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Geminus Anima por elenaa

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Notas del fanfic:

Es un one-shot Sasunaru, por motivo del #RetoTerrorifico, del grupo de face Shhh...SasuNaru NaruSasu.

La tematica era doble ser, espero y que les guste.

Feliz Halloween y Día de Muertos n_n

Todos los personajes pertenecen a Kishimoto.

El estridente retumbar de un rayo lo saco de su ensoñación, parpadeo un par de veces y con un lento andar, camino hacia la gran puerta roja que se encontraba ante él; ¿Qué lo alentaba a saber lo que se encontraba en esa habitación?, no lo sabía, solo sentía que debía ir hacia ella.

Al entrar lo primero que vio fue el gris lúgubre de las sucias y agrietadas paredes, y unos segundos después su mirada se fijó en una esquina, donde sobre una pequeña mesa, se posaba un pequeño cofre antiguo. Y justo cuando iba a avanzar hacia este, despertó.

La alarma del despertador sonó anunciándole el inicio de un nuevo día. Estiro su mano por acto reflejo apagando el ruido que provenía del pequeño aparato y se levantó sin mucho entusiasmo, con destino a la ducha.

Mientras el agua templada caía y recorría su cuerpo, no pudo evitar pensar en el sueño que habia tenido, desde que sus padres le habían dado la noticia de que se mudarían de casa; dicho sueño empezó a proyectarse en su cabeza todas las noches.

Las primeras mañanas que despertó con el recuerdo de este, no le tomo mucha importancia, sus sueños la mayoría de las veces eran extraños. No obstante después de estar semanas soñando exactamente con lo mismo, tuvo que admitir que ese sueño en particular era diferente a cualquier otro de los sueños que habia tenido.

Una vez que termino su reflexivo baño, se alisto rápidamente con la ropa que habia apartado la noche anterior y bajo a desayunar. La mayor parte del desayuno sus padres permanecieron callados y él lo prefiero mejor asi, después de todo esa sería la última vez que comerían en esa casa.

Cuando termino de comer regreso rápidamente a su cuarto, para empezar a bajar sus respectivas cajas; el camión de la mudanza llegaría pronto y quería tener todo en orden.

El recorrido hacia su nueva casa fue igual de aburrido que la imagen de aquella tarde llena de nubes grises surcando el firmamento. Y una vez que llego a esta, le dio una crítica mirada a la casa y al jardín delantero, antes de notar que desde la casa de al lado alguien los observaba por la ventana; fue incapaz de notar bien a la persona que los observaba, asi que frunció el ceño mientras caminaba hacia la entrada de la casa.

Bajar todas las cajas del camión habia sido más rápido de lo que imagino, tanto que cuando se dio cuenta ya se encontraba en la que sería su nueva habitación, desempacando y acomodando sus pertenencias.

Al anochecer tal y como era de esperarse después de que toda la tarde estuviera nublado, una gran lluvia empezó a caer; el golpeteo de la lluvia azotaba vertiginosamente la ventana y la luz azul electrizante de los rayos se esparcía fugaz por todo el oscuro firmamento.

Creando un escenario un poco desalentador y un mal presagio como recibimiento para su primer dia en aquella nueva casa. No obstante para él, era todo lo contrario, ya que por más inusual y extraño que les pareciera a algunas personas, encontraba una increíble paz, al escuchar las pequeñas gotas de lluvia tocar sutilmente su ventana, al igual que el estridente retumbar de los relámpagos en el cielo le causaba casi el mismo efecto de una meliflua nana.

Aquellas noches siempre le inspiraban, no lo pensó mucho y entre las cajas que aún estaban cerradas, busco sus articulos de pintura y bajo la compañía del sonido de los truenos, empezó a desplazar suavemente un pincel una y otra vez sobre el blanco lienzo. En un inútil intento por despejar su mente, ya que por más que intentaba sacarse la imagen de aquella puerta roja y su interior, simplemente no podia.

