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TOXIC, and I love it por Josuu_

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Notas del fanfic:

Historia corta, solo tendra un capítulo. Me inspire escribiendola gracias a Love the way you lie de Eminem y Rihanna

Advertencias: Violencia, relación amor-odio

By, Josuu

 

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"Fujoshis de Eldia"

Donde pueden compartir memes, imagenes, etc. :3 los esperamos!

TOXIC, and I love it...

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Lo conoció bailando.

Ignorando todas esas eternas charlas de su madre, que con angustia le advertía que en un lugar sin esperanzas un amor verdadero nunca podría ver entre corazones vacios. Olvido todo, absolutamente todo, lo borro de su sistema con cada paso que daba, escuchando la música desde un segundo plano, dejo su cabeza desvariar por el alcohol, entregándose de la manera más preciosa posible, inclinando la cabeza ligeramente hacía atrás exponiendo la suavidad de su piel.

Su acompañante incremento el agarre en su cintura, deslizando sus caderas en un vaivén sincronizado. Abrió los ojos cuando la humedad de una boca le rozo la nuez de Adán, suspiro, pintando una traviesa curva en sus labios.

El juego de miradas lo mantenía hipnotizado como un felino en su casería nocturna; deseoso y salvaje. Levanto los brazos en el aire cuando la canción casi llego a su fin, moviendo las caderas de un lado a otro, con uno de los fuertes brazos de su acompañante subiendo por debajo de su holgada camisa hasta tomarle por la nuca.

Lo acerco a él hasta el punto de lograr sentir la calidez de su aliento, gimió apropósito en el deseo de provocarlo. Sin embargo, la persona frente a él sonrió gustoso, complacido de su atrevimiento.

El licor se deslizo por sus comisuras al besarse, incrementando el fuego de su candente danza. Buscando el éxtasis en cada roce, al cambiar la canción se dio la vuelta, pegando su espalda por completo al cuerpo ajeno.

Con el delineado de sus ojos corrido le regalo una mirada de esas que derriten, recibiendo como respuesta unos fuertes brazos poseyéndolo al instante, junto al ritmo de la música. Aun de espaldas le abrazo por el cuello, enredando juguetón los dedos en los rizos castaños. La persona a sus espaldas bajo el rostro hasta quedar a la altura del él, encajando los dientes en la perlada piel de su mandíbula.

Para ese entonces se encontraba perdido en la gloria de ser dominado por Eren Jeager.

Así fue cada noche desde ese baile nocturno. Con desesperación lo buscaba cada día para que lo empotrase en la pared, le encantaba los chicos juguetones y por muchos que otros fueran detrás de él; Levi ya tenía su perdición entre los labios de Eren, lo dejo de lado todo, las aventuras de noche, las idas al antro, incluso sus amigos de ligues. Ya nada le satisfacía, tan solo necesitaba oler el perfume de Eren impregnado en su piel para sentirse a gusto.

Unos suaves labios besaron su clavícula, le miro por sobre el hombro, observando sus carnosos labios subiendo poco a poco a sus ojos felinos.

—Te ves precioso. —la voz de Eren por las mañanas podía ser su afrodisiaco más letal.

— Que mentiroso eres. —le susurro devuelta, con la misma voz enronquecida. —Me veo fatal.

—El mentiroso eres tú. —contesto regalando un sonoro beso en la mejilla de su pareja.

Levi no se quejo cuando el cuerpo más grande de Eren lo aprisiono contra la colcha, su piel cosquilleo por el aliento caliente de él en su cuello, los labios de Levi se expandieron en una sonrisa dejando salir un par de carcajadas con cada húmedo beso en la extensión de su cuello. Cerro las piernas divertido mientras que sentía los escurridizos dedos de Eren sobre sus rodillas, entre su suave risa escucho un gruñido por parte de su pareja.

— Deja —le recrimino mañoso, posando las doradas perlas en su pareja.

Levi dejo el aire de sus pulmones escapar. La mirada de Eren le ahogaba por completo quitándole todo rastro de aliento, aunque sus intenciones eran divertirse un rato, termino por morderse el labio ansioso. Aflojando la fuerza que ejercía en sus piernas cerradas.

Eren continuo con la corrida húmeda de su boca en su cuello, esta vez entre sus piernas. Levi volvió a carcajearse en el oído de Eren. La erección matutina de su pareja le rozaba la entrepierna, punzante, por supuesto que le dolía tal dureza en aquella zona, pero aun así; le incrementaba increíblemente el ego sentirla. Nada lo hacía sentir más completo que asegurarse de que su amante fuera solamente suyo, brindarle placer era un trabajo que solamente él podía ejercer.

Las suaves caricias pasaron a la piel de su abdomen, las yemas de los dedos de Eren encontraban con malicia cada sensible punto. Provocando pequeños espasmos en el cuerpo debajo del suyo, apretó con fuerza la cadera de Levi, sin embargo esto provoco unas carcajadas más fuertes por parte de él.

— Lo haces apropósito. —le reto Levi golpeando el hombro de su pareja, sin llegar a hacerle daño.

