Una tormenta parecía avecinarse, aunque el cielo estaba despejado, el viento soplaba con fuerza y las nubes amenazaban con aparecer a oscurecer todo, esto no preocupaba a Tony, en caso que la lluvia comenzara a caer sabía que Pepper ya tendría una solución, por algo la escogió como su dama de honor, quien mas merecería dicho título si no aquella mujer que siempre cuido bien de Tony, feliz y enamorado concluía con su arreglo esperando impaciente el estar frente al hombre que adoraba, por el cual habría cambiado lo que era, no es que se queje por ello, nadie lo hacía, aplaudían al ver a un Tony feliz y moderado, pero se preocupaban por el grado de devoción que Tony mostraba por Steve, Temían el momento en que rompieran ¿qué haría eso con Tony?, pero ahora estaban tranquilos pues en unos minutos sellarían su amor y su unión para siempre, todos felices de corazón por Tony habían olvidado al Capitán
Solo sus mejores amigos Natasha, Sam y Bucky estaban enterados de todas las inquietudes del Capitán, y aunque dieron consejo y palabras que confortaran su corazón, no fueron suficientes, nada parecía serle suficiente para desaparecer las dudas que tenía en la cabeza, el amaba a Tony, eso era cierto, pero era capaz de perdonar y olvidar todo lo que antes de conocerse Tony había hecho, el número de parejas que en su época de Casanova había dejado eran tantas que el contar solo lo haría más difícil, sus excesos en fiestas y bebidas eran leyenda para las personas sin moralidad, la persona que antes era prometida de Tony ahora era su dama de honor, no odiaba a Pepper, pero la cercanía que ambos tenían siendo ex pareja solo llenaba de celos a Steve, Celos que atormentaban su cabeza también, el quien solo había compartido su cama con Tony lo invadía la inseguridad de si de verdad podría ser suficiente para Tony, ambos tan distintos, no compartían en nada sus gustos, la música que Tony oía a un alto volumen, no llamaba la atención de Steve, el gusto por lo dulce y poco nutritiva alimentación de Tony, Steve no lo entendía, el afán de ir a fiestas llenas de gente desconocida, música fuerte y licor a montones solo irritaba al Soldado, pero por Tony había hecho el esfuerzo de acoplarse a este ritmo de vida, tristemente no lo logro, y ahora a un paso al altar, dudaba, también estaban los prejuicios, así como la prensa anunciaba alegremente el matrimonio de esos dos grandes héroes, también había quienes criticaban tal decisión, no por el hecho de ser hombres ambos, si no de que la figura que representa los principios norteamericanos, desposaría a quien en sus tiempos de soltería solo reflejaba todos los vicios que el mundo da conocer, como alguien como el Capitán América podría casarse con el Casanova del siglo, Ironman había demostrado ser un héroe sin comparación con su talento para la tecnología, pero había muchos que constantemente recordaban sus desatinos, esto sumaba mas al peso que ahora sentía cargar Steve, el siempre quiso una familia, tener hijos y un hogar, pero al ser su salud tan débil lo escondió muy dentro suyo siendo un secreto incluso para Bucky, creyó que después del suero podría comenzar a soñar de nuevo, pero había perdido la oportunidad al caer al mar, la pregunta de si Peggy estuviera aquí circulaba en su mente y corazón, aun así elegiría a Tony, porque sentía que él debía renunciar a todo de este un principio. A una niñez normal, lleno de salud y con su madre y padre a lado, a una adolescencia normal, saliendo a bailar con lindas chicas y compartiendo momentos de ocio con su buen amigo Bucky sin ser rechazado por el ejercito terminando su servicio para volver a un matrimonio normal, con una hermosa señorita una dama de pies a cabeza con la cual compartir su vida normal rodeado de niños que corrieran en el jardín de una casa normal solo para ellos. Dirigiéndose a su posición antes de hacerse presente para los invitados, la palabra normal lleno su mente, Bucky quien lo acompañaba caminando atrás suyo, lo detuvo cuando Steve comenzó a retroceder.
- ¿Qué estás haciendo Steve?
- No puedo Bucky, no puedo creí que podría pero no.
- Estás loco, no puedes hacerle esto a Tony.
- Si es verdad, Tony, no puedo hacerle esto.
Y ambos continuaron hablando, mientras abandonaban el lugar, Pepper al enterarse que el novio no está presente, de inmediato fue a ver a Tony quien solo esperaba la señal de Pepper para salir.
