Isaka Ryuichiro se miraba al espejo, mientras arreglaba los últimos detalles de su traje de novio. Había insistido en vestirse solo, en permanecer solo en aquella habitación. Toda su vida había sido considerado un niño mimado, pocas veces había hecho algo por sí mismo. Ser de buena familia influía, pero sobre todo se había acomodado gracias a su fiel Asahina.
Asahina Kaoru había llegado a la residencia Isaka cuando la empresa de su padre quebró. Isaka y él siempre habían estado enamorados, pero iniciaron una relación sentimental cuando Ryuichiro tenía 22 años. El joven Isaka pensaba que Asahina estaba enamorado de su padre, debido al respeto y admiración que éste le tenía, y todo esto desembocó en una pelea donde salieron a relucir los verdaderos sentimientos de ambos.
Isaka seguía siendo el tipo despreocupado de siempre, aun cuando se había convertido en el director general de Marukawa, una famosa editorial, pero tenía a Asahina como su secretario (y amante), dispuesto siempre a ayudarlo y a ponerle los pies sobre la tierra (y otros asuntos también).
Se miraba al espejo y sentía como toda su vida pasaba ante sus ojos. Todos sus recuerdos, para su desgracia, relacionados con Asahina, desde cuando eran pequeños y le regaló una planta, hasta cuando le propuso vivir juntos en el mismo piso, pasando por aquel día en que se declararon mutuamente sus sentimientos...
Pero todo aquello había terminado.
Al sobrepasar los 30 años, Isaka Ryuichiro, director general de una prestigiosa editorial, seguía soltero, sin intenciones de casarse y formar una familia, algo que, según el padre de éste, era esencial en su posición. Por eso, decidió tomar cartas en el asunto y concertarle un matrimonio arreglado. No era la primera vez que lo hacía, pero ahora se aseguraría de no fallar. Hizo todos los trámites necesarios, contactó con la familia de su prometida, y finalmente, llamó a su hijo.
-Ryuichiro, he esperado demasiado. Ya tienes más de 30 años, y como comprenderás, es esencial que te cases y formes una familia cuando antes. Otras veces, te has librado de mis intentos de arreglarte un matrimonio, pero esta vez ya no voy a permitirlo. Ya tengo todos los trámites hechos, incluso he contactado con la familia de tu prometida. Por lo tanto, esta noche irás a su casa, a conocerlos, y la boda tendrá lugar a finales de mes.
Isaka no podía creerlo. Solamente hacía unos días había aceptado la propuesta de Asahina de vivir juntos, ese mismo día había despertado a su lado... y ahora se veía conducido a una boda arreglada, sin posible escapatoria. Tal vez si no hubiera sido tan irresponsable, tan despreocupado... Tal vez si se hubiera enfrentado a su padre, pero no ahora, sino años antes... Si no hubiera dejado pasar el tiempo... Las cosas podrían haber resultado diferentes.
-Ya no tiene caso pensar en esas cosas. Todo terminó, y ahora hay que ser prácticos y pensar en el deber. -Isaka terminó de arreglarse su traje y bajó hacia el vestíbulo de la casa. La novia quería una boda de película, con vestido blanco incluido... y él, como novio, debía llegar primero a la ceremonia.
............................
Un inexpresivo Isaka observaba a la que, en unos momentos, sería su esposa. Apenas recordaba su nombre, una chica como tantas, joven, bonita, bien educada... pero que no significaba nada para él.
La ceremonia seguía su curso... y el oficiante, en su momento, dijo la frase típica:
-¿Alguien tiene algo que decir para impedir la boda? Que hable ahora o que calle para siempre...
Unos instantes de silencio...
Un portazo, sonido de pisadas enérgicas y luego un grito.
-¡RYUICHIRO-SAMA!
Una esperanza renació en el corazón de Isaka. No, no, eso era un sueño, es lo que me gustaría que pasara...
-Ryuichiro-sama...
-... ¿Asahina...?
-Ryuichiro... No puedes hacerlo... No te cases... TE AMO...
Isaka aún no se lo creía, era una fantasía demasiado buena para ser real. Todos los presentes en la ceremonia los miraban expectantes. Alguno más perceptivo que el resto, veía como el color regresaba al rostro de Ryuichiro y como mostraba su habitual expresión despreocupada.
-Asahina... Kaoru. No puedo casarme... ¡Llévame lejos de aquí! No voy a casarme, con el único que quiero estar es contigo...
-Vámonos de aquí.
Sin decir nada más los dos amantes se fueron hasta un pequeño coche negro aparcado cerca del recinto. Se marcharon a toda velocidad, con rumbo desconocido. En el futuro, los dos amantes deberían afrontar muchas cosas y dar muchas explicaciones, en especial Isaka, pero en aquel momento no les importaba nada. Porque estaban juntos.
--------------------------------------------------
Esa noche, en otra parte de la ciudad:
-Estarás contento, Misaki. En mi próxima novela no me voy a inspirar en ti... He encontrado otra fuente de inspiración.
FIN