Prelurio.
El Principio del fin.
Nunca había sabido actuar, siempre tan imprudente, tan elocuente y cabeza dura…
—No volveré a preguntártelo ¿dónde está?
Mentiras, desde hace un tiempo las mentiras no dejaban de salir de su boca de una manera tan natural que por un momento dudaba entre la realidad y las palabras fluidas que salían de sus labios.
—Es a mi a quien quieres… — susurró seguro de sí mismo, de sus actos y de su futuro. Porque en un momento así solo quedaba creer en sus palabras, aunque siguieran siendo mentiras. Retrocedió tres saltos hacía atrás esquivando una gran bola de fuego.
—Esto jamás se trató de ti.
Y esas palabras calaron en su alma, porque cada una de sus mentiras estaban cayendo, trató, juraba que había tratado de olvidarlo todo en esos años, de desaparecer y aprender de sus nuevas habilidades, pero el destino volvía a enseñarle que podía tenerlo todo para verlo escapar entre sus brazos.
Cerró los ojos y atacó, atacó porque su vida dependía de ello, de proteger de nuevo la aldea escondida entre las hojas, de albergar un amor efímero y resguardar todo aquello que siempre había anhelado, porque iba a morir luchando y eso no le importaba en lo más mínimo.
Las gotas de lluvia sólo eran un reflejo fluido de sus sentimientos, de su dolor y ese constante malestar en su nariz que le indicaba que los refuerzos se acercaban, la única duda que lo acechaban era que no sabía de que parte estaban. Esquivo un nuevo ataque para lanzar una ráfaga de ninjas voladores, intentando distraer a su enemigo. Las gotas sólo nublaban la ironía de que su fin había llegado.
Y es que podía escuchar a Kurama riendo dentro de su interior, riendo de la ironía de sus palabras, porque al final solo importaba la venganza.
La venganza de Sasuke y Kyubi.
¿Qué había detrás de sus mentiras? La tiranía de un ser, la inocencia de tres víctimas y una cruel realidad que le decía que todo llegaba a su final. El verdugo estaba ahí esperando sus últimas palabras, porque al final verlo así, con la mirada vacía, con esos benditos ojos que lo atravesaban; sólo había lagrimas de fragilidad, de creencias vacías y de una efimeridad que pronto de vería reflejada en un libro de historia.
Todo había sido un sueño, un sueño donde el amor había sucedido. Donde sólo habían existido dos seres capaces de solo amarse sin miramientos, sin prejuicios, sin moral ni ética; solo amor. ¿Cuánto tiempo había tenido que durar? ¡Todo había su culpa! Había dejado que las cosas se escaparan de sus manos; porque a pesar de que miraba la oscuridad en esos ojos, su amor cegaba al grado de olvidarlo, de olvidarlo absolutamente todo.
«Nee, Sasuke-teme ¿Cuál es tu mayor sueño?»
«Voy a destruir algo en específico»
Debió saber que era exclusivamente él.
Al final su cabeza de lo dijo; el amor iba acabarlo. No importaba la pasión de sus acciones, ni la defensa de sus ataques justo cuando miró directo a esos ojos rojos supo que ese sería su ultimo adiós. La despedida, el adiós, la melancolía de saber que sí pasó.
—¡Sasuke!
—¡Naruto!
No importaba la luz que Sasuke emanaba en ese momento, tenía que recupéralo, saber que esa parte de Kyubi, ese odio seguía viviendo en él y no en el Uchiha. Ya no importaba si ese momento se iba su ultimo suspiro acompañado de su último ataque; ni siquiera si Itachi estaba ahí para detenerlo.
Siempre se había tratado de una bomba de tiempo.