojos, su mirada demostraba que estaba totalmente tranquilo—. Si te descuidas, pierdes, y eso bien lo sabes.

 

— ¡MILLONES DE PERSONAS EN EL MUNDO Y TENIAS QUE METERTE CON MI PRESA! —soltó a  su compañero de cuarto, haciendo que cayera de una manera estruendosa contra el suelo—. Me las cobraré, imbécil —Naruto escondió todo su poder demoníaco y continuó con el trabajo de recoger la basura—. Te odio a veces. Y mucho.

 

— Deberías dejar esos berrinches —se levantó y sacudió un poco la tierra  de la ropa debido al impacto en el suelo—, y no eres nada sin mí. Además hemos compartido mucho, no esta de mas que compartamos otras cosas... si quieres puedes ir tras la mujer también, no es que me importe.

 

— No quiero un humano usado … y menos por ti, gracias. Mañana partiremos  al ocultarse el sol, y más vale que no te metas con mis presas —el rubio solo lo miro de reojo al tiempo que cerraba la puerta de su habitación de una manera agresiva.

 

El trabajo de estos chicos no era nada fuera de lo común: su deber era tener sexo con mujeres u hombres todas las noches —que no como gigolós ni mucho menos—, pues eran íncubos. Como tal no cobraban por el acto sexual , mas el pago para ellos era la fuerza vital que los humanos podrían proporcionarles. En tiempos antiguos se dedicaban a comer esa energía mediante sueños, pero los tiempos avanzan y con ellos llega la modernización, por lo que el mundo de las tinieblas no podía quedarse atrás. Todas las noches los íncubos y súcubos salían a cazar a los humanos en aquellos sitios de diversión para mortales, mejor conocidos como antros, bares y clubes. Todas estas criaturas debían cumplir con una cuota diaria de energía vital, y no era de sorprenderse que Sasuke y Naruto fueran de los mejores íncubos, siendo lo más atractivos y los que más feliz dejaban al jefe.

 

Muchos podrían pensar que el mundo de las tinieblas era un sitio lúgubre, con solo llamas a su alrededor, pero la realidad era que estaba conformado por ciudades bastante modernas donde los demonios trabajaban y solían desempeñar actividades como en el mundo de los mortales.

 

En el caso de estos dos íncubos, que trabajaban en uno de los edificios más importantes de la ciudad infernal de Pérgamo,  al ser de de mayor rango tenían a  su cargo a íncubos y se encargaban de entrenarlos. Sus oficinas eran como cualquier otra oficina en el mundo humano, donde se rigen por un director general, gerentes de piso y los peones; ellos, evidentemente, eran gerentes generales, y los que, por tanto, mejores bares y humanos tenían, incluso contando con el privilegio de escoger cualquier país del mundo para su trabajo, mientras que los demás por debajo de ellos eran designados a  zonas e incluso ciudades específicas. Lo que hacía aún más irónico su trabajo, era que por las mañanas debían usar traje como en el mundo humano.

 

— ¡Otro día, otro humano que esclavizar! —Naruto tomó asiento en su silla de cuero para luego girar  sobre la misma—. Hoy es mi día y Sasuke no lo arruinará —como de  costumbre, al prender la  computadora comenzó su labor de encontrar un nuevo bar, más antes de poder hacerlo, se escucharon unos golpes en una de las paredes de su oficina.

 

— Oye, dobe, no hables de mí como si no estuvieras justo al lado de mi oficina. Te pueden escuchar hasta el final del corredor.

 

— Sigo molesto contigo, ¿quieres irte? En verdad esa chica era linda, y era cosa mía hacerla gritar hasta que muriera, pero tú me arrebataste  ese jodido privilegio… Vete.

 

—Te dije que no era la gran cosa. Es más, creo que te hice un favor: era un fastidio y no lo hacía muy bien —le sonrió  de medio lado—. Solo tienes que decir “de nada”—y dicho esto, se retiró a su oficina antes de que Naruto le arrojará algo o tratará de golpearlo de nuevo.

 

Para medio día el jefe los estaba esperando en su oficina para darles las buenas nuevas de un posible ascenso para ambos .

 

— Quiero felicitarlos. Han hecho un estupendo trabajo, mejor que cualquier otro, por lo que debo  darles la noticia de que pronto abriremos otras oficinas en xxxxxx y en xxxxxx, y si siguen con un buen desempeño en estas próximas  dos semanas, ustedes podrán ser los directores generales de cada ciudad, con nuevos súcubos e íncubos bajo su cargo; lo mejor de todo es que solo tendrán que supervisar y podrán salir cuando  quieran a cazar un poco de sexo.

