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En el día más oscuro por Mielikki

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Notas del fanfic:

¡¡Buenas a tod@s!!

Este one-shot va por un reto que lanzaron en el grupo "Eden Slash DC" acerca de Halloween. Entre los retos se encontraba la parte de "Drabbles de Terror" y la categoría Slasher (horror extremo en el que se muestra la fragilidad del cuerpo humano con mutilaciones o escenas sangrientas) y dije: "¿por qué no?"

Así que de ahí nació todo esto.

Es lo primero que publico así que en pos de mejorar y el resto, les dejo a ustedes las críticas constructivas y los buenos deseos (también los "no me gustó", pero ponganme el qué, ¡¡así puedo hacerlo bien la próxima!!)

Por lo que éntrenle si les atrajo el resumen y gracias por la oportunidad.

Notas del capitulo:

Bueno, ahora sí, no hay retorno xD

El proceso de hacer el capítulo me tomó cuatro días y básicamente lo único que me preguntaba era si le gustaría a los demás, pero mi lado sincero salió, me dio un zape y me dijo: "chinga tu madre, loca, si te gusta a ti está perfecto".

Y aquí estamos :D

 

Tenía unos papeles en la mano que debía revisar, toda su atención debía de estar avocada a ello, a restaurar una empresa con su imagen dañada por su principal competidor; sin embargo, lo que menos le interesaba era mantener los papeles en orden y volver a la normalidad. Toda su atención, se hallaba avocada en el televisor encendido.

Había comenzado una guerra.

Una que con cierto pesar dudaba que ganaran fácilmente, pero cuando se tiene a alguien querido en la línea del frente, es lo último en lo que se piensa. No hay lógica que funcione ni argumentos que la convaliden porque no perder la esperanza es inherente en los seres humanos y él a pesar de su estoico rostro y sus duras facciones, seguía siéndolo. Seguía pensando en aquél por el que había dejado hundida en el fango la imagen de su empresa, aquél que esperaba ver volver y atravesar la puerta de su despacho con una sonrisa.

—Clark…

 

*************************

 

—… Kent. — le llamó una voz profunda y no evitó levantar la cabeza pese a que el dolor le dificultaba hacerlo con celeridad; sin embargo, la bolsa de tela gruesa le impedía ver algo. —Cuando escuché que te pondrías a husmear en los alrededores pensé que era una mentira, pero al parecer eres más tonto de lo que creí. ¿Acaso buscabas otra primicia?

Aquella pregunta le hizo dar cuenta de quién se trataba y cuando la bolsa que cubría su cabeza fue retirada lo confirmó. Quiso hablar, pero concentrado como había estado en no entrar en pánico recién se daba cuenta de que estaba amordazado pero con una sonrisita socarrona, el contrario le retiró aquella molestia.

—Luthor.

—Sólo voy a hacer una pregunta. —dijo el hombre no importándole en absoluto que su identidad se descubriera. — ¿De verdad creíste que ganarían?

Clark exhaló. —Te expuse, tus socios no te quieren cerca y para rematar, has perdido ese poder del que te enorgullecías tanto y se lo devolví a quien le pertenecía. No veo por dónde no hemos ganado. —explicó Clark con una media sonrisa que estaba lejos de ser soberbia, era más que eso: era recordar que debido a todo ello, las cosas habían terminado bien para él. Con Bruce.

De pronto escuchó el chasqueo de los dedos y por la puerta entraron dos hombres con un bulto que destaparon sin ningún miramiento: el cuerpo de Lois se hallaba en posición fetal y sus piernas eran víctimas de notorios espasmos además de poseer manchas lívidas repartidas a lo largo. No podía ser. Aquella imagen hizo hervir su sangre, la ira en sus ojos sobrepasó a la tristeza que podía sentir por su amiga y Luthor, dándose cuenta de ello puso un pie detrás. Podía ser que Clark estuviera atado a la silla con sus brazos fuertemente unidos al espaldar pero la respiración agitada y sus forcejeos potentes por librarse eran de tener cuidado.