La mañana siguiente despertó aun con el recuerdo de su frecuente sueño, con la diferencia de que al lado de su cama se encontraban los dibujos que habia hecho por la noche, los tomo y observo un poco sorprendido, que habia plasmado su sueño en el lienzo; no recordaba con exactitud lo que dibujo ni en qué momento se quedó dormido.

Como era domingo, permaneció un momento más en su cama antes de alistarse para bajar a desayunar y ayudar a desempacar las cosas que aún faltaban.

La mayor parte de la tarde se la paso ayudando a acomodar la casa y colocando una pequeña sala en un kiosko de madera ubicado en el jardin trasero; de modo que antes de que la noche llegara, decidió salir a caminar por el vecindario. El lugar era sumamente tranquilo y aquello le agradaba, empezaba a creer que vivir ahí no estaba nada mal.

Estaba tan concentrado en sus propios pensamientos, que cuando se dio cuenta, ya se habia hecho de noche, asi que se apresuró a regresar, sin embargo justo cuando paso por la casa que estaba al lado de la suya, sintió que alguien lo observaba. Se detuvo al instante y fijo su mirada en la misma ventana en donde lo habían observad el día anterior, pero en esta no se encontraba nadie; un poco confundido retomo su camino y entro a su casa.

Como no cambio de colegio y este quedaba un poco lejos de su nueva casa, el sonido del despertador lo despertó más temprano de lo habitual. No obstante su sueño se terminó en el mismo lugar que siempre; siempre se despertaba cuando intentaba avanzar hacia ese pequeño cofre.

Tuvo un dia de clases normal y cuando regreso a su casa, salió a leer al kiosco del jardin. Mientras leía le pareció sentir que alguien lo observaba, asi que rápidamente bajo su libro y enfocando su vista hacia la cerca formada de arbustos no muy grande que dividía su casa de la casa de al lado y soltó—Es de muy mal gusto andar espiando a las personas.

—No te estaba espiando— dijo una voz tras la cerca.

—Asi, entonces que haces ahí escondido— expreso, al mismo tiempo en que se levantaba y caminaba con libro en mano hacia dónde provenía la voz. Y antes de que la persona tras la cerca le contestara se asomó y se encontró con una cabellera rubia —déjame de espiar— dijo golpeando levemente la cabellera rubia con su libro.

— ¡Oye!— soltó ofendido el rubio, alzando la cabeza.

—No me gusta que me espíen.

—No te estaba espiando, yo solo estaba recolectando hierbas.

— ¿Y porque te escondías?

—No me escondía, solo estaba agachado— expreso el chico mientras se ponia de pie y sacudía la tierra de sus manos y rodillas.

—Voy hacer como que te creo— dijo, girándose para caminar hacia el kiosko y retomar su lectura.

El rubio por su parte solo soltó una mueca y se volvió a agachar para seguir buscando las hierbas que necesitaba para la labor que le habia asignado su abuela.

Una semana paso sin mucha novedad en su vida, seguía soñando con su raro sueño y algunas veces mientras salía al jardin a leer o a caminar por el vecindario sentía la sensación de que alguien lo observaba, aunque no habia logrado descubrir al rubio de su vecino infraganti.

Y un dia mientras dibujaba en el kiosko del jardin, un cuervo empezó a revolotear en su campo de visión, miro curioso al animal y este se detuvo aterrizando. El ave le parecía extraña, no era normal ver cuervos por aquella zona, pero dado que le estaba dando demasiada importancia al animal, aparto su vista de este y continúo con su dibujo.

No obstante el ave cada vez se acercaba más hacia él, por lo que pensó que el cuervo quería un poco de la fruta picada que tenía sobre la mesa. Asi que se levantó, y dejo sobre el sillón su lápiz y libreta de dibujo para tomar unos pedazos de fruta y dárselos al ave.

El cuervo rápidamente se dio cuenta de su intención y acepto gustoso la fruta, le era extraño estar agachado dándole de comer a un cuervo, cuando nunca antes habia tenido una mascota. Pero aquella ave le pareció un poco especial, estaba por darle el último pedazo de fruta, cuando su rubio vecino apareció al lado de la cerca.

