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SET ME FREE. [Kaisoo/Top!soo] por UnicornioMorado

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Notas del fanfic:

 

    • Kyungsoo + Jongin (kai); leve Chanbaek

 

    • Top!Soo

 

    • Saltos en el tiempo

 

    • La longitud de los capítulos varía. Siempre.

 

    • Las "escenas que tienen números al inicio hacen referencia a sucesos del pasado, los números son sus respectivas edades.

 

    • Contiene lenguaje obsceno y sexo. 

 

Notas del capitulo:

Tener padres pastores/religiosos es una experiencia agridulce. A veces son más las agrias que las dulces, más aún si eres gay. No los odien. No me odien. 

~UnicornioMorado~

El murmullo de las sábanas, los gemidos mal contenidos y el sonido producto del agresivo choque de piel contra piel es lo único que puede escucharse en aquella habitación.

Un chico jadea por las caricias desenfrenadas impartidas a su cuerpo por otro que, a punto de perder la cordura, se deleita en la impoluta piel expuesta ante él.

–Mierda, Kyungsoo– el nombrado considera que su nombre nunca suena mejor que como lo hace en esos momentos, siendo susurrado por esos pecaminosos labios– oh, hyungmás rápido– gimotea Jongin contra el hombro del tipo que se adueña de su cuerpo, el mismo que lo arrastró a un mundo rebosante de lujuria y pecado que hoy es su perdición.

En efecto, las estocadas son más rápidas y profundas, casi erráticas, golpes llenos de furia que le hacen gemir descontrolado, rozando los límites entre el placer y el dolor. Se lo hace rápido y fuerte.

Como siempre.

El mayor sabe en qué momento ha tocado la próstata del chico por el gruñido que suelta mientras entierra las uñas en la piel de sus brazos y arquea la espalda, entregado, así como también sabe que debe pedirle que sea cuidadoso con las marcas pero, sinceramente, en ese preciso momento ya le da igual. Cualquier vestigio de razón hace mucho huyó por la ventana. 
Quiere disfrutar de aquel encantador cuerpo que solo le pertenece en secreto, en la seguridad de esas cuatro paredes que han sido testigos de su fatídica historia de amor
Quiere disfrutar ahora que puede, en ese efímero lapso de tiempo en el que solo existen ellos dos.

Ambos se han vuelto adictos al hormigueo que les comprime las entrañas causado por el hecho de saber que hacen algo prohibido y aún así ser incapaces de no incidir en ello una y otra, y otra, vez.

Kyungsoo necesita con urgencia desfogar el barullo de sensaciones que lleva en su interior para no colapsar, y ha descubierto que la mejor forma de hacerlo es ahogándose en el chico que le acompaña, perderse en él, en ese muchacho de piel tostada y silueta refinada que no deja de morder su hombro y clavarle las uñas en la piel, haciendo brotar sangre. 
Drena su cuerpo y aunque una pequeña voz en su cabeza le dice que al día siguiente, o incluso en unos minutos, cuando el afán de un día tormentoso termine, se arrepentirá, aún así hace caso omiso y reafirma el agarre en las caderas morenas que se mueven a su ritmo, sabiendo que dejará marcas dolorosas.

Siente al chico apretarse al rededor de su eje y con voz ronca y rota le pide que se toque, él no aguantará durante mucho tiempo más. 
El menor se libera, manchando el abdomen de ambos, logrando hacer un desastre de ellos mientras se retuerce en medio de los temblores de su cuerpo y enviando a su acompañante a la mierda con un gemido agudo y erótico. El mayor se pierde en aquella mirada nublada por el placer y su orgasmo es devastador, suelta un chillido ahogado mientras deja una mordida, que quizás es demasiado fuerte, debajo de la clavícula del joven.

Kyungsoo se desploma sobre el moreno ocultando el rostro en el cuello de éste, tratando de recomponer su respiración, el metálico sabor de la sangre en su boca amenaza con volverlo loco. Siente los latidos sincronizados de sus corazones y la trabajosa respiración de Kai, el jodido de su vecino. Levanta el rostro y, como siempre, se encuentra maravillado por las perfectas facciones del chico, lo ve relajado, deshecho, con la sombra de una sonrisa en los labios. Algo en su interior se hincha con orgullo al saberse responsable de la expresión de calma del otro.
Deja pequeños besos en el rostro del menor, besos mariposa que se extienden por su cuello y pecho, cuando éste ha empezado a repartir caricias en su espalda, provocando un pequeño ardor a causa de las leves heridas que han quedado como recordatorio de sus rudas caricias.

–Te amo, Soo– susurra el menor, con los ojos cerrados, enlazando los brazos alrededor del otro y atrayéndolo en un fogoso beso que amenaza con encenderlos nuevamente. Sin embargo, su tono al hablar es dulce y lleno de mimo, su toque es delicado, y Kyungsoo sabe que el momento de Kai ha terminado y el chico que le ofrece una sonrisa cálida con los ojos transformados en medias lunas es JongIn, su lindo Nini.