— Es excitante escucharte reír. —le sonrió travieso, recibiendo un largo beso como respuesta.

— ¿Que más te parece excitante de mí? —Levi le pregunto jadeante.

— Tu voz. —contesto al instante. — ¿Que mas? esta dulce piel. —Susurro sobre su mejilla, sin desviar la mirada del otro.

—... —Levi tembló en sus partes bajas, ahogándose en su aliento como ya se había acostumbrado desde la primera vez que conoció a Eren, ya parecía inevitable.

—Me pregunto si serán están hermosas piernas; largas, suaves, perfectas para mí —ronroneo en su oído, acariciando la desnuda piel de sus muslos— O ese olor tan exquisito que desprendes cuando te existas —le encaro; con la nariz sobre la contraria, rozando ambas frentes— Me provocas de una y mil maneras, Levi.

Cerró los ojos tatuando en su mente la agradable sensación de oír su nombre en los labios de Eren. Le delineo los labios con su dedo meñique, y tras regalarle una sutil caricia en la mejilla se besaron lentamente.

Al día el noventa y cinco por ciento del tiempo Levi desvariaba en sus cabeza con pensamientos de Eren; y eso Hanji lo sabía a la perfección. Su amiga de la infancia nunca se habría imaginado pillar a Levi en esos estados, coladisimo hasta las patas por un chiquillo que conoció en el antro. No le molestaba para nada, sabía que tarde o temprano alguien sería capaz de sacarlo de esa coraza de rebeldía en la que se encontraba atrapado. Eren, a su parecer, se trataba de la persona adecuada para enseñarle que el amor es igual de importante que el deseo carnal.

Sin embargo, por más feliz que se viese por su mejor amigo. Una situación en particular la tenia molesta.

— ¿Me estas escuchando? —le repitió, como por novena vez en el día. — Levi, te juro que tú y ese maldito celular tendran un espacio en mi lista negra.

Levi viro los ojos guardando el aparato en el bolsillo.

— Lo siento, cuatro ojos. —Respondió simplemente— ¿Qué pasa?

Hanji le miro alzando una ceja.

— ¿Como que "qué pasa"? te vengo hablando desde hace media hora y tú en el mundo de lalalá. —le regaño Hanji. Moviendo las manos con exageración. —Está bien que adores a tu novio, pero joder dale algo de espacio.

— Bájale al drama, Hanji. —le dijo tras beber de su cerveza.

—No es drama, Levisito. —Contesto— Pero ahora estás conmigo, la última vez que te vi fue antes de navidad; desde que comenzaste con ese chico que a penas y te veo la sombra.

— Eren.

— Si, si. El mismísimo Eren. —la aludida observo como Levi rodaba los ojos ante su tono de voz. — En fin... —suspiro casina, un poco intimidada por la actitud de su amigo. — Te preguntaba qué tal se encuentra tu madre, hace mucho tiempo que no la veo.

Levi se movió incomodo en la silla.

— Bien... igual que siempre. —respondió indiferente.

— ¿Igual de insoportable dices? -pregunto con cautela Hanji.

— Nos peleamos. Dijo que no le agradaba Eren. —conto Levi.— Es una hipócrita, pero no me interesa, ella no tiene porque involucrarse en mi vida.

— Eres demasiado duro con ella.

— ¿Luego de todo lo que me hizo pasar? es lo mínimo que se merece.

Hanji tan solo suspiro, viendo aquel par de perlas grafito mirando algún punto inexistente del bar donde se encontraban. Seguramente pensando en la misma persona provocadora de ese excepcional brillo en su mirada.

La chica paso uno de sus cabellos por detrás de la oreja, luego tras hacer una mueca, finalmente se rindió sonriendo de lado.

Ese chico no tenía remedio, se bebió la cerveza de un golpe luego alcanzo la de Levi, quien estaba tan distraído en el celular que no se dio cuenta cuando Hanji se bebió el liquido si no mucho después cuando se llevo el embase vacio a la boca. Hanji se carcajeo, después de todo, siempre apoyaría la felicidad de su amigo por mas canas verdes que le sacara.

Quizá todo en esa salida hubiera salido bien, Levi sabia el amor que sentía por Eren, y el mencionado comprendía a la perfección el cautiverio en el que se encontraba por las caricias de Levi.

Sin embargo, algo que nadie sabía. Era lo toxico que podía llegar a convertirse esta pasión. Ciegos ante la verdad
























Eren era demasiado rápido. Tan solo se dio cuenta de lo que había sucedido luego de que su quijada comenzara a doler de manera atroz. Le observo asustado ante el comportamiento bestial de su amante.

—Lo lamento. —susurro intentando acercarse. Levi pudo ver una pizca de temor entre los orbes oscurecidos.

—...—no respondió y siguió sus instintos alejándose de Eren, e ignorando las fuertes punzadas palpitantes que se le venían al rostro.

— ¿A dónde vas? —le dijo elevando la voz desde el pasillo.