— ¡¡Eres un…!! ¡¿Te atreves a atacar a una mujer indefensa y te haces llamar hombre?! —gritó, sin embargo, Lex sacó de un bolsillo de su pantalón dos guantes de látex que se puso de inmediato y se acercó a la mujer para tomarla por los cabellos.

—Clark…—la voz era tenue, demasiado y por ello no la escuchó ninguno.

—No es una mujer cualquiera. Me hubiera gustado tener a alguien más en su lugar pero…—de repente, la mano que tenía los cabellos de Lois se levantó súbitamente. —…ella te importa y eso es más que suficiente. —de repente y con fuerza, el magnate estrelló la cabeza de la periodista contra el concreto del suelo.

—¡¡NO, DETENTE!!!…— clamó, aún tratando de librarse. —¡¡Por favor, detente, haré lo que quieras!! —la risa del contrario le supo a inhumana.

“—Estoy embarazada.”

—De todas formas lo harás.

El sonido era atroz, cada uno de los golpes que el hombre hacia en el suelo con la cabeza de Lois era una estocada que se clavaba en lo más profundo de Clark y no podía hacer otra cosa más que ver cómo Lois, aquella mujer risueña que iba a empezar una nueva vida y que siempre le había ayudado, se convertía poco a poco en un cúmulo de carne, cabellos y sangre. Poco a poco, el sonido duro del cráneo contra el cemento se convirtió en el sonido de pisadas sobre el barro, como si ya no quedara algo duro que seguir rompiendo.

—Con razón tenía fama de cabeza dura…

Ese fue su límite.

Apenas salieron esas palabras de la boca de Luthor se paró como le dejó la silla y se abalanzó contra el hombre que estaba convirtiendo una de sus peores pesadillas en realidad. Se resbaló con la sangre e intentó pasar por encima del cuerpo de su amiga pero tropezó; sin embargo, la buena suerte lo posicionó encima de Luthor y con todas sus fuerzas, le propinó un cabezazo. Uno al que le siguieron varios: la adrenalina le atenuaba sentir algún tipo de dolor y la sangre de ambos se empezó a mezclar. No supo cuánto tiempo lo estuvo haciendo pero sí que cuatro hombres tuvieron que detenerlo, abandonado como estaba en ese frenesí salvaje. Sólo pensaba en cómo el magnate podía burlarse de una persona a la que acaba de matar, cómo es que un monstruo como ese seguía libre… si ni siquiera exponerlo había servido para detenerlo ¿qué lo haría?

Otro monstruo.

Las consecuencias de su acto no se hicieron esperar y lo obligaron a permanecer con el cadáver de Lois descomponiéndose, creyó que perdería la cordura porque cada vez que le parecía mirarla podía sentir que lo acusaba. ¿Quién la culparía?

Los días pasaron, o al menos eso le pareció, cuando volvió a ver a Luthor con unas vendas alrededor de su cabeza, su mirada destilaba más odio que nunca y decidió profanar lo que quedaba de Lois para seguir torturándole con esas imágenes. Amarrado, amordazado, no pudo ofrecer casi ninguna respuesta porque a pesar de que su espíritu combativo le hacía intentarlo, librarse era algo que estaba fuera de discusión.

Los días que le siguieron a ese sus captores disminuyeron la comida que le daban, parecía que buscaban debilitarlo por lo que macilento, con el estómago vacío, no sabía cómo pudo soportar la vuelta de Lex y el comienzo de sus jueguitos. Inmersiones en agua que lo dejaban a poco de ahogarse, cortes de distintos tipos en los que su torturador disfrutaba rociar un poco de sal, shocks eléctricos y golpes que de a poco fueron mermando su cuerpo y dejándolo cada vez más incapaz de hacer lo básico. Ya hasta respiraba por inercia.

