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Mejor sin caja por Higary

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Notas del capitulo:

Holi hola, gente bonita!! Paso rápido a dejar esta pequeña historia que ayer publiqué en mi muro de Facebook y en la cuenta de Wattpad. Originalmente no pensaba subirla aquí, pero me dije "Hey, Amor Yaoi ha sido por año tu casa ficker", así que decidí compartirla también por estos algo olvidados lados :3 Espero que les guste y les saque al menos una sonrisa. Sin más que añadir: ¡¡a leer!!

Disclaimer: Los personajes pertencen a Kishimoto. La historia está inspirada precisamente en el funko y peluche que a mí me regalaron en mis últimos dos cumpleaños.

MEJOR SIN CAJA

 

“La pequeña, sencilla y épica historia de amor entre un muñeco Funko y un peluche”

 

 

El primero en llegar a la habitación fue Naruto, un muñeco de la línea Funko Pop. A pesar de nunca haber salido de la caja donde estaba guardado, en realidad el pequeño rubio tenía un gran sentido aventurero. Solía conversar sin parar con los otros muñecos en la tienda hasta desesperarlos y, si bien ahora no podía hablar con su dueño, se contentaba escuchándolo cuando le contaba su día a día.

 

Naruto sabía que fue comprado como regalo de cumpleaños para su dueño quien lo trataba bien y se aseguraba de mantener limpio su empaque. Sin embargo él estaría más contento si lo sacaran de esa caja para así poder explorar su nuevo hogar.

 

En el siguiente cumpleaños de su dueño llegó un nuevo regalo que emocionó a Naruto, pues se trataba de un peluche de cabello negro que colocaron a su lado. Resultó llamarse Sasuke y no tuvieron el mejor de los comienzos.

-¿No tienes alguien más a quien molestar, usuratonkachi? –preguntó él con enfado luego de que el muñeco le narrara toda su vida desde que llegó ahí

-Bueno, estoy encerrado dentro de esta caja, teme. Eso no da mucha libertad para conocer a otros juguetes.

 

Sasuke era un peluche serio y reservado, pero poco a poco comenzó a interactuar más con su compañero de vivienda. Luego de que su dueño les llorara sus penas debido a que el chico que le gustaba parecía felizmente ignorante de que lo estaba manteniendo en algo que denominó “friend zone”, ambos juguetes tuvieron un interesante debate sobre lo que el chico podría hacer para solucionarlo.

-Dudo que secuestrarlo sea una buena idea, Sasuke.

-La chica de la tienda de donde provengo solía leer en internet historias de amor con esa temática y de alguna manera siempre parecían terminar bien. Solía cuestionar sus gustos de lectura, pero parece que en realidad tienen material que puede ser útil.

-… No sé si debería preocuparme por lo que pudiste aprender de sus lecturas.

 

Gracias a esa clase de momentos ambos se volvieron realmente cercanos. Entonces un día Naruto confesó sus deseos de poder explorar el lugar donde vivían y lo imposible que resultaba eso porque su caja estaba sellada. El peluche quería hacer su deseo realidad y se trepó a la caja para intentar abrirla, pero no lo logró. Trató de jalar la cinta adhesiva pero la forma de sus manos no resultaba de ninguna ayuda para poder quitarla.

-Malditas manos de peluche –murmuraba Sasuke con molestia mientras seguía forcejeando con la caja-. Necesito un cuchillo o una navaja. El chico que ayudaba en la tienda tenía razón, decía que siempre era útil traer un arma blanca porque no sabías cuándo ibas a necesitarlo. 

-… En ocasiones me pregunto de qué clase de tienda provienes, teme.

-Admito que el personal y los clientes eran algo peculiares.

 

Sasuke pensó en tirar la caja del estante donde se encontraban a ver si con eso lograba abrirla, sin embargo temía que el material del que Naruto estuviera hecho no soportara la caída y, en lugar de ser libre, terminara rompiéndose. Él jamás lo admitiría, pero le atemorizaba la idea de causarle algún daño al primer y mejor amigo que había hecho. Así que tras un par de semanas de intentos infructuosos, decidió ser quien explorara la vivienda de su dueño. El primer obstáculo fue poder bajar del estante, pero una vez logró dominar eso, se marchaba durante algunas horas y luego regresaba para narrarle a Naruto todo lo que encontraba.

 

El rubio siempre se mostraba emocionado y alegre cuando le contaba sus descubrimientos. Sin embargo Naruto hacía un tremendo esfuerzo por ocultar sus verdaderos sentimientos. No, no estaba celoso de que Sasuke pudiera andar por el lugar libremente y él no. Naruto se dio cuenta de que, si bien al principio sí quería recorrer su actual hogar con sus propios ojos, lo que ahora en realidad quería era poder compartir esos momentos con el peluche.

 

Algunas semanas después, su dueño les dijo emocionado que finalmente había podido pedirle una cita al amigo que le gustaba y éste aceptó encantado. Esa noche cuando el chico se marchó (diciéndoles que esperaba regresar ya no siendo soltero, sino en una relación), a Sasuke le desconcertó que su compañero estuviera tan callado. Se había acostumbrado tanto al parloteo del rubio que la falta de eso le hacía sentir incómodo.

-¿Qué sucede?, ¿sigues decepcionado porque no he podido sacarte de esa maldita caja?

-Ya te dije que no estoy molesto por eso, teme. Sé bien que lo intentaste, incluso trataste de traer un cuchillo de la cocina, pero no pudiste volver a subir con él.

-Tengo un plan para eso.

-Estoy seguro –sonrió más animado y luego colocó una mano en el plástico de su empaque-. En realidad me di cuenta de que no me importaría no salir nunca de aquí… siempre y cuando sigas haciéndome compañía.

Aquello no era una declaración de amor, pero confiaba en que Sasuke comprendería la intención de sus palabras. Ellos no eran de hablar abiertamente sobre sus sentimientos, sin embargo habían llegado a comprenderse de una manera que incluso los humanos envidiarían.

-… No tengo intenciones de abandonar al idiota que tenemos por dueño y a su funko escandaloso –puso su mano justo sobre la de Naruto, solo el plástico evitando que se tocaran-. Incluso si alguien intentara eso, recuerda que aún creo en el secuestro como buena opción.

 

Así ambos muñecos siguieron compartiendo sus días, peleando, riendo y soñando con el futuro (al menos tanto como un juguete podía aspirar). Entonces un buen día, mientras el ahora novio de su dueño se encontraba en el lugar, observó lo juntos que estaban ambos y, tomando la caja entre sus manos, la abrió para sacar a Naruto y colocarlo al lado de Sasuke.

-Listo –declaró con una sonrisa luego de acomodarlos

-¿Qué sucede? –preguntó su pareja

-Mira, parecen más felices así sin una caja en medio de ellos.

-Extrañamente creo que tienes razón. Ahora vamos a cenar y te platicaré cómo esos dos eran mis confidentes cuando sufría por mi amor no correspondido.

 

Una vez la pareja se marchó, el peluche rodeó con su brazo al fuko más pequeño, quien se acurrucó a su lado. Finalmente estaban juntos sin una caja que los separara. Después de obtener lo que llevaban tiempo anhelando, no tenían palabras suficientes para expresarlo. Mejor se concentrarían en planear todas las aventuras que ahora sí podrían emprender uno al lado del otro. Que nadie dudara que incluso los juguetes pudieran tener finales felices.

 

FIN

Notas finales:

*El novio y su pareja son invención mía. O si quieren imaginar que son algunos personajes también de Naruto (o de otro fandom, por qué no), adelante :)


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