—...—Levi continúo sin responder. Tan solo siguió caminando hasta el cuarto, cerrando la puerta con llave.

— ¡Te hice una pregunta!

Solo se dedico a escuchar desde el borde de la cama, mirando sus manos como si fueran la cosa más interesante del mundo. Era otro disco rayado repitiéndose en aquella extraña consola. En algún momento el sonido se volvió más débil, los gritos desde la otra habitación cesaron, y el sonido de unos fuertes pasos alejándose le dio a entender que el juego había acabado. Al menos, por ahora.

El silencio se apodero de la pequeña casa. Levi —aun sentado al borde de la cama— levanto la mirada a la puerta, apreciando aquel hermoso desastre.

Al parecer Eren no conocía ni su propia fuerza.

*
.

*

Se despertó al escuchar el sonido de un par de llaves. La puerta cerrándose fue su interruptor mental, se puso en pie rápidamente, con tan solo unos pantalones cortos y una camisa que se le caía por los hombros. Abrió la puerta de la habitación, sin cuidado; sin importar que se fuese a romper más de lo que ya estaba. La mente le nublaba y con la sangre hirviendo se acerco al chico de mirada dorada, el cual al verlo tan solo le dedico una mueca.

Levi puso ambas manos en su pecho cuando Eren intento darle un abrazo. Le empujo con tal fuerza que casi lo hace caer, lo golpeo en la mejilla izquierda, se quiebra y le grita con veneno. Eren tan solo se quedo de pie, observando. Levi nuevamente se acerco a él, repasando con la nariz la curvatura de su cuello

— ¡Muérete hijo de puta! —Exploto de repente— ¡Mal nacido de mierda! ¡Qué asco me das!

Le costaba respirar, seguía gritando demasiado alto, no le importaba escupir cada palabra frente a la cara de Eren, se desquito tanto como pudo. Le empujo una y otra vez hasta que su espalda choco contra una de las paredes.

— ¡Estas loco! —le grito Eren alejándolo de golpe.

Sin embargo Levi volvió a lanzársele encima. Eren agotado le sostuvo por las muñecas, incrementando los gritos de Levi. Era todo violento, los objetos a su alrededor cayeron al piso, incluyendo a ellos mismos cuando Eren se comenzó a defender; Levi dejo escapar un par de lagrimas cuando al fin le libero las muñecas, enrojecidas y adoloridas. Gruño cuando las fuertes manos de Eren le tomaron por el cabello, jalándolo hacia atrás hasta caer al suelo.

Levi le pateo las costillas mientras que Eren intentaba ponerse encima de él. Veía como el más alto hacia muecas de dolor, sin embargo su mirada embriagada en ira le indicaba que bien poco le importaba el dolor. El perfume de Eren olía diferente, asquerosamente diferente, el olor ajeno era... cruel. Levi peleaba internamente mientras por fuera daba patadas, mordidas y arañazos. Ni siquiera el fuerte golpe en el piso producto del puño de Eren logro arrebatarle de sus ojos el sufrimiento y la rabia que sentía en esos momentos.

El piso se mancho en sangre, mientras que sus miradas seguían conectadas. El tiempo que pasaron así fue eterno, a final de cuentas cada mirada expresaba algo indescifrable. Levi con ayuda de los codos se elevo a la altura de Eren, rozando sus labios levemente. Eren por otro lado acaricio la piel de su mejilla con los nudillos dañados, pintando la blanca piel de Levi con el liquido carmesí.

Se besaron con brutalidad, cayendo rendidos ante la tentación. Nuevamente en el deseo carnal se entregaban el uno al otro de la manera más insana posible. Maldecidos por el pecado de unir sus cuerpos.

Amaba a Eren con su alma. Le amaba tanto que odiaba cuando llegaban a ese punto de su relación en el que debía haber un "No te vuelvas a aparecer en mi vida". No, él no lo aceptaría. Levi lucharía por el amor que sentía por Eren, lo haría incluso si él mismo se negaba.

—Lo lamento. —le dijo por la mañana, incluso antes de que el sol saliera.

—Esta bien. —Le respondió— Yo igual te lastime.

Eren le beso la mandíbula, seguido de la comisura de la boca hasta llegar a sus labios. Los ojos grafitos por otra parte se veían perdidos en el beso, concentrados más que nada en el abdomen y el cuello de su pareja; el abdomen marcado por varios moretones muy notables y probablemente dolorosos, a causa de las patadas del día anterior. Y el cuello; marcado por dos succiones que él no había hecho. Es ahí cuando desvariaba, pensando en si de verdad sentirse culpable o no.

—Oye, tranquilo. —le susurro Eren al oído.

—... —Nuevamente el aliento de Levi se escapo de sus pulmones, entreabriendo los labios observo con un brillo en la mirada a su pareja. — Déjalo, ya déjalo. No lo vuelvas a hacer, ¿sí?

Eren beso la muñeca marcada de Levi.

— Nunca más.

Se besaron cómplices de la misma mentira. Poniendo en repetición el mismo disco rayado. ¿Cómo una hermosa flor en el jardín del edén había llegado a esto?
























