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El beso por loveOver

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Notas del fanfic:

Tenía ganas de publicar algo de esta pareja y aquí estoy...?–?

Notas del capitulo:

No hay fandom Boku No Hero por acá LOL pero me la pela Amor Yaoi?–?

El Beso

Capítulo 1

â–²

Había comenzado hacía una semana. Tenía contados los días, incluso las horas para que el gran día ocurriera y no daría marcha atrás. Podía escuchar el sonido de su corazón golpeando con fuerza en su pecho, y sus manos sudaban con nervios, pero no se cuestionaba lo que haría. No había discurso moralista, ni un regaño, ni la amenaza constante, nada le detendría, además no lo consideraba demasiado malo comparado con lo que otras personas solían hacer. Bakugo siempre estaba insultando, humillando y golpeándolo; también estaba el otro chico, el rubio, Aoyama —había escuchado que se llamaba así—, él también parecía acosarlo y perseguirlo, incluso en las noches. Él no haría nada de eso, no lo lastimaría, ni lo insultaría. Lo que él quería era algo demasiado simple, satisfacer una pequeña curiosidad absurda que una vez realizada, no volvería a ocurrir.

«Sólo esta vez y ya, es una orden» se decía a sí mismo para consolar su conciencia que tanto le insistía en que parara.

Ni siquiera recordaba el momento en que había comenzado a sentirse atraído por un chico atolondrado y confianzudo como lo era él, Midoriya. En ocasiones, cuando lo veía andar entre los pasillos con su sonrisa despreocupada y su actitud risueña, se sentía contagiado de esa felicidad que él tanto admiraba. Al principio sólo era eso, una admiración secreta, tenía una habilidad espeluznante que lo hacía lastimarse fuertemente en sus enfrentamientos, y lo había visto crecer como héroe a un grado en que se había vuelto un ícono popular en la escuela. Había escuchado los rumores en las clases, las cosas grandiosas en las que había participado y cómo valientemente se había involucrado en situaciones de riesgo; acciones tan heroicas que él anhelaba hacer.

Por esto mismo se había esmerado todo este tiempo para ser parte de los héroes, lo había asegurado aquella ocasión que se había enfrentado a él: lograría su transferencia y les demostraría a todos lo que era ser un héroe.

En cuanto pasó la prueba, que le fue anunciada su transferencia, apenas pudo contener su felicidad. Era un pequeño paso para estar donde tanto había soñado, no podía ser más feliz y afortunado y eso pensaba mientras escuchaba a sus nuevos compañeros de clase felicitarle. Por supuesto, le había sido advertido que debía mantenerse constante en su entrenamiento y desarrollo porque su brecha con sus compañeros sería demasiado evidente en cuanto entrara en el mercado de los héroes, y esa sería una desventaja con la que tendría que lidiar hasta que los maestros pudieran confiar en él como un héroe independiente. No dejaría pasar esa oportunidad, era lo mejor que le había ocurrido en mucho tiempo.

Sabía que su plan conllevaba una infracción que podría considerarse severa, pero se arriesgaría. Ya había investigado más a fondo y había escuchado que otros más ya habían usado sus Quirk en otras ocasiones con el fin de pelear entre ellos, y no había pasado de una suspensión en sus clases. Así que suponía que en su caso no sería la excepción, eso si no era lo suficiente cuidadoso con lo que hacía.

Trató de guardar las apariencias. Se mantuvo distante de sus compañeros, puesto que sentía que todos serían capaces de leer su mente si tan sólo se atrevía a abrir la boca. Se escudaba detrás de gruesos libros que era incapaz de leer por sólo pensar en su fantasía. Ese plan que tanto llevaba construyendo y pensaba que no era mala idea. Quizá no lo sería, de no ser porque incluía una acción moralmente inaceptable, pero ya no podía más. Ya no soportaba continuar con esas ideas en la mente.

Sus manos transpiraban de nervios cada vez que veía como el tiempo transcurría, a veces rápido y a veces lento. Para el anochecer corrió sin mirar a nadie y se encerró en su cuarto. Todavía pensando en que tenía oportunidad para retractarse; detener todo y seguir de largo. Pero luego cerraba los ojos y pensaba en él, en su sonrisa y su felicidad, su pecho se calentaba de amor y se mordía los labios pensando en ese objetivo delicioso con el que se conformaba. Un beso. Sentir por un instante la calidez de sus labios, tocar su rostro y guardar su recuerdo por la eternidad. No le importaría que fuera lo único que obtuviera de él en toda su vida.

