Si pudiera cambiar una cosa, definitivamente, sería escribir mi secreto en ese papel. Primero, porque no esperaba que alguien lo leyera y, segundo, porque no esperaba que aquella persona lo leyera en voz alta frente a todo el equipo.
Estábamos en una concentración lejos de Tokio y, según la entrenadora, aquel ejercicio era de vital importancia para fortalecer la unión y la confianza del grupo. Debíamos escribir nuestro secreto mejor guardado en un trozo de papel para ponerlo en una caja.
Sin embargo, a Riko se le olvido decirnos lo más importante… ella iba a leer nuestros secretos en voz alta y teníamos que hacernos responsables de los mismos. Si hubiese sabido eso, habría escrito algo insignificante y no algo como eso.
Sacó el primer papel y lo desdobló bajo la atenta mirada de todos.
-Estoy enamorado del capitán.-Leyó imaginando de quien podría ser el secreto.- ¿Quién fue? – preguntó curiosa al tiempo que Teppei levantaba la mano confirmando sus sospechas.
-Fui yo.-comentó y rascando su mejilla.
Su habitual sonrisa no abandonaba sus labios a pesar de sentirse avergonzado, Hyuuga lo miró de reojo susurrando algo parecido a “Ya lo sabía”.
El castaño pasó uno de sus brazos por la cintura del capitán y lo atrajo hacia el sin recibir queja alguna.
Todos devolvieron su atención a Riko en cuanto la vieron introducir una de sus manos a la caja y sacar otro papel. Sí el primero había sido una confesión, no podían imaginar lo que habría en los siguientes.
-Rompí el llavero de Hyuuga y dejé que culparan a Koganei.-leyó sintiéndose mal por haber regañado y castigado al chico con rasgos gatunos.- ¿Quién fue?
Izuki levantó la mano mientras una risa nerviosa escapaba de sus labios. Hyuuga lo miró mal desde los brazos de Teppei.-Lo siento Koga.-se disculpó.
-No te preocupes, no estoy enfadado.-contestó a un lado de Mitobe.
Izuki suspiró, ahora se sentía más tranquilo; pero no todos pensaban igual, Riko estaba pensando en un castigo ejemplar para el bromista de Seirin.
-Siguiente.-comentó tomando otro trozo de papel.-Me encanta la voz de ¿Mitobe?- pronunció el nombre confundida, ella nunca le había oído hablar.
-Oh ¡Ese es mío!-señaló enérgico Koganei. –La voz de Mitobe es grave, me gusta mucho.-añadió sin pena ante las miradas atónitas de sus compañeros.
-Bien, prosigamos.-desdobló la cuarta hoja y comenzó a leer.-Estoy perdidamente enamorado de… -
Kagami reconoció el secreto de inmediato.
Ese era el suyo.
Se paró y corrió en dirección a la entrenadora con la intención de frenarla, no podía dejarla leer eso en voz alta, menos cuando él estaba presente. No podía dejar que su sombra lo supiera, no aún, no así.
Riko se anticipó a las acciones del pelirrojo y antes de que este llegara hasta ella terminó de leer.-…Kagami-kun.
El pelirrojo quedó petrificado al oír su nombre.
El no había escrito su nombre.
Ese no era su secreto.
Volteó hacia atrás notando como su sombra levantaba la mano con las mejillas teñidas de rosa.
-Ese es mío.-levantó la mano, su semblante estoico había desaparecido dejando ver su lado tímido.
-¿Qué?-preguntó sin poder creerlo.
-Que ese es mi secreto.-repitió recobrando su “Poker Face”.
La entrenadora aplaudió llamando la atención de los miembros del equipo. Un quinto papel descansaba en sus manos.-Muy bien, continuemos.-Uno a uno fueron apareciendo los secretos de todos.
Salvo por uno.
La entrenadora volvió a meter la mano en la caja y sacó el último papel.
-Bien, este es el último.-anunció desdoblando la hoja.-Estoy perdidamente enamorado de Kuroko.-leyó y miró a la luz y a la sombra de Seirin.
-Parece que los sentimientos de Kuroko-kun son correspondidos.-comentó haciendo sonrojar al dúo.
EXTRA:
Los miembros del equipo de baloncesto se encontraban en sus respectivas habitaciones junto a sus compañeros de viaje.
-Oye Kuroko.-comenzó el tigre mirando al nombrado que leía recostado en la cama.
-¿Qué sucede Kagami-kun?-puso un señalador en su libro y lo apoyó en la mesa de noche.
-Con respecto a lo de… tu sabes…-hablaba sin saber cómo sacar el tema.
-Oh ¿Hablas de que a Kagami-kun le gusto y a mí me gusta Kagami-kun?-preguntó parándose y caminando hacia el pelirrojo que se ponía cada vez más nervioso.
-S-si sobre eso…
-Acaso… ¿Kagami-kun quiere ser mi novio?-preguntó con una leve sonrisa a escasos centímetros del mayor.
El pelirrojo tomó al menor por la cintura atrayéndolo hacia el y unió sus labios con los de su sombra en un suave beso.
-Si.-contestó uniendo su frente con la del menor.-Eso es lo que quiero.