Los días pasaron, las semanas y los meses. Y si se despistaban un poco, también la vida.

Hanji los había invitado a salir una de esas veces. Levi debió sospechar que esto traería malas consecuencias, pero bien él sabía, lo bien que se sentía ser intoxicado.

Eren espero a que nadie los viera para tomar a Levi de las mejillas con una de sus manos, presionando bruscamente con los dedos la suave piel que acostumbraba a besar.

—Me estas hartando pequeña mierda. —le escupió en voz baja. —sigue con tus malditos juegos y me veras enojado.

Lo soltó tras recitar esto último. Levi se mostro asustado, intentando ignorar nuevamente ese aspecto de su novio.

Para cuando la noche se hizo más larga, terminaron por quedarse solos en un pequeño casino de las zonas oscuras.

—Lo hiciste mal. —le susurro al oído.

Levi gruño pateando la máquina de azar ganándose la risa de Eren.

—Basura inservible. —se llevo el cigarro a los labios para seguir jugando.

Eren dio un trago de su copa de Martini, sin romper el agarre que mantenía en su cintura. La nuca de Levi cosquilleo cuando la nariz de Eren se paseo traviesa por sobre su piel, intuitivamente llevo el cuello hacía atrás.

— ¡Maldición! —golpeo la pantalla enojado.

Despues observo a Eren; con su rostro perlado por el sudor, el maquillaje oscuro de los ojos corrido y un puchero en los labios. Eren le sonrió coqueto, relamiéndose los labios con el ego hasta las nubes, su novio era la imagen misma de la perfección.

—Anda, déjamelo a mí. —le susurro al oído, embriagando a Levi con el aroma a licor.

Levi se mordió los labios, pegando su espalda al fuerte pecho de su amante. Mirando la pantalla con ansias. La música del casino cada vez era más fuerte y su cabeza daba vueltas por el alcohol que traía en el cuerpo.

Levi grito sofocado cuando la maquina comenzó a botar monedas tras monedas. Eren se hizo unos pasos hacia atrás atrapando en los brazos a su pareja que se había lanzado a él. Se besaron escuchando el sonido metálico de esa tonelada de dinero.

— ¡Qué asco joder!—una voz cerca de ellos los hizo separarse. — ¡Largaos de aquí, par de maricones!

Era uno de los guardias, que tras el escándalo de la maquina y de la gente a su alrededor se había acercado a la escena. Levi le observo con los ojos abiertos, sin descolgarse del cuello de su novio.

Se asusto cuando Eren le aparto cuidadosamente los brazos.

— ¿Tienes algún problema mal nacido? —Arrastro las palabras, posicionándose cara a cara con el guardia— ¡Responde, maldito!

El guardia dio un paso hacia atrás, sorprendido por el cambio drástico del chico, casi parecía una maldita bestia.

— ¡Fuera! —Le grito el guardia, apuntando hacia la salida, frunciendo el ceño con furia. — No permito animales en el casino, mucho menos asquerosas putas. —le escupió en la cara pasando una mirada a Levi, quien permaneció congelado.

Levi vio claramente el cambio de actitud de Eren, como sus ojos se ensombrecían y la piel en su rostro se tensaba. Las personas a su alrededor miraban la escena, Levi sentía sus miradas sobre él, provocando una pisca de vergüenza en su interior. Chito la lengua y antes de que Eren lograra saltar sobre el guardia se interpuso.

— ¡Basta, Eren!

— ¡Apártate Levi! —gruño intentando apartar las manos del más bajo de su pecho. Luego se dirigió al guardia — ¡¿No te creías tan hombrecito, eh cabron? ¿Acaso quieres que te arregle los putos dientes de la cara?

—Jodido desviado, ve a hacer tus malditos escándalos a otra parte. —murmuro mientras se alejaba. Diciendo algo en el radiotransmisor que traía en la mano.

— ¡Joder, Levi! —se quejo entre gritos.

Levi se jadeo por lo bajo cuando al fin logro tranquilizar a Eren. El que se aparto de él con frustración. Unas cuantas personas a su alrededor advirtieron la presencia de mas guardias, por lo que tuvieron que salir corriendo del casino. Levi por detrás de Eren mientras que este no le soltaba de la mano.

Al llegar al auto estacionado, no se dirigieron la mirada. Eren tan solo se detuvo a respirar un minuto para luego encender el vehículo. Tras varios minutos de silencio Levi intento romper la tención acariciando la mano de Eren sobre el volante.

— Debiste dejar que le sacara la madre, Levi —gruño— ¿Qué mierda estabas pensando?

— ¡Era una estupidez Eren! —Le respondió— No valía la pena.

— ¡No lo era, maldición! —Le devolvió el grito— Me importa una mierda si me insultan a mí, Levi, pero a ti, a ti no. Eres lo más valioso que existe en este asqueroso mundo, Levi, mi Levi. Nadie puede hablar mal de mi Levi.

Los ojos grafito se conmovieron ante el semblante triste de Eren, en ese momento creyó que el corazón se le rompería en ese mismo instante.