—Con que aquí andas Kurama— dijo refiriéndose al cuervo, pero el animal lo ignoro y siguió picando la fruta.

— ¿Este cuervo es tuyo?

—Sí, se podría decir que es mi mascota, espero que no te haya causado algún problema.

—Qué problema podría causar un pequeño cuervo— dijo, pero al ave no le gustaron sus palabras y le pico la mano.

— ¡Pero que! — soltó alejando bruscamente su mano del pico del cuervo.

—A eso me refería— expreso el rubio con una ligera sonrisa.

—Tu cuervo me acaba de atacar.

—Le has llamado pequeño, agradece que no te haya picado los ojos.

— ¿Qué?

—Kurama es un poco temperamental.

—Asi que tienes un cuervo psicópata— dijo y el cuervo lo volvió a picar.

— ¡Oye! —

—Yo que tú, mejor ya no decía nada— le dijo el rubio mientras se impulsaba para saltar la cerca.

—Kurama vete a la casa— le ordeno a su ave una vez que se encontró en su jardin y este soltó un graznido antes de emprender vuelo.

— ¿Qué mascota tan rara tienes?— soltó mientras veía las marcas de los picotazos que le habia dado el cuervo.

—Ni que lo digas— dijo el rubio acercándose hacia él, para tomar su mano y envolverla con un pedazo de tela que se habia sacado del pantalón.

—No es necesario que vendes mi mano.

—Es lo mínimo que puedo hacer, después de que Kurama te atacara, aunque tú tienes la culpa.

—Yo solo lo estaba alimentando, tu ave fue la que me ataco de la nada.

—En el futuro mejor no intentes alimentarlo.

—Ten por seguro que no lo volveré a hacer.

—En ese caso, me retiro tengo cosas que hacer vecino— le dijo el rubio girando y avanzando hacia la cerca.

—Me llamo Sasuke— soltó, sin saber porque le importaba que ese chico supiera su nombre.

— ¡Yo soy Naruto! — grito el rubio con una sonrisa al mismo tiempo en que corría agarrando impulso para saltar. Y una vez que se encontró en su propio jardin añadió— nos vemos Sasuke.

Esa misma noche, cuando se dispuso a bañarse se quitó el pedazo de tela que le habia colocado el rubio y miro sorprendido e intrigado como las marcas de los picotazos que el cuervo le habia dado habían desaparecido.

Dos días después de su encuentro con su vecino, cuando regresaba de la escuela, vio salir a este de su casa, lo saludo por cortesía, pero Naruto quien iba vestido todo de negro le miro con un poco de desagrado y siguió con su camino, sin reparar en él.

Al dia siguiente antes de irse al colegio, volvió a ver al rubio salir de su casa con un gato negro muy pegado a él. Pensó en saludarlo, sin embargo debido a el desaire que le habia hecho el dia anterior desecho aquella idea.

Los días pasaban y seguía con su extraño sueño, solo que este, ya no era lo único raro que le pasaba, no sabía a qué jugaba Naruto, pero el chico era verdaderamente extraño. Algunas veces cuando se topaban lo saludaba y le hablaba como si fueran amigos y otras veces simplemente lo ignoraba.

Entre sus raros sueños y la extraña actitud de su vecino, llego la mitad de septiembre y en el ambiente y las copas de los árboles, se veía y sentía la proximidad de octubre.

Daba un pequeño paseo por el vecindario cuando el cuervo mascota de Naruto se posó sobre su hombro y decidiendo no incomodar al ave para que esta no lo volviera a picotear le dijo—Hola— y siguió caminando como si nada. Tan solo unas cuantas casas más adelante vio como el rubio caminaba hacia su dirección y al verlo sonrió.

—Sasuke encontraste a Kurama— le dijo cuando llego hasta ellos.

—Más bien el me encontró a mí.

—Le agradas, Kurama no suele posarse en el hombro de las personas.

