No dejaba de mirarlo, simplemente no podía, ¿le faltaba voluntad? Es posible pero también había algo misterioso, inexplicable en ese muchacho. Era como una adicción y por curioso que resulte no parecía algo incorrecto, ilegal o impuro. Después de todo Aladdin contemplaba inocente desde la ventana. Si el muchacho sonreía, le copiaba. Si lloraba le imitaba en silencio, si el rostro de este se ponía colorado, el suyo también. Casi podía jurar que le faltaba el aire cuando su vecino corría. Era como si tuvieran un vínculo especial que solo ellos comparten.
- ¿Lo sientes Alibaba-kun?
La ausencia de respuesta no disminuyó el entusiasmo, mucho menos el enorme deseo de hablarle, de platicar, hacer tontería y media. Gozar y disfrutar la vida. Sentir los suaves rayos del sol acariciando su piel. Los zafiros se llenaron de lágrimas, las gotas saladas resbalaron por las mejillas con crueldad, hasta perderse en algún lugar al que nadie tiene acceso. ¿Por qué es incapaz de correr hasta él? ¿Por qué no puede abrir la elegante puerta de su hogar? No debería ser tan complicado levantarse, escapar de la cama, dar unos cuantos pasos, anunciarse con el vecino tocando el timbre y sonreír gratamente mientras dice:
- Mucho gusto, soy Aladdin.
¿Cuándo empezó aquello? No tiene la certeza. Se dió de manera natural y espontánea. Incluso el escuchar el nombre de su amado fué mera casualidad, cuando le molestaba un conocido de escalofriantes ojos rojos.
Aladdin contempla todos los días aquella maravillosa "pintura" adornada con suaves nubes blancas o grises cuando está a punto de llover. Con el colorido arcoiris, la refrescante brisa o con violentas ráfagas, en una ocasión que recuerda con claridad, Alibaba perdió la sombrilla debido a ello.
Alibaba, su adorado Alibaba-kun siempre tan alegre, optimista, tan lleno de buenos sentimientos. Incluso su voz es agradable, como una armoniosa melodía compuesta por el mejor y más experimentado músico, con tono y timbre justo. También es apuesto, vaya que si, ni muy musculoso ni demasiado delgado aunque, no es que tenga inconveniente con ello, es sólo que le gustaría que le tomara con fuerza entre sus brazos y le diera el más maravilloso beso. Aladdin es un poco alto, bueno a opinión suya ya que es un niño de diez años.
¿Una cita en el parque, el cine, el mercado? ¿Cuál será el primer lugar que visiten? Bueno, quizá se está precipitado. Él lo sabe todo pero su vecino desconoce su existencia.
¿Quién es Aladdin? Un infante muy inteligente, de excelentes calificaciones y que todo el tiempo recibe halagos de los profesores. Tan popular con las chicas mayores que continuamente recibe presentes, las que jamás se molestan aunque se quede embobado con la generosa delantera. Prácticamente la celebridad del pueblo... Que gran mentira, su realidad es otra desde aquel accidente automovilístico. Su alma no logra conectarse al cuerpo, ni siquiera un dedo acepta orden alguna. Se limita a ser un simple espectador. Sin embargo no pierde la esperanza, siempre que tenga vida habrá una posibilidad. Despertará en un futuro, se harán amigos y podrá obsequiar el bello corazón que late en su diminuto pecho.