Eren abrió los ojos sorprendido al sentir la calidez del beso de Levi en su mejilla. Le miro sorprendido mientras que este le dedicaba una sonrisa.

— ¿Eres idiota o qué? —Le acaricio los cabellos castaños— La palabras de un viejo mugroso no alcanzan ni a llegarme a los talones.

No se espero que tras esas palabras Eren se estacionara bruscamente en alguna parte de la carretera. Levi tan solo pudo descifrar que se trataba del mirador cuando Eren le saco casi arrastrando del copiloto del auto.

—Mierda, Eren... —su espalda se aprisiono contra el capo del vehiculo, quedando boca arriba contemplando aquel cielo estrellado.

La boca juguetona de Eren devoraba la suya sin ningún cuidado, con pasion, explorando cada uno de sus rincones con la lengua. Su respiración se acelero mientras que sentía las suaves manos de su pareja subir por su cintura. La mirada dorada de Eren resaltaba entre la oscuridad de la noche, haciéndolo sentir completamente sometido ante él.

—J-Jeager. —jadeo.

Esa noche no volvieron a casa, se quedaron en aquel mirador en el asiento trasero del auto. Demostrándole a la misma naturaleza lo que era el verdadero salvajismo.
























Algunos días podían ser hermosos, mas no era razón para que otros no fueran el mismísimo infierno.

Se dejo caer en medio de la pista; como una dulce doncella abandonada en la torre más alta del castillo. Ahogo todos los sueños dentro de esa botella de vino caro. Se pregunto así mismo si acaso el niño que vivió dentro de él en el pasado estaría orgulloso de la historia de amor que estaba escribiendo.

Quería pensar en su príncipe azul; atento y maravilloso. Levi nunca conoció a alguien tan espectacular como él. Quien tenía el poder de cegar sus ojos usando un par de palabras lindas como venda. Su corazón palpitaba con fuerza cada vez que recordaba sus bellos hoyuelos en la comisura de sus labios, las incontables veces que visitaron el mar, cuando montaron a caballo por primera vez, las inolvidables veces que cometieron locuras; ese concierto al que se emborracharon tanto que terminaron siendo perseguidos por la policía, o cuando en un arranque de ira terminaron rompiendo las ventanas de un restaurante caro al que no los dejaron entrar, las veces en que escribieron sus nombre juntos en las paredes de la ciudad. Los mensajes subidos de tono cuando estaban lejos. Sus manos acariciándolo con ternura cada mañana. Esa mirada dorada consumiéndolo por completo, Levi creyó en el infinito gracias a esos ojos.

Lloro, lloro y lloro; hasta que el maquillaje oscuro en sus ojos nuevamente se le corrió.

Tras darle una calada a su cigarro sonrió con amargura, amaba a Eren por encima de cualquier otra cosa. Era su príncipe negro haciéndose pasar por el príncipe azul. ¿Los cuentos de hadas podían ser eternos? Levi no estaba seguro de esto, tan solo esperaba el mañana; donde el disco volvía a reiniciar aquel juego de mala muerte. No podía, no podía simplemente marcharse y dejarlo ir, Eren le amaba demasiado, no conseguiría ponerse en pie por sí solo. Y él estaba dispuesto a entregar su vida por conseguir la felicidad de su amado.

Cerró los ojos inclinando la cabeza hacia atrás, disfrutando del sonido de la música con el corazón roto. Eren se había marchado a quien sabe donde tras una escena de celos, de las cuales ya estaba acostumbrado. La soledad lo abrumaba cada vez que veía esa ancha espalda alejarse de él.

A su alrededor algunos ojos curiosos se preguntaban por el chico guapo con la mirada vacía, ¿Quién podría dejar llorando a esa bella rosa de jardin? Seguramente un cobarde que no valdría la pena, muchos se le acercaron cautosos.

"Esas penas de amor te esta marchitando" "Me pregunto quien en su sano juicio dejaría ir a un diablito como tú" "En esa botella de vino no encontraras respuestas a tu problema precioso" "Pobre gatito, algún día te darás cuenta que ese hombre no vale un centavo"

Se gravo las palabras de cada desconocido que intento animarlo. Porque incluso en ese antro de mala muerte se podía encontrar los corazones mas marchitados pero comprensivos de la ciudad. Sin embargo aquellas palabras solo le servían para dejar de sentirse tan solo un momento. A final de la noche volvía a caer en ese mismo abismo al que él mismo se arrojaba: Eren.

Quería verlo más que a nada, lo necesitaba más que el oxigeno que respiraba. Cuando llego la salida del sol y el antro cerro, regreso al hogar que compartía junto a su novio. No obstante no lo encontró ahí.