—Supongo que me ha perdonado, por llamarlo pequeño— soltó y el cuervo grazno, mientras parecía que asentía.

Naruto sonrió e hizo una seña, para que el cuervo se posara en su hombro, y juntos empezaron a caminar.

—Sabes eres la única persona que conozco que tiene un cuervo y gato de mascotas.

— ¿Gato?

—Si el gato que a veces te sigue a todas partes.

—Ahh si, esa es Sakura es gata— dijo un poco incómodo.

Percibió un poco la incomodidad del rubio asi que decidió mejor preguntarle sobre sus extraños cambios de actitud—Naruto de Casualidad eres bipolar.

— ¿Bipolar?—

—Sí, ya van varias ocasiones que coincidimos y me ignoras, pero al dia siguiente me saludas como si nada.

—Jejejeje perdón, a veces ando tan concentrado en mis asuntos, que no reparo en algunas cosas, más específicamente cuando ando vestido todo de negro, en esos momentos no soy muy agradable.

—Eso significa que si eres bipolar.

—No, significa que cuando me veas todo vestido de negro, lo mejor es que me ignores.

—Eres un poco raro.

—Quien  no lo es, todas las personas tienen cierto grado de rareza, solo que algunas se esfuerzan más en ocultarlo, dime ¿Qué rareza escondes tú?

—Lamento decirte que no escondo ninguna.

—No te creo, si la caes tan bien a Kurama debe ser por algo.

—Kurama tiene buen gusto, eso es todo.

Cuando se dieron cuenta ya se encontraban frente a la casa del rubio, asi que este se despidió con una sonrisa y entro al jardin delantero. Mientras él se quedó mirándolo hasta que atravesó y cerró la puerta; el rubio era definitivamente raro. No obstante aquello no le desagradaba, quería seguir viendo más la sonrisa de este.

La última semana de septiembre, tuvo más encuentros con el rubio de los que había tenido desde que se mudó, a pesar de que sus casas estaban una al lado de la otra.

Y a inicios de octubre se sorprendió, al darse cuenta de que todos los días esperaba poder ver al rubio. No obstante Naruto Uzumaki era todo un misterio. A veces se dejaba ver, otras no, algunas veces andaba vestido de traje negro, otras casual y lo más inusual unas veces lo acompañaba su cuervo Kurama y otras una gata tan oscura como la noche.

Un domingo por la tarde como acostumbraba leía en el kiosko de su jardin, no supo en qué momento se quedó dormido, y apareció justo enfrente de la puerta roja. Tomo y giro el picaporte dorado de esta y se adentró en la habitación.

Ubico la mesa con el antiguo cofre y dio un paso, sin embargo en vez de despertar como siempre le pasaba, avanzo cada vez más y más hasta que se encontró justo frente a esta. Pudo tomar el cofre entre sus manos y justo cuando iba a abrirlo para ver lo que se encontraba dentro de este, despertó.

En cuanto abrió los ojos, lo primero que vio fue la gata de Naruto, la cual lo veía muy fijamente con sus felinos ojos. Y por alguna extraña razón la mirada del animal le incómodo.

Al dia siguiente un 10 de octubre cualquiera, se animó a salir a caminar un rato, con la intención de toparse con el rubio.

Pero lo que encontró fue dos autos negros, de los cuales, vio salir a unos chicos vestidos todos de negro, que caminaron hasta la entrada de la casa de Naruto y fueron recibidos por una chica de un inusual cabello rosado; la cual se dio cuenta que los veía y le miro divertida. No supo porque pero la mirada de la chica y el color de sus ojos le recordó un poco a los de la extraña gata.

Tres días después salió a dibujar, cuando escucho un ruido provenir del jardin del rubio, se asomó sobre la cerca y se encontró con este enterrando algo.

— ¿Que estás haciendo?— pregunto.

Naruto levanto la cabeza sorprendido de encontrárselo y respondio—planto unas semillas.

