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Realidades. por Tchavskyvosky14

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Notas del capitulo:

Cualquier opinión es bien recibida, el fic es algo... fuera de lo común según yo.

Así que creo que la actualización será un poco lenta, pero estará.

 

Realidades ocultas, silencios incomprendidos, tardes de palabras vacías y tardes llenas del regocijo de mi alma; añoranza, amor, tristeza.
Tres palabras, tres palabras como la destrucción más hermosa, como la más caótica, la más invisible, la más intangible. 
¿Por qué? ¿por qué el mundo decidió por darle ese tipo de sufrimiento? ¿por qué el mundo insistió en hacerlo débil? ¿por qué? ¿por qué? Las lágrimas saladas parecían dulces, su mirada brillante era apagada frente al espejo. 
 
Realidades ocultas, realidades, realidades.
 
Quién si no él.
Quién si no yo.
Quién si no YoonGi.
 
Mi silencio era impune, era agobiante, el latido de mi trágico corazón sonaba cada vez más roto, el agua caía de mis ojos grises, abandonados de cualquier color vibrante y ¿él? Él no notaba nada, no notaba mi dolor, no notaba mi sufrimiento, no me notaba a mí y eso era lo que más dolía. 
¿Cómo? ¿cómo ser el mismo después de esto? ¿cómo poder mirarle a los ojos? ¿cómo? 
Mi llanto se hizo más fuerte, más doloroso, más nostálgico, más quebrado, el corazón me resonaba en los oídos carentes de risas; y la mano en mi pecho solo hacía el gesto de que ya estaba completamente... vacío. 
 
Quién...
Quién si no yo.
Quién si no yo. 
Quién si no YoonGi.
 
El cielo con sus brillantes estrellas hacían eco en mi mente devastada, la luna me alumbraba solo a mí para dejar a los demás en sombras aisladas. Y como no ser yo, como ocultar, como ocultar... 
 
Realidades.
 
Mi mente parecía tener un cable fundido, se apagaba, se iba, se desvanecía. 
 
Ocultas.
 
Ocultas eran mis realidades, ocultas, y no, no, no, no, cómo ser yo, quién, quién. 
 
Agonizaba, lloraba, sufría. 
 
Quién si no yo. 
Quién si no él.
Quién si no YoonGi.

—·

El silencio había estado molestándolo más de lo normal, su corazón resonaba en sus oídos, y su vista aún seguía llorosa.  ¿Por qué? ¿por qué se encargaba de torturarlo de aquella forma? ¿qué había hecho? Continuó llorando, regocijado, sus rodillas habían caído al piso por el desgarrador llanto y su garganta se sentía tan picosa que dolía.  Otro golpe en su mejilla, otra marca de quemadura en su pierna, y luego, el silencio, un silencio ensordecedor, apagado, furtivo, con el inminente dolor de sus nuevas heridas, de sus nuevas futuras cicatrices.  YoonGi no entendía que estaba mal con él, no comprendía el dolor de su alma, el de su cuerpo, y el por qué aquél individuo lo torturaba de aquella forma. ¿Qué problema tenía él? ¿por qué? ¿por qué? Su llanto cesó, la cabeza dolía, no recordaba, no recordaba ya sus sentimientos, no recordaba ya el dolor en su alma, solo vacío, como si se interara llenar un vaso con un agujero al final.    Desconsolado, asustado, desamparado.  Sus realidades eran indefinidas, ocultas, y él no entendía por qué debía ocultarlo, ¿por qué?  ¿Por qué siempre él y no los demás? ¿por qué siempre su silencio y no el sonido de su voz? ¿por qué siempre sus oídos callados y no habladores?  El estómago se le revolvió, vomitó todo en su baño, el estómago vacío tal cuál su corazón, el mismo asco, las mismas arcadas, todo.    Pero ahí estaba, hermoso, bello... tan radiante como siempre, sus manos asquerosas tocaron ese precioso rostro, besándolo, acariciándolo con ternura olvidada.    Y YoonGi despertó de su ensueño, no eran caricias, no era hermoso, no era un Ángel.    Era él, era su agresor, era su... su...  No sabía cómo decirlo, ¿qué nombre ponerle? ¿qué nombre? ¿cómo llamarle si no sabía? ¿cómo nombrarle si no esperaba? ¿cómo gritarle si no añoraba?    El labio se le hinchó del dolor, y explotó, explotó en su corteza, la sangre le heló los huesos, le caló el alma, le succionó el espíritu.    Quién. Quién si no YoonGi.   YoonGi... YoonGi...    Pobre y lamentable YoonGi, tan asustado, tan pequeño, tan débil.  Pobre y lamentable YoonGi, tan amable, tan inocente, tan ingenuo.    Ojalá y supiese él como quitar el dolor, como apagar su mente, como dejar de sentir.    Pero, era lamentable su situación, el como había llegado ahí. A estar pero no existir, a vivir pero estar muerto.    ¡¿Y por qué él?! Porque no otro, por qué no otro que llorara sus lágrimas, por qué no otro que sintiera el corazón retumbar del miedo.  Por qué no otro sentir la dependencia. Por qué no otro...  Por qué... Quién. Quién si no YoonGi.   Dulce y amado silencio, dulce y amada miel dulzona que le partía la lengua.   Suave, suave, suave, aterciopelada, tierna, pero no como él, ¿por qué su manos no podían ser igual de suaves que su lengua? ¿por qué no mejor besarle en vez de golpearle?    Dulce y amado YoonGi.  Oh, lamentable, lamentable YoonGi.   

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