Busco con desesperación por todos lados, en el baño, la cocina, el jardín. Grito varias veces su nombre, pateo un par de cosas y rompió otras. Se tiro con brusquedad los cabellos hasta arrancarse unos cuantos. Ese maldito no se encontraba en ningún lado, golpeo la pared con fuerza hasta romperse los nudillos. Uno. Dos. Tres. Cuatro. Cinco. Seis. Fueron uno tras otro los golpes a la pared sintiendo las piernas mas flojas, deslizándose al frío suelo. Levi apretaba los dientes mientras que las frías lágrimas bajaban por su rostro. ¿Dónde mierda estaba Eren? ¿Qué paso con aquella promesa que se hicieron? Se negaba a creer que paso la noche fuera de casa, solo no podía aceptarlo de ninguna forma.

—Maldito, maldito, maldito. —Chito ahogado— maldito hijo de perra ¿Dónde estás?

Mientras su conciencia poco a poco lo abandonaba, dejándose ir por el sueño; Levi soñó con sus padres.

Muy pocas veces lo hacía, desde que conoció a Eren que esas pesadillas dejaron de acosarlo. Él tan solo se veía como ese pequeño niño inofensivo, observando aquel hombre en el sofá llorando en silencio. Su padre era alto, un hombre hecho y derecho. Era la primera vez que lo veía en ese estado; un superhéroe sin su capa, quebrado ante la derrota.

A unos cuantos metros la puerta de la cocina abierta dejaba al visto una mujer, pequeña como lo era Levi, de hermosos cabellos negro. Su mirada vacía en algún punto de la cocina permaneció gravada en la memoria de Levi hasta ahora ya adulto.

Por el pecho de su madre bajan un par de gotas de sangre, al igual que de sus brazos, el cabello desordenado y el labio partido. El niño de ese entonces inconsciente de la realidad pensaba que tan solo se trataba de otra de sus peleas,  de las que solian tener en casa, si, esas tan normales para Levi... pero no. Esta vez era diferente, muy diferente. Lloro desesperadamente cuando su padre cogió todas sus cosas, marchándose sin siquiera mirar atrás. Levi espero muchos días a su regreso, hasta que al final, años después acepto que nunca volvería a ver la figura de su padre.

Al ir creciendo tampoco se digno a disculpar a su madre, era una estúpida por haber hecho que su padre se marchara, muchas veces le grito que su vida sería mejor si ella se hubiese muerto ese día.

—¡Tenias merecida esa paliza por andar de zorra! —le grito una vez.

Vio a su madre coger aire en los pulmones con coraje.

— ¿Y las otras veces, Levi? ¿Todas esas veces que tu padre me golpeo sólo porque sí?

—Eso no te lleva a ir buscando consuelo con la primera mierda que se te cruce.

—El señor Hannes es una buena persona... —le susurro mirando el suelo, ahogando un sollozo.

Levi jamás perdono a su madre. Pensar en ella le causaba una sensación repugnante, en cambio la mujer no le importaba el odio de su hijo; con verlo sano y salvo ella era feliz. Separarse de su horrible esposo había sido la mejor decisión de su vida, tenía un hogar, un trabajo —algo pesado, pero valía la pena el esfuerzo—, salud, libertad. Y un hermoso hijo del que a pesar de todo estaba muy orgullosa. Era tan duro que Levi jamás le fuera a comprender el infierno que vivió por tantos años, incluso después de la separación con su esposo, el ver en su pequeño la misma mirada de odio con la cual aquel hombre la solía mirar.

—Vete a la mierda.

Las imágenes se nublaron volviéndolo a la realidad. Despertó algo sobresaltado, con la piel perlada por el sudor. Se sentó bruscamente en la cama, intentando calmar su respiración. Joder. Hacía tanto que esos dolorosos recuerdos no lo atacaban de esa forma. Un niño no debería ver a tan temprana edad como sus padres, quienes deberían demostrar que el amor podía ser para toda la vida, tomaran la decisión de separarse.

Al acostumbrarse a la luz de la habitación los recuerdos de la noche anterior le llegaron a la mente como si le cállese un balde de agua fría. Miro a un lado, los ojos de Eren lo observaban con tranquilidad. Recién se dio cuenta que se encontraba apresado por uno de sus brazos, instantáneamente los ojos de Levi se llenaron en lagrimas. Se acerco a él, acurrucándose a un lado.

— ¿Dónde estabas? Eren, maldición ¿Dónde estabas? —hipeo un par de veces.

—En casa de Armin. —le contesto en un susurro. — Lo lamento por... por no avisar.

Levi se aferro a su pecho, abrazándolo con fuerza.

—No te encontré aquí y... y... —se trabo en sus palabras— me asuste, Eren.

—Ya —le cayó con un beso en los labios. — Aquí estoy, no llores, jamás me voy a ir Levi, jamás. —Le susurro— Si tu estas a mi lado todo estará bien. Levi, Levi, solo necesito a Levi a mi lado...

Levi lo miro susurrar palabras inentendibles. Eren de vez en cuando lo hacía, se dirigía a él en tercera persona y luego se percataba de su presencia, sin embargo, Levi siempre ignoraba esto, disfrazándolo en la acción mas tierna del mundo. Termino por regalarle un beso en la mejilla, dejando su cabeza descansando en el hombro del más alto.