«Sólo una vez», cerró el puño, miró su celular. Tenía un par de mensajes ignorados de sus compañeros de clases preguntando por tareas, pidiéndole apuntes, preguntándole si estaba bien y decidió hundirse en las redes sociales por un rato, en lo que él había calculado que Midoriya se encontraría de vuelta en su cuarto. No debía ser tan tarde que estuviese agotado, pero tampoco tan temprano como para que tuviese distractores.

«10:30 pm»

No era mala hora, era justo la clase de neutralidad que necesitaba. Agradecía que su cuarto no había quedado tan lejos del de Midoriya o si no sería complicado explicar qué hacía a esa hora buscándolo a él precisamente.

«Es mi compañero de clases, su cuarto queda en el mismo piso que el mío, es muy estudioso y es la persona más cercana que tengo para… para pedir ayuda», repasó su excusa en la mente y se convenció de que estaba completamente cubierto.

Cuidó que nadie le viera caminar en el pasillo, anduvo observando a su alrededor, prestando atención a los sonidos. Se prometió que si alguien lo veía fuera de su cuarto, si no encontraba forma de excusarse, volvería a su recámara y cancelaría todo su plan. No aceptaría ningún riesgo, considerando que tenía un objetivo ruin y malvado en la mente; al menos, según sus valores éticos.

La misión estaba casi completa, sus manos temblaban, su estómago dolía y estaba a punto de rendirse cuando, del otro lado del pasillo, justo cuando iba a recular y correr a su cuarto, escuchó una voz que le llamaba detrás de él.

—Shinsou, hola, ¿venías a buscarme? —casi brinca del susto.

Sonrió nervioso, no se había preparado mentalmente para su decisión, había estado a punto de retractarse. Parecía que el destino le estaba orillando a hacer lo que tanto había planeado por días de fantasías frustradas.

—Casi me matas del susto —admitió con naturalidad.

El chico soltó la risa, alegre por haber atrapado a su nuevo amigo. Shinsou parecía un poco nervioso, cosa poco habitual en él, pero no le dio importancia.

—¿Puedo ayudarte?

—En realidad, sí, venía a buscarte —se aventuró a decir.

Pero no así, esta no era la forma en la que había planeado las cosas. Ahí, en medio del pasillo, justo donde todo el mundo pudiese descubrirlos.

—¿Sí? —Midoriya insistió, parecía que Shinsou no estaba todavía listo para hablar.

—Es sólo que… bueno… —carraspeó—, ¿podemos…?

—¿Quieres pasar a mi cuarto? —se adelantó, notando el nerviosismo cada vez más evidente. Supuso que el muchacho estaba avergonzado de hablar en un espacio abierto.

Asintió con la cabeza y dejó que el más bajito le condujera al interior. Sintió que su corazón se saldría de su pecho, no podía creer que estaría a solas con él.

—Toma asiento donde gustes, realmente no hay mucho de dónde elegir…, espero que no te moleste.

—No, no, mi cuarto es igual.

Vio la cama, y se ruborizó. Tuvo que fingir que observaba los cuantiosos posters del gran héroe All Might.

—¡Ah, ah, ignora esto yo…! —pero la expresión de vergüenza repentina de Izuku le hizo olvidar sus pensamientos impuros. Era perfecto, verlo así de nervioso y vulnerable, esto era justo lo que necesitaba, pero antes de decirle lo que deseaba, necesitaba ponerlo en una posición fija, que le permitiera tener el control de la situación.

Tomó la silla y la colocó a propósito frente a la cama, para indicarle al muchacho que se sentara en el colchón mientras él le solicitaba, lo que sea que sería su excusa para estar ahí.

—Está bien, yo últimamente me siento un fanático del profesor Aizawa. Así que te puedo entender —sonrió amistoso y se deleitó con la sonrisa llena de pureza del chico que tanto le robaba el sueño.

Estaba agradecido de la amabilidad mostrada, decir algo así cuando realmente se sentía un poco torpe por todavía conservar su fanatismo extremo, aun después de conocer de cerca e íntima a su héroe.

—¿En qué puedo ayudarte, Shinsou? —le preguntó más tranquilo, tomando asiento en la cama, mirando fijamente a su invitado.

De pronto sintió que todo oscurecía por un instante, no supo cuánto tiempo ocurrió. Fue como un parpadeo largo que le hizo perder la orientación del tiempo y espacio. Reaccionó justo después de eso y pensó que había sufrido un vértigo momentáneo, escuchó la voz de su amigo como un eco suave y amistoso, mucho más cálido de lo normal.

—¿Eh? —agitó la cabeza y parpadeó repetidamente, intentando aterrizar de su estado de sopor.

—¿Me escuchas?, ¿estás bien? —el desconcierto de su amigo le hizo entender que había sido él, su locura momentánea la que le sacó de sus pensamientos y le hizo perder el sentido.