Sin embargo, pese a que había superado todo sin entrar en pánico no sabía que podía sentir el verdadero miedo hasta que Lex sugirió por primera vez mutilarle. La macabra idea había sido llevada a cabo en pocas horas en las que se distrajo pensando que quizá su captor había considerado no implementarla.

Al principio no sintió nada. Sentado como estaba en una silla y medio adormilado por el cansancio de los esfuerzos que hacía por no desmayarse, no se dio cuenta de cuándo su brazo derecho había sido puesto en una mesa de metal. Y mucho menos cuando lo que parecía una guillotina  de tamaño pequeño fue colocada justo encima de su codo.

El corte había sido limpio pero en menos de un segundo, que le pareció una eternidad, sus nervios empezaron a conectar lo sucedido y la sangre caliente que brotaba a borbotones le hizo dar cuenta de que había perdido algo, algo en extremo valioso. ¿Cómo sacaría fotos? ¿Cómo levantaría la taza de café por las mañanas? ¿Cómo levantaría la barbilla de Bruce para dedicarle un beso de esos que sabía que le derretían por dentro? Lo había perdido… no el brazo, sino lo que podía hacer con él.

Un grito desgarrador salió de lo más profundo de sus entrañas y sus ojos, inyectados en sangre, parecían querer salírsele de sus órbitas. El dolor empezó a hacer mella en él y vio a Luthor sonriendo mientras levantaba la parte de su brazo cercenado, jugando con él como si le dijera “hola”.

— ¡¿Crees que eso es dolor?! —su torturador no paraba de negar con la cabeza. —De verdad Kent… ¿qué vio detrás de tu patética cara? — Clark no lo escuchaba, sus dientes estaban cerrado y haciendo fuerza para no gritar tanto como le dolía aquello, su saliva se escapaba por la comisura de sus labios. —¡¡Dímelo!! —con un movimiento brusco fue tironeado y su brazo izquierdo fue puesto debajo de la guillotina pero no lo permitiría.

Haciendo acopio de lo último que le quedaba de fuerzas retiró su brazo en el momento en el que la afilada hoja de metal caía y por poco pierde los dedos.

— ¿Todavía te quedan fuerzas para pelear? —preguntó Luthor parándose y dándole tal puñetazo al hombre que tenía enfrente tirándolo de la silla y consiguiendo un alarido de dolor. — ¡¿Crees que te necesito?! —preguntó, subiéndose a horcajadas sobre Clark. — ¡¿Crees que puedes decidir algo aquí?! —y entonces empezó a golpearle una y otra vez entre cada palabra. — ¡¡¿¿CREÍSTE QUE HUMILLARME TE SALDRÍA BARATO??!!

Cuando dejó de percibir algún tipo de resistencia se detuvo y supo que quizá, se le había pasado la mano. Tantas trampas, tantas mentiras… ¿para qué? Lo único que quería era destruir al malnacido que yacía bajo sus pies pero la guinda del pastel se le había ido por el drenaje ya que lo acababa de matar. Sólo cuando escuchó un gemido, un muy suave gemido, entendió que no era muy tarde. Aún quedaba el acto final y necesitaba un gran público.

 

*************************

 

Cuando Clark despertó, se encontró con que reposaba en un colchón maloliente y desgastado. Su brazo izquierdo se hallaba conectado a una bolsa suspendida por encima suyo que debía suponer como suero y su vestimenta había cambiado. Sus ropas eran naranjas. Parecía un preso. Decidió distraerse de todo eso, por suerte seguí en la misma habitación: cerrada, sin una sola ventana, la mesa de metal y la sangre seguían allí lo que le hizo rememorar la mutilación a la que fue sometido y al llevar su vista a su brazo, tragó duro: por debajo de su codo, no había nada. Y por darse cuenta de la ausencia de aquella parte de su anatomía, esta empezó a latir violentamente. Podía notarlo, debajo de las vendas seguramente habría un muñón cauterizado o algo peor.