—No vuelvas a lastimarte. —la voz de Eren sonó dulce, como un Ángel caído del cielo.

Los labios de su novio tocaron los nudillos de sus manos. Levi miro con fascinación aquellas vendas que cubrían sus puños. Se sintió increíblemente feliz en ese momento, besando el rostro de su príncipe una y otra vez. Eren le sonrió, dejando a la vista esos hermosos hoyuelos.

—Eres mi persona favorita en todo el mundo.

—Soy la única persona en tu mundo, Levi.—le sonrió Eren. — sin tu amor no soy nada... absolutamente nada, mi hermoso cielo.

Eren escondió el rostro en los cabellos negros de Levi, quien mimo a su novio, sin embargo su rostro permaneció serio tras esas últimas palabras.
























Ese día también, pudo haber sido común y corriente, como cualquier ambiente normal de pareja; era de noche, Eren sentado en el sofá mirando la televisión mientras bebía una cerveza, llegaba a ser un ambiente tan cliché.... No obstante para ellos, dentro de esa relación los días normales no existían.

— ¡Maldito faldero de mierda! —le grito entrando por la cocina, arrojando la botella de cerveza al suelo.

—Cálmate, Levi ¿Qué mierdas estás diciendo?

— ¡Nunca estuviste en casa de Armin! -Confeso de golpe— ¡Hable con Mikasa! ¡Armin está enfermo desde hace una semana, cabron, ella dijo que nunca pasaste por ahí!

Eren se quedo en silencio, virando los ojos a la botella de cerveza en el suelo. Frunció el ceño arrugando la frente, tras esta acción Levi se paro recto; ya no habían lagrimas de por medio, el corazón de Levi se endureció al punto de siquiera sentir dolor; tan solo se dejo llevar por el odio. 

—Me molesta que me grites, lo sabes, joder, lo sabes. —se puso en pie, encarando al más bajo— Pero eres mi Levi, mío, no puedo enojarme contigo.

— ¿Por qué lo hiciste Eren? Prometiste, prometiste que no lo volverías a hacer... —susurró Levi.

Se acerco a él, intentando rodearlo con los brazos. Sin embargo Levi retrocedió, como si el mismísimo diablo hubiese intentado tocarlo. Eren se asusto muchísimo, las manos le temblaron y poco a poco la mente se le fue nublando. Levi no podía enojarse con él; Jamás hizo nada tan malo, pensó en lo mejor para ellos, si esa vez regresaba a casa y se encontraba con Levi seguramente terminarían golpeándose. Eren odiaba eso, por ello prefirió impedirlo. De la manera más cobarde de todas, una estúpida escusa que Levi se negaba a escuchar.

— ¡Aléjate, cabron! —Espeto—¡Te odio! Me das asco, tú y tu maldita falsedad ¿Ahora con que mierda de escusas me vendrás? ¿Volverás a echarme la culpa?

Un problema tras otro, los problemas iban y venían.

Intento apartar de un empujón a Eren cuando este se le acerco de golpe. Chillo cuando sus cabellos fueron tirados sin nada de delicadeza y su boca fue devorada por el contrario. Lo aprisiono contra la pared mientras que Levi se retorcía debajo de él, adolorido.

En su mente se imagino a su familia, la que había sido destruida por los errores de su madre... su madre.... Aquella mujer que siempre lo llamaba y él ignoraba. Pensó en su padre y en que mierda estaría haciendo en ese momento, ¿Por qué no venía a salvarlo de aquella bestia a la que él mismo se aferraba con desesperación? ¿Por qué no volvía?

Mordió los labios de Eren hasta el punto de que casi sintió los dientes juntarse. Eren le golpeo con puño cerrado, directo en el rostro. Ambos se alejaron llevando sus manos a las zonas heridas. El primero en recomponerse fue Levi, el que de inmediato tomo el objeto más cercano y se lo aventó a Eren, quien intento avanzar hacia él mientras que con su mano libre desviaba los objetos que Levi lanzaba.

— ¡Juraste que esto no volvería a suceder! —le grito sintiendo escalofríos cuando Eren cayó al suelo.

Levi había roto una de las sillas de madera en su espalda mientras corría al jardín. Antes de lograr darse la vuelta escucho el par de pasos seguirlo. Muy cerca, cada vez más cerca. Se escondió dentro del viejo auto desarmado que nunca se dignó a quitar desde que compraron la casa. Escucho a los lejos los gritos de Eren buscándolo, su voz sonaba peligrosa, más que otras veces. Se volvió a hacer la pregunta de porque su padre no venia por él, porque no lo ayudaba, porque nunca lo ayudo....

El corazón se le atoro en la garganta cuando una figura en la ventana le cubrió con su sombra. Los ojos de Eren como un cazador en medio de la noche, lo miraba con las pupilas dilatas, lo vio mover los labios, pidiendo —o más bien; ordenando— que abriera la puerta.

