Sasuke camina bajo la oscuridad. No es que crea en profecÃas ni en mistiquerias. Pero parece, que cierta lectura, de cierta brujita borracha sabelotodo...Se cumplió.
Es imposible, piensa, mientras da grandes zancadas. Pero el corazón muerto se burla mientras sangre ajena lo hace bullir, sin que sepa porqué.
—Tsk.
Es Sasuke Uchiha, del clan Uchiha, el mejor clan de vampiros ¿Por qué se rebajarÃa a...?
En tanto, la figura "inofensiva" lo acecha con la mirada. Sasuke siente frÃo otra vez, la sangre que ha bebido comienza a abandonarlo, mientras la contraria lo llama a gritos.
Empeña su cordura en recordar: la bruja de coletas rubias y grandes atributos asistió a su cumpleaños. Movió sus cachivaches, irguió las velas y encendió los inciensos, cantando versos inentendibles frente a la bola de cristal. Y todo lo que dijo fue:
«Te atrapará un joven rubio de ojos cerúleos. Te atrapará con el manto rojo de sus orbes».
Maldita sea ¿por qué no le dio mucho cerebro? PodÃa contar con los dedos quienes eran capaces de ejercer control corporal y mental haciendo uso del Sharingan. Eran únicos, a excepción de un clan legendario capaz de volver rojos sus ojos.
Antes, relajó el semblante recostado cómodamente a pleno amanecer. Frente a la inverosimilitud de que, humanos mitad vampiro puedan hacerte polvo con solo mirarte. No le preocupa, aunque pueda recordar la voz burlona de Orochimaru, quien con una sonrisa ata a sus sospechas un yunque demasiado pesado para llevar.
"Ah, muy ambiguo...atrapar también tiene significados sexuales".
De frente a la mirada acechante, Sasuke da un respingo. Inaudito, ¡¿por qué iba él a...?! Premoniciones estúpidas de brujas ineptas. Nada pasarÃa o eso creyó hasta que a Sakura le dio por preparar una fiesta para recibirlo. Rodeado de vampiros de élite, Sasuke se escabulló para beber sangre de una elegante copa en la oscuridad.
¡Blam!
Un ruido se escuchó desde algún lugar. Fue como si muchas cosas cayeran de forma simultánea. Sasuke no se alarmó, quien se acercaba no era peligroso.
El bullicio cesó cuando una mata de cabello rubio azuzó las cortinas blancas, contiguas a la noche oscura.
Sasuke salió de su escondite, el humano sonrió ampliamente mientras sus ojos azulÃsimos brillaban vivarachos. El jovencito solo alcanzó a rozar la mandÃbula del pelinegro, apuntándole con una daga de plata. Luego, fue inmovilizado, la cabeza rubia mirando al suelo y las manos, atadas.
Preso en la manipulación del moreno, no se molestó en mirarse las muñecas. Al cruzar miradas, perdió el control de su cuerpo. Estaba consciente. PodÃa recordar llamarse "Naruto" y el porqué de su presencia. Solo no podÃa moverse un milÃmetro.
—¡Sácame de aquÃ! ¡Oye teme! ¡¿Cuándo piensas sacarme?!
Gritaba hasta dormirse. Al azabache no le gustaba el momento del interrogatorio. Naruto evitaba hablar de su procedencia, arreglándoselas para incordiarlo, molestarlo o sacarlo de sus casillas.
Y...
Era inquietante si lo miraba. Sasuke nunca experimentó similitudes. Cada que lo visitaba, aun tras la celda y con el gesto demacrado, podÃa divisar en sus ojos el mismo efecto de las olas costeras: un constante soltar y arrastrar.
Tantas averiguaciones trajeron respuestas insólitas. Segun Itachi, el emblema de la daga plateada pertenecÃa al clan legendario Uzumaki Namikaze. Sasuke leyó sobre ellos, un clan capaz de volver rojos sus ojos.
Segun la leyenda eran vampiros mitad Humanos, protectores del Kiuby, el demonio legendario que los dotaba de fuerza. DesconocÃan el poder de su arte, pero al parecer, sus ojos escarlata ejercian control total sobre cualquiera y el beber de su sangre significa perder el juicio.
Aunque sonaba inquietante era descabellado. El esperpento era humano y el clan inexistente.
Un tratado para preservar la vida humana lea impedÃa matarlo. Asi que eel azabache, ignorando la historia tras la daga, vigilaba ávidamente al joven, a quien le adivinaba diecinueve en edad humana.
"Naruto"
Asi era su nombre. Sasuke, en búsqueda de información, le miró evaluativamente. Esa vez, Naruto devolvió el gesto y las miradas se cruzaron. Era algo inusual. Sasuke casi podÃa sentir la competición. Un reto para ver cuanto se atrevÃa a avanzar.
Era cosa de vibra, y Sasuke Uchiha nunca perdÃa. Menos contra un idiota, asi que sus pies se movieron por cuenta propia, mientras una sonrisa socarrona surcaba los labios del rubio.
Los dedos envolvieron los barrotes, Naruto tuvo la modestia de copiarlo al instante, como protegiendo un territorio invisible. Ambos sintieron una leve ventisca, producto del roce. El Uchiha sintió la sangre emular una especie de circulación en el cuerpo, moviéndose como un rÃo quebrado. Y nada mas sentir el fluir de la contraria sus colmillos brotaron seducidos.
Jamás fue grotesco en apetito. Por lo general guardaba un comedimiento impecable. Nunca fue sujeto al instinto liderado por la sed de ninguna sangre. Quizá por eso, el dobe retrocedió avivando un gesto estupefacto.
Lo siguiente fue salir de ahi.
Pero la sensacion no ha abandonado su cuerpo. Desde entonces retuvo con obstinación un hambre violenta que lo hizo vagar durante horas por el castillo. Acabando subyugado por el impulso tiránico de sus pasos, que lo llevaron a las mazmorras.
Sangre, ¡Sangre!
ExigÃan sus deseos. Negándose a avanzar, los ojos se mantuvieron fijos sobre las palpitaciones sucesivas del cuello acanelado. Hubo un punto de quiebre en el que avanzó hacia él oyendo de cerca el bullir rápido e inmanente. No pudo retenerse y clavó sus colmillos en un gemido lastimero. El lÃquido le inundó la boca y al instante el calor fue aliviado, como hielo sobre una quemadura
Naruto dejó hacer la labor de esos colmillos, mientras sus ojos emborronados de rojo miraban el camino libertario. Segundos después, con la sangre goteando de sus labios, la realidad golpeó la convicción del Uchiha. Pero fue muy tarde, ya habia sido cubierto por el manto escarlata de esos orbes.
—Maldita bruja.
Siseó conmovido ante el recuerdo, en intentos vanos de controlar sus impulsos. Ciertamente vanos, porque Naruto se ha acercado y le ha clavado los colmillos.
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