 

— ¡¿Habla en serio, Kakashi?! Si seguimos con nuestro gran desempeño, ¡¿tendremos nuestro propio edificio de demonios del sexo?! —Naruto saltó emocionado sobre sí mismo. Para ser un íncubo muy apuesto... tenía el comportamiento de un niño pequeño.

 

— ¿Significa que podremos hacer lo que queramos?, ¿ya no esperar a que nos asignen a alguien, solo ir…  y hacer lo que mejor hacemos? —Sasuke estaba notablemente interesado en esa parte, especialmente porque siempre había tenido problemas con la autoridad y odiaba recibir órdenes.

 

— Así es, Sasuke, podrán tener todo aquello que siempre desearon desde que entraron aquí como unos simples íncubos tontos y aprendices. Han crecido bastante y creo que es justo darles lo que merecen… Pero no hasta que cumplan con el desempeño que deseo para estas dos semanas, recuerden que todos aquí necesitamos esa energía vital de humanos.

 

— No sé porque eso te preocupa, puedo hacerlo en un día si así lo quisiera… al menos por mí, no sé qué opine él —dijo Sasuke mientras señalaba despectivamente a  Naruto.

 

— Por Dios… —de un momento a otro, Naruto calmó sus ansias y miró a Sasuke con una sonrisa de superioridad —. Por algo estoy aquí, y este pequeño íncubo se ha superado. Estoy buenísimo y tengo sexo con todos esos humanos como el demonio salvaje que soy —esa sonrisa zorruna a veces impactaba a Sasuke, e incluso a Kakashi, ambos sabiendo que ese era el principal atractivo del rubio.

 

— Tienes razón, Naruto, por algo estás aquí —Kakashi regreso de su ensueño con el rubio—, aunque tengan ya toda esta capacidad en sus manos, necesito que den su máximo, y les prometo que les daré todo aquello que han deseado. No me decepcionen.

 

— Como sea —Sasuke se giró para darles la espalda—. Si eso es todo, entonces ya me puedo ir, ¿no es así? —impactado sí, intimidado jamás, tenía el orgullo demasiado grande y mucha confianza en sí mismo como para que algo así le causará estragos.

 

Era cierto que los dos ya tenían cierta antigüedad y se conocían  desde que eran aprendices. Su encargado, Kakashi, era un total pervertido que les enseñó bien y por eso ahora se encontraban allí, a punto de tener sus propios subordinados y sus oficinas. Ciertamente estaban bastante satisfechos con sus vidas, después de todo, setecientos  años no pasan en vano, y menos para ellos, que tenían una larga expectativa de vida y juventud.

 

El resto del día fue bastante normal, investigando a sus próximas víctimas y seleccionando a las mejores para sus próximos trabajos. El dónde y el cuando era lo de menos ya que siempre lograban su objetivo; ventajas de que les vinieran bien tanto los hombres como las mujeres, y eso gracias a que los tiempos habían cambiado, permitiendo que pudieran alimentarse de ambos sexos. Para cualquiera podría verse como un lugar de trabajo como el de los humanos, más porque la mayoría del tiempo no mostraban su verdadera apariencia —está solo salía cuando eran dominados por sus emociones, o también para seducir, si bien habían descubierto que era un factor que muchos humanos encontraban atractivo en la actual época—,  y fuera de eso todo tenía el ambiente de una oficina común y corriente.

 

Los rumores del ascenso de ambos demonios no se hizo de esperar y corrió por todo la oficina, llegando a los oídos de los que seguían después de los gerentes, los peones, y los que más envidiaban el desempeño de Sasuke y Naruto: los íncubos Kiba, Neji y Shino, acompañados también de las súcubos Sakura e Ino, quienes estaban completamente envidiosos por lo que les estaban preparando a los gerentes favoritos de Kakashi.

 

— Esta es la cuestión… —Kiba comenzó la discusión, acompañado por los otros cinco  demonios, reuniéndose en la azotea del edificio—. Debemos de sacar a Sasuke y a Naruto del camino, estoy harto de que sean los empleados del mes… mucho menos quiero que sean los próximos directores generales de los nuevos edificios. ¿Alguna idea?

 

— Todos saben que Kakashi lo hace porque le tiene ganas a uno, sino es que a ambos, pero no puede hacer nada por las reglas. Eso es un asco —dijo Neji arrastrando las palabras con recelo.