El silencio de Levi tan solo logro provocarlo. Lo observo subirse al capo del auto, con una mirada casi hasta lunática. Pateo el vidrio una y otra vez, ignorando el daño que incluso él mismo se hacía. Levi se cubrió con sus brazos, observando como la trizadura del vidrio poco a poco se volvía más grande. Termino por escapar del auto, intentando ser más rápido que su pareja. Corriendo hasta la casa.

A pesar de sus intentos, Eren lo alcanzo.

Cayeron al suelo, sintió el frio del hierro en su cuello; no tuvo tiempo ni de preguntar de donde había sacado ese cuchillo, sin embargo, Levi no temió. Le encaro con la mirada filuda a los ojos.

—Anda. —Escupió con veneno— Hazlo, maldito cobarde. Hazlo.

—Lo dices como si no fuese capaz. —le sonrió podrido Eren, con la respiración agitada.

No obstante esa sonrisa termino borrándose, al ver como Levi reía debajo de él.

—Estás enfermo, Eren. Eres un maldito enfermo de mierda. Si no fuese porque estoy a tu lado, encarcelado como un maldito convicto, estarías vuelto loco, perdido mas de lo que ya estas.

-...

—Todo me los debes a mí, Eren ¿Crees que no puedo irme y jamás volver? ¿Crees que a pesar de estar enamorado no puedo vivir sin ti?

—...

—Te equivocas, el único que necesita este amor desesperadamente; eres tú. —se inclino hasta sus labios. Susurrando —Me necesitas, mi cielo, me necesitas y lo sabes.

—Eres un...

—Mierda ¿De qué te quejas? —Escupió con veneno otra vez.

—Necesito... debes salvarme Levi, solo tú, solo tú. Levi, mi Levi.

Eren se quedo mudo, observo a Levi riéndose aun mas fuerte. El castaño tembló con cada carcajada, sintiendo aquel temor con el que había aprendido a convivir.

Él no era malo... no lo era, nunca lo fue. Entonces ¿Por que Levi le hacía esto?

—Me divertí, Eren. En el camino nos divertimos. Pero, bebe, no te confundas.

"Eren le amaba demasiado, no conseguiría ponerse en pie por sí solo. Y él estaba dispuesto a entregar su vida por conseguir la felicidad de su amado"

Ignorando sus mejillas se tomaron del cuello, bruscamente y con fuerza, se besaron con pasión como todas esas veces en que lo hacían. Levi no podía negar los besos de Eren, aquellos labios eran el arma con la que lo sometía cada vez, con tanta facilidad que llagaba a ser divertido. Porque Eren tenía razón; la única persona en su mundo, era él. Amaba cada centímetro de su cuerpo, de su alma, de su personalidad, amaba incluso sus mentiras. Amaba la forma en que le hacía quemar por dentro.

Pero no te confundas. En cualquier momento con ese mismo fuego que sentía, podría quemar el castillo con el maldito príncipe negro en su interior y no sentir absolutamente nada. Literalmente, podía hacerlo.

Y Eren lo sabía a la perfección ¿Por qué creen que siempre vivía con miedo? Él único necesitado de ese amor obsesivo y toxico; era él. Mas que el oxigeno para respirar, sin Levi no era nada. Absolutamente nada.

Sonrió mirando a su amante dormir plácidamente junto a él; no se arrepentía de hacer el amor con Eren, se trataba de su mejor pecado, el mas prohibido de todos, el que cometían cuando la muerte se ocultaba luego de su espectaculo. Conoció el amor bailando, en un lugar sin esperanzas, se hizo amigo del monstruo bajo su cama, se enamoro de su príncipe impostor ¿ o acaso no veian lo mucho que se querian? Bueno a veces se amaba, otras veces se odiaban, quizá nunca se amaron o tal vez siempre lo hicieron. Puede que no se amaran pero siempre.... bueno, siempre había tiempo para eso.

Si, posiblemente estaba loco, y posiblemente todos pensaban que estaba loco, pero ¿Y eso qué?

La voces dentro de su cabeza tan solo le indicaban el nombre de su amado, y cada camino que encontraba era dirigido hacía él. Sabía que con Eren era igual, incluso peor; no tenía a nadie, naturalmente y tras posibles traumas de su infancia —del cual nunca habían hablado— Eren desarrollo una personalidad enferma, posesiva, y violenta.

Le encantaba, a Levi le encantaba. Aquel demonio le fascinaba en todos sus aspectos.
¿Pero es que en serio no veían lo mucho que se querian? Rutina y mas rutina, el drama nunca terminaba.

Eren era precioso. La perdición más grande de todas, y el único capaz de controlar aquella bestia salvaje y quebrada, era un muchacho aun más peligroso que él. Sonrió divertido mientras fumaba con una de sus manos y con la otra jugueteaba con el mechero, observando la hermosa llama flameante de este.

Luego su sonrisa se ensancho.

—Ups...

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THE END ♡

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Notas finales:

¡Gracias por haber llegado hasta aquí! Espero te haya gustado 

Comentame que tal te parecio la historia, me encantaria poder seguir mejorando para darles mas historias así, besitos y abrazos <3

By, Josuu


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