—Seguro, no será que entierras las partes de un cadáver— dijo a manera de broma. Pero el rubio abrió un poco los ojos antes de reír algo incómodo.

—El otro dia vía que tuviste muchas visitas, celebrabas algo especial, iban muy bien vestidos— soltó curioso.

—Fue mi cumpleaños— expreso Naruto un poco triste como si estuviera recordando, algo importante pero triste a la vez.

—A ya tuviste una fiesta— dijo un poco dolido de que este no lo hubiera invitado.

—No fue una fiesta— se apresuró a decir el rubio, mirándolo con disculpa.

Entendió la mirada de este y le dijo —En tu próximo cumpleaños si gustas, podemos hacer algo.

Naruto se sonrojo y sonriendo cálidamente dijo—Me encantaría.

—Y también podríamos hacer algo en el mío— expreso un poco perdido en la sonrisa del rubio.

— ¿Falta mucho para tu cumpleaños? —

—Nueve meses.

— ¿Cumples en Julio? — pregunto pensativo Naruto.

—Si el 23.

Parecía que Naruto le iba a preguntar algo más, pero antes de que pudiera formular su pregunta apareció su felina mascota.

Y la presencia de esta, hizo que el semblante del rubio cambiara un poco.

La tarde siguiente cuando regresaba del colegio, se sorprendió al encontrar al rubio, esperándolo afuera de su casa. Sin embargo lo que más lo tomo por sorpresa fue que este estaba todo vestido de negro, ya que aún recordaba las palabras que le habia dicho el rubio, respecto a cuándo vestía ese color.

Estaba a punto de preguntarle a Naruto, el porqué de que lo estuviera esperando, cuando este le sonrió maliciosamente y caminando rápidamente hacia él, le planto un apasionado beso. Mordió su labio inferior causándole una pequeña herida e igual de veloz a como lo habia besado, se apartó. Asi que reaccionando rápidamente lo sujeto del brazo y dijo—A donde crees que vas, no puedes besarme e irte como si nada.

—Ya comprobé lo que quería, nos veremos en otra ocasión— expreso Naruto después de saborear un poco de la sangre que habia salido de la mordida que le habia dado, mientras colocaba una mano en su pecho.

— ¡Que! — soltó sin comprender muy bien al rubio, pero este solo sonrió burlonamente y dijo—Somnium.

Después de eso, se despertó confundido en la entrada de su casa, preguntándose cómo se habia quedado dormido ahí y si el beso con el rubio de verdad paso. Los siguientes dos días, no se pudo sacar el beso de Naruto de la cabeza, sueño o no necesitaba hablar con este; asi que decidió ir a buscar al rubio directamente a su casa. Se plantó en la puerta y toco esperando que fuera el rubio el que le abriera, pero la persona que le abrió fue una joven mujer rubia, de ojos cafés vestida toda de negro.

— ¿Tu eres?—dijo sin mucho interés.

—Buenas tardes, soy Sasuke Uchiha su vecino y me preguntaba si Naruto se encuentra en casa.

—Naruto está un poco ocupado en estos momentos.

—Podrías decirle que necesito hablar con él.

La mujer lo miro pensativa por unos segundos antes de decirle— en cuanto se desocupe se lo informare— para después volver a cerrar la puerta.

Se encontraba en su habitación pensando que definitivamente aquel beso no podia ser un sueño, ya que el único sueño que habia tenido por un largo tiempo, era únicamente el de la misteriosa puerta roja y su interior. Casi podia asegurar que el rubio si lo habia besado, pero no podia comprender las palabras que le dijo, y el porqué de que se fuera tan repentinamente después de aquel beso; se habia enamorado de Naruto, pero la actitud de este lo confundía.

 

Tan sumergido estaba en sus propias cavilaciones que cuando tocaron a su puerta no escucho, hasta que golpearon fuertemente y molesto dijo —Que quieres Itachi.

Se levantó de la cama para abrirle la puerta su hermano y se sorprendió al encontrase con el causante de sus incesantes reflexiones.

—Tu madre me dejo subir— expreso el rubio con una leve sonrisa.