—… es su día de estreno. —escuchó que decía una persona en voz alta antes de poner la llave en la cerradura y abrir la única puerta que tenía. —Es tu turno de brillar. —le dijo uno de los hombres antes de dirigirse hacia él e intentar levantarle.

Era su oportunidad, debía tomarla para escapar; sin embargo, apenas puso un pie en el suelo, sus fuerzas se desvanecieron y se encontró mareado y jadeando en el piso. —No creerías que fuéramos tan estúpidos como para dejarte recuperar tranquilamente, ¿no? —las risas le resultaron amargas. No había escapatoria posible.

Al menos no esa vez. La siguiente lo intentaría con algo más en mente.

Subió por unas escaleras, al parecer se encontraba en un sótano y cuando salió fuera de la gran casa que había sido su lugar de presidio, se sorprendió de ver arena. Miles y miles de kilómetros de arena le rodeaban, volteaba la cabeza para ver alguna otra estructura pero no encontraba nada. Estaba en la misma nada.

Lo llevaron a la parte trasera de la casa, se encontraba dando tumbos, como si fuera un borracho, pero las drogas o eran muy potentes o le habían dado demasiadas: su efecto era bastante duro de soportar y pese a que quería mantenerse bien despierto, no podía. Sólo cuando sus rodillas fueron puestas en la cálida arena iluminada por aquel brillante sol, se dio cuenta que se encontraba frente a una zanja. Una que tenía en el fondo arena rojiza y moscas pululando.

Algo parecido a lo que una vez Bruce le había contado sobre sus padres.

Bruce.

Luthor parecía estarle diciendo algo pero él no podía entenderlo demasiado bien. Algo de cadena nacional, algo de secretos, cuando hizo un ademán para que mirara frente suyo vio un camarógrafo aparentemente filmándolo todo; sin embargo, Clark se concentró en mantener limpia su mente y pensar en lo que amaba, en quien amaba. Porque eso le había ayudado a sobreponerse a las torturas que su captor le había propinado.

“¿Qué habrías hecho tú?”, preguntaba en su mente una y otra vez. Sonrió. De ser Bruce, ya se habría liberado, pero él… él sólo era él. Un muchachito de Kansas que tenía tantas ganas de desenmascarar a gente mala que se olvidó de que detrás de ese tipo de gente, había un ejército que buscaría destruirle.

—El mundo verá lo que todo este tiempo has hecho y sido: nada. —y Clark lo entendió. Haría valer lo que era.

 

*************************

 

Cuando semanas atrás escuchó que la periodista hablaba de una posible toma de rehenes, se tranquilizó. Eso significaba que los altos mandos estaban buscando llegar a un acuerdo para recuperarlos a cambio de algunas cosas que él, desde su alicaída posición, aún podría ayudar a conseguir. Todo estaba bien porque eso significaba que Clark y Lois estaban con vida: cuando el Daily Planet lanzó un comunicado de que no se los podía localizar por ningún medio se alertó a las autoridades; sin embargo, en zona de guerra todo son especulaciones hasta que los captores ofrecieron un acuerdo, uno en el que él debía quedarse quieto en Gotham. Suspiró, su relación con Clark parecía haberse conocido hasta en Medio Oriente y a pesar de no saber de qué forma aquello era algo que a los terroristas les importara, accedió; sin embargo, no le conocían. Ya había hecho los arreglos para que poder infiltrarse en el ejército sólo debía establecer una coartada e iría en busca de Clark. No dejaría nada al azar.

“— ¡Un momento! ¡Estamos recibiendo una señal  de…!—“, aquel precipitado hablar y la súbita interrupción de la voz de la reportera en la televisión que casi nunca apagó,  le llamaron inmediatamente la atención.

“—Hola, hola, Gotham…”

¿Pero qué…?

En la televisión se podía ver una espeluznante imagen: un hombre se encontraba cabizbajo, el pelo le llegaba por debajo de las orejas y el traje naranja que llevaba le hacía recordar a los que llevaban los presos. Se podía notar que le faltaba la mitad del brazo derecho y cuando la mano de uno de los que le retenían tironeó su cabello hacia atrás para mostrar su cara, el mundo se le vino abajo.