—Lo siento, creo que estaba soñando despierto —creyó que era el cansancio que le hacía sentir así, después de todo, había estado sobre exigiendo a su cuerpo desde hace tiempo y con tanto entrenamiento, estudio y los problemas de diario, era imposible concentrarse.

—Sí, lo siento… es mi culpa por venir tan tarde.

—¡No, no!, en serio, por favor, dime en qué puedo ayudarte —sintió pena por su amigo, acababa de llegar, era la primera vez que se animaba a acercarse a él por algún asunto personal y no quería perder ese pequeño destello de confianza.

Se le quedó viendo, recargando sus codos en las rodillas, actuando como alguien preocupado. Intentando averiguar lo que le ocurría.

—De verdad, Shinsou. Estoy bien.

Suspiró aliviado. Izuku parecía haber asumido como un pequeño mareo lo que había pasado. Era mejor de ese modo. Volvió a recargarse en el respaldo y sonrió con más confianza.

—Últimamente me siento muy presionado en clase, creo que no estoy a la altura del resto y no sé cómo ponerme al día con las clases. Me gustaría poder acercarme más a su nivel.

Le extrañó que dijera eso. Shinsou era un alumno muy estudioso, se esforzaba y eso era evidente en sus grandes avances. Era más su falta de experiencia en el campo, pero eso sería cuestión de tiempo, en cuanto los maestros le permitieran involucrarse en trabajos como héroe. Además se estaba preparando para solicitar su licencia temporal, Shinsou realmente estaba avanzando a pasos agigantados.

—Me parece extraño que te sientas así —bromeó—, soy yo quien debería estarte pidiendo ayuda con las clases.

Era una excusa muy mala, y lo sabía, pero no en la emoción no había pensando en detalles más adecuados.

—A mí me extraña que pienses así —intentó darle un giro a la conversación, pero la mirada del muchacho le hizo sentir que algo no iba tan bien. Era como si le examinase de un modo extraordinario, intentado alcanzar su alma hasta extraer cada detalle de él. Comenzó a perturbarle la idea de que estuviese sospechando de que el mareo reciente no fuera mera casualidad.

Comenzó a costarle trabajo sostener la conversación con la misma tranquilidad. Sólo quería huir, hizo todo lo que pudo por mantener la charla motivacional un rato más antes de salir, bajo la excusa de que acababa de recordar una tarea que no había terminado.

Corrió entre el pasillo hasta llegar a su cuarto; cerró la puerta con un golpe que hizo temblar la ventana y se echó sobre la cama fascinado por su experiencia. Había logrado su meta. Cerró los ojos y repasó en la mente cada segundo.

«Escucha con atención —le había dicho como una orden de control mental, y se había arriesgado— quiero que… quiero que me beses… que me beses en los labios —había dudado al dar la orden, era muy complicado esperar que Izuku hiciera tal cosa sin oponerse.

La experiencia le había enseñado que él era capaz de librarse de su efecto, que incluso era capaz de arriesgar partes de su cuerpo con tal de salir de su efecto.

Izuku no se movió por unos segundos, y él contuvo la respiración, considerando en liberarlo en ese instante antes de arrepentirse, pero entonces el chico se levantó de la cama, se aproximó a su rostro con lentitud; cerró los ojos, tragando saliva, su fantasía sería realidad.

Los labios de Deku eran tibios, mucho más tibios de los que él pensó que serían. Gruesos, suaves, delicados; despedía un aroma a limpio, se acababa de dar una ducha y sus labios todavía conservaban un frescor de la pasta dental. Presionó con más fuerza sus labios, apenas moviéndolos con timidez. Era la primera vez que se atrevía a besar a un chico; su corazón latía tan fuerte que no podía prestar atención a los sonidos de su alrededor, sólo a la sensación increíble de tener a ese chico todavía pegado a su boca.

Entonces entró en razón, Izuku podía luchar por su libertad, no podía arriesgarse. Lo dejó ir, y le ordenó que se sentara, tomó un respiro más y lo liberó».

Se dio la vuelta en la cama para mirar al techo. Su sonrisa era imposible de ocultar, aparecía por sí misma y le hacía sentir la cosa más maravillosa del mundo. Una magia de amor que no esperaba sentir. Lo había besado, había probado un bocado de esos labios tiernos que había codiciado por largos días de sólo fantasear.

«Un beso», pensó y deseó que ese recuerdo perdurase por siempre en su vida como el momento de triunfo más perfecto de la historia.

Notas finales:

Ni siquiera creo que esto va a ser leído. Gracias de igual modo?–?


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