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Flores en su corazón por susuyajuzo

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Notas del fanfic:

Una historia que llegó a mi al escuchar una canción; a la vez tan triste y también muy linda. Además de que me gusta mucho enrollarme con triangulos amorosos. 


Espero que les guste. Aunque debo decir que será una historia muy corta. Contando con seis capítulos. 

Notas del capitulo:

Espero que disfruten de la historia, y lleguen a comprender mis sentimientos. 


Los personajes pertenecen al Magaka Eichiiro Oda, la historia es de mi invención propia.


¡El inicio de una nueva aventura!


SUSUYAJUZO

Flores en su corazón
Capítulo 1

Camelias

"Que sabe del amor quien no ha
tenido que despreciar
precisamente lo que más
amaba"

(Nietzsche)


1

Cuando la luna despego y lanzo el color intenso de su silueta en el espejo profundo del mar, se oyó la voz tranquila del meneo del barco chocar con las olas. También se apreció el enorme destello nocturno. Se trataba de las estrellas brillantes. Siendo recordadas como diminutas ciudades de papel. Por eso, justamente en esa noche, en un lugar bastante tranquilo; totalmente alejado de cualquier curioso, se encontraron dos integrantes de la tripulación. Porque era bien sabido que aparecería algún inesperado invitado caer detrás de la puerta de la cocina. Sin embargo, esta vez no sucedió. Solamente pisaron el suelo frío de la bodega del barco esperando a que uno comenzará a hablar. Entonces, por parte de uno de ellos, este se tranquilizó y encendió; como su costumbre, un cigarrillo. Después inhaló profundo el espeso humo de la nicotina, expulsando finalmente, de cuando en cuando, la adicción por sus labios.

Fue así como el otro se recargo en la pared con los brazos cruzados, luego de ello, casi inmediatamente, deshizo la posición para taparse la boca a causa de un bostezo. Estaba bastante somnoliento. Dándole una expresión curiosa. Y, en seguida, echó para atrás sus pequeños cabellos verdosos en el momento en que corrió su palma por todo su rostro. De esa manera podría ser capaz de quitarse el terrible sueño que no le permitía pensar o escuchar con claridad. Mientras tanto, Sanji volvió a prender la punta de un nuevo cigarro, por ende, la flama rojiza con tonalidades azules se estremeció. Parecía temblar del terror al igual que la propia mano del muchacho. Esta se agitaba con torpeza, con nerviosismo, con un extraño presentimiento que le dejaba la boca seca y llena de amargura. Incluso sus ojos se pusieron acuosos y su garganta se contrajo.

Tal era el caso que su compañero lo observo sin perder detalle. Aun así, eso lo hizo despreciarse. Quiso apuñalarse el corazón con su propia espada, quiso alejarse y no escuchar sus propias palabras, pero todo termino cuando comprendió lo que Sanji siempre le quiso decir alrededor de los últimos días en Water 7.

—Se acabo... —murmuro con la voz cortada, intentando que las lágrimas no lo traicionaran más.

Zoro, cuando recibió el mensaje, pudo asegurar que las fuerzas de su cuerpo se perdían, iban desapareciendo. Se alejaban con rapidez, dejándolo vulnerable. Pero eso era necesario. No podía seguir al lado de alguien que lo hacía frágil de mente y de corazón. Por lo cual, a continuación, apretó los puños y mostró un rostro severamente inexpresivo.

—Lo sabía, esto nunca tuvo sentido. —respondió.

De repente, como si un fuerte golpe le abofeteara las mejillas, Kuroashi Sanji no supo que hacer. Su sentir se quedó en blanco y una crisis inexplicable se apodero de él. No obstante, repentinamente, logro identificar un recuerdo que lo absorbía con plenitud. Uno que fue capaz de obtener su propia existencia, hasta su mismísima alma. Ese recuerdo, no solo le perteneció a él, Roronoa Zoro también fue testigo; de hecho, miro la misma escena con sus propios ojos.

Ellos se encontraban ahí, en ese lugar.