 

— No seas tonto, Neji, nadie aquí puede acostarse con otro demonio, va contra las reglas y apuesto que Kakashi no es tan tonto como para arruinarse a sí mismo —lo reprendió Ino.

 

— ¿Y si los saboteamos? Quizás una golpiza les enseñe, o por lo menos se deformen lo suficiente como para que tengan menos clientes —comentó nuevamente Neji.

 

— Debe ser algo peor, algo que impida que ellos dejen este edificio y al fin hagan voltear a vernos a nosotros —dijo Kiba.

 

— Tengo un plan, y consta en sabotearlos… —comenzó Sakura, parándose frente a todos. Ellos sabían que muchas veces sus planes resultaban  infalibles, así que escucharon atentos—, nuestro plan necesitará  varios aliados, no creo que seamos los únicos que creamos lo mismo de esos dos, por lo que debemos ganarles a sus presas, simplemente eso.

 

— ¿Cómo se supone que hagamos eso, Sakura? Somos peones. ¿Quieres sabotear el sistema y hacernos ir a los mismos bares que ellos y sabotear cada noche de esos dos?

 

— Exactamente, Ino… ¡Tenemos conocidos en el área de sistemas, y puedo apostar que alguien ahí nos ayudará a entrar a sus destinos y meternos con sus víctimas!

 

— No funcionará —hablo Shino, que se había mantenido al margen de la conversación hasta ese momento—. Lo que harán será buscar nuevas presas, y eso no se les complica, el plan no funcionará. Si quieren de verdad dejarlos fuera del camino... hay una forma.

 

Todos los presentes guardaron silencio, pues no era muy normal que su compañero se encontrará tan hablador y más cuando la conversación giraba en torno a los dos favoritos. Era claro que él también se había hartado, pero no era de los que tomaba justicia bajo su propia mano. Excepto, al parecer, en esa ocasión.

 

— Hay que eliminar el problema de raíz, y hay una forma que nos garantiza que no volverán a ser una molestia. Al menos no por un largo tiempo, sino es que para siempre. Si queremos hacerlo, debemos actuar cuando estén descuidados y con la guardia baja… cuando se vayan a dormir…

 

Los demás se reunieron en torno a Shino mientras escuchaban su plan con atención, si todos seguían las indicaciones no había manera de fallar y lo mejor sería que saldrán bien librados y nadie podría culparlos de lo que les sucedería a ese par.

 

Al acabar la noche, Sasuke y Naruto se encontraron en el umbral del mundo humano y el mundo demoníaco, ambos satisfechos después de un día satisfactorio de trabajo.

 

— Hola Sasuke —saludó Naruto, aún con un tono molesto—. Adivina que encontré hoy…

 

— Y todavia pregunto, ¿qué encontraste?

 

—  Esto… —le mostro una foto, donde la chica se parecía mucho a su moreno amigo—,  ¿no es linda? Me recordó tanto a mi mejor amigo.

 

— Escucha, si quieres que juguemos un rato, supongo que no me opongo pero solo será un momento, ¿esta bien? —le respondió, encogiéndose de hombros mientras se le acercaba con toda la intención de llegar a algo más.

 

— ¡Woho, woho! Alto ahí, yo me desquité con la chica que se parece a tí, no quiero nada contigo… Aléjate.

 

— Como siempre, tome tu juego y lo utilicé en tu contra —se alejó mientras sonreía como siempre hacía—. Y se que morirías antes de admitir que te puse nervioso, pero lo vi en tus ojos. ¿Eso significa que ya no estas molesto por lo que hice?

 

— Tal vez no… —suspiro hondo—. ¿Vamos a tomar algo antes de volver a casa? Resulta que el alcohol humano es asqueroso y para variar caro, nunca me embriago aquí.

 

— En eso estamos de acuerdo —empezó a caminar, adelantándose—. Gracias por invitar la primera ronda. Por eso te tolero y no me he mudado.

 

— ¡Muy gracioso! Yo nunca dije que invitaba —lo siguió cruzando el portal. Por detrás de ellos, cinco pares de ojos rojos los vigilaban, cada paso y cada movimiento que daban… Aquellos envidiosos darían su golpe esa noche.

 

— En lugar de ir a dormir, van a embriagarse... es como si nos estuvieran pidiendo que lo hiciéramos. Esto va a resultar demasiado fácil.




 

Notas finales:

*Pérgamo: Ciudad antigua de turquía donde se menciona que se encuentra el “trono de los demonios”

 


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