—Viniste pensé que tendría que irte a buscar otra vez.

—Como porque no vendría.

—Mejor entra, necesitamos hablar en privado.

Una vez que se encontraron en su habitación con la puerta cerrada, quiso pagarle al rubio con la misma moneda. Lo arrinconó contra la puerta y le dio un beso aún más apasionado, que el que este le habia dado.

Cuando termino el beso, Naruto solo lo miro con un extraño brillo en sus azules ojos y con un ligero sonrojo, que le pareció adorable, por lo que no se pudo resistir y lo volvió a besar, solo que esta vez un poco más lento, disfrutando más de los labios del rubio.

Naruto correspondió a su beso y él se sintió con la libertad de aferrarse a las caderas de este; para después con un rápido movimiento llevar al rubio hasta su cama.

Estuvieron repartiendo caricias y besándose por unos minutos, hasta que sintió el impulso de quitarse y quitarle la camisa a su ahora novio; entre besos se quitó primero la suya, pero antes de que fuera capaz de quitarle su camisa al rubio este empezó a repartir besos desde su clavícula derecha hasta la izquierda, besando su cuello y bajando a besar su hombro y justo cuando esparcía besos por aquella parte de su anatomía; Naruto detuvo sus besos de repente.

— ¿Qué paso?—pregunto un poco confundido por la accion del rubio.

—Esa marca que tienes es un tatuaje— dijo Naruto sumamente serio, tocando tres puntos en forma de coma, que tenía unos centímetros debajo del hombro.

—Es una marca de nacimiento, nací con ella.

Naruto soltó una pequeña carcajada antes de depositar un beso sobre su peculiar marca y decir— mi abuela debe de estar esperándome para cenar, ya me tengo que ir.

—Te vere mañana.

—Probablemente.

Se quedó embelesado en su habitación sin ser consciente de que afuera de su casa, una gata esperaba a su mejor amigo; el cual en cuanto la vio, sonrió malévolamente y le dijo— Es aún mejor de lo que pensábamos Sakura.

A pesar de que le rubio le habia dicho que se verían al dia siguiente, eso no fue asi y el rubio se dejó ver dos días después, solo para decirle que se iría unos días de viaje.

Los días pasaban y aun no sabía nada de Naruto, sabía que este estaba de viaje, pero aun asi no podia sentir evitar que algo andaba mal. Hasta en sus sueños le parecía ver que el pequeño cofre palpitaba y  brillaba entre sus manos.

Cuando el 31 de octubre llego, se despertó con una extraña sensación, que lo acompaño la mayor parte de la mañana. Eso aunado a que el dia estaba fatal, con un fuerte viento que mecía todas las copas de los árboles lo tenían un tanto pensativo.

Se turnó para repartir dulces con su hermano aunque en un principio se habia negado a realizar dicha tarea y sintió una extraña punzada en el pecho cuando tocaron a su puerta y se encontró con Naruto vestido todo de negro.

—Me puedes acompañar un momento— le dijo.

Se sentía feliz de volver a ver al rubio, pero algo en la actitud de Naruto se sentía más raro de lo normal; su supuesto novio lo llevo a su casa y ni siquiera tuvo tiempo de sorprenderse al ver que dentro de la casa del rubio todo se veía lúgubre, porque este coloco una mano sobre sus espalda y dijo— Somnium.

La puerta roja apareció ante él brillando de un intenso rojo sangre y abriéndose sola, se adentró en la habitación como si fuera llamado por algo y aun lado de la mesa y del antiguo cofre vio una jaula, en la cual se encontraba Kurama.

No supo porque, pero se acercó al cuervo y lo libero. Este salió velozmente de la jaula y posándose sobre el cofre le dijo—Escúchame tonto mortal.

Dio un paso hacia atrás, al oír al ave hablarle, pero algo en la mirada de esta lo hizo regresar.

—Escucha bien porque no tienes mucho tiempo, he estado esperando esta fecha para poder comunicarme contigo pero ya es tarde, Menma y Sakura se me adelantaron.