El inicio de su romance comenzó mucho antes de que fueran capaces de darse cuenta. Y, en consecuencia, en el instante en que sus miradas se encontraron, descubrieron que estaban perdidos. Pero como resultaba imposible, se veían a la distancia. Se escondían con palabras estúpidas, actos violentos; desde peleas sin sentido y riñas en las mañanas. Porque sin pretenderlo se buscaban por todos los espacios y rincones. Ellos indudablemente escondían un importante secreto.

Era amor.

Un amor incondicional, un amor que no perecería ni en la más cruel de las tormentas. Sin embargo, había resultado mejor que eso.

Sanji, sin querer contemplar el camino que dejo huella; escucho el estruendo de su risa, el canto privilegiado de sus propios gemidos cada vez que le hacía el amor, la voz quedita que bajaba y subía sus sentidos al cielo, el tacto suave de sus caricias, el aroma embriagante de su perfume impregnarse sobre su piel desnuda, y el latido fascinante de ese órgano que todos llaman corazón.

Apartándose de la pared que sostenía su cuerpo debilitado, el hombre peliverde emprendió camino a la salida, pero por una extraña razón no partió por completo. Se mantuvo varado en la entrada de la bodega. Esperando. Aun no quería dejarlo ir. En cambio, el chico cocinero decidió levantarse. Preparo su abrigo que yacía en el suelo y se lo coloco en la espalda. Dado que, no tenía absolutamente nada que hacer allí. Así pues, dio un par de pasos a la salida, mas no pudo avanzar lo suficiente. Zoro lo detuvo; sosteniendo uno de sus flojos hombros.

—Estamos como antes, igual que los viejos tiempos. Sin remordimientos, sin sombras, ataduras ni pasado.

En cuanto lo supo, en seguida esbozo una sonrisa. La verdad, dentro de sí, estaba completamente agradecido. No podría vivir si él lo apartaba de su vida. Después de todo seguían siendo nakamas.

—Claro que sí, marimo idiota. Que no se te suba a la cabeza. ¿Acaso creías que iba a llorar como una niñita? Por supuesto que no. Tu y yo seguiremos siendo rivales. Y esta claro que pateare tu trasero más que nunca. Así que prepárate. ¿Entendiste? —exclamo, tomando la iniciativa. Pero, ante todo, esa forma de expresarse le fascino al espadachín. Más aún cuando lo retaba y le imponía un desafío. —No lo haré. Desde luego que ni siquiera lo pensé... ¡Eh, cejillas! —contesto.

Por ese lado, Sanji vacilo un momento.

—De acuerdo —dijo por fin, separándose poco a poco.

—Si... bueno, pues... nos vemos luego. Buenas noches, Sanji.

Tan pronto como alcanzo a ver su figura perderse hacia la salida, Kuroashi bajo el rostro y escucho como el sonido del andar del espadachín se volvía un eco lejano. Una resonancia que le daba unos cuantos brotes de esperanza. Sin embargo, el eco se esfumo junto con la gran estela de la luna. Dándole a entender que no podía esperar nada si ambos habían terminado con su relación. Justo ahí pensó en la causa que ocasiono su ruptura. Aunque, por más que intentara negarlo, los dos eran culpables.

Nadie era inocente, compartían el mismo error.

Por ello, entre tanto rodeo que ocasiono su mente y sus sentimientos, Sanji cayó derrotado. No podía aguantarlo por bastante tiempo. Necesitaba llorar, necesitaba sacar el dolor que le estaba quemando las entrañas, necesitaba olvidarlo y seguir adelante. Porque aun lo amaba. Probablemente ese hombre había sido su primer amor.

Y, a lo lejos, en el puesto de vigía. El sitio donde dos amantes compartían noches bañados con la brisa de las estrellas; se oyó el retumbe de varios golpes seguidos, provenientes del mismo propietario de cobarde corazón.

Un corazón que todavía conservaba el color rosa profundo de las camelias en invierno. Por esta razón, representaba un amor eterno, un amor que, a pesar de haber perdido, permanecería por siempre en sus memorias.

 

Continuará...

 

 

 

Notas finales:

¡Hola, soy susuyajuzo!


Apenas y me anime a publicar esta historia, ya que esta casi completada en otra plataforma. De todos modos la publico también por aquí. Si haz leído alguna de mis historias te agradezco mucho. Me hace tan feliz. Nos vemos hasta la próxima.


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