“¿Clark?”

Se mantuvo estático, ni siquiera podía escuchar el discurso que parecía estar dando un lunático con la voz distorsionada que ni siquiera se veía en la pantalla. Sus ojos se clavaban en los de su amante, buscando, esperando obtener algún indicio que le indicara que nada de lo que pasaba le concernía. No era Clark, no lo era, no podía serlo.

De repente, la pantalla se volvió oscura, aunque sólo por un momento porque de repente, el objeto que tapó la cámara se empezó a alejar y descubrió que se trataba de un cuchillo curvo árabe que poco a poco iban llevando hacia Clark. Su mente estaba en blanco, no podía ser que estuviese pasándole de nuevo, toda una vida planeada, lo que juntos habían logrado construir… no había sido más que un castillo de naipes.

Lo siguiente que recordó antes de que se le hiciese un agujero en el estómago, fue esas caricias que parecieron darle a Clark en el cuello con el arma. Todo fue premeditado, todo fue calculado y tenían la sangre fría de restregarle en la cara que nada podía hacer. No había salida posible.

“—Pueblo de los Estados Unidos, que en su consciencia les pese la muerte de Lois Lane y Clark Kent.”

—¡¡NO!! —su grito fue en vano.

En un asiento en primera fila pudo verlo todo: la respiración agitada de Clark, los pestañeos intermitentes que le hacían parecer ser presa de un sopor inducido, la punta del cuchillo hundiéndose lentamente unos centímetros más lejos de la yugular para luego ser deslizada por toda la extensión del cuello del periodista que en pocos segundos dejó de mirar a la cámara: sus ojos viraron hacia arriba.

La sangre manaba profusamente y como si fuera un trofeo, los captores levantaron la cabeza del hombre mientras su cuerpo se deslizaba por los bordes de aquella zanja que tenía delante.

Estaba hecho.

“—Que les sirva de lección.”

El día afuera era soleado, pero dentro de él, la oscuridad carcomía su alma.

 

*************************

 

El camarógrafo se había retirado hace rato y en el lugar sólo quedaban dos siluetas que veían el cuerpo decapitado de Clark Kent y su cabeza a menos de un metro. Uno de los que ahí estaban se dio la vuelta y la cara de Luthor, deformada por una macabra sonrisa, hizo que quien le acompañaba levantara una ceja. — ¿No te gusta? —preguntó, burlón.

—No creo que sea necesario ocultarse más, el único que podría reconocer algo ya estiró la pata.

—Por primera vez en mucho tiempo dices algo sensato. —admitió el hombre y llevó sus manos hacia la base de su cuello. —Vayamos a decirle a Lexie que nuestro trabajo aquí está hecho. —sus manos tomaron el borde de lo que parecía piel y se sacó lentamente lo que todo ese tiempo había sido una máscara. —Por cierto, ¿te diste cuenta?

—Mandó un mensaje, ¿verdad? —preguntó, esperando algún tipo de represalia que nunca llegó.

—Bruce parece haberlo entrenado bien o bueno… no lo suficiente. —la burla se hizo notar en su tono. —Creo que sería bueno hacer unas cuantas visitas. —insinuó, sonriendo y dejando notar en la comisura de sus labios, el comienzo de dos heridas que se abrían paso hasta la mitad de sus mejillas.

— ¿Eso es todo entonces, mi señor? —preguntó, viendo expectante cómo su acompañante parecía estar disfrutando la vista.

—Claro que no, no hemos hecho más que empezar.

Notas finales:

Muchas gracias por haberse tomado el tiempo de leerlo, de verdad me hace mucha ilusión saber qué piensan al respecto: que si mucha sangre, mucho sufrimiento o mucho blablabla y poca acción xD

Nos veremos alguna próxima vez.

¡¡Gracias por darme la oportunidad!!


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