— ¿Menma?

—El chico con el que has estado los últimos días no es Naruto es Menma, ambos comparten el mismo cuerpo.

—Eso es imposible.

—Tan imposible como que estés hablando con un cuervo.

—Eso es porque esto es un sueño.

—Esto no es un sueño cualquiera, pon atención mortal, no eres un mortal cualquiera, naciste bajo el signo del león y fuiste marcado por el sello maldito del cielo.

— ¿Eso qué significa?

—Significa que tienes el poder para romper la maldicion con la que nació Naruto.

—Y ahora de que maldicion hablas.

—Por todos los espíritus, porque los mortales son tan lentos. Naruto es un brujo yo soy su familiar, pero Naruto nació con la Geminus Anima, la maldicion de doble alma; dos almas en un solo recipiente. Durante años Naruto ha vivido compartiendo vida con Menma, turnándose el cuerpo, pero Menma nunca ha estado conforme con compartir cuerpo y descubrió que sacrificando un alma enamorada de su igual, le permitiría poder deshacerse de esta y asi quedarse como la única alma reinante. Por lo que desde hace cuatro años ha estado buscando su oportunidad; yo contaba con que no se diera cuenta de que Naruto siente por ti y tu sientes por él, pero se me olvido que Sakura es una bruja entrometida.

—Voy a morir, Menma me va a Sacrificar.

—No, si tú lo aniquilas primero.

—Y como aniquilo a Menma sin dañar a Naruto.

—Destruyendo una extensión de su alma, tú puedes hacerlo, porque el poder del sello maldito del cielo duerme dentro de ti y solo un poder maldito puede destruir una maldición.

— ¿Cómo destruyo la extensión de su alma?

—El cofre, dentro del cofre, la vieja guardo una extensión de ambas almas, reconoce la que llama a tu corazón y destruye la otra, pero apresúrate, tienes hasta antes de la media noche; Menma no realizará el ritual hasta que sea la hora de las brujas, que es cuando tiene mayor poder—le dijo Kurama antes de emprender vuelo e impactarse contra su ojo.

La accion del cuervo lo hizo despertar, se encontraba sobre un circulo de piedra en lo que parecía ser un sótano, y a su alrededor, habían cuatro figuras con tunicas negras; reconoció al instante a la chica de pelo rosa, quien se encontraba al lado del que tendría que ser Menma y le pareció que las otras dos personas las habia visto el dia del cumpleaños del rubio.

Morten tenebris, accipere sacrificium.

Morten plenus, accipere sacrificium.

Dúplex amino, accipere sacrificium.

Moriartur anima puella.

Recitaban a manera de cantico, una y otra vez, mientras Menma sostenía una daga.

Ante la situación en la que se encontraba, no tuvo tiempo de asimilar que su plática con el cuervo habia sido verdadera y mejor intento despertar el poder que según el cuervo dormía en él. Sin embargo este no despertaba; estaba atado y no encontraba la merara de salvarse.

De pronto los canticos se detuvieron y Menma apunto la daga directo en su corazón, por acto reflejo cerro lo ojos, pero la puñalada no llego; abrió los ojos y vio como Menma se habia quedado estático con la daga en la mano a unos centímetros de atravesarlo. Y en la mirada del rubio vio a Naruto intentando imponerse al dominio del alma de Menma; aquello le dio valor y de sus manos sintió emanar un calor que utilizo para quemar sus ataduras. Mientras las personas de negro le decían a Menma que le clavara rápido la daga.

—Menma que estás haciendo, clava la daga de una vez, solo asi podrás tomar posesión de tu cuerpo para siempre— dijo la única chica.

—Naruto, está poniendo resistencia— dijo un chico de tez demasiado pálida.

—Pues más le vale a Menma, controlarlo, porque se le está acabando el tiempo—soltó un chico de blanco cabello.

— ¡Cállense los dos!, dejen que Menma se concentre— les dijo Sakura y él aprovecho ese momento para romper sus ataduras y saltar del circulo de piedra.