- Pepper ya es hora, está bien, estoy listo.
- Tony, Steve se ha ido.
- ¿Qué?...
Después de 11 años de no verse, Tony por fin acepto que el Capitán se presentara frente suyo. Ya habían sido 10 años desde que no visitaba la tierra y serian otro diez antes de que lo volviera a hacer, era una regla para Asgard el no permitir que la Reina abandone el trono, pues era su obligación gobernar aunque su esposo este presente, Thor, quien también casi no visitaba la tierra por quedarse a lado de Tony, aun siendo Rey, solo vivía para complacer a su consorte, y dejaba las decisiones del reino a Tony, quien de manera elegante pero divertida gobernaba sobre los asgardianos compartiendo conocimientos de ambos siendo el más beneficiado Tony por su amor por la ciencia y la tecnología.
- Tony, luces muy bien…
- Por favor diríjase a su alteza con el debido respeto.
- Guardia real les pido que nos dejen solos.
- Si Steve, luzco muy bien…
- ¿Pero cómo es que no envejeciste nada, creo que luces mucho más joven desde la ultim…?
- Desde la última vez que me viste, si es verdad. Tengo un peculiar gusto por ciertas manzanas de Asgard.
De inmediato Steve se arrodillo y pidió perdón a Tony por lo que paso, su amor al parecer no había sido suficiente para él, le explico todo lo que su mente tenía en ella, las palabras desbordaban de él, había tenido 11 años pensando en que decir y ahora que lo tenía enfrente todo salió de sus labios.
- Puedes parar, no necesito tus disculpas.
- Tony se que ya es muy tarde, no quiero interferir en tu vida, el hecho que me permitieras hablar contigo, significa mucho para mí, gracias.
- Sé muy bien que te casaste y que tienes una hija, así que puedes dejar de actuar como si tu no hubieras avanzado desde ese día, si quieres que siente lastima por ti, jamás lo hare, no volveré a sentir nada por ti. Si es todo, retírate.
- Sabía que estabas enterado, es bueno saber que aun sigues pendiente de mi, pero eso termino, yo me separe, estamos divorciados, y adoro a mi hija es verdad, la amo tanto que cientos de veces al día deseo que ella fuera mía en realidad.
- Escuche suficiente, Vete por favor, Thor vendrá pronto y no quiero un espectáculo sangriento el día de hoy.
En ese preciso momento, la guardia real anunciaba la llegada del Rey de Asgard, Tony, lanzando un suspiro solo pudo apoyar su cabeza en su mano sabiendo con anticipación lo que pasaría,
- ¡¿Qué se supone que haces aquí?!
- Vine a hablar con Tony.
- Cientos de veces te lo he dicho, no quiero ni siquiera que menciones su nombre, lárgate.
- No, no me iré, te recuerdo que aquí es la tierra y yo no soy un súbdito tuyo.
De inmediato Thor camino acercándose a Steve, y coloco su mano en el cuello de este, apretándolo con tal fuerza que al Capitán le costaba respirar, pero sin mostrar debilidad trato de retirar dicha mano, mirándose ambos de manera desafiante.
- ¡¡Ya basta!! Thor amor, suéltalo si, el bebé comienza a inquietarse, y si no quieres que yo también me moleste, dejaras de actuar como un cavernícola.
Antes de terminar de hablar Tony, Thor ya se encontraba a su lado, colocando suavemente la mano que hace un momento asfixiaba al capitán en el vientre de Tony, dulcemente pidiendo disculpas por inquietar a mami, dirigiendo al estomago de Tony.
- De que están hablando, ¿bebé? Tony esto no puede estar pasando…
Steve perdido en sus pensamientos deambulaba por la ciudad de Nueva York, no podía creer lo que había oído, Tony su Tony estaba embarazado, y no era este el único hijo que tendría con Thor, el ya con anterioridad había dado a luz a un príncipe quien por seguridad se había quedado en Asgard, siendo el primogénito tenía esa obligación, no había compartido esta información con nadie, hasta ahora, porque si no el ya la habría sabido, preguntaba todo el tiempo a Potts y Rhodes sobre Tony tanto que por los años habían terminado perdonando a Steve, y haciéndose sus amigos, pero en ningún momento compartieron esta información con Steve, ¿por qué le habían ocultado esto? ¿Qué más se habían reusado a decirle? De inmediato dirigió su andar en dirección a las oficinas de Industrias Stark.