Kyungsoo se aleja con una sonrisa estupida en el rostro y cuándo se dispone a salir del cuerpo del menor, el chico aprieta las piernas alrededor de sus caderas y se lo impide susurrando un débil "aún no" que lo vuelve loco. 
Se separan después de lo que para otros podría parecer una eternidad, para otros porque para ellos el tiempo no existe cuando están juntos. Para ellos el mundo se desdibuja y solo existen los dos, el uno para el otro.

Kyungsoo arrulla a su chico hasta que logra conciliar el sueño y luego de observarlo y asegurarse de que no ha olvidado ninguno de sus rasgos, se dispone a recoger cada una de sus prendas, que desaparecieron tan pronto hizo contacto con la cálida piel del chico que descansa a su lado.

Suspira pesadamente y después de meterse en sus pantalones se deja caer sobre la cama nuevamente, observa detenidamente al moreno junto a él. La presión en su interior intensifica, le asfixia y siente que puede morir. 
"Te amo, Soo",  Las palabra se reproducen en bucle en su cabeza.

"Yo también te amo, Nini"

¿Por qué no puede decirlo?, ¿por qué reprimirse?

Es injusto, y siente que traiciona los sinceros sentimientos que le ofrece JongIn, su amor, el primero y único. 
Siente que se pierde a sí mismo, pretendiendo ser algo que no es, y en el proceso sabe que perderá más de lo que pueda llegar a ganar. 
Quiere aferrarse a las promesas susurradas, a aquellas palabras dichas bajo las estrellas, promesas de infancia que al llegar la adolescencia fueron reafirmadas y que, quiere creer, aún siguen vigentes. 
Es un cobarde, lo sabe, pero se obliga a creer que todo es parte del proceso. Incluso sus formas sucias y burdas al copular con el chico.

El leve pensamiento de que ha logrado prostituir una relación que surgió de la pureza e inocencia de una tierna niñez le ataca y siente asco. Siente una repentina rabia desmesurada porque sabe que, de todos modos, no logrará hacer algo al respecto y, si llega a hacer cambios, serían para mal, porque así es como él funciona, destruyendo todo a su paso como un huracán, ahogándolos a todos en un vaso de agua del que él tiene miedo de escapar. Él lo sabe, es consciente de que las cosas quizás no lleguen nunca a ser tan desastrosas como lo son en su cabeza, para él está más que claro que solo se dedica a crear excusas para no salir de su zona de confort, aunque eso sea justo lo que necesita con urgencia.

Kyungsoo sabe que él y JongIn tienen un futuro juntos, está seguro de que tendrán su momento. Quizás no ahora o al día siguiente, o en el próximo mes, pero está seguro de que el momento llegará y se encargará de recompensar a ese maravilloso joven que hace su vida un poco más soportable, lo recompensará por todos los pequeños y grandes detalles, por mantenerse con él y no abandonarle, por todo el apoyo y palabras reconfortantes, por enseñarle el significado de "amor".  Llegará el día en que podrá reivindicarse y tratar a su niño de oro justo como lo merece.

De momento termina de vestirse antes de tapar meticulosamente al muchacho con una manta y, después de poner un pequeño beso en la frente del menor, se dirige al ventanal que conecta con el mundo real, ese lleno de mierda y desgracias que quiere encasillarle en un modelo de vida que él no desea. 
Una última mirada y se aleja, debe hacer malabares para pasar a su balcón y regresar a su habitación sin ser descubierto o perder una pierna en el proceso.

Kyungsoo tiene una relación con su vecino, una relación muy especial. 
Se siente un hijo de puta por no poder admitir siquiera en sus pensamientos que tiene un novio y no una linda y femenina novia como se supone que debería ser, joder, la palabra suena antinatural en su cabeza. Se frustra un infierno al caer en cuenta, una vez más, de que su cabeza está llena de la mierda que escucha todos los días en casa y se siente avergonzado porque aunque no lo quiera, se ve empujado a rechazarse a sí mismo, a reprimirse y esconderse aún sabiendo que por causa de ello puede arrastrar consigo a más de una persona y lastimar sentimientos y susceptibilidades que no deberían estar involucradas.

Kyungsoo ya no cuenta las noches en que envuelto con sus sábanas y con la mirada perdida en el techo, las lagrimas empapan su rostro. Él ya no cuenta las noches en que tiene que esforzarse por ocultar sus hipidos y chillidos producto de un amargo llanto. 
Su corazón se encoge un poco más cada día y sus pensamientos son un revoltijo que no tienen ni un inicio ni un final claro. 
Kyungsoo no sabe con certeza si está siendo muy cobarde o excesivamente considerado, él solo espera, anhela, que algún día pueda tomar una decisión que termine con la incertidumbre y el miedo que no lo abandona en su diario vivir, y que esa decisión sea la correcta tanto para él como para los que lo rodean.

Es arrastrado lentamente a un tormentoso sueño entre suaves murmullos, pidiendo por adelantado el perdón de sus padres y el de ese maravilloso chico que cada día da el mil por ciento de sus esfuerzos para hacerlo feliz, aún si no lo merece.

 

 


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