Menma y los otros 3 brujos reaccionaron e intentaron atraerlo a ellos, pero de su mano izquierda salió una llamarada de fuego que no dudo en lanzar; los brujos no podían apagar sus llamas y utilizo esto para correr y buscar la salida.

Lo habían subestimado tanto que ni siquiera cerraron con seguro la puerta del sótano, de manera que pudo salir sin ningún inconveniente y buscar la puerta roja. La cual no tuvo que buscar mucho ya que sus piernas se movían solas hacia la dirección de esta.

Vislumbro la puerta y se apresuró a entrar a la ya conocida habitación, pero en esta se encontraba un muy enojado Menma con el antiguo cofre en las manos y Kurama encerrado en una jaula.

—Esto es lo que buscabas, me temo que no te lo puedo dar, acepta tu destino y muere de una vez.

—Acepta tú el tuyo.

—No tienes oportunidad contra mí, podrás haber despertado los poderes del sello, pero aun no los dominas.

—No necesito hacerlo— dijo y lanzo otra llamarada de fuego directo a la cara de Menma.

—Tu fuego no me daña— soltó Menma agitado su mano y disipando solo un  poco las llamas.

Asi que lanzo más llamas y corrió hacia Kurama para liberarlo de su jaula; el cual en cuanto salió grazno y señalo con su pico en dirección al cofre, que aun tenia Menma en las manos.

— ¡Maldito Kurama, debí de suponer que te entrometerías!

Kurama se lanzó a atacar y él siguió al valiente cuervo tacleando a Menma; se sentía un poco culpable porque estaba lastimando también el cuerpo de Naruto, pero si quería salvarlo no tenía otra opción.

Su impacto derribo al brujo e hizo que el cofre cayera al piso, y mientras Menma expulsaba con una ráfaga de aire a Kurama, tomo el cofre y al abrirlo, encontró dos pedazos de leña exactamente iguales. No obstante de uno sintió emanar un calor familiar mientras que del otro no percibió absolutamente nada, por lo que tomo aquel pedazo y le prendió fuego.

En cuanto las llamas cubrieron el pedazo de leña, Menma se detuvo y empezó a gritar al mismo tiempo en que colocaba sus manos sobre su pecho y caía de rodillas al suelo. Se acercó a abrazar el cuerpo del rubio y ambos cayeron inconscientes.

Cuando despertó, se encontró en una extraña habitación con el rubio durmiendo a su lado en otra cama.

—Ya despertaste— le dijo apareciendo de la nada, la mujer rubia que habia visto cuando fue a buscar al rubio días atrás.

—Naruto está bien— fue lo primero que dijo.

—Si.

—Quien es usted— dijo a la par que se incorporaba en la cama.

—Soy la abuela de Naruto y Menma.

Por un segundo se sorprendió, pero luego recordó todo lo que habia pasado las últimas horas, y que la abuela de Naruto se viera más joven que su propia madre dejo de tener importancia.

— ¿Usted sabía lo que Menma iba a hacer? Pregunto enojado.

—Lo sospechaba, pero no podia hacer nada, Naruto y Menma siempre tuvieron muy claro que algún día uno se tendría que alzar sobre el otro, de una forma u otra; ya fuera sacrificando el alma de alguien que amara a su igual o encontrando a la persona nacida bajo el signo del león con el sello maldito del cielo, solo que nunca espere que esa persona seria la misma.

— ¿El alma de Menma, se fue?

—Sí, Naruto despertó hace unas cuantas horas pero se volvió a dormir— dijo la mujer con una fraternal sonrisa, y añadió— te encargo a mi nieto por el momento, tengo que seguir castigando a una tonta aprendiz.

Cuando la rubia se fue, se levantó y camino hasta la cama del rubio para depositar un suave beso en sus labios, esperando que con su beso este se despertara para poder decirle lo mucho que le amaba.

 

Fin

 

Notas finales:

Espero que